#CompletasFrayNelson para el Domingo, después de II Vísperas
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Viernes – Yo le pedí a Jesús
Yo le pedí a Jesús:
“Guarda mi alma.”
Me dijo que la Cruz
es mi esperanza;
el fruto del amor
es la confianza
y no hay amor mayor
que el de la Pascua.
También Él me pidió
con su mirada:
“Guarda tu corazón
y tus palabras;
custodia bien la fe
y la esperanza;
aquí te aguardaré,
aquí en mi casa.”
Amén.
Jueves – Enséñanos a confiar en ti
Enséñanos a confiar en Ti;
Enséñanos a seguir tu voz,
/ el ritmo de tu paso,
la paz que da tu abrazo:
enséñanos tu senda, Señor. /
Enséñanos a esperar y amar;
enséñanos cómo orar también,
/ el ritmo de los días
que da sabiduría,
enséñanos a vivir de fe. /
Enséñanos a mirar la Cruz;
enséñanos cuál es su verdad
/ el ritmo de la gracia
la paz en la alabanza,
enséñanos tu amor y tu faz. /
Amén.
Miércoles – La noche será mi maestra
/La noche será mi maestra,
la noche, la luna y las estrellas./
1. Habitaré su soledad como un aula,
de su silencio aprenderé la enseñanza,
/y esperaré la mañana,
aguardaré el sol de tu gracia./
2. Cantos de gozo regalaste a mi alma,
yo cantaré para tu honor y alabanza,
/y esperaré la mañana,
aguardaré el sol de tu gracia./
Amén.
Martes – Es la hora del descanso
Es la hora del descanso;
una dulce paz se siente;
la semilla, allá en el campo,
sin que nadie sepa, crece,
y al abrigo de su claustro
los frailes de Domingo duermen.
Mas no todo está tranquilo
porque el alma se estremece;
es el alma de Domingo,
que con gritos intercede
suplicando al Dios altísimo
por tantos pecadores que perecen.
Y su voz rompe los aires,
rompe muros y paredes,
cruza tierras, también mares,
y se escucha, clara y fuerte,
en sus monjas y en sus frailes,
y allí donde el amor florece.
En la noche nuestro ruego
no descansa, y ya no muere:
que el amor encienda fuego
y la Iglesia se renueve;
que tu voz rompa el sosiego:
¡Oh padre Domingo, vuelve!
Amén.
Lunes – No se angustia el que camina
No se angustia el que camina
si no llega hasta su estrella;
ella le sirve de guía:
eso le basta y le alegra.
Muy temprano en la mañana
emprendimos el camino,
llenos de fe en tu palabra,
Señor nuestro Jesucristo.
Y al final de la jornada,
levantamos nuestras manos;
en ti busca la mirada
su refugio y su descanso.
El reposo de la noche,
que recibe nuestro día,
nos recuerda sin reproche
que la vida se termina.
Más allá de nuestros sueños,
y después de las estrellas,
por tu gracia al fin seremos
el rebaño de tu diestra.
Amén.
Domingo y solemnidades, después de II Vísperas – A ti te invocaré
A ti te invocaré con gran confianza,
tú eres la razón de mi esperanza,
Hijo del Dios vivo,
Señor nuestro Jesucristo,
¡luz del alma!
A ti te invocaré con alegría,
tú eres de Dios la sabiduría,
Redentor piadoso,
¡con razón desborda en gozo
quien te mira!
A ti te invocaré con mis hermanos;
tú eres la armonía en nuestro canto;
¡tú eres la Belleza,
la Verdad y Fortaleza
que esperamos!
Amén.
Domingo y solemnidades, después de I Vísperas – Este bendito silencio
Este bendito silencio,
que rasgan mis palabras,
me enseña, Jesús, el misterio
de la humildad callada
que hay dentro de tu alma
pobre, obediente y casta.
La soledad de la tarde
y el frío que me hiela
me enseñan, Jesús, a esperarte:
si acaso tú vinieras
mi corazón te espera
toda la noche en vela.
Este desierto y camino,
un día y otro día,
me enseña, Señor Jesucristo,
que tú eres mi alegría,
mi dulce compañía.
/¡Ven, Vida de mi vida!/
Amén.