El Primer Mandamiento de la Ley de Dios es “primero” en varios sentidos, sobre todo porque sin el amor todo lo demás vale poco y significa menos. Ya desde la primera mitad del siglo XX el Espíritu Santo había inspirado obras y caminos de santidad en la vida de los laicos, como decir la Acción católica, la Legión de María o el Opus Dei. Todo ello condujo a una visión positiva de la vocación del laico como aquel que, desde una experiencia de amor de Dios, expresa y traduce el reinado de Cristo en las realidades de este mundo.
Un Programa de Vida Espiritual para Laicos
Tres metas concretas se ofrecen aquí para aquellos laicos que quieren vivir su bautismo y no sólo recordarlo. Estas metas son: volver a las fuentes, ser pescadores de hombres y emprender resueltamente un camino de santidad.
Una Definición Positiva del Laicado
Ser laico no es carecer de una ordenación sacerdotal. Definirlo así es quedarse corto y desenfocar todo el tema. Ser laico en nuestra Iglesia es tener una vocación que es irreemplazable, necesaria, bella y cuyo desenlace es, por supuesto, la santidad.
SANCTUS es una vocación
SANCTUS es una vocación. No todo el mundo, por el hecho de tener fe, siente atracción hacia el misterio de la Pasión de Cristo. El lazo que nos une al Corazón Llagado de Cristo es un regalo, que da paso a innumerables regalos.