¿Es lícito juzgar?

El juicio es lícito en tanto en cuanto es acto de justicia; mas, como se deduce de lo dicho (a.1 ad 1.3), para que el juicio sea acto de justicia se requieren tres condiciones: primera, que proceda de una inclinación de justicia; segunda, que emane de la autoridad del que preside; y tercera, que sea pronunciado según la recta razón de la prudencia. Si faltare cualquiera de estas condiciones, el juicio será vicioso e ilícito. Así, en primer lugar, cuando es contrario a la rectitud de la justicia, se llama, de este modo, juicio vicioso o injusto. En segundo lugar, cuando el hombre juzga de cosas sobre las que no tiene autoridad, y entonces se denomina juicio usurpado. Y tercero, cuando falta la certeza racional, como cuando alguien juzga de las cosas que son dudosas u ocultas por algunas ligeras conjeturas, y en este caso se llama juicio suspicaz o temerario. (S. Th., II-II, q.60, a.2 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Unción de Cristo y del cristiano, 2 de 6: Los Jueces, líderes carismáticos

[Retiro con la comunidad hispana de Bernardsville. Diciembre de 2014.]

Tema 2 de 6: Los Jueces, líderes carismáticos

* Mientras Moisés guiaba al pueblo, él era como la voz y presencia de Dios, no sólo para las cosas mayores, como determinar qué ruta debían seguir por el desierto, sino también en las cosas menores, como por ejemplo las disputas entre vecinos.

* A Moisés le sucedió Josué, su ayudante, que cumplió un papel importante en dirigir al pueblo a tomar posesión de la tierra prometida, y en dar testimonio de su fe inquebrantable: “Yo y mi familia serviremos al Señor” (Josué 24,15).

* Pero una vez que Josué muere y el pueblo de Israel tiene ya su tierra podemos decir que se da una severa crisis de liderazgo. “Cada uno hacía lo que le parecía,” dice Jueces 17,6 y 21,25. Mientras tanto, los filisteos asedian a Israel con ataques pero también con seducciones. Tal ha sido la fuerza del mal, ya desde antiguo: intimidarnos con sus agresiones y persecuciones, o debilitarnos y encadenarnos con sus seducciones.

* ¿Quién puede “poner orden” a una situación que está “des-ajustada”? Aquí entra el concepto hebreo de “justicia” como armonía, orden y bondad que caracterizan las obras de Dios. Ser “juez” es “hacer justicia” o sea, traer la justicia dey orden de Dios a un mundo que se “des-ordena” por el pecado.

* Los “jueces,” así entendidos, se caracterizan porque en ellos se ve la mano de Dios. El Señor “está con ellos” y es eso, solamente eso, lo que explica que sean capaces de defender a Israel y guiarlo a la victoria.

Guía para encontrar tu corazon, 1a. parte

Escuela de Vida Interior, Tema 12: ¿Cómo se ligan conocimiento de sí y arrepentimiento que lleva a la vida?

* La vía propiamente cristiana para el conocimiento de sí va por la conversión y el arrepentimiento. Queremos examinar la evidencia bíblica que muestra por qué ese es el camino. Nuestra primera estación es el libro de los Jueces.

* Se entiende por “justicia” en la Biblia la concordancia con el plan de Dios, en quien brilla la sabiduría, la bondad y la belleza. Los “jueces” son personas que han sido instrumentos providenciales para que su justicia llegue.

* La coyuntura en que se sitúa el libro es la época del ingreso en la tierra prometida (siglo XIII a.C). Salidos de las penurias del desierto, los israelitas olvidan fácilmente al Dios de la alianza. Se establece así un círculo: el bienestar conduce al olvido, el olvido a la fragilidad, la fragilidad a la derrota ante los enemigos, y la derrota a la oración, clamando a Dios, que entonces se apiada y da victoria, con lo cual llega un nuevo bienestar, que reinicia el ciclo.

* Detrás de ese ir y venir entre estar con Dios (YHWH) o lejos de Dios está la dicotomía entre la fe y el paganismo. Todos, creyentes o no, buscamos tres cosas; seguridad (que el mal se aleje), prosperidad (que las cosas vayan bien para nosotros) y fecundidad (que ese bien se prolongue y dure). El punto es que el paganismo quiere lograr esas metas desde el horizonte del “mundo” es decir, de aquello que tiene su ser al alcance de nuestra comprensión, poder y capacidad de negociación.

* La noción básica que ignora el paganismo es la “trascendencia” es decir, el reconocimiento de un Otro radicalmente “otro,” que sin embargo es fundamento de todo el ser, la verdad y la bondad de cuanto hay en el mundo. Esta trascendencia se conoce en la Biblia con el nombre de “creación.” Dios es el creador, y ese atributo es solamente suyo.

* El paganismo no se ha quedado en aquellos milenios anteriores a Cristo. Todavía en nuestra época se cumple que el ser humano quiere lograr sus anhelos manipulando lo exterior, o sea, “el mundo,” por medio de astrología, fetiches, velas, feng-shui, o cualquier cosa que lo distraiga y aleje de su interioridad. Además la falsa interioridad que se le ofrece es la de la espiritualidad orientalista de corte budista, que es un camino hacia la nada.

* Entre la exterioridad que vuelve al hombre un juguete de fuerzas que finalmente no puede terminar de dominar (caso del paganismo), y el vacío de un silencio interior que no conduce sino a la nada (caso del budismo), la Biblia propone algo diferente: el descubrimiento de la propia y radical bondad en razón de ser creaturas, esto es, obras del Dios creador. Aunque hemos fallado, el camino no puede ser la desesperación ni el paganismo ni la nada, sino la conversión hacia el Dios de la vida.

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Este tema pertenece al Capítulo 02 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 02 está aquí:

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