Doctrina social e inculturación de la fe

516 La promoción de la paz en el mundo es parte integrante de la misión con la que la Iglesia prosigue la obra redentora de Cristo sobre la tierra. La Iglesia, en efecto, es, en Cristo « “sacramento”, es decir signo e instrumento de paz en el mundo y para el mundo ».1089 La promoción de la verdadera paz es una expresión de la fe cristiana en el amor que Dios nutre por cada ser humano. De la fe liberadora en el amor de Dios se desprenden una nueva visión del mundo y un nuevo modo de acercarse a los demás, tanto a una sola persona como a un pueblo entero: es una fe que cambia y renueva la vida, inspirada por la paz que Cristo ha dejado a sus discípulos (cf. Jn 14,27). Movida únicamente por esta fe, la Iglesia promueve la unidad de los cristianos y una fecunda colaboración con los creyentes de otras religiones. Las diferencias religiosas no pueden y no deben constituir causa de conflicto: la búsqueda común de la paz por parte de todos los creyentes es un decisivo factor de unidad entre los pueblos.1090 La Iglesia exhorta a personas, pueblos, Estados y Naciones a hacerse partícipes de su preocupación por el restablecimiento y la consolidación de la paz destacando, en particular, la importante función del derecho internacional.1091

517 La Iglesia enseña que una verdadera paz es posible sólo mediante el perdón y la reconciliación.1092 No es fácil perdonar a la vista de las consecuencias de la guerra y de los conflictos, porque la violencia, especialmente cuando llega « hasta los límites de lo inhumano y de la aflicción »,1093 deja siempre como herencia una pesada carga de dolor, que sólo puede aliviarse mediante una reflexión profunda, leal, valiente y común entre los contendientes, capaz de afrontar las dificultades del presente con una actitud purificada por el arrepentimiento. El peso del pasado, que no se puede olvidar, puede ser aceptado sólo en presencia de un perdón recíprocamente ofrecido y recibido: se trata de un recorrido largo y difícil, pero no imposible.1094

518 El perdón recíproco no debe anular las exigencias de la justicia, ni mucho menos impedir el camino que conduce a la verdad: justicia y verdad representan, en cambio, los requisitos concretos de la reconciliación. Resultan oportunas las iniciativas que tienden a instituir Organismos judiciales internacionales. Semejantes Organismos, valiéndose del principio de jurisdicción universal y apoyados en procedimientos adecuados, respetuosos de los derechos de los imputados y de las víctimas, pueden encontrar la verdad sobre los crímenes perpetrados durante los conflictos armados.1095 Es necesario, sin embargo, ir más allá de la determinación de los comportamientos delictivos, ya sean de acción o de omisión, y de las decisiones sobre los procedimientos de reparación, para llegar al restablecimiento de relaciones de recíproco entendimiento entre los pueblos divididos, en nombre de la reconciliación.1096 Es necesario, además, promover el respeto del derecho a la paz: este derecho « favorece la construcción de una sociedad en cuyo seno las relaciones de fuerza se sustituyen por relaciones de colaboración con vistas al bien común ».1097

519 La Iglesia lucha por la paz con la oración. La oración abre el corazón, no sólo a una profunda relación con Dios, sino también al encuentro con el prójimo inspirado por sentimientos de respeto, confianza, comprensión, estima y amor.1098 La oración infunde valor y sostiene a « los verdaderos amigos de la paz »,1099 a los que tratan de promoverla en las diversas circunstancias en que viven. La oración litúrgica es « la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza »; 1100 en particular la celebración eucarística, « fuente y cumbre de toda la vida cristiana »,1101 es el manantial inagotable de todo auténtico compromiso cristiano por la paz.1102

520 Las Jornadas Mundiales de la Paz son celebraciones de especial intensidad para orar invocando la paz y para comprometerse a construir un mundo de paz. El Papa Pablo VI las instituyó con el fin de « dedicar a los pensamientos y a los propósitos de la Paz, una celebración particular en el día primero del año civil ».1103 Los Mensajes Pontificios para esta ocasión anual constituyen una rica fuente de actualización y desarrollo de la doctrina social, e indican la constante acción pastoral de la Iglesia en favor de la paz: « La Paz se afianza solamente con la paz; la paz no separada de los deberes de justicia, sino alimentada por el propio sacrificio, por la clemencia, por la misericordia, por la caridad ».1104

NOTAS para esta sección

1089Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 20: AAS 92 (2000) 369.

1090Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1988, 3: AAS 80 (1988) 282-284.

1091Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2004, 9: AAS 96 (2004) 120.

1092Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2002, 9: AAS 94 (2002) 136-137; Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2004, 10: AAS 96 (2004) 121.

1093Juan Pablo II, Carta con ocasión del 50º Aniversario del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, 2: AAS 82 (1990) 51.

1094Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1997, 3: AAS 89 (1997) 193.

1095Cf. Pío XII, Discurso al VI Congreso internacional de derecho penal (3 de octubre de 1953): AAS 65 (1953) 730-744; Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático (13 de enero de 1997), 4: AAS 89 (1997) 474-475; Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1999, 7: AAS 91 (1999) 382.

1096Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada de la Paz 1997, 3. 4. 6: AAS 89 (1997) 193. 196-197.

1097Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada de la Paz 1999, 11: AAS 91 (1999) 385.

1098Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1992, 4: AAS 84 (1992) 323-324.

1099Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1968: AAS 59 (1967) 1098.

1100Concilio Vaticano II, Const. Sacrosanctum Concilium, 10: AAS 56 (1964) 102.

1101Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 11: AAS 57 (1965) 15.

1102La celebración Eucarística comienza con un saludo de paz, el saludo de Cristo a sus discípulos. El Gloria es una petición de paz para todo el pueblo de Dios sobre la tierra. En las anáforas de la Misa, la oración por la paz se estructura rezando por la paz y la unidad de la Iglesia; por la paz de toda la familia de Dios en esta vida; por el progreso de la paz y la salvación del mundo. Durante el rito de la comunión, la Iglesia ora para que el Señor dé « la paz en nuestros días » y recuerda el don de Cristo que consiste en su paz, invocando « la paz y la unidad » de su Reino. La Asamblea ora también para que el Cordero de Dios quite los pecados del mundo y « dé la paz ». Antes de la comunión, toda la asamblea intercambia un saludo de paz; la celebración Eucarística se concluye despidiendo a la Asamblea en la paz de Cristo. Son muchas las oraciones que, durante la Santa Misa, invocan la paz en el mundo; en ellas, la paz se halla a veces asociada a la justicia, como, por ejemplo, la oración colecta del octavo domingo del Tiempo Ordinario, con la cual la Iglesia pide a Dios que los acontecimientos de este mundo se realicen siempre bajo el signo de la justicia y de la paz, según su voluntad.

1103Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1968: AAS 59 (1967) 1100.

1104Pablo VI, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1976: AAS 67 (1975) 671.


Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Fundamentos de la predicación, 4 de 4: Predicación indirecta

[Serie de conferencias ofrecidas en la Cátedra “Pedro de Córdoba” de la Universidad Santo Tomás, en Bogotá, durante el segundo semestre de 2015.]

2015-11-10 17.49.43

* La predicación, en la medida en que proclama la obra de Dios, ha de seguir el modelo de las obras de Dios; y la primera de ellas es la creación.

* Vemos que en su creación Dios no establece un lenguaje directo con el hombre, que le resultaría “aplastante” sino que se deja conocer a la vez que invita al hombre a que le conozca. Tal es el fundamento de la predicación “indirecta.”

I. Concepto

* La predicación indirecta (PI) es una forma comunicativa que apunta a la predicación propiamente dicha (PPD) pero que se adapta en su fondo o en su forma para hacer posible o más eficaz una comunicación posterior más directa.

* Las funciones de la PI son preparar, complementar y ambientar la PPD.

* La PI no es mediocridad ni concesión frente a los poderes de este mundo sino parte de la providencia que conduce, en su debido tiempo, a la plenitud del lenguaje directo. Lo cual implica que una predicación perpetuamente indirecta es una traición al lenguaje del evangelio.

II. Preparar

* La idea central aquí es “preparar el terreno.”

* La iniciativa del “Atrio de los gentiles” es ilustrativa de esta función de la PI. Se trata de crear espacios académicos que quiten prejuicios.

* Santo Tomás escribió la Suma contra gentiles como un modo de encontrar un puente o terreno común con personas no creyentes o de otra fe. La propuesta de Tomás es el uso dela razón y la búsqueda de la sabiduría.

* Otros terrenos comunes para quitar prejuicios y levantar puentes pueden ser las cuestiones de justicia, ecología o también los diálogos sobre necesidades humanas más profundas.

III. Complementar

* La idea central aquí es que nuestra condición antropológica hace que toda comunicación integral utilice lenguajes no verbales.

* Por eso la PI acude al arte, la literatura, la formación humanista (educación).

* La política, en la medida en que defiende, desde su propio horizonte epistemológico, aquellas causas que se apoyan en la ley natural.

* En varios sentidos, la globalización, en cuanto posibilidad de proclamación de un bien humano pleno, es una forma muy alta de PI, según aquello que decía Pablo VI: buscar el bien de todo el hombre y de todos los hombres.

IV. Ambientar

* Como bien lo decía la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, reunida en Santo Domingo, la evangelización exhala de suyo una atmósfera que ha de convertirse al final en un ambiente: un algo que se vive y se respira. El nombre propio de esta aspiración irrenunciable para nuestra fe es: cultura cristiana.

* Elementos en la dirección de una cultura auténticamente cristiana son la difusión de las vidas de los santos; los testimonios de conversión ofrecidos por celebridades del mundo del arte, el espectáculo o la ciencia; y sobre todo, la adecuada presencia en medios de comunicación y las redes sociales.

Tal vez el mundo es Corinto, 04 de 10, Inculturación

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 4 de 10: Inculturación

* Se suele relacionar a Pablo con el fenomenal impulso que tuvo el cristianismo en el mundo grecorromano conocido. Esto suscita preguntas en dos direcciones: (1) ¿Se alteró fundamentalmente el Evangelio, que se expresó primero en el mundo semita, cuando se abrió al mundo griego y romano? (2) ¿Es verdad que hemos de considerar al apóstol Pablo prácticamente como el creador o fundador de la religión cristiana?

* Quienes hablan de una alteración fundamental del mensaje cristiano al ser vertido en las categorías griegas se refieren fundamentalmente a las diferencias en el modo de entender al ser humano entre los semitas y los griegos. Se da por hecho que para los primeros el punto referente central es la unidad mientras que para los segundos es la dualidad. Los semitas utilizan el término “corazón” como referente a ese centro único de la persona; los griegos leen la realidad en dos planos sobre todo a partir de la herencia platónica: hay un mundo puro y espiritual, de ideas perfectas, y un mundo impuro y material, de solas apariencias.

* Aunque hay algo de cierto en esa crítica, hay que decir que se trata de un punto de vista incompleto y exagerado a la vez. Ni todo lo griego es dualista, ni todo lo dualista es griego, ni todo dualismo es malo.

(1) No todo lo griego es dualista: el sistema hilemórfico de Aristóteles no lo es, por ejemplo.

(2) No todo lo dualista es griego: el maniqueísmo no lo es, por ejemplo. En la Biblia, Jesús habla de cómo el espíritu es animoso y la carne débil; o de cómo la carne de suyo no sirve de nada.

(3) No todo dualismo es malo: un sano dualismo ético supone la clara contraposición entre lo bueno y lo malo. Lo que es contrario a nuestra fe es el dualismo metafísico, que habla de dos principios independientes para el ser, uno para lo espiritual y otro para lo material.

* No hay entonces que suponer que el Evangelio tenía que desfigurarse al expresarse en el lenguaje del mundo griego y romano.

* Y sobre la idea de Pablo como creador de una religión, es una hipótesis que falsea demasiados hechos: Pablo de hecho dice que transmitió lo mismo que recibió. Además su objetivo vital no es ponerse al centro, pues su centro siempre estuvo fuera de sí, en la búsqueda del Reino de Dios, como lo entendía como fariseo, y luego como apóstol de Cristo.