FIESTA DEL APÓSTOL SAN MATÍAS
No existe el “derecho” a ser elegido por Cristo: el ministerio es siempre don.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
FIESTA DEL APÓSTOL SAN MATÍAS
No existe el “derecho” a ser elegido por Cristo: el ministerio es siempre don.
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De manos de Mons. Leonardo Gómez Serna, O.P., hace 22 años recibí la ordenación sacerdotal. Estas fechas sirven para hacer balances. En esta ocasión, quisiera tomar alguna preguntas de las que me han hecho alguna vez:
¿Qué es lo más difícil de ser sacerdote? Mantener la meta inicial. El corazón no engaña en esto: Cristo te enamoró. No importa cuántos problemas o pecados veas a izquierda o derecha, no fueron los problemas los que te trajeron. No les des más importancia de la debida. Dale toda la importancia a Cristo, a su ejemplo, su palabra, su manera de amar y de orar.
¿Deberían casarse los sacerdotes? La pregunta me parece poco respetuosa con las mujeres. La propuesta de que se conceda de manera ordinaria la posibilidad de ordenar hombres casados va unida a la idea de que una esposa ayudará a evitar escándalos de abusos u otros problemas. Pero el matrimonio no es una terapia ni una mujer es un remedio. El matrimonio es una vocación que vale por sí misma, que merece respeto en sí misma y que hoy es más difícil que nunca. Ver a la mujer como un apéndice terapéutico para un hombre que vivirá su vocación en la entrega a otros hombres y mujeres no es realista, y al final termina sufriendo la capacidad misionera y evangelizadora, como se nota en aquellas confesiones cristianas que admiten ministros casados.
¿Y mujeres sacerdotisas? ¿No estamos en esto ante una grave discriminación? Sólo cabe hablar de discriminación si hay un derecho previo que está siendo negado. Y la existencia de ese derecho es lo que no ha sido demostrado de manera alguna. Muy al contrario, la Carta a los Hebreos excluye que se mire al sacerdocio como algo a lo que alguien tiene derecho, es decir, como algo que se le debe a alguien. El sacerdocio es siempre don, y en la economía de los dones de Dios hay diferencias de las que podemos y debemos aprender. El caso más notable es la maternidad. Aunque la naturaleza puede ser forzada y violentada, es evidente que los varones estamos “discriminados” del embarazo y de dar a luz. Pero esa supuesta discriminación lo que hace es comprender que la riqueza humana está en la complementariedad y no en la repetición. Cristo es Esposo de la Iglesia, nos ha recordado el Papa Francisco, y por eso quienes presiden en su nombre y en persona suya a la comunidad, ciertamente como un servicio de caridad, tienen ese carácter de “Esposo” de una comunidad que es su “Esposa.” No tiene nada de extraño que ese profundo simbolismo toque las fibras del ser del sacerdote, que así se pone con todo lo que es al servicio de una misión única y necesaria.
¿Atrae el sacerdocio todavía hoy? Por supuesto. Como publicaba recientemente, a los jóvenes no les choca la religión, ni la Iglesia, ni Dios. Les choca y fastidia la incoherencia. Donde ven sinceridad, claridad y honestidad ven una posibilidad abierta. Pero hay que recordar siempre que el Dueño de la Mies nos ha llamado a orar. El tema vocacional no es simple mercadeo: es gracia y regalo al que nos acercamos en primer lugar orando.
¿Los papás pueden o deben hacer algo para favorecer que haya vocaciones? Sabemos que la vocación viene de Dios pero Dios gusta de valerse de lo que en teología se llama “causas segundas,” o dicho de manera más sencilla: le gusta contar con nosotros; ha escogido libremente que seamos útiles en su obra. Por eso hacen bien los papás y mamás que crean un ambiente de oración. No hay que saturar a los hijos con actos de piedad pero sí vivir una fe gozosa y contagiosa. Lo demás lo hace el Señor. ¡Lo puedo decir por experiencia propia!
La libertad y soberanía de Cristo al elegir nos recuerda que la vocación no es un pago, ni un derecho, ni un premio.
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Descubre el contenido profundo del extraño mandato que Cristo da al leproso curado: Ve donde el sacerdote.
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[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]
Tema 8 de 12: Homilías
* Reflexión a partir de algunos textos de Evangelii Gaudium, tomados de los siguientes numeros:
135. La homilía es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un Pastor con su pueblo.
136. Renovemos nuestra confianza en la predicación, que se funda en la convicción de que es Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador y de que Él despliega su poder a través de la palabra humana.
137. Hay una valoración especial de la homilía que proviene de su contexto eucarístico, que supera a toda catequesis por ser el momento más alto del diálogo entre Dios y su pueblo, antes de la comunión sacramental.
138. La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración. Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase.
Este mismo contexto exige que la predicación oriente a la asamblea, y también al predicador, a una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida. Esto reclama que la palabra del predicador no ocupe un lugar excesivo, de manera que el Señor brille más que el ministro.
141. Uno se admira de los recursos que tenía el Señor para dialogar con su pueblo, para revelar su misterio a todos, para cautivar a gente común con enseñanzas tan elevadas y de tanta exigencia. Creo que el secreto se esconde en esa mirada de Jesús hacia el pueblo, más allá de sus debilidades y caídas.
[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]
Tema 7 de 12: Equipo
* La Iglesia en Cruz: vertical y horizontal
+ La fe que nos salva no es fruto de un consenso de voluntades humanas. Es la respuesta a la predicación de los apóstoles.
+ La fe la recibimos; es un don que en el momento mismo de darse establece una dirección “vertical,” que va de arriba hacia abajo: una jerarquía. Por consecuencia, lo jerárquico en la Iglesia no es un añadido posterior, con fines de funcionamiento, sino parte misma del modo único como nace la comunidad creyente: a partir del testimonio de los apóstoles.
+ Sin embargo, ello no autoriza a la prepotencia, la vanidad o el clericalismo, que son todas enfermedades en las que Cristo pierde su lugar y su significado. La autoridad debe existir pero somo servicio, a la manera de Cristo.
+ Además, está la dimensión “horizontal”: todos, jerarcas o no, hemos sido salvados por misericordia; todos hemos recibido también don del Espíritu, y cada carisma tiene su lugar e importancia en la vida del pueblo de Dios.
* Ser líderes
+ El presbítero está llamado a “ir delante” en el conocimiento de Cristo, y en el amor y obediencia a su Evangelio.
+ Su labor no es la de consultor ni se reduce a “acompañar” las opciones de la gente porque a menudo esas opciones son determinadas por eficaces métodos de los centros de poder económico y político para “lavar” el cerebro a las masas.
* Afianzar la unidad en el presbiterio y luego en la comunidad
+ Vemos en la Sagrada Escritura que el individualismo anterior a la Pascua se abre a una experiencia de comunión muy profunda. Es fruto del Espíritu que se consolida en la oración. ¿Qué otras lecciones nos deja?
(1) Importancia de volvernos a la palabra de los apóstoles.
(2) Gestos específicos de compartir y de solidaridad.
(3) Reconocer los enemigos comunes (las persecuciones, muchas veces sutiles, que padece la Iglesia hoy)
(4) Recordar que el corazón de toda diócesis es el seminario.
[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]
Tema 1 de 12: introducción
* Permanente necesidad de la conversión.
* Disculpas usuales: Que se conviertan…
+ Los ricos / Los poderosos
+ Los violentos / Los cobardes
+ Los jóvenes / Los viejos
+ Los que no piensan como yo
* Dos tipos de conversión
+ El modelo “Mateo”
+ El modelo “Betania”
* Señales de conversión interior:
+ Manera de distribuir el tiempo
+ Temas de conversación espontánea
+ Iniciativas de renovación pastoral
“El mayor problema no es tener estas dificultades en lo afectivo-sexual, el problema es que el seminarista caiga en ciertas trampas mentales que le impidan buscar ayuda o salir de la situación…”
Mi mamá lleva más de 30 años enferma de algo que le da a la cabeza y no la deja levantar; ha estado miles de veces en las clínicas y no le han dado nunca con lo que tiene. Desde que estoy en este caminar he orado mucho, he pedido oración, pero vuelve y recae… no doy más, yo vivo con ella. Me siento acongojada, siento soledad en mi corazón y necesito oración y guía espiritual.
* * *
Los pensamientos recurrentes de tipo enfermizo, como los que tiene tu mamá, no son simplemente una enfermedad para quien los tiene sino una fuente de enfermedad para las personas que están cerca.
Eso significa que se necesitan estrategias y procedimientos psicológicos muy claros y muy fuertes para estar cerca de una persona que tiene lo que tu mamá tiene. Así como un dolor de muelas se puede mirar desde el punto de vista de la fe pero uno también va al odontólogo, así en un caso de estos es necesario que tú recibas orientación específica sobre cómo afrontar los múltiples desafíos que esto trae. No bastan consejos generales ni “remedios caseros.”
El asunto hay que tratarlo con una serie de citas, evaluando bien qué hay que hacer y qué funciona mejor. Por supuesto, que un profesional o una profesional que conozca este tipo de situaciones te atienda en una SERIE DE ENTREVISTAS implica una inversión económica pero tú te darás cuenta de que es saludable y necesario.
Los sacerdotes en general no tenemos el nivel de formación para tratar adicciones, obsesiones, dificultades de aprendizaje, o superación de estrés post-traumático. Un sacerdote, en general, te dará algunos consejos de sentido común, orará por ti, pero, lo mismo que en el caso de la muela que duele, no va a darte la respuesta que más necesitas. Quizás como una ayuda lateral un sacerdote puede hacer algún bien complementario en una situación como lo que describes.
Prefiero ser bien sincero porque es parte de buscar el mayor bien para ti.
Monseñor Mario Revollo Bravo, entonces Arzobispo de Bogotá, impuso sus manos sobre mi cabeza y oró por mí, pidiendo el don del Espíritu Santo. Suplicó de Dios, con plegaria eficaz en razón de su consagración episcopal, que me concediera el Sacramento del Orden en el menor de sus grados, pero también aquel que de algún modo marca y define todo lo que significa ser clérigo. Era el 21 de Septiembre de 1991: ese día fui ordenado diácono.
Sé muy bien que para muchas personas, especialmente en el círculo íntimo de familia y amigos, la ordenación “esperada” es el presbiterado. Aquel momento sublime en que se consagran las especies eucarísticas, aquella alegría de ver a un hombre para el altar y para servicio del pueblo de Dios, particularmente a través de la confesión y la Santa Misa: eso es lo que muchos esperan. Es explicable entonces que todo lo anterior se vea como simple preparación que, si pudiera abreviarse, sería mejor. Y tal razonamiento incluye la recepción del diaconado.
Mis compañeros y yo tuvimos, sin embargo, un privilegio particular. Nuestra preparación para ser ordenados diáconos enfatizó más de una vez tres elementos que quedaron grabados en mi mente y mi corazón:
1. Ser diácono, es decir, “servidor,” define muy bien el corazón de todo el ministerio ordenado. No se deja de ser diácono por ser ordenado presbítero, en este sentido: serás mejor presbítero cuanto mejor entiendas que tu vida es servicio de amor y obediencia a Dios, y de caridad para con tus hermanos.
2. El diácono une el servicio de caridad y el servicio al altar. No cabe despreciar el decoro de la liturgia con pretexto de “acercar” el misterio a la gente, pero tampoco cabe olvidarse de la gente y sus necesidades con pretexto de hundirse en el misterio del Dios absoluto.
3. El diácono es ministro propio de la predicación y de la distribución de la sagrada comunión. Uno debe predicar como quien reparte Pan del Cielo, y uno debe dar la Eucaristía como entregando la única luz que permite leer la vida.
Son ya 22 años desde aquella fiesta del Apóstol San Mateo en que recibí la ordenación diaconal. ¡Oh. Mateo! El publicano, el gran testigo de la misericordia. El que fue transformado por la sola palabra de Cristo: “¡Sígueme!”
Siento todavía el calor de las manos del obispo. Siento el silencio del templo. Me abruma la mirada de Dios Padre queriendo hacer de este barro algo útil para su Reino.
Cuatro rasgos de un pastor: equilibrio sin negociar lo innegociable; dominio de sí; capacidad de acogida; buen maestro.
Sobre la relación entre la vocación al poder civil y el llamado “poder” eclesiástico.
Muchos tenemos ya muy claro que sin una verdadera vida de oración nuestro ministerio sacerdotal va perdiendo fuerza, dirección y brillo. El descuido habitual de nuestra unión con Cristo nos hace mucho daño a los sacerdotes porque en nosotros se cumple de manera particular lo que dijo el mismo Cristo: “Sin mí no podéis hacer nada” (Juan 15,5).
Gracias a Dios hay variadas propuestas para fortalecer y enriquecer nuestra vida de oración. Muchos sacerdotes tienen por lo menos una eucaristía al día en la que integran laudes o vísperas con el pueblo de Dios. Otros habitan en fraternidades o comunidades en las que hay horarios establecidos que, por la misma constancia, son una invitación a no dejar la oración.
Y sin embargo, es particularmente dura la situación de muchos que, por diversas circunstancias, tienen sólo dos posibilidades: orar solos (y eso implica a menudo: cansados, distraídos, a toda prisa), o dejar de orar, a veces con pretexto de las muchas cosas que hay que hacer.
Te ofrezco algo, hermano sacerdote: oremos juntos. Todos los días encuentras laudes en este enlace:
Y todos los días tienes vísperas en este enlace:
Querido sacerdote: no dejes tu oración. Te necesitamos. Pero sólo podrás hacernos bien si estás unido a Jesucristo por una vida de oración.
MEMORIA DE SAN GREGORIO MAGNO, PAPA
Una comparación entre su etapa de servicio civil y su posterior llamado al servicio pastoral.
[Predicaciones en el XXXVII Retiro Latinoamericano de Sacerdotes en La Ceja, Antioquia (Colombia), en Agosto de 2013.]
Tema 6 de 7: Un ministerio renovado
* Hay varias áreas en que se requiere particular discernimiento y cuidado.
(1) Multiplicación de fenómenos místicos
(2) Confusión entre lo carismático y lo mágico
(3) Confusión entre lo carismático y lo motivacional
(4) Tensiones de poder y afán de protagonismo