Seminaristas y Sacerdotes renovados

Siete Recomendaciones que Cristo enseñó a sus discípulos desde la realidad de la vida compartida:

1. Pasar de lo bueno a lo mejor. La vida que Pedro, Andrés, Santiago y Juan llevaba en su oficio de pescadores era una vida honesta, obediente a la Ley (Pedro dirá después que nunca entró a su boca nada impuro), e incluso piadosa (Andrés y Juan, por lo menos, hacían “retiros espirituales” con Juan el Bautista. Pero Cristo los lleva a un nuevo nivel: los pone en movimiento. Dejar de crecer es decrecer. El que se contenta con lo “bueno,” un día se confirma con lo “regular” y al final resbala en lo “malo.”

2. Los discípulos solían disputar sobre quién era el primero. Esa discusión se prolonga en la Iglesia cada vez que queremos que nuestra opinión sea la que cuente, o que los mejores lugares, los aplausos más fuertes o las más abundantes colectas de dinero sean nuestras. Eso no se soluciona alternando, rotando o negociando. Sólo se corrige cuando el corazón abraza la humildad y el servicio.

3. Admitir la falibilidad humana. Pedro se pregunta una vez cuántas veces debe perdonar. Quien lleva cuentas ya está perdido porque no puede evitar que su caridad desaparezca mucho antes de llegar a la cifra “límite.” La única manera de sobrevivir emocionalmente en la vocación sacerdotal, que conlleva tantas ingratitudes y ataques, es sentirse flotando en el amor vivo y compasivo de Dios.

4. Por cobardía, conformismo o pereza los discípulos “no querían preguntarle” a Cristo cuando él les hablaba de la Cruz. ¿Es que se creían ya formados, en el sentido de que ya sabían lo suficiente? Hemos de pedir a Dios que nos dé apetito por su verdad según aquello del profeta Jeremías: “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba…” Hay que saber además que al final de ese camino está la cruz. Y no vale decir que la Cruz ya quedó superada con la resurrección. Si bien eso es verdad para Cristo, lo que en cambio sigue siendo cierto para el discípulo es que si no toma su cruz cada día no es verdadero discípulo.

5. El automatismo y un cierto pensamiento mágico nos tienta a nosotros tanto como a ellos, en parte por la rutina. Pero cuando los apóstoles se estrellaron con su impotencia para expulsar un cierto demonio descubrieron que el amor y la fe no pueden dejarse envejecer en el alma; aprendemos además que se renuevan a partir de la oración fervorosa, personal, humilde, entregada; y también a partir del ejercicio de una voluntad que aprende a decirse NO para regalarle a Dios un SÍ cada vez mayor.

6. “Denles ustedes de comer” dijo Cristo a los apóstoles cuando ellos querían deshacerse de la multitud para poder cenar tranquilos. El verdadero discípulo entiende que el servicio no es una simple tarea, y la evangelización es mucho más que un horario de oficina. La verdadera donación empieza cuando el amor reconoce que su hora es la de Dios.

7. Cuidado con la autosuficiencia. El exceso de confianza en sí mismo llevó a Pedro y a otros a negar a su señor, cuando la pasión de Cristo. “Lo que soy lo soy por gracia de Dios,” decía san Pablo, y no cabe que usemos otro lenguaje nosotros.

María y su fiat al designio de amor de Dios

59 Heredera de la esperanza de los justos de Israel y primera entre los discípulos de Jesucristo, es María, su Madre. Ella, con su « fiat » al designio de amor de Dios (cf. Lc 1,38), en nombre de toda la humanidad, acoge en la historia al enviado del Padre, al Salvador de los hombres: en el canto del « Magnificat » proclama el advenimiento del Misterio de la Salvación, la venida del « Mesías de los pobres » (cf. Is 11,4; 61,1). El Dios de la Alianza, cantado en el júbilo de su espíritu por la Virgen de Nazaret, es Aquel que derriba a los poderosos de sus tronos y exalta a los humildes, colma de bienes a los hambrientos y despide a los ricos con las manos vacías, dispersa a los soberbios y muestra su misericordia con aquellos que le temen (cf. Lc 1,50-53).

Acogiendo estos sentimientos del corazón de María, de la profundidad de su fe, expresada en las palabras del « Magnificat », los discípulos de Cristo están llamados a renovar en sí mismos, cada vez mejor, « la conciencia de que no se puede separar la verdad sobre Dios que salva, sobre Dios que es fuente de todo don, de la manifestación de su amor preferencial por los pobres y los humildes, que, cantado en el Magnificat, se encuentra luego expresado en las palabras y obras de Jesús ».[Juan Pablo II, Carta enc. Redemptoris Mater, 37: AAS 79 (1987) 410] María, totalmente dependiente de Dios y toda orientada hacia Él con el impulso de su fe, « es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos ». [Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Libertatis conscientia, 97: AAS 79 (1987) 597]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Catolico Soy, 3 de 3

[Conferencia ofrecida a todos en el Coliseo del Colegio Santa Anita, en Lima. Mayo de 2013.]

* El desafío principal que reciben los católicos de parte de los que no creen nada de la revelación bíblica, o la ponen al mismo nivel de cualquier otro libro o práctica religiosa de cualquier clase, se llama “laicismo.” La pretensión laicista es eliminar toda capacidad de influencia de la fe católica en el mundo, particularmente en la constitución de la ética que ha de regir las relaciones sociales y humanas en general.

* El laicismo obra por etapas, básicamente dos: (1) Descalificar todo lo religioso como una esfera de pensamiento desconectada de la verdad, es decir, puesta al mismo nivel que la fantasía o el deseo caprichoso. (2) Atacar a la Iglesia, así descalificada, sin brindar tampoco un tratamiento equitativo ni justo. Ejemplo de esto último: agresiones a los templos, a los obispos; burlas, sarcasmo; lenguaje obsceno que pretende neutralizar la capacidad de defensa o respuesta.

* La mejor respuesta frente al laicismo no la pueden dar los ministros sagrados ellos solos, que son principalmente objeto de descalificación sistemática y de burla. La respuesta real al laicismo es un laicado formado en su fe pero también formado en aquellas aristas de discusión más complejas de nuestro tiempo.

* Para que ello sea realidad se necesitan por lo menos cuatro elementos de madurez en el laico: (1) Formación permanente; (2) Vida sacramental plena; (3) Pertenencia real a una comunidad de fe; (4) Ejercitación en la tarea de compartir la fe en al evangelización directa.

Catolico Soy, 2 de 3

[Conferencia ofrecida a todos en el Coliseo del Colegio Santa Anita, en Lima. Mayo de 2013.]

* Los desafíos que enfrentan hoy los católicos pueden clasificarse en dos grandes grupos. En un grupo podemos incluir todos los que admiten la Biblia como Palabra de Dios, pero no admiten la autoridad de la Iglesia para enseñar o interpretar la Biblia. En el otro grupo tendríamos a aquellos para los que la religión, en general, es algo que a lo sumo puede ser tolerado como una actividad privada sin capacidad alguna de influencia en el área de lo público. En esta reflexión nos referimos al primer grupo.

* La Biblia es una obra de increíble complejidad, con una historia absolutamente única que abarca unos 1400 años. Recoge por tanto perspectivas, experiencias, episodios y normas que han encontrado su lugar a lo largo de ese largo proceso.

* La Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II nos da una clave interpretativa inicial que sirve de base: Dios es autor pero no elimina ni cancela la verdadera autoría de los hombres, y quizás mujeres, que plasmaron esa palabra bajo la guía del Espíritu Santo. En concreto, esto descarta la idea de la revelación bíblica como una especie de “dictado” que seria más perfecto en la medida en que el ser humano desapareciera más, y fuera como un tubo inerte que deja pasar “agua de cielo.”

* La verdad que nos da la Biblia es firme y segura pero no es la verdad de la ciencia moderna, habida cuenta que la misma ciencia moderna se ve a sí misma como una sucesión de teorías que siempre están en camino de revisión y mejoramiento. La verdad bíblica se refiere a quién es el hombre ante Dios; quién es el Dios que ha querido salir al encuentro del hombre; y cómo el hombre puede acoger la salvación que Dios le brinda con misericordia.

* No es de extrañar entonces que los hagiógrafos, que fueron “verdaderos autores,” según la expresión de Dei Verbum, se hayan servido de expresiones lingüísticas o concepciones científicas muy limitadas o incluso deficientes: la verdad para la que recibieron el don del Espíritu no es la verdad sobre la Relatividad General de Einstein (que un día será superada por alguna otra teoría) sino que, usando su conocimiento limitado, expresaron cosas que son ciertas, en el plano propiamente religioso y teológico de quién es el hombre, quién es Dios, y cómo se recibe la salvación. Sobre esta base puede establecerse poco a poco qué es lo que los autores han querido decir.

* Queda el tema de cómo interpretar esa palabra, en el sentido de preguntarnos qué nos quiere decir Dios con las palabras que los hagiógrafos nos dejaron. Es aquí donde resulta fundamental la autoridad de la Iglesia. Sin ella no queda otra cosa que la mentira en la que creyeron e hicieron creer a otros los Reformadores Protestantes, a saber, que la Palabra se interpreta a sí misma, o que cada uno puede interpretarla con sólo apelar a su conciencia y al Espíritu Santo.

* Muy al contrario, la Biblia muestra que es la obra y el tesoro de una comunidad peregrina en la fe: el Pueblo de Dios. Sólo en el seno de la Iglesia, a la que Cristo quiso jerárquicamente constituida, y sólo a la luz de lo vivido, practicado y creído en la Iglesia (a esto llamamos “tradición”) se interpreta correctamente la Palabra.

Catolico Soy, 1 de 3

[Conferencia ofrecida a todos en el Coliseo del Colegio Santa Anita, en Lima. Mayo de 2013.]

* La Renovación carismática ha sido particularmente elocuente en mostrar la importancia que la experiencia de saberse amado por Dios tiene en la transformación de una vida. No cabe duda que ese amor primero, impregnado de gozo que contagia, es una base firme para abrazar y practicar la fe pero no lo resuelve todo.

* Debemos saber que los enemigos de la fe ciertamente se preparan de muchos modos, y entre ellos, a través de argumentaciones sofisticadas que resultan seductoras para muchos. El carácter de las discusiones éticas y religiosas de nuestra época reclama una formación amplia y firme. Formarse ya no es una opción más: es una obligación de la que no puede uno eximirse sin exponerse gravemente a daños irreparables.

* Hay entonces que entregar al señorío de Cristo todo nuestro ser, y eso incluye por supuesto nuestra inteligencia, así como los demás talentos que de Dios hemos recibido.

* Algunas páginas web particularmente útiles en nuestra formación:

  1. corazones.org
  2. apologeticacatolica.org
  3. ewtn.com
  4. es.catholic.net
  5. fraynelson.com
  6. vatican.va
  7. mercaba.org

Boletines anteriores

Fray Nelson, ¿es posible consultar online, o sea, como página web, los boletines anteriores? Especialmente cuando estoy de viaje me parece una manera más cómoda de enterarme de los contenidos que usted publica cada día, y por eso lo pregunto. Gracias por su labor. — Martín H.

* * *

¡Claro que es posible, por lo menos para los boletines desde Febrero de 2012! Si vas a mi blog encuentras en la parte superior, pero debajo de la foto, un enlace que dice “ALIMENTO DEL ALMA.” Sigue esa serie de menús y encontrarás el boletín que desees.

Hay incluso un método más sencillo, que se ha habilitado desde Febrero de 2013: Escribe “is.gd/fraynelson20130519b” en tu navegador y ese enlace te lleva al día 19 de Mayo de 2013. por supuesto, si escribes otra fecha posterior al 1 de Febrero de 2013 te lleva al boletín de ese día. por ejemplo, para ir al 21 de Marzo de 2013, escribirás: “is.gd/fraynelson20130321b” en tu navegador. No olvides la letra “b” de boletín al final. Por cierto, si escribes lo mismo pero sin la letra “b” te lleva al video de “LA GRACIA” de ese día. 🙂

Todo consiste en empezar y luego seguir

No dejes de hacer las cosas por falta de instrumentos: se comienza como se puede. -Después, la función crea el órgano. Algunos, que no valían, resultan aptos. Con los demás se hace una operación quirúrgica, aunque duela -¡buenos “operadores” fueron los santos!-, y se sigue adelante.

Fe viva y penetrante. Como la fe de Pedro. -Cuando la tengas -lo ha dicho El- apartarás los montes, los obstáculos, humanamente insuperables, que se opongan a tus empresas de apóstol.

Rectitud de corazón y buena voluntad: con estos dos elementos y la mirada puesta en cumplir lo que Dios quiere, verás hechos realidad tus ensueños de Amor y saciadas tus hambres de almas.

“Nonne hic est fabri filius? Nonne hic est faber, filius Mariæ?” -¿Acaso éste no es hijo del artesano? ¿No es el artesano hijo de María? -Esto, que dijeron de Jesús, es muy posible que lo digan de ti, con un poco de pasmo y otro poco de burla, cuando “definitivamente” quieras cumplir la Voluntad de Dios, ser instrumento: Pero, ¿no es éste aquél?… -Calla. Y que tus obras confirmen tu misión.

Más pensamientos de San Josemaría.

Hablar de Dios en las redes sociales

Hoy en día muchos de nosotros invertimos bastante tiempo de nuestra vida en las redes sociales y creo que está de más recordarles el nombre de ellas ya que las conocen perfectamente. El caso es que estos espacios se han convertido en el segundo medio de comunicación masivo mas importante desfalcando inclusive a la radio y teniendo solo a la Televisión sobre ellos como el primer lugar, aunque no sabemos hasta cuando. La pregunta que surge de todo esto es: ¿Cómo hablar de Dios en este ambiente? sabiendo y tratando de cumplir la misión de la Iglesia que Cristo nos encomendó “Predicar el Evangelio a todas las naciones”

Redes sociales

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Cielos nuevos y tierra nueva

56 La promesa de Dios y la resurrección de Jesucristo suscitan en los cristianos la esperanza fundada que para todas las personas humanas está preparada una morada nueva y eterna, una tierra en la que habita la justicia (cf. 2 Co 5,1-2; 2 P 3,13). « Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permaneciendo la caridad y sus obras, se verán libres de la servidumbre de la vanidad todas las criaturas que Dios creó pensando en el hombre ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 39: AAS 58 (1966) 1057] Esta esperanza, en vez de debilitar, debe más bien estimular la solicitud en el trabajo relativo a la realidad presente.

57 Los bienes, como la dignidad del hombre, la fraternidad y la libertad, todos los frutos buenos de la naturaleza y de nuestra laboriosidad, difundidos por la tierra en el Espíritu del Señor y según su precepto, purificados de toda mancha, iluminados y transfigurados, pertenecen al Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz que Cristo entregará al Padre y donde nosotros los volveremos a encontrar. Entonces resonarán para todos, con toda su solemne verdad, las palabras de Cristo: « Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme … en verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis » (Mt 25,34-36.40).

58 La realización plena de la persona humana, actuada en Cristo gracias al don del Espíritu, madura ya en la historia y está mediada por las relaciones de la persona con las otras personas, relaciones que, a su vez, alcanzan su perfección gracias al esfuerzo encaminado a mejorar el mundo, en la justicia y en la paz. El actuar humano en la historia es de por sí significativo y eficaz para la instauración definitiva del Reino, aunque éste no deja de ser don de Dios, plenamente trascendente. Este actuar, cuando respeta el orden objetivo de la realidad temporal y está iluminado por la verdad y por la caridad, se convierte en instrumento para una realización cada vez más plena e íntegra de la justicia y de la paz y anticipa en el presente el Reino prometido.

Al conformarse con Cristo Redentor, el hombre se percibe como criatura querida por Dios y eternamente elegida por Él, llamada a la gracia y a la gloria, en toda la plenitud del misterio del que se ha vuelto partícipe en Jesucristo.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 13: AAS 71 (1979) 283-284] La configuración con Cristo y la contemplación de su rostro [Cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 16-28: AAS 93 (2001) 276-285] infunden en el cristiano un insuprimible anhelo por anticipar en este mundo, en el ámbito de las relaciones humanas, lo que será realidad en el definitivo, ocupándose en dar de comer, de beber, de vestir, una casa, el cuidado, la acogida y la compañía al Señor que llama a la puerta
(cf. Mt 25, 35-37).

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Conoce la Comunidad Pedacito de Cielo

“El deseo de fundamentar nuestras vidas en el Señor, nos llevó en el año 2008 a iniciar el proyecto comunitario, abriendo el espacio de crecimiento espiritual y personal, mediante un proceso de formación estructurado y convivencia comunitaria, que nos ha llevado a fortalecer la comunidad y prepararnos como laicos comprometidos en el anuncio de la buena noticia desde nuestro propio testimonio…”

Pedacito de Cielo

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ESCUCHA, La respuesta al laicismo es el laicado

* El laicismo, perniciosa ideología que quiere imponerse en nuestro tiempo, tuvo primero una larga gestación, que puede trazarse con bastante nitidez por lo menos hasta el siglo XVIII.

* La Revolución Francesa no tenía como objetivo único derrocar la monarquía. Se trataba asimismo de eliminar privilegios y quitar poder a la nobleza y al clero. Una nueva clase, de origen burgués e intelectual, se presenta como vocera del pueblo en su conjunto para competir por una amplia porción de poder y no desea límites, filtros ni estorbos.

* La revolución industrial añade, a lo largo del siglo XIX, algunos nuevos factores: (1) El surgimiento de una mentalidad capitalista que ya no mide la producción por el consumo, y que ya no ve a las máquinas como prolongación de los seres humanos sino a los humanos como prolongación del ritmo frenético de las máquinas. (2) La respuesta sindicalista, que poco a poco se decanta hacia ver la sociedad como un campo de batalla de intereses incompatibles. (3) La respuesta comunista, primero victoriosa en Rusia (en contra de las predicciones de Marx), que cree que puede cambiar la naturaleza humana a través de un sistema de leyes que aseguren los derechos al “pueblo.”

* El conjunto de estas tensiones y argumentaciones es la base del laicismo, que quiere explicar y construir el mundo sin referencia a la religión y con la consigna explícita de sacar a Dios de todo espacio de interés público en la sociedad.

* A fines del XIX, después de una serie de duras condenas doctrinales en contra del materialismo y el llamado “liberalismo,” el Papa León XIII inaugura una aproximación distinta al problema a través de un amplio documento razonado: su encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891. Esta encíclica representa un notable avance pero todavía no impacta suficientemente lo concreto de la sociedad.

* Las respuestas, más allá de las series de condenas y excomuniones, fueron surgiendo de manera progresiva a comienzos del siglo XX. Cabe destacar tres:

(1) Frank Duff, laico católico irlandés, se pregunta si es posible ser santo. Su interrogante no mira al problema en abstracto sino que quiere saber si la santidad es también un camino practicable para él en su condición de laico. El curso de sus reflexione lo lleva a fundar la Legión de María, cuyo propósito es trabajar en comunión con los sacerdotes para hacer lo que los sacerdotes no podrán hacer: llevar la noticia de Jesucristo y el bien de una fe viva a los más diversos rincones de la sociedad humana.

(2) El sacerdote Josemaría Escrivá tiene una inquietud semejante: ¿Es que acaso la santidad está reservada para unos pocos (los consagrados) y debe consistir en cosas exóticas o extraordinarias? Su predicación de la santidad como desarrollo y desenlace natural del bautizado, y no a través de lo extraño sino por la fidelidad cargada de amor en lo cotidiano, conmueve a una multitud de laicos, que de repente sienten que la fe es para ellos. Los múltiples retos van a requerir un discernimiento fuerte y casi continuo y por eso Monseñor Escrivá insiste en la dirección espiritual. El Opus Dei, nacido de estas intuiciones, adquiere así un rostro beligerante por no conformista.

(3) La Acción Católica, una iniciativa dirigida a los laicos pero salida del corazón y la mente de muchos pastores ya desde el siglo XIX, subrayó ese aspecto militante. El nombre mismo indica una superación clara del esquema pasivo, y una invitación a ser parte del rostro que tendrá la sociedad en el futuro.

* El Concilio Vaticano II asumió esta clase de experiencias, y muchas otras, como patrón que ha de proponerse a los laicos en su conjunto. Aún más: ayudo a ofrecer una definición positiva del laicado. Ser laico es hacer presente el reinado de Cristo en las diversas dimensiones y lugares de la sociedad. Ni el laico es un sacerdote a medio hacer, al que habría que promover dándole cada vez más lugar en la liturgia, ni el sacerdote ha de codiciar los puestos de poder en la sociedad civil.

* Corresponde especialmente a los movimientos eclesiales la avanzada en esta nueva comprensión de la vida de los laicos. Tres características suelen acompañarlos: (1) Conciencia de la vocación laical; (2) Formación y discernimiento permanentes; (3) Sentido de comunidad.

* Este laicado, formado, consciente de su llamado y en gozosa comunión con la jerarquía de la Iglesia, es la genuina respuesta a la avanzada laicista.

Iglesia, Reino de Dios y renovacion de las relaciones sociales

52 Dios, en Cristo, no redime solamente la persona individual, sino también las relaciones sociales entre los hombres. Como enseña el apóstol Pablo, la vida en Cristo hace brotar de forma plena y nueva la identidad y la sociabilidad de la persona humana, con sus consecuencias concretas en el plano histórico: « Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús » (Ga 3,26-28). Desde esta perspectiva, las comunidades eclesiales, convocadas por el mensaje de Jesucristo y reunidas en el Espíritu Santo en torno a Él, resucitado (cf. Mt 18,20; 28, 19-20; Lc 24,46-49), se proponen como lugares de comunión, de testimonio y de misión y como fermento de redención y de transformación de las relaciones sociales. La predicación del Evangelio de Jesús induce a los discípulos a anticipar el futuro renovando las relaciones recíprocas.

53 La transformación de las relaciones sociales, según las exigencias del Reino de Dios, no está establecida de una vez por todas, en sus determinaciones concretas. Se trata, más bien, de una tarea confiada a la comunidad cristiana, que la debe elaborar y realizar a través de la reflexión y la praxis inspiradas en el Evangelio. Es el mismo Espíritu del Señor, que conduce al pueblo de Dios y a la vez llena el universo,[Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 11: AAS 58 (1966) 1033] el que inspira, en cada momento, soluciones nuevas y actuales a la creatividad responsable de los hombres,[Cf. Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 37: AAS 63 (1971) 426-427] a la comunidad de los cristianos inserta en el mundo y en la historia y por ello abierta al diálogo con todas las personas de buena voluntad, en la búsqueda común de los gérmenes de verdad y de libertad diseminados en el vasto campo de la humanidad.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 11: AAS 71 (1979) 276: « Justamente los Padres de la Iglesia veían en las distintas religiones como otros tantos reflejos de una única verdad “como gérmenes del Verbo”, los cuales testimonian que, aunque por diversos caminos, está dirigida sin embargo en una única dirección la más profunda aspiración del espíritu humano ».] La dinámica de esta renovación debe anclarse en los principios inmutables de la ley natural, impresa por Dios Creador en todas y cada una de sus criaturas (cf. Rm 2,14-15) e iluminada escatológicamente por Jesucristo.

54 Jesucristo revela que « Dios es amor » (1 Jn 4,8) y nos enseña que « la ley fundamental de la perfección humana, y, por tanto, de la transformación del mundo, es el mandamiento nuevo del amor. Así, pues, a los que creen en la caridad divina les da la certeza de que abrir a todos los hombres los caminos del amor y esforzarse por instaurar la fraternidad universal no son cosas inútiles ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 38: AAS 58 (1966) 1055- 1056] Esta ley está llamada a convertirse en medida y regla última de todas las dinámicas conforme a las que se desarrollan las relaciones humanas. En síntesis, es el mismo misterio de Dios, el Amor trinitario, que funda el significado y el valor de la persona, de la sociabilidad y del actuar del hombre en el mundo, en cuanto que ha sido revelado y participado a la humanidad, por medio de Jesucristo, en su Espíritu.

55 La transformación del mundo se presenta también como una instancia fundamental de nuestro tiempo. A esta exigencia, la doctrina social de la Iglesia quiere ofrecer las respuestas que los signos de los tiempos reclaman, indicando ante todo en el amor recíproco entre los hombres, bajo la mirada de Dios, el instrumento más potente de cambio, a nivel personal y social. El amor recíproco, en efecto, en la participación del amor infinito de Dios, es el auténtico fin, histórico y trascendente, de la humanidad. Por tanto, « aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el primero, en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al reino de Dios ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 39: AAS 58 (1966) 1057]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Apuntes de la Guerra Semantica, 4 de 4

[Curso de formación permanente ofrecido a los sacerdotes de la Diócesis de Pereira, en Colombia. Abril-Mayo de 2013.]

Tema 4 de 4: El Poder del Evangelio

* Una batalla muy antigua

  • Por lo menos desde el siglo II, la Iglesia ha tenido que enfrentar la amenaza gnóstica.
  • Autores señalados: San Ignacio de Antioquía y San Ireneo de Lión.
  • En general, los Padres de la Iglesia no proceden argumentando desde la metafísica sino desde la verdad de la salvación.
  • Su punto de partida es: “¡Somos salvos!” y desde ahí la pregunta: “¿Quién es este Cristo en quien somos salvos?”
  • Todo radica en comprender que la verdadera desgracia del ser humano no es la pobreza, la enfermedad, la ignorancia o la injusticia, sino que debajo de todo ello subyace lo realmente espantoso: el PECADO.

* La unicidad de la fe: Aparece un camino claro

  • Reconocimiento del pecado
  • Arrepentimiento
  • Escucha del kerigma
  • Certeza de haber sido amado
  • Acogida en fe de la salvación
  • Camino de formación (catequesis)
  • Inserción viva en la Iglesia.

* ¿Qué hace entonces a Cristo único?

  • No es en primer lugar su mensaje.
  • Ni sus milagros.
  • Ni su estatura moral.
  • Ni el testimonio de su solidaridad.
  • Ni la capacidad de convocatoria y liderazgo.

* Cristo es único por la verdad de su Encarnación y por la verdad de su sacrificio redentor.

  • Un sufrimiento “aparente” indicaría un amor “aparente,” y una salvación “aparente,” enseña San Ignacio de Antioquía.
  • Caro cardo salutis, dice San Ireneo: En la verdad de la encarnación radica la verdad de la salvación.

* Queda entonces como señal positiva y necesaria que se presenten con claridad estas realidades: Pecado, Arrepentimiento, Conversión, Fe, Gracia, Cruz, Sangre de Cristo, Muerte, Resurrección, Bautismo, Eucaristía, Espíritu Santo, Iglesia, Sacramentos, Vida Eterna.

* La Recuperación del Lenguaje

  • El punto fundamental es que las palabras derivan su fuerza semántica última no de otras palabras sino de la vida.
  • Fundamentalmente la vida se expresa a través de narraciones, luego son ellas las que deben tener un lugar sobresaliente en nuestro ministerio.

* Esto implica:

  • Primacía de la Historia de la Salvación sobre la simple memorización de conceptos.
  • Primacía de los testimonios sobre la predicación moralista.
  • Primacía de las vidas de santos sobre las exhortaciones o regaños.

* Pero los conceptos son importantes, y por eso en un segundo momento hay que enseñar a recibir con pensamiento crítico lo que el mundo ofrece. Y el comportamiento moral correcto es muy importante, y por eso hay que seguir como San Pablo el camino del modo “indicativo” al modo “imperativo.”

* No olvidar finalmente que el lenguaje integral por excelencia es la liturgia, y que en la plenitud de su significación está todo cuanto necesita la Iglesia para alimentarse y expresarse.

* El curso completo de Apuntes de Guerra Semántica puede seguirse aquí.