Conoce al Movimiento de Shönstatt

“La Virgen es el motor de un movimiento que cumple 100 años de vida. De la mano del padre José Kentenich, su fundador, Ella se eleva como educadora y protectora de sus miembros: “ Sellamos una Alianza de Amor con María, tal como sucedió en su inicio, en Octubre de 1914. Por esta Alianza, construimos nuestra vida con María, entregándole nuestra pequeñez como instrumento suyo. Ella desde el Santuario nos regala sus Gracias: Nos acoge, nos educa y nos envía como instrumentos hábiles en sus manos”. Lo explica así la familia Braquehais-Abollado…”

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Una lectura crítica de la Relatio del Sínodo 2014

“El Cardenal Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica, en una entrevista en «Il Foglio» ha declarado que la información oficial sobre el Sínodo «viene manipulada, dando relieve solamente a una tesis [en línea con el Cardenal Kasper], en vez de informar fielmente acerca de las varias posiciones expuestas» en el Sínodo. Verdaderamente, al leer la Relatio podría dudarse de que en la asamblea sinodal hayan estado presentes e intervinientes, por ejemplo, Cardenales como Müller, Caffarra, Burke, Brandmüller, De Paolis, Pell, Martino, Ruini, Napier y otras figuras notables de la Iglesia actual, que en los últimos meses se han manifestado abiertamente contrarios a la orientación ayer expuesta en la Relatio. Más aún, advierte el Cardenal que, en estas cuestiones sobre el matrimonio y la familia, «emerge una tendencia preocupante porque algunos sostienen la posibilidad de adoptar una praxis que se separa de la verdad de la fe»…”

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¿Y qué cosa es un sínodo de obispos?

“El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI (15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar. Etimológicamente hablando la palabra “sínodo”, derivada de los términos griegos syn (que significa “juntos”) y hodos (que significa “camino”), expresa la idea de “caminar juntos”. Un Sínodo es un encuentro religioso o asamblea en la que unos obispos, reunidos con el Santo Padre, tienen la oportunidad de intercambiarse mutuamente información y compartir experiencias, con el objetivo común de buscar soluciones pastorales que tengan validez y aplicación universal…”

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Cinco poderosas razones para orar por el actual sínodo

Cinco poderosas razones para orar:

  1. El tema es de máxima gravedad: la FAMILIA.
  2. Hay posturas contrapuestas sobre el valor del sacramento del matrimonio y su relación con el sacramento de la eucaristía.
  3. Hay una enorme presión social que quiere que se consideren aceptables lo que ellos llaman “nuevos modelos de familia,” incluyendo los que se basan en la unión de personas del mismo sexo.
  4. La autoridad presente y futura del magisterio del Papa en cierto modo ya está comprometida pero estará bajo presión y escrutinio mayor a partir de lo que él determine después de que el presente sínodo haya dado sus conclusiones.
  5. Los medios de comunicación quieren imponer su diccionario en cuanto a términos como tolerancia, progreso de la Iglesia, misericordia, lugar de la Iglesia en la sociedad.

Conclusión: orar, orar, orar.

La sociedad al servicio de la familia

252 El punto de partida para una relación correcta y constructiva entre la familia y la sociedad es el reconocimiento de la subjetividad y de la prioridad social de la familia. Esta íntima relación entre las dos « impone también que la sociedad no deje de cumplir su deber fundamental de respetar y promover la familia misma ».570 La sociedad y, en especial, las instituciones estatales, —respetando la prioridad y « preeminencia » de la familia— están llamadas a garantizar y favorecer la genuina identidad de la vida familiar y a evitar y combatir todo lo que la altera y daña. Esto exige que la acción política y legislativa salvaguarde los valores de la familia, desde la promoción de la intimidad y la convivencia familiar, hasta el respeto de la vida naciente y la efectiva libertad de elección en la educación de los hijos. La sociedad y el Estado no pueden, por tanto, ni absorber ni sustituir, ni reducir la dimensión social de la familia; más bien deben honrarla, reconocerla, respetarla y promoverla según el principio de subsidiaridad.571

253 El servicio de la sociedad a la familia se concreta en el reconocimiento, el respeto y la promoción de los derechos de la familia.572 Todo esto requiere la realización de auténticas y eficaces políticas familiares, con intervenciones precisas, capaces de hacer frente a las necesidades que derivan de los derechos de la familia como tal. En este sentido, es necesario como requisito previo, esencial e irrenunciable, el reconocimiento —lo cual comporta la tutela, la valoración y la promoción— de la identidad de la familia, sociedad natural fundada sobre el matrimonio. Este reconocimiento establece una neta línea de demarcación entre la familia, entendida correctamente, y las otras formas de convivencia, que —por su naturaleza— no pueden merecer ni el nombre ni la condición de familia.

254 El reconocimiento, por parte de las instituciones civiles y del Estado, de la prioridad de la familia sobre cualquier otra comunidad y sobre la misma realidad estatal, comporta superar las concepciones meramente individualistas y asumir la dimensión familiar como perspectiva cultural y política, irrenunciable en la consideración de las personas. Ello no se coloca como alternativa de los derechos que las personas poseen individualmente, sino más bien como su apoyo y tutela. Esta perspectiva hace posible elaborar criterios normativos para una solución correcta de los diversos problemas sociales, porque las personas no deben ser consideradas sólo singularmente, sino también en relación a sus propios núcleos familiares, cuyos valores específicos y exigencias han de ser tenidos en cuenta.

NOTAS para esta sección

570Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 45: AAS 74 (1982) 136.

571Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2211.

572Cf. Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 46: AAS 74 (1982) 137-139.

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48 Intelectuales con propuestas concretas para el Sínodo de la Familia

“Los intelectuales católicos no dudan en invitar al Papa y a los obispos a que este Sínodo sea la oportunidad para expresar verdades eternas sobre el matrimonio. Pero los firmantes de este texto público (se puede leer en un portal especial en lengua inglesa: http://www.marriagecommitment.com/) no sólo plantean problemas sino que también aportan soluciones prácticas: desde la creación de oficinas de estudio, pasando por una mejor formación en los seminarios, hasta la inclusión de oraciones por los matrimonios en las misas dominicales en todo el mundo o coach maduros para matrimonios en problemas…”

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Otra manera de responder

Preguntas y respuestas

Una breve serie que quiere unir algo de inteligencia y algo de humor.

  • Tu pregunta es: ¿Qué es lo MÍNIMO que debo hacer para seguir considerándome católico? La respuesta es: Debes dejar de buscar mínimos.
  • Tu pregunta: ¿Cuántos abortos voluntarios deberían realizarse en un país que se considera civilizado? Respuesta: CERO.
  • Tu pregunta: ¿Cuándo empezó el protestantismo? Respuesta: Mucho de lo que hoy creen los protestantes NO existía antes de Lutero (s. XVI).
  • Tu pregunta: ¿Qué pasa si no hago ORACIÓN todos los días? Respuesta: Pasa que empiezas a hacer preguntas tontas.
  • Tu pregunta: ¿Por qué tiene uno que CONFESARSE con un ser humano? Respuesta: Es casi obvio. ¿También te bautizaste tú solo?
  • Tu pregunta: ¿Vale más la misa en LATÍN? Respuesta: No; en arameo.
  • Tu pregunta: ¿Qué está haciendo Dios por el hambre en África? Respuesta: Creando CONCIENCIA en gente como tú.
  • Tu pregunta: Un amigo dice que no necesita de DIOS. Respuesta: Pregúntate si de veras necesitas de ese amigo.
  • Tu pregunta: Los pecados de la IGLESIA me desaniman. Respuesta: ¿Y los que saben de tu fe reciben ánimo de tu testimonio?
  • Tu pregunta: ¿Hay esperanza DESPUÉS de la muerte? Respuesta: Depende de si ha habido fe y caridad ANTES de la muerte.

[Serie primero publicada en mi cuenta de Twitter.]

Familia, vida económica y trabajo

248 La relación que se da entre la familia y la vida económica es particularmente significativa. Por una parte, en efecto, la « eco-nomía » nació del trabajo doméstico: la casa ha sido por mucho tiempo, y todavía —en muchos lugares— lo sigue siendo, unidad de producción y centro de vida. El dinamismo de la vida económica, por otra parte, se desarrolla a partir de la iniciativa de las personas y se realiza, como círculos concéntricos, en redes cada vez más amplias de producción e intercambio de bienes y servicios, que involucran de forma creciente a las familias. La familia, por tanto, debe ser considerada protagonista esencial de la vida económica, orientada no por la lógica del mercado, sino según la lógica del compartir y de la solidaridad entre las generaciones.

249 Una relación muy particular une a la familia con el trabajo: « La familia constituye uno de los puntos de referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden socio-ético del trabajo humano ».561 Esta relación hunde sus raíces en la conexión que existe entre la persona y su derecho a poseer el fruto de su trabajo y atañe no sólo a la persona como individuo, sino también como miembro de una familia, entendida como « sociedad doméstica ».562

El trabajo es esencial en cuanto representa la condición que hace posible la fundación de una familia, cuyos medios de subsistencia se adquieren mediante el trabajo. El trabajo condiciona también el proceso de desarrollo de las personas, porque una familia afectada por la desocupación, corre el peligro de no realizar plenamente sus finalidades.563

La aportación que la familia puede ofrecer a la realidad del trabajo es preciosa, y por muchas razones, insustituible. Se trata de una contribución que se expresa tanto en términos económicos como a través de los vastos recursos de solidaridad que la familia posee. Estos últimos constituyen un apoyo importante para quien, en la familia, se encuentra sin trabajo o está buscando una ocupación. Pero más radicalmente aún, es una contribución que se realiza con la educación al sentido del trabajo y mediante el ofrecimiento de orientaciones y apoyos ante las mismas decisiones profesionales.

250 Para tutelar esta relación entre familia y trabajo, un elemento importante que se ha de apreciar y salvaguardar es el salario familiar, es decir, un salario suficiente que permita mantener y vivir dignamente a la familia.564 Este salario debe permitir un cierto ahorro que favorezca la adquisición de alguna forma de propiedad, como garantía de libertad. El derecho a la propiedad se encuentra estrechamente ligado a la existencia de la familia, que se protege de las necesidades gracias también al ahorro y a la creación de una propiedad familiar.565 Diversas pueden ser las formas de llevar a efecto el salario familiar. Contribuyen a determinarlo algunas medidas sociales importantes, como los subsidios familiares y otras prestaciones por las personas a cargo, así como la remuneración del trabajo en el hogar de uno de los padres.566

251 En la relación entre la familia y el trabajo, una atención especial se reserva al trabajo de la mujer en la familia, o labores de cuidado familiar, que implica también las responsabilidades del hombre como marido y padre. Las labores de cuidado familiar, comenzando por las de la madre, precisamente porque están orientadas y dedicadas al servicio de la calidad de la vida, constituyen un tipo de actividad laboral eminentemente personal y personalizante, que debe ser socialmente reconocida y valorada,567 incluso mediante una retribución económica al menos semejante a la de otras labores.568 Al mismo tiempo, es necesario que se eliminen todos los obstáculos que impiden a los esposos ejercer libremente su responsabilidad procreativa y, en especial, los que impiden a la mujer desarrollar plenamente sus funciones maternas.569

NOTAS para esta sección

561Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 601.

562León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 104.

563Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 600-602.

564Cf. Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 200; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 67: AAS 58 (1966) 1088-1089; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem execerns, 19: AAS 73 (1981) 625-629.

565Cf. León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 105; Pío XI, Carta enc. Quadragesimo anno: AAS 23 (1931) 193-194.

566Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, a, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

567Cf. Pío XII, Alocución a las mujeres sobre la dignidad y misión de la mujer (21 de octubre de 1945): AAS 37 (1945) 284-295; Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris consortio, 23: AAS 74 (1982) 107- 109; Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.

568Cf. Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane, 17: AAS 86 (1994) 903-906.

569Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629; Id., Exh. ap. Familiaris el consortio, 23: AAS 74 (1982) 107-109.

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Solidaridad propia de la familia en cuanto familia

246 La subjetividad social de las familias, tanto individualmente como asociadas, se expresa también con manifestaciones de solidaridad y ayuda mutua, no sólo entre las mismas familias, sino también mediante diversas formas de participación en la vida social y política. Se trata de la consecuencia de la realidad familiar fundada en el amor: naciendo del amor y creciendo en él, la solidaridad pertenece a la familia como elemento constitutivo y estructural.

Es una solidaridad que puede asumir el rostro del servicio y de la atención a cuantos viven en la pobreza y en la indigencia, a los huérfanos, a los minusválidos, a los enfermos, a los ancianos, a quien está de luto, a cuantos viven en la confusión, en la soledad o en el abandono; una solidaridad que se abre a la acogida, a la tutela o a la adopción; que sabe hacerse voz ante las instituciones de cualquier situación de carencia, para que intervengan según sus finalidades específicas.

247 Las familias, lejos de ser sólo objeto de la acción política, pueden y deben ser sujeto de esta actividad, movilizándose para « procurar que las leyes y las instituciones del Estado no sólo no ofendan, sino que sostengan y defiendan positivamente los derechos y deberes de la familia. En este sentido, las familias deben crecer en la conciencia de ser “protagonistas” de la llamada “política familiar” y asumir la responsabilidad de transformar la sociedad ».559 Con este fin, se ha de reforzar el asociacionismo familiar: « Las familias tienen el derecho de formar asociaciones con otras familias e instituciones, con el fin de cumplir la tarea familiar de manera apropiada y eficaz, así como defender los derechos, fomentar el bien y representar los intereses de la familia. En el orden económico, social, jurídico y cultural, las familias y las asociaciones familiares deben ver reconocido su propio papel en la planificación y el desarrollo de programas que afectan a la vida familiar ».560

NOTAS para esta sección

559Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 44: AAS 74 (1982) 136; cf. Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 9, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 13.

560Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 8 a-b, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, pp. 12-13.

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Dignidad y derechos de los niños

244 La doctrina social de la Iglesia indica constantemente la exigencia de respetar la dignidad de los niños. « En la familia, comunidad de personas, debe reservarse una atención especialísima al niño, desarrollando una profunda estima por su dignidad personal, así como un gran respeto y un generoso servicio a sus derechos. Esto vale respecto a todo niño, pero adquiere una urgencia singular cuando el niño es pequeño y necesita de todo, está enfermo, delicado o es minusválido ».554

Los derechos de los niños deben ser protegidos por los ordenamientos jurídicos. Es necesario, sobre todo, el reconocimiento público en todos los países del valor social de la infancia: « Ningún país del mundo, ningún sistema político, puede pensar en el propio futuro de modo diverso si no es a través de la imagen de estas nuevas generaciones, que tomarán de sus padres el múltiple patrimonio de los valores, de los deberes, de las aspiraciones de la Nación a la que pertenecen, junto con el de toda la familia humana ».555 El primer derecho del niño es « a nacer en una familia verdadera »,556 un derecho cuyo respeto ha sido siempre problemático y que hoy conoce nuevas formas de violación debidas al desarrollo de las técnicas genéticas.

245 La situación de gran parte de los niños en el mundo dista mucho de ser satisfactoria, por la falta de condiciones que favorezcan su desarrollo integral, a pesar de la existencia de un específico instrumento jurídico internacional para tutelar los derechos del niño,557 ratificado por la casi totalidad de los miembros de la comunidad internacional. Se trata de condiciones vinculadas a la carencia de servicios de salud, de una alimentación adecuada, de posibilidades de recibir un mínimo de formación escolar y de una casa. Siguen sin resolverse además algunos problemas gravísimos: el tráfico de niños, el trabajo infantil, el fenómeno de los « niños de la calle », el uso de niños en conflictos armados, el matrimonio de las niñas, la utilización de niños para el comercio de material pornográfico, incluso a través de los más modernos y sofisticados instrumentos de comunicación social. Es indispensable combatir, a nivel nacional e internacional, las violaciones de la dignidad de los niños y de las niñas causadas por la explotación sexual, por las personas dedicadas a la pedofilia y por las violencias de todo tipo infligidas a estas personas humanas, las más indefensas.558 Se trata de actos delictivos que deben ser combatidos eficazmente con adecuadas medidas preventivas y penales, mediante una acción firme por parte de las diversas autoridades.

NOTAS para esta sección

554Juan Pablo II, Exh. ap. Familiaris consortio, 26: AAS 74 (1982) 111-112.

555Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 21: AAS 71 (1979) 1159; cf. también Id., Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión de la Cumbre Mundial para los Niños (22 de septiembre de 1990): AAS 83 (1991) 358-361.

556Juan Pablo II, Discurso al Comité de Periodistas Europeos para los Derechos del Niño (13 de enero de 1979): AAS 71 (1979) 360.

557Cf. Convención sobre los derechos del niño, entrada en vigor en 1990, ratificada también por la Santa Sede.

558Cf. Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1996, 2-6: AAS 88 (1996) 104-107.

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La tarea educativa en el seno de la familia

238 Con la obra educativa, la familia forma al hombre en la plenitud de su dignidad, según todas sus dimensiones, comprendida la social. La familia constituye « una comunidad de amor y de solidaridad, insustituible para la enseñanza y transmisión de los valores culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos, esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y de la sociedad ».539 Cumpliendo con su misión educativa, la familia contribuye al bien común y constituye la primera escuela de virtudes sociales, de la que todas las sociedades tienen necesidad.540 La familia ayuda a que las personas desarrollen su libertad y su responsabilidad, premisas indispensables para asumir cualquier tarea en la sociedad. Además, con la educación se comunican algunos valores fundamentales, que deben ser asimilados por cada persona, necesarios para ser ciudadanos libres, honestos y responsables.541

239 La familia tiene una función original e insustituible en la educación de los hijos.542 El amor de los padres, que se pone al servicio de los hijos para ayudarles a extraer de ellos («e-ducere») lo mejor de sí mismos, encuentra su plena realización precisamente en la tarea educativa: « El amor de los padres se transforma de fuente en alma y, por consiguiente, en norma que inspira y guía toda la acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad, servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor ».543

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Mujeres evangelizadoras

No es posible desdeñar la colaboración de “la mujer en el apostolado”.

“Algún tiempo después -se lee en el capítulo VIII de San Lucas- andaba Jesús por las ciudades y aldeas predicando, y anunciando el reino de Dios, acompañado de los doce y de algunas mujeres, que habían sido libradas de los espíritus malignos y curadas de varias enfermedades, de María, por sobrenombre Magdalena, de la cual había echado siete demonios, y de Juana, mujer de Cusa, mayordomo del rey Herodes, y de Susana y de otras que le asistían con sus bienes”. Copio. Y pido a Dios que, si alguna mujer me lee, se llene de una santa envidia, llena de eficacia.

Más recia la mujer que el hombre, y más fiel, a la hora del dolor. -¡María de Magdala y María Cleofás y Salomé! Con un grupo de mujeres valientes, como ésas, bien unidas a la Virgen Dolorosa, ¡qué labor de almas se haría en el mundo!

Más pensamientos de San Josemaría.

ESCUCHA, ¿Qué significa leer la Biblia?

[Conferencia a un grupo de laicos estudiantes de Sagrada Escritura en Guayaquil Ecuador. Septiembre de 2014.]

* Hay un dato fundamental que conviene recordar al acercarnos a la Biblia: el texto que conocemos inició su camino de manera oral. Este sencillo hecho, ¿qué consecuencias trae? Son varias:

(1) La Biblia es ante todo narración. Su carácter es, entonces, en primer lugar, testimonial.

(2) Mientras que el texto escrito nace básicamente como posesión de un autor, la originalidad importa menos y a veces no importa en absoluto cuando se trata de transmitir oralmente un relato.

(3) El texto que ha nacido por escrito se convierte en un “algo;” el mensaje oral implica siempre el encuentro con “alguien.” Esto crea una relación peculiar entre el pueblo que guarda ese texto, y el texto que guarda a ese pueblo. El lema de Lutero: “Sola Scriptura” lo que está diciendo es: “No necesito comunidad”

*Las consecuencias principales de estos postulados son:

(1) Todo evangelizador ha de ser ante todo un testigo.

(2) No interesa ser originales en el contenido. Según el auditorio, puede ser importante serlo en cuanto al modo de expresión, el recurso técnico, los ejemplos aducidos o las aplicaciones a las diversas circunstancias de la vida.

(3) Nuestro sentido de comunidad (Iglesia) nos lleva a valorar el trípode propuesto por Dei Verbum: Biblia, Tradición, Magisterio.