La familia y el derecho al trabajo

294 El trabajo es « el fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la cual es un derecho natural y una vocación del hombre ».633 El trabajo asegura los medios de subsistencia y garantiza el proceso educativo de los hijos.634 Familia y trabajo, tan estrechamente interdependientes en la experiencia de la gran mayoría de las personas, requieren una consideración más conforme a la realidad, una atención que las abarque conjuntamente, sin las limitaciones de una concepción privatista de la familia y economicista del trabajo. Es necesario para ello que las empresas, las organizaciones profesionales, los sindicatos y el Estado se hagan promotores de políticas laborales que no perjudiquen, sino favorezcan el núcleo familiar desde el punto de vista ocupacional. La vida familiar y el trabajo, en efecto, se condicionan recíprocamente de diversas maneras. Los largos desplazamientos diarios al y del puesto de trabajo, el doble trabajo, la fatiga física y psicológica limitan el tiempo dedicado a la vida familiar; 635 las situaciones de desocupación tienen repercusiones materiales y espirituales sobre las familias, así como las tensiones y las crisis familiares influyen negativamente en las actitudes y el rendimiento en el campo laboral.

NOTAS para esta sección

633Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 600.

634Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 10: AAS 73 (1981) 600-602; Id., Exh. ap. Familiaris consortio, 23: AAS 74 (1982) 107-109.

635Cf. Santa Sede, Carta de los derechos de la familia, art. 10, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1983, p. 14.


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Lógica Aplicada Avanzada, 2 de 6: guerra semántica

[Curso de vacaciones ofrecido a un grupo de seglares en Bogotá. Diciembre de 2014-Enero de 2015.]

Tema 2 de 6: guerra semántica

2.1 Juegos de palabras
2.1.1 Omitidas: pecado, conversión, infierno, deber, honor…
2.1.2 Redefinidas: misericordia, tolerancia, matrimonio, amor, amistad, libertad, espiritualidad, Cristo, Iglesia…
2.1.3 Condenadas: homofobia, dogma, jerarquía, excomunión…
2.1.4 Desterradas: Cruz, abnegación, penitencia, caridad…

2.2 Imposiciones de relevancia
2.2.1 Campañas y lemas.
2.2.2 Qué es noticia, y por tanto, de qué se habla
2.2.3 Quién pregunta y quién debe responder (caso de entrevistas)
2.2.4 Cómo y con qué visibilidad se hacen las acusaciones, y luego de qué modo se ofrecen las disculpas o hacen las enmiendas.

2.3 Planteamientos unilaterales
2.3.1 Identificar servicio con servilismo, y considerar servil todo servicio.
2.3.2 Identificar gustar con girar en torno al gusto de otro, y considerar humillante todo deseo de agradar.
2.3.3 Depender puede ser sinónimo de tener en quién confiar.

2.4 Sinécdoques
2.4.1 ¿Es malo votar? (en Cataluña)
2.4.2 Justificar la prostitución (usar una parte del cuerpo)
2.4.3 “No estamos haciendo mal a nadie” (parejas en unión libre)

Lógica Aplicada Avanzada, 1 de 6: repaso sobre sofismas

[Curso de vacaciones ofrecido a un grupo de seglares en Bogotá. Diciembre de 2014-Enero de 2015.]

Tema 1 de 6: repaso sobre sofismas

(Versión con nuevos ejemplos de un tema ya tratado en el curso de Invitación a la Filosofía ofrecido un año atrás.)

* Falacia, o sofisma es una construcción de palabras que parece argumento sólido en favor de una postura falsa. A menudo conllevan una intención de manipulación o de poder. Detrás de un engaño, hay un daño. Las falacias a veces se refieren a la validez de la estructura, y a veces a la veracidad del contenido.

* Algunos tipos de FALACIA más conocidos:

1. PETICIÓN DE PRINCIPIO: Se saca una conclusión sin presentar una razón.

2. AFIRMACIÓN DEL CONSECUENTE: Si P implica Q, no quiere decir que Q implique P.

3. GENERALIZACIÓN APRESURADA: Querer sacar una conclusión a partir de unos pocos ejemplos.

4. POST-HOC, PROPTER HOC: Se supone que lo que sucedió después, sucedió como una consecuencia de lo que paso antes.

5. FRANCOTIRADOR: Evidencia creada: tomar ejemplos que favorecen una determinada afirmación.

6. HOMBRE DE PAJA: Tomar las palabras del oponente y desfigurarlas, para atacar algo que en realidad no es lo que él dice.

7. ALEGATO ESPECIAL: Presentar la materia de discusión en un rango inalcanzable para el adversario.

8. A SILENTIO: Interpretar un silencio como una aprobación.

9. AD CONSEQUENTIAM: Hacer el análisis de lo que seguiría si se aceptara alguna acción, y tomar ello como prueba de la verdad o falsedad de lo propuesto.

10. AD BACULUM: Intentar presionar una creencia por las consecuencias. “Tienes que creer en Dios, o si no te vas al infierno”.

11. AD HOMINEM: Desacreditar la razón, desacreditando al oponente.

12. AD IGNORATIAM: Si no hay prueba de lo contrario, quiere decir que no existe esa prueba y que por tanto uno tiene la razón.

13. AD POPULUM: Apelar a la opinión mayoritaria, o incluso a la moda o costumbre imperante.

14. AD NAUSEAM: Insistir diciendo sustancialmente muchas veces lo mismo.

15. AD VERECUNDIAM: Tratar de crear confusión en la postura contraria al exhibir a quiénes se estaría oponiendo el adversario.

16. AD ANTIQUITATEM: Argumentar que, como siempre se ha hecho así, entonces se tiene que hacer así.

IMPLICITE: Sutil modo sub-argumentativo que pretende crear antipatía hacia una postura dando siempre ejemplos de lo negativo de la postura opuesta. Caso típico: el argumento de Wikipedia sobre las falacias presenta un gran número de ejemplos en contra de la religión.

Quiénes y cómo han de promover el derecho al trabajo

291 Los problemas de la ocupación reclaman las responsabilidades del Estado, al cual compete el deber de promover políticas que activen el empleo, es decir, que favorezcan la creación de oportunidades de trabajo en el territorio nacional, incentivando para ello el mundo productivo. El deber del Estado no consiste tanto en asegurar directamente el derecho al trabajo de todos los ciudadanos, constriñendo toda la vida económica y sofocando la libre iniciativa de las personas, cuanto sobre todo en « secundar la actividad de las empresas, creando condiciones que aseguren oportunidades de trabajo, estimulándola donde sea insuficiente o sosteniéndola en momentos de crisis ».630

292 Teniendo en cuenta las dimensiones planetarias que han asumido vertiginosamente las relaciones económico-financieras y el mercado de trabajo, se debe promover una colaboración internacional eficaz entre los Estados, mediante tratados, acuerdos y planes de acción comunes que salvaguarden el derecho al trabajo, incluso en las fases más críticas del ciclo económico, a nivel nacional e internacional. Hay que ser conscientes de que el trabajo humano es un derecho del que depende directamente la promoción de la justicia social y de la paz civil. Tareas importantes en esta dirección corresponden a las Organizaciones Internacionales, así como a las sindicales: uniéndose en las formas más oportunas, deben esforzarse, ante todo, en el establecimiento de « una trama cada vez más compacta de disposiciones jurídicas que protejan el trabajo de los hombres, de las mujeres, de los jóvenes, y les aseguren una conveniente retribución ».631

293 Para la promoción del derecho al trabajo es importante, hoy como en tiempos de la « Rerum novarum », que exista realmente un « libre proceso de auto-organización de la sociedad ».632 Se pueden encontrar significativos testimonios y ejemplos de auto-organización en las numerosas iniciativas, privadas y sociales, caracterizadas por formas de participación, de cooperación y de autogestión, que revelan la fusión de energías solidarias. Estas iniciativas se ofrecen al mercado como un variado sector de actividades laborales que se distinguen por una atención particular al aspecto relacional de los bienes producidos y de los servicios prestados en diversos ámbitos: educación, cuidado de la salud, servicios sociales básicos, cultura. Las iniciativas del así llamado « tercer sector » constituyen una oportunidad cada vez más relevante de desarrollo del trabajo y de la economía.

NOTAS para esta sección

630Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 48: AAS 83 (1991) 853.

631Pablo VI, Discurso a la Organización Internacional del Trabajo (10 de junio de 1969), 21: AAS 61 (1969) 500; cf. Juan Pablo II, Discurso a la Organización Internacional del Trabajo (15 de junio de 1982), 13: AAS 74 (1982) 1004-1005.

632Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 16: AAS 83 (1991) 813.


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#RutaSacerdotal

Doce recomendaciones especialmente para mis hermanos en el sacerdocio, como saludo de Navidad.

  1. Hay demasiado poca diferencia entre un sacerdote sin adoración a Cristo y un opaco funcionario de lo sagrado.
  2. Hermano sacerdote: Cristo se pone en tus manos; si no estás tú en las manos de Cristo, lo tratarás como una cosa.
  3. La única manera de evitar un extremo sin caer en el contrario es tener el centro en Jesucristo.
  4. El primer don en la vida del sacerdote es el mismo de la vida cristiana: FE para saberse amado, escogido y enviado.
  5. El instrumento primero del sacerdote es su manera de amar en Cristo y desde Cristo; si ahí empieza bien, lo demás sigue.
  6. La única definición de amor que es realmente útil al sacerdote es esta: Amar es buscar el verdadero bien del otro.
  7. No se puede amar como Cristo sin Cristo; y no se puede estar con Cristo sin darle tiempo que sea completamente suyo.
  8. Después de un corazón colmado del amor a Cristo y desde Cristo, lo que más requiere el sacerdote es doctrina sana.
  9. ¿Te ha concedido Dios fe robusta, caridad ardiente y sana doctrina? Sólo la humildad sabe cómo custodiar semejantes tesoros.
  10. No se crea humilde quien no tiene obediencia, ya sea porque a nadie obedece o porque siempre escoge a quién obedecer.
  11. Fe que se abre al amor divino; amor que se abre a la necesidad del prójimo; doctrina que se abre a la fe de la Iglesia.
  12. Humildad que se abre a la sana desconfianza de sí; obediencia que se abre confiada al querer de Dios; y hambre de Cielo.

Primero publicado en mi cuenta de Twitter.

El derecho al trabajo

287 El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre: 619 un bien útil, digno de él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. La Iglesia enseña el valor del trabajo no sólo porque es siempre personal, sino también por el carácter de necesidad.620 El trabajo es necesario para formar y mantener una familia,621 adquirir el derecho a la propiedad 622 y contribuir al bien común de la familia humana.623 La consideración de las implicaciones morales que la cuestión del trabajo comporta en la vida social, lleva a la Iglesia a indicar la desocupación como una « verdadera calamidad social »,624 sobre todo en relación con las jóvenes generaciones.

Continuar leyendo “El derecho al trabajo”

El descanso festivo

284 El descanso festivo es un derecho.609 « El día séptimo cesó Dios de toda la tarea que había hecho » (Gn 2,2): también los hombres, creados a su imagen, deben gozar del descanso y tiempo libre para poder atender la vida familiar, cultural, social y religiosa.610 A esto contribuye la institución del día del Señor.611 Los creyentes, durante el domingo y en los demás días festivos de precepto, deben abstenerse de « trabajos o actividades que impidan el culto debido a Dios, la alegría propia del día del Señor, la práctica de las obras de misericordia y el descanso necesario del espíritu y del cuerpo ».612 Necesidades familiares o exigencias de utilidad social pueden legítimamente eximir del descanso dominical, pero no deben crear costumbres perjudiciales para la religión, la vida familiar y la salud.

285 El domingo es un día que se debe santificar mediante una caridad efectiva, dedicando especial atención a la familia y a los parientes, así como también a los enfermos y a los ancianos. Tampoco se debe olvidar a los « hermanos que tienen las misma necesidades y los mismos derechos y no pueden descansar a causa de la pobreza y la miseria ».613 Es además un tiempo propicio para la reflexión, el silencio y el estudio, que favorecen el crecimiento de la vida interior y cristiana. Los creyentes deberán distinguirse, también en este día, por su moderación, evitando todos los excesos y las violencias que frecuentemente caracterizan las diversiones masivas.614 El día del Señor debe vivirse siempre como el día de la liberación, que lleva a participar en « la reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos » (Hb 12,22-23) y anticipa la celebración de la Pascua definitiva en la gloria del cielo.615

286 Las autoridades públicas tienen el deber de vigilar para que los ciudadanos no se vean privados, por motivos de productividad económica, de un tiempo destinado al descanso y al culto divino. Los patronos tienen una obligación análoga con respecto a sus empleados.616Los cristianos deben esforzarse, respetando la libertad religiosa y el bien común de todos, para que las leyes reconozcan el domingo y las demás solemnidades litúrgicas como días festivos: « Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto y de alegría, y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana ».617 Todo cristiano deberá « evitar imponer sin necesidad a otro lo que le impediría guardar el día del Señor ».618

NOTAS para esta sección

608Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 32: AAS 83 (1991) 832-833.

609Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 19: AAS 73 (1981) 625-629: Id., Carta enc. Centesimus annus, 9: AAS 83 (1991) 804.

610Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 67: AAS 58 (1966) 1088-1089.

611Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2184.

612Catecismo de la Iglesia Católica, 2185.

613Catecismo de la Iglesia Católica, 2186.

614Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2187.

615Cf. Juan Pablo II, Carta ap. Dies Domini, 26: AAS 90 (1998) 729: « La celebración del domingo, ‘‘primer” día y al mismo tiempo ‘‘octavo”, proyecta al cristiano hacia el horizonte de la vida eterna ».

616Cf. León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 110.

617Catecismo de la Iglesia Católica, 2188.

618Catecismo de la Iglesia Católica, 2187.


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Advent: A Meditation for Catholic Priests

[Talk for a group of priests from the Diocese of Metuchen, NJ.]

1. The priest’s paradox: high commitment and low ownership.

From the Gospel according to Matthew, chapter 19: 24 Again I say to you, it is easier for a camel to pass through the eye of a needle than for one who is rich to enter the kingdom of God.” 25 When the disciples heard this, they were greatly astonished and said, “Who then can be saved?” 26 Jesus looked at them and said, “For human beings this is impossible, but for God all things are possible.” 27 Then Peter said to him in reply, “We have given up everything and followed you. What will there be for us?” 28 Jesus said to them, “Amen, I say to you that you who have followed me, in the new age, when the Son of Man is seated on his throne of glory, will yourselves sit on twelve thrones, judging the twelve tribes of Israel. 29 And everyone who has given up houses or brothers or sisters or father or mother or children or lands for the sake of my name will receive a hundred times more, and will inherit eternal life. 30 But many who are first will be last, and the last will be first.

2. The richness of advent.

2.1 The world (barely) knows about Christmas. We can say that advent is plainly ignored.

2.2 Yet with no awareness of our need for Christ we tend to ignore, despise or dismiss all he has for us.

2.3 Do we acknowledge our own needs before the Saviour of all? It seems quite counter-intuitive to experience abundance of giving and receiving, and at the same time, coming to realise our deepest wanting.

2.4 The whole purpose of the season is to arrive at this affirmation: I miss you, Lord.

3. We have got everything in the Eucharist.

3.1 Donation comes to its fullest in the sacrament of the Eucharist. Christ simply didn’t keep anything for himself. He gave away all he had, and all he had was all we need and far more.

3.2 At the same time, the Blessed Sacrament is food for the road; it is the divine manna that gives new strength and purpose to the people of God.

3.3 It is not the case that something of Christ’s treasures is missing in the Eucharist; it is rather the case that we are unable to receive all that is in the sacrament. But the more we come to receive this nourishment, the more able we become to receive even more, so as to identify ourselves with Christ himself.

3.4 This is particularly necessary in order to bring hope to the world and to irradiate true mercy, that is, love that transforms and lifts up human hearts.

La crisis postconciliar de la vida religiosa

“Estamos en presencia de una crisis muy grave de la vida religiosa: no se puede hablar de renovación sino de decadencia. Esta crisis afecta, en primer lugar, al mundo atlántico. La Europa del Este y los pueblos de África y Asia gozan de una situación mucho más sana. La crisis se manifiesta en todos los campos. Los Consejos evangélicos han dejado de considerarse como consagración a Dios, para ser vistos en una perspectiva sociológica y psicológica. Existe, sí, la preocupación de no parecer burgueses, pero en el plano individual ya no se practica la pobreza. La obediencia religiosa se sustituye por la dinámica del grupo. Bajo pretexto de ir contra los formalismos, se abandona toda regularidad en la vida de oración. Las consecuencias de este estado de confusión se advierten, sobre todo, en la escasez de las vocaciones. Pues los jóvenes lo que quieren es una formación seria. Par otra parte se dan continuos abandonos de la vida religiosa, lo que produce escándalo, pues se rompe el pacto que unía al pueblo de Dios…”

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Relación entre trabajo y propiedad privada

282 El Magisterio social de la Iglesia estructura la relación entre trabajo y capital también respecto a la institución de la propiedad privada, al derecho y al uso de ésta. El derecho a la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes y no debe constituir motivo de impedimento al trabajo y al desarrollo de otros. La propiedad, que se adquiere sobre todo mediante el trabajo, debe servir al trabajo. Esto vale de modo particular para la propiedad de los medios de producción; pero el principio concierne también a los bienes propios del mundo financiero, técnico, intelectual y personal.

Los medios de producción « no pueden ser poseídos contra el trabajo, no pueden ser ni siquiera poseídos para poseer ».606 Su posesión se vuelve ilegítima « cuando o sirve para impedir el trabajo de los demás u obtener unas ganancias que no son fruto de la expansión global del trabajo y de la riqueza social, sino más bien de su limitación, de la explotación ilícita, de la especulación y de la ruptura de la solidaridad en el mundo laboral ».607

283 La propiedad privada y pública, así como los diversos mecanismos del sistema económico, deben estar predispuestas para garantizar una economía al servicio del hombre, de manera que contribuyan a poner en práctica el principio del destino universal de los bienes. En esta perspectiva adquiere gran importancia la cuestión relativa a la propiedad y al uso de las nuevas tecnologías y conocimientos que constituyen, en nuestro tiempo, una forma particular de propiedad, no menos importante que la propiedad de la tierra y del capital.608 Estos recursos, como todos los demás bienes, tienen un destino universal; por lo tanto deben también insertarse en un contexto de normas jurídicas y de reglas sociales que garanticen su uso inspirado en criterios de justicia, equidad y respeto de los derechos del hombre. Los nuevos conocimientos y tecnologías, gracias a sus enormes potencialidades, pueden contribuir en modo decisivo a la promoción del progreso social, pero pueden convertirse en factor de desempleo y ensanchamiento de la distancia entre zonas desarrolladas y subdesarrolladas, si permanecen concentrados en los países más ricos o en manos de grupos reducidos de poder.

NOTAS para esta sección

606Juan Pablo II, Carta enc. Laborem exercens, 14: AAS 73 (1981) 613.

607Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 43: AAS 83 (1991) 847.

608Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 32: AAS 83 (1991) 832-833.


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La falta de vocaciones no se arregla con sacerdotes casados

“Valorado y querido por su testimonio como sacerdote, por las eucaristías y retiros que celebra por todo el mundo, donde la acción sanadora y liberadora de Dios se hace explícita para algunos y fuente de fe para todos. Hablamos del sacerdote canadiense Ghislain Roy. Reflexiona aquí sobre diversos tópicos relacionados con el sacerdocio –complejos y controvertidos muchos de ellos- y nos regala también su íntima experiencia del amor omnipotente, justo y misericordioso de Dios…”

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Sobre la naturaleza de la jerarquía en la Iglesia

La iglesia somos todos y los entes no piensan. Eso nos han enseñado. ¿O será que cuando acá escriben iglesia se referirán a algunos laicos, curas, obispos, arzobispos y cardenales que quieren, que los que somos iglesia, pensemos como ellos quieren? Yo trato de vivir el catolicismo como Jesús nos lo ha dicho desde hace más de 2000 años… (Fragmento de una conversación/cuestionamiento en Facebook)

* * *

¿Puede hablarse del pensamiento “de la Iglesia”? Para algunos, la respuesta es que no, y su razón es que “la Iglesia somos todos.” El problema con esa afirmación, a pesar de la popularidad de la que parece gozar es que equipara a la Iglesia con una realidad creada a partir de decisiones o acuerdos humanos, al modo como se crea una empresa o como la gente se reúne en el club de su preferencia. Y eso NO es lo que enseña el Nuevo Testamento (NT).

Lo que a veces se llama, en tono de desconfianza, “jerarquía,” no es otra cosa que la lógica y única posible continuación del ministerio de los apóstoles. Sin embargo, los datos del NT son claros:

1. La Iglesia nace de la predicación de los apóstoles.

2. Los fieles son asiduos a sus enseñanzas (mira Hechos).

3. Los apóstoles enseñan con autoridad, que incluye declarar qué es y qué no es conforme al Evangelio (mira Gálatas)

4. La autoridad apostólica incluye el derecho, extremo ciertamente pero real, de declarar a una persona por fuera de lo que piensa la Iglesia (mira el caso del incestuoso en 1 Corintios)

5. Esta autoridad no declina ni puede disolverse porque los desafíos de los creyentes no son menores, sino incluso mayores, a lo largo del tiempo (mira 1 y 2 Timoteo, y Tito); por ello es preciso que la fe y la doctrina tengan su custodia natural en los sucesores de los apóstoles.

6. No hay ningún otro grupo en la Iglesia que pueda reclamar autoridad venida de los apóstoles, si tomamos en serio el NT.

7. En ningún caso la enseñanza de fe y moral de la Iglesia es asunto de votaciones, consensos o mayorías. Tampoco fue así en el camino que siguió Jesucristo. Él no hizo un referendo para ver si era buena idea ir a la Cruz.

Luego la Iglesia “de todos” donde “todos” determinamos qué hacemos y qué queremos, no es la del NT. Es una herejía que parece amable a algunos pero que no corresponde a la fe cristiana. No puedo decirte otra cosa.

Esto no quita sino que muestra la gravedad de los pecados de los obispos y sacerdotes cuando abusan de su autoridad, o cuando caen en codicia, vanidad o arrogancia.

Y en contra de ese tipo de faltas–de codicia, vanidad o arrogancia–se ha ido el Papa Francisco, en buena hora. Lo que hay que arrancar es el pecado, no negar lo que Cristo dispuso y el Espíritu Santo atestigua con claridad.

Conocer y amar la Iglesia, 2 de 2

[Predicación en la Parroquia de la Inmaculada Concepción en San Luis Potosí, México.]

Parte 2 de 2: Realidades humanas de la Iglesia

II. PROPÓSITO DE CRISTO CON LA IGLESIA

* ¿Jesús porque no escoge algo mejor?

Porque así nos daba esperanza a todos los demás: a pesar de las tantas imperfecciones, Él no nos echa, sino nos educa para que así nuestros corazones ardan con la Palabra. Jesús es claro en la denuncia de nuestras imperfecciones, pero después del regaño, con cariño, humildad y paciencia nos explica las escrituras para que como los discípulos, pueda arder nuestro corazón con fuego.

Porque muchas veces la gente buena, la que no encuentra de que convertirse siempre esta en una actitud mezquina de darle a Dios el mínimo y que Dios me agradezca: Jesús hubiera podido llamar gente aparentemente mas perfecta, pero muchas veces las personas que consideramos mas perfectas, son simplemente las personas que saben esconder mejor sus pecados. Los pecados que son más visibles y públicos, son pecados más fáciles de reconocer y en esa medida, es más fácil que la persona entre por el camino del arrepentimiento. En cambio lo más difícil en la iglesia es lo que se ha llamado “la conversión de los buenos”. Ellos no saben de qué convertirse, nunca ayudan porque creen ya haber hecho mucho; en cambio las personas que todo el mundo despreciaba, al convertirse son los que mas trabajan.

* El que tiene la experiencia de conversión, lo que siente es mas apetito y hambre de Dios, más ganas de servicio y evangelización.

* “Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella”, es decir que Cristo no solo quería reflejar él, la bondad y el poder de Dios, sino que cada uno de nosotros se convirtiera en reflejo de ese mismo amor. De aquí sacamos tres consecuencias:

(1) No se puede amar a Cristo sin amar a la Iglesia.

(2) Cristo es la cabeza y el cuerpo es la Iglesia; no se puede lastimar el Cuerpo de Cristo sin ofender a Cristo.

(3) Cristo es el esposo y la Iglesia es la esposa; si se habla mal de la Iglesia, Cristo, como su esposo, se ofenderá.

Todo el propósito de la misión de Jesús se resume con estas palabras de San Juan “Reunir a los hijos de Dios dispersos”, refiriendose a la pasión del Señor; murió Cristo para reunir a los hijos de Dios dispersos para que hubiera un solo rebaño. El no quiere una colección de ovejas sino un rebaño. Cristo quiere que haya una Iglesia sobre la piedra de la fe de Pedro .

III. CÓMO PODEMOS AYUDAR EN LOS MOMENTOS DIFICILES DE LA IGLESIA

* ¿Qué debemos hacer nosotros frente a las evidentes imperfecciones de la Iglesia para así poder amarla mas?

Debemos orar, no solamente para que los sacerdotes no se equivoquen, sino para que tengan el vigor y el poder del Espíritu y así tener humildad y arrepentimiento de su pecado. Que se encargue la justicia civil o penal en lo que tiene que ver con este mundo y que se encargue la Iglesia en lo que tiene que ver con su oficio, nuestro deber es la oración.

No vamos a ocultar el pecado de los sacerdotes, pero tampoco lo vamos a estar repitiendo ni agrandando.

Debemos prevenir estas imperfecciones y la mejor prevención, es la sana amistad con los sacerdotes, en especial la amistad con las familias porque los sacerdotes así como los laicos, cometen los peores errores cuando sienten que la soledad los agobia.

El trabajo, título de participación

281 La relación entre trabajo y capital se realiza también mediante la participación de los trabajadores en la propiedad, en su gestión y en sus frutos. Esta es una exigencia frecuentemente olvidada, que es necesario, por tanto, valorar mejor: debe procurarse que « toda persona, basándose en su propio trabajo, tenga pleno título a considerarse, al mismo tiempo, “copropietario” de esa especie de gran taller de trabajo en el que se compromete con todos. Un camino para conseguir esa meta podría ser la de asociar, en cuanto sea posible, el trabajo a la propiedad del capital y dar vida a una rica gama de cuerpos intermedios con finalidades económicas, sociales, culturales: cuerpos que gocen de una autonomía efectiva respecto a los poderes públicos, que persigan sus objetivos específicos manteniendo relaciones de colaboración leal y mutua, con subordinación a las exigencias del bien común, y que ofrezcan forma y naturaleza de comunidades vivas, es decir, que los miembros respectivos sean considerados y tratados como personas y sean estimulados a tomar parte activa en la vida de dichas comunidades ».604La nueva organización del trabajo, en la que el saber cuenta más que la sola propiedad de los medios de producción, confirma de forma concreta que el trabajo, por su carácter subjetivo, es título de participación: es indispensable aceptar firmemente esta realidad para valorar la justa posición del trabajo en el proceso productivo y para encontrar modalidades de participación conformes a la subjetividad del trabajo en la peculiaridad de las diversas situaciones concretas.605

NOTAS para esta sección

604Juan Pablo II, Carta enc.Laborem exercens,14: AAS 73 (1981) 616.

605Cf. Concilio Vaticano II, Const. past.Gaudium et spes, 9: AAS 58 (1966) 1031-1032.


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