Llamado urgente a nuestros obispos y sacerdotes

Nuevos actos de profanación; esta vez, en Francia.

Recuerdo bien cuando empecé a predicar que venían tiempos de odio puro contra la fe. Me dijeron fanático.

Hermanos sacerdotes: no basta la sensatez; necesitamos la santa locura del amor que llegó hasta la Cruz.

¿Cuánto más estará Cristo abandonado de los que hemos dicho entregarle nuestras vidas? ¿Todavía no te duele, hermano sacerdote?

¿Es que vas a seguir diciendo que son “actos aislados” de “grupos extremistas” que padecen “trastornos patológicos o mentales”?

¿Todavía no has caído en cuenta de contra quién es esta lucha?

¿Cómo ha de ser entonces nuestra oración, nuestra vida, nuestra predicación, nuestra claridad en el mensaje para el rebaño que le costó su Sangre a Jesús?

¿Es que no ves, es que no vemos qué hora estamos viviendo?

Vivir la fe en las realidades de este mundo

Ama a tu patria: el patriotismo es una virtud cristiana. Pero si el patriotismo se convierte en un nacionalismo que lleva a mirar con desapego, con desprecio -sin caridad cristiana ni justicia- a otros pueblos, a otras naciones, es un pecado.

No es patriotismo justificar delitos… y desconocer los derechos de los demás pueblos.

Escribió también el Apóstol que “no hay distinción de gentil y judío, de circunciso y no circunciso, de bárbaro y escita, de esclavo y libre, sino que Cristo es todo y está en todos”. Estas palabras valen hoy como ayer: ante el Señor, no existen diferencias de nación, de raza, de clase, de estado… Cada uno de nosotros ha renacido en Cristo, para ser una nueva criatura, un hijo de Dios: ¡todos somos hermanos, y fraternalmente hemos de conducirnos!

Ya hace muchos años vi con claridad meridiana un criterio que será siempre válido: el ambiente de la sociedad, con su apartamiento de la fe y la moral cristianas, necesita una nueva forma de vivir y de propagar la verdad eterna del Evangelio: en la misma entraña de la sociedad, del mundo, los hijos de Dios han de brillar por sus virtudes como linternas en la oscuridad -«quasi lucernæ lucentes in caliginoso loco».

Más pensamientos de San Josemaría.

Testimonio público de fe

Con todo gusto hago la siguiente profesión de fe:

1. Creo todo lo que enseña nuestra Iglesia Católica. Mi referencia inmediata es la Sagrada Escritura y considero como expresión viva del magisterio y la tradición el Catecismo de la Iglesia Católica como fue propuesto por el Papa Juan Pablo II. Por supuesto, entiendo que el magisterio y la tradición son realidades vivas en las que obra el Espíritu Santo, conduciendo a todo el pueblo de Dios hacia la verdad completa.

2. Considero como suprema autoridad de nuestra Iglesia, en materia de fe y costumbres, al Sucesor de Pedro, en el presente tiempo, el Papa Francisco, en quien reconozco potestad de magisterio y jurisdicción, inmediata y completa en todo el pueblo de Dios a él confiado por Jesucristo. Rechazo como ajena a mi fe cualquier sugerencia que niegue la verdad del ministerio petrino en el Papa Francisco.

3. Entiendo que, según lo explicado varias veces por diversos pontífices, no todo lo que enseña el Papa pertenece a su magisterio ordinario, y que además, no todo el magisterio del Papa, sino sólo una mínima parte, tiene el carácter de enseñanza infalible.

4. Entiendo como un deber mío de caridad orar cada día, en la Santa Misa, y también fuera de ella, por las intenciones del Papa Francisco, así como muy a menudo oro por las intenciones de mis superiores legítimos: mi Ordinario, que en el presente es el prior provincial de la Provincia Dominicana de Colombia, es decir, fray Said León Amaya, y los obispos de los lugares donde me encuentro, empezando por mi propio domicilio, en Bogotá, y luego en cada sitio donde ofrezco el ministerio de la predicación.

5. Considero un deber de caridad ilustrar con espíritu generoso y fraterno la fe de mis hermanos, pues tal es la misión propia de mi comunidad religiosa. Si bien esto implica entrar en cuestiones disputadas o asuntos a veces difíciles, mi deseo es presentar siempre la fe que hemos recibido de los apóstoles y que tiene precio de la Sangre de Cristo. El ejercicio de este deber trae a veces aplausos y a veces insultos. Mi propósito es no mirar ni a izquierda ni a derecha sino servir al Señor con alegría.

El valor de la sociedad civil

417 La comunidad política se constituye para servir a la sociedad civil, de la cual deriva. La Iglesia ha contribuido a establecer la distinción entre comunidad política y sociedad civil, sobre todo con su visión del hombre, entendido como ser autónomo, relacional, abierto a la Trascendencia: esta visión contrasta tanto con las ideologías políticas de carácter individualista, cuanto con las totalitarias que tienden a absorber la sociedad civil en la esfera del Estado. El empeño de la Iglesia en favor del pluralismo social se propone conseguir una realización más adecuada del bien común y de la misma democracia, según los principios de la solidaridad, la subsidiaridad y la justicia.

La sociedad civil es un conjunto de relaciones y de recursos, culturales y asociativos, relativamente autónomos del ámbito político y del económico: « El fin establecido para la sociedad civil alcanza a todos, en cuanto persigue el bien común, del cual es justo que participen todos y cada uno según la proporción debida ».853 Se caracteriza por su capacidad de iniciativa, orientada a favorecer una convivencia social más libre y justa, en la que los diversos grupos de ciudadanos se asocian y se movilizan para elaborar y expresar sus orientaciones, para hacer frente a sus necesidades fundamentales y para defender sus legítimos intereses.

NOTAS para esta sección

853León XIII, Carta enc. Rerum novarum: Acta Leonis XIII, 11 (1892) 134.


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Las indulgencias

Con motivo del Año de la Misericordia se escucha mucho la palabra “indulgencia.” ¿Qué significa y por qué es importante en la vida de un católico?

* * *

Digamos dos definiciones:

Brevemente: indulgencia es la supresión de la pena debida por los pecados que la Iglesia otorga a quien realice determinadas acciones.

La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos. (cfr. Mt 16, 19). El perdón de la confesión no elimina TODAS las consecuencias del acto de pecar.

Tipos de indulgencias: Las indulgencias se agrupan en dos clases: Indulgencias plenarias: borran todo resto de pecado dejando el alma dispuesta para entrar inmediatamente en el cielo. Indulgencias parciales: borran parte de la pena que los pecados cometidos reclaman.

Condiciones para conseguir una indulgencia plenaria: Esta indulgencia tiene un valor muy grande y requiere varias condiciones:

+Los mismos requisitos que en las indulgencias parciales:
. realizar la acción que la Iglesia premia con esta indulgencia.
. estar en gracia de Dios antes de acabar la obra premiada.
. tener intención al menos general de ganar la indulgencia.

+ Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria cada día.

+ Tener la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial.

+ Confesarse, al menos veinte días antes o después de realizar la acción premiada (sin olvidar que hay que estar en gracia de Dios antes de acabar la acción). Una misma confesión puede servir para ganar varias indulgencias plenarias.

+ Comulgar, en ese mismo periodo de tiempo.

+ Rezar por las intenciones del Papa un Padrenuestro y un Avemaría, u otras oraciones. Debe hacerse también en esos días.

[Adaptado de Catholic.net]

Especie en vía de extinción

Con buena razón la gente se preocupa cuando se extingue una especie animal en algún exótico lugar del mundo.

De modo análogo, es lógico que muchos sientan dolor o indignación cuando se sabe que un idioma que fue hablado y que sirvió de vehículo de ricas tradiciones y de experiencias irrecuperables ha desaparecido de la faz de la tierra.

Hoy quiero referirme a otra especie en vía de extinción. Sólo que no estoy seguro de que la voy a echar de menos. Me refiero a los católicos que se imaginaban que podían permanecer católicos con algunas oraciones de algunos días, y con algunas misas de domingo. Si conoces católicos de esos que creen que su vida de fe se va a poder sostener con tan poquito alimento, tómales una foto para el museo. Muy pronto dejarán de existir.

Los católicos que no estén alimentándose, este año y todos los años, con una oración viva, a partir de un encuentro personal y gozoso con el señorío real y sin fronteras de Jesucristo, esos católicos muy pronto se sentirán tan abrumados por la presión exterior, tan ridiculizados por sus amigos y tan atacados por los enemigos de la fe, que apostatarán en un proceso rápido y sin mucho escándalo. La señal de su apostasía es que ya se sentirán incapaces de transmitir la fe a la próxima generación. Muchos ya no se casarán y muchos entre ellos considerarán que no se debe “imponer” el bautismo a los hijos que tengan.

¿Por qué digo que no me duele mucho la extinción de esa especie? Porque esa supuesta fe se parece a una fachada elegante… que no tenía ni tiene mucho detrás de sí. Por eso no pido duelo por esa desaparición.

Pido en cambio vigor y entusiasmo con la predicación y el testimonio, con la oración y la misión que engendren los nuevos católicos: los que saben que su vida será combate pero no tienen miedo porque ven el ejemplo de los santos, y saben que les aguarda la corona merecida.

Información y democracia

414 La información se encuentra entre los principales instrumentos de participación democrática. Es impensable la participación sin el conocimiento de los problemas de la comunidad política, de los datos de hecho y de las varias propuestas de solución. Es necesario asegurar un pluralismo real en este delicado ámbito de la vida social, garantizando una multiplicidad de formas e instrumentos en el campo de la información y de la comunicación, y facilitando condiciones de igualdad en la posesión y uso de estos instrumentos mediante leyes apropiadas. Entre los obstáculos que se interponen a la plena realización del derecho a la objetividad en la información,847 merece particular atención el fenómeno de las concentraciones editoriales y televisivas, con peligrosos efectos sobre todo el sistema democrático cuando a este fenómeno corresponden vínculos cada vez más estrechos entre la actividad gubernativa, los poderes financieros y la información.

415 Los medios de comunicación social se deben utilizar para edificar y sostener la comunidad humana, en los diversos sectores, económico, político, cultural, educativo, religioso: 848 « La información de estos medios es un servicio del bien común. La sociedad tiene derecho a una información fundada en la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad ».849

La cuestión esencial en este ámbito es si el actual sistema informativo contribuye a hacer a la persona humana realmente mejor, es decir, más madura espiritualmente, más consciente de su dignidad humana, más responsable, más abierta a los demás, en particular a los más necesitados y a los más débiles. Otro aspecto de gran importancia es la necesidad de que las nuevas tecnologías respeten las legítimas diferencias culturales.

416 En el mundo de los medios de comunicación social las dificultades intrínsecas de la comunicación frecuentemente se agigantan a causa de la ideología, del deseo de ganancia y de control político, de las rivalidades y conflictos entre grupos, y otros males sociales. Los valores y principios morales valen también para el sector de las comunicaciones sociales: « La dimensión ética no sólo atañe al contenido de la comunicación (el mensaje) y al proceso de comunicación (cómo se realiza la comunicación), sino también a cuestiones fundamentales, estructurales y sistemáticas, que a menudo incluyen múltiples asuntos de política acerca de la distribución de tecnología y productos de alta calidad (¿quién será rico y quién pobre en información?) ».850

En estas tres áreas —el mensaje, el proceso, las cuestiones estructurales— se debe aplicar un principio moral fundamental: la persona y la comunidad humana son el fin y la medida del uso de los medios de comunicación social. Un segundo principio es complementario del primero: el bien de las personas no se puede realizar independientemente del bien común de las comunidades a las que pertenecen.851 Es necesaria una participación en el proceso de la toma de decisiones acerca de la política de las comunicaciones. Esta participación, de forma pública, debe ser auténticamente representativa y no dirigida a favorecer grupos particulares, cuando los medios de comunicación social persiguen fines de lucro.852

NOTAS para esta sección

847Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 260.

848Cf. Concilio Vaticano II, Decr. Inter mirifica, 3: AAS 56 (1964) 146; Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 45: AAS 68 (1976) 35-36; Juan Pablo II, Carta enc. Redemptoris missio, 37: AAS 83 (1991) 282-286; Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Communio et Progressio, 126-134: AAS 63 (1971) 638- 640; Id., Aetatis novae, 11: AAS 84 (1992) 455-456; Id., Ética en la publicidad, (22 de febrero de 1997), 4-8, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 1997, pp. 10-15.

849Catecismo de la Iglesia Católica, 2494; cf. Concilio Vaticano II, Decr. Inter mirifica, 11: AAS 56 (1964) 148-149.

850Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Ética en las comunicaciones sociales (4 de junio de 2000), 20, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2000, p. 25.

851Cf. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Ética en las comunicaciones sociales (4 de junio de 2000), 22, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano, pp. 27-29.

852Cf. Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Ética en las comunicaciones sociales (4 de junio de 2000), 24, Libreria Editrice Vaticana, Ciudad del Vaticano 2000, pp. 30-32.


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Mensaje del Papa Francisco para el 1 de Enero de 2016

Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1 de enero 2016

Vence la indiferencia y conquista la paz

1. Dios no es indiferente. A Dios le importa la humanidad, Dios no la abandona. Al comienzo del nuevo año, quisiera acompañar con esta profunda convicción los mejores deseos de abundantes bendiciones y de paz, en el signo de la esperanza, para el futuro de cada hombre y cada mujer, de cada familia, pueblo y nación del mundo, así como para los Jefes de Estado y de Gobierno y de los Responsables de las religiones. Por tanto, no perdamos la esperanza de que 2016 nos encuentre a todos firme y confiadamente comprometidos, en realizar la justicia y trabajar por la paz en los diversos ámbitos. Sí, la paz es don de Dios y obra de los hombres. La paz es don de Dios, pero confiado a todos los hombres y a todas las mujeres, llamados a llevarlo a la práctica.
Continuar leyendo “Mensaje del Papa Francisco para el 1 de Enero de 2016”

Claves cibernéticas de evangelización en el siglo XXI

  1. Cristo nunca te deja en “visto”!
  2. Con la Cruz no se puede dar “compartir” si antes no se ha descubierto “me gusta.”
  3. El álbum más precioso del perfil de Cristo esta el corazón de su Santísima Madre, la Virgen María.
  4. En la presencia del Señor no existen grupos privados, y ni siquiera contraseñas.
  5. La pregunta fundamental de la fe cristiana: ¿Cuántos de los “amigos” son verdaderos “seguidores”?
  6. El juicio universal es un “evento” al que todos tendremos que ir, no importa lo que digan las creencias del propio “perfil.”
  7. Ante Cristo, en toda su majestad, la expresión OMG! ya no será un chiste ni una simple exclamación.
  8. En el Instagram de Jesucristo tu perfil se ve con un solo filtro: ETERNIDAD.
  9. Cada sagrario tiene un registro automático de ubicación que reporta tu presencia en los cielos.
  10. Cristo conoce y acepta todo tu “timeline” ¡pero quiere escribir contigo “eventos” nuevos!

[En recuerdo de afecto y admiración por el Papa que guió la barca de Pedro
a las puertas de Tercer Milenio
]

Importancia de los instrumentos de participación política

413 Los partidos políticos tienen la tarea de favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. Los partidos están llamados a interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común,846 ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas. Los partidos deben ser democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión de futuro.

El referéndum es también un instrumento de participación política, con él se realiza una forma directa de elaborar las decisiones políticas. La representación política no excluye, en efecto, que los ciudadanos puedan ser interpelados directamente en las decisiones de mayor importancia para la vida social.

NOTAS para esta sección

846Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 75: AAS 58 (1966) 1097-1099.


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La otra Navidad

La fiesta de Navidad trae la oportunidad de reuniones familiares; todavía mejor, para algunos cristianos es un momento fuerte de encuentro con la humildad, la ternura y la bondad de Dios. El solo hecho de renovar el afecto con nuestros parientes y amigos es algo muy valioso; todavía mejor si hemos recuperado el sentido de la Navidad y hemos aprendido a descubrir en Cristo nuestro gran regalo!

Los que hemos sido bendecidos con tanto amor no podemos olvidarnos de los que todavía se sienten lejos lejos de su familia, lejos de sus amigos, o lejos de algún corazón que pudieran llamar realmente cercano. Es mayor el drama de los que no han descubierto a Cristo; peor aún la condición de los que no quieren saber de Cristo. Nosotros, que hemos recibido tanto, elevamos nuestras oraciones por aquellos que todavía ignoran lo que Dios les ha preparado y lo que ya les ha ofrecido.

Pido entonces que en esta Navidad señalada por el Año de la Misericordia nuestro corazón se vuelva compasivo hacia aquellos que no conocen el verdadero Regalo aquellos que ignoran, omiten o rechazan a Cristo.

Que nuestro testimonio y nuestras oraciones ayuden a crear puentes y avenidas a la gracia divina para que muchos más sepan cuánto han sido amados.

Amén.