LA GRACIA del Martes 5 de Abril de 2016

La Iglesia fundada en el amor de Cristo y alimentada por el Espíritu Santo ha de llegar a ser lugar de acogida, misericordia, crecimiento, unidad, labor misionera, entrega confiada.

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Comunidad Internacional y valores

433 La centralidad de la persona humana y la natural tendencia de las personas y de los pueblos a estrechar relaciones entre sí, son los elementos fundamentales para construir una verdadera Comunidad Internacional, cuya organización debe orientarse al efectivo bien común universal.880 A pesar de que esté ampliamente difundida la aspiración hacia una auténtica comunidad internacional, la unidad de la familia humana no encuentra todavía realización, puesto que se ve obstaculizada por ideologías materialistas y nacionalistas que niegan los valores propios de la persona considerada integralmente, en todas sus dimensiones, material y espiritual, individual y comunitaria. En particular, es moralmente inaceptable cualquier teoría o comportamiento inspirados en el racismo y en la discriminación racial.881

La convivencia entre las Naciones se funda en los mismos valores que deben orientar la de los seres humanos entre sí: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad882. La enseñanza de la Iglesia en el ámbito de los principios constitutivos de la Comunidad Internacional, exhorta a las relaciones entre los pueblos y las comunidades políticas encuentren su justa regulación en la razón, la equidad, el derecho, la negociación, al tiempo que excluye el recurso a la violencia y a la guerra, a formas de discriminación, de intimidación y de engaño.883

434 El derecho se presenta como instrumento de garantía del orden internacional,884 es decir, de la convivencia entre comunidades políticas que individualmente buscan el bien común de sus ciudadanos y que colectivamente deben tender al de todos los pueblos,885 con la convicción de que el bien común de una Nación es inseparable del bien de toda la familia humana.886

La Comunidad Internacional es una comunidad jurídica fundada en la soberanía de cada uno de los Estados miembros, sin vínculos de subordinación que nieguen o limiten su independencia887. Concebir de este modo la comunidad internacional no significa en absoluto relativizar o eliminar las diferencias y características peculiares de cada pueblo, sino favorecer sus expresiones.888 La valoración de las diferentes identidades ayuda a superar las diversas formas de división que tienden a separar los pueblos y hacerlos portadores de un egoísmo de efectos desestabilizadores.

435 El Magisterio reconoce la importancia de la soberanía nacional, concebida ante todo como expresión de la libertad que debe regular las relaciones entre los Estados.889 La soberanía representa la subjetividad 890 de una Nación en su perfil político, económico, social y cultural. La dimensión cultural adquiere un valor decisivo como punto de apoyo para resistir los actos de agresión o las formas de dominio que condicionan la libertad de un país: la cultura constituye la garantía para conservar la identidad de un pueblo, expresa y promueve su soberanía espiritual.891

La soberanía nacional no es, sin embargo, un absoluto. Las Naciones pueden renunciar libremente al ejercicio de algunos de sus derechos, en orden a lograr un objetivo común, con la conciencia de formar una « familia »,892 donde deben reinar la confianza recíproca, el apoyo y respeto mutuos. En esta perspectiva, merece una atenta consideración la ausencia de un acuerdo internacional que vele adecuadamente por « los derechos de las Naciones »,893 cuya preparación podría resolver de manera oportuna las cuestiones relacionadas con la justicia y la libertad en el mundo contemporáneo.

NOTAS para esta sección

888Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 9-10, Tipografía Vaticana, pp. 13-14.

889Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 289; Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 15, Tipografía Vaticana, p. 18.

890Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 15: AAS 80 (1988) 528-530.

891Cf. Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO (2 de junio de 1980), 14: AAS 72 (1980) 744-745.

892Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 14, Tipografía Vaticana, p. 18; cf. también Id., Discurso al Cuerpo Diplomático (13 de enero de 2001), 8: AAS 93 (2001) 319.

893Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 6, Tipografía Vaticana, p. 10.


Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

La vocación universal del cristianismo

432 El mensaje cristiano ofrece una visión universal de la vida de los hombres y de los pueblos sobre la tierra,874 que hace comprender la unidad de la familia humana.875 Esta unidad no se construye con la fuerza de las armas, del terror o de la prepotencia; es más bien el resultado de aquel « supremo modelo de unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en tres personas… que los cristianos expresamos con la palabra “comunión” »,876 y una conquista de la fuerza moral y cultural de la libertad.877 El mensaje cristiano ha sido decisivo para hacer entender a la humanidad que los pueblos tienden a unirse no sólo en razón de formas de organización, de vicisitudes políticas, de proyectos económicos o en nombre de un internacionalismo abstracto e ideológico, sino porque libremente se orientan hacia la cooperación, conscientes de « pertenecer como miembros vivos a la gran comunidad mundial ».878 La comunidad mundial debe proponerse cada vez más y mejor como figura concreta de la unidad querida por el Creador: « Ninguna época podrá borrar la unidad social de los hombres, puesto que consta de individuos que poseen con igual derecho una misma dignidad natural. Por esta causa, será siempre necesario, por imperativos de la misma naturaleza, atender debidamente al bien universal, es decir, al que afecta a toda la familia humana ».879

NOTAS para esta sección

874Cf. Pío XII, Discurso a los Juristas Católicos sobre las Comunidades de Estados y de pueblos (6 de diciembre de 1953), 2: AAS 45 (1953) 795.

875Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 42: AAS 58 (1966) 1060-1061

876Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 40: AAS 80 (1988) 569.

877Cf. Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 12, Tipografía Vaticana, p. 15.

878Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 296.

879Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 292.


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La Iglesia: siempre necesitada de purificación

Convengo contigo en que hay católicos, practicantes y aun piadosos ante los ojos de los demás, y quizá sinceramente convencidos, que sirven ingenuamente a los enemigos de la Iglesia… -Los ha colado en su propia casa, con nombres distintos mal aplicados -ecumenismo, pluralismo, democracia-, el peor adversario: la ignorancia.

Aunque parezca una paradoja, no rara vez sucede que, aquéllos que se llaman a sí mismos hijos de la Iglesia, son precisamente los que mayor confusión siembran.

Estás cansado de luchar. Te ha asqueado ese ambiente, caracterizado por la falta de lealtad… ¡Todos se lanzan sobre el caído, para pisotearlo! No sé por qué te extrañas. Ya le sucedió lo mismo a Jesucristo, pero El no se echó atrás, porque había venido para salvar justamente a los enfermos y a los que no le comprendían.

Más pensamientos de San Josemaría.

Lo que no es noticia en los grandes medios

hechas las averiguaciones y encuestas del caso, lo puedo afirmar con bastante firmeza: que cuatro mujeres sean maltratadas hasta matarlas es noticia que atraviesa el mundo entero… excepto si son cuatro religiosas de nuestra Iglesia Católica. Entiende, tú que esto lees, en qué mundo estamos viviendo y cuáles son los medios de comunicación que construyen una “realidad” falsa en torno nuestro y, a menudo, con nuestra complicidad.

Otro caso de obispo católico calumniado miserablemente

Absuelto Mons. Max Davis de abusos sexuales, ninguna película podrá reparar el daño.

Nota importante: Entendemos que Mons. Davis es una víctima más de injusticias y en este caso de un abuso a la justicia. Ello de ningún modo disminuye la espantosa gravedad del crimen de abuso contra aquellos menores de edad. Con fuerza debe ser denunciado TODO abuso, en cualquier orden moral que se presente.

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Sentir con la Iglesia

Los que no quieren entender que la fe exige servicio a la Iglesia y a las almas, tarde o temprano invierten los términos, y acaban por servirse de la Iglesia y de las almas, para sus fines personales.

Ojalá no caigas, nunca, en el error de identificar el Cuerpo Místico de Cristo con la determinada actitud, personal o pública, de uno cualquiera de sus miembros. Y ojalá no des pie a que gente menos formada caiga en ese error. -¡Mira si es importante tu coherencia, tu lealtad!

No te entiendo cuando, hablando de cuestiones de moral y de fe, me dices que eres un católico independiente… -¿Independiente de quién? Esa falsa independencia equivale a salirse del camino de Cristo.

No cedas nunca en la doctrina de la Iglesia. -Al hacer una aleación, el mejor metal es el que pierde. Además, ese tesoro no es tuyo, y -como narra el Evangelio- el Dueño te puede pedir cuentas cuando menos lo esperes.

Más pensamientos de San Josemaría.

Evangelizar con el arte

Creo que pocas series de predicación han tenido un efecto tan amplio y ágil como las cuatro charlas del VI Encuentro de Músicos y Teatro, realizado en Asunción, Paraguay. Si estás en el mundo de los ministerios de música, las corales, los grupos de teatro, o si simplemente amas la vida de la Iglesia, reserva unas cuatro horas en la próxima semana para ver esta serie.

Jesucristo prototipo y fundamento de la nueva humanidad

431 El Señor Jesús es el prototipo y el fundamento de la nueva humanidad. En Él, verdadera « imagen de Dios » (2 Co 4,4), encuentra su plenitud el hombre creado por Dios a su imagen. En el testimonio definitivo de amor que Dios ha manifestado en la Cruz de Cristo, todas las barreras de enemistad han sido derribadas (cf. Ef 2,12-18) y para cuantos viven la vida nueva en Cristo, las diferencias raciales y culturales no son ya motivo de división (cf. Rm 10,12; Ga 3,26-28; Col 3,11).

Gracias al Espíritu, la Iglesia conoce el designio divino que alcanza a todo el género humano (cf. Hch 17,26) y que está destinado a reunir, en el misterio de una salvación realizada bajo el señorío de Cristo (cf. Ef 1,8-10), toda la realidad creatural fragmentada y dispersa. Desde el día de Pentecostés, cuando la Resurrección es anunciada a los diversos pueblos y comprendida por cada uno en su propia lengua (cf. Hch 2,6), la Iglesia cumple la misión de restaurar y testimoniar la unidad perdida en Babel: gracias a este ministerio eclesial, la familia humana está llamada a redescubrir su unidad y a reconocer la riqueza de sus diferencias, para alcanzar en Cristo « la unidad completa ».873

NOTAS para esta sección

873Concilio Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 1: AAS 57 (1965) 5.


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Una Unión Europea cada vez más musulmana

“La población musulmana será el 4,09 por ciento en la Unión Europea en 2020. Y, en 2050, crecerá hasta el 8,12%. Mientras, los cristianos bajarán del 74,23% actual al 61,81% a mediados de siglo, según cálculos de ABC a partir de los datos del prestigioso instituto Pew Research Center. Las estimaciones obedecen principalmente a la menor edad media actual de los practicantes del Islam, su mayor ratio de fertilidad y la inmigración…”

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Evangelizar con la música y el arte, 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

[VI Encuentro de Música y Teatro organizado por la Renovación Carismática Católica del Paraguay]

Tema 1 de 4: Que Cristo sea fuerte en nuestra vida

Un evangelizador católico es aquel que puede decir que su fortaleza no son sus fortalezas.

La ley fundamental del predicador es: tu ministerio tendrá fuerza proporcional al impacto y presencia de Cristo en tu vida.

Cristo es fuerte en nuestra vida cuando estamos ávidos de sus enseñanzas, conscientes de nuestras fragilidades y en sincero combate con nuestros pecados.