El acuerdo China-Vaticano: algún paso positivo, pero sin olvidar a los mártires

“Para los optimistas el acuerdo provisorio es «histórico»; para los pesimistas es el inicio del total mal vender la Iglesia al Partido. El Papa está dentro de los nombramientos de los obispos. Pero no sabemos nada sobre el derecho al veto. Es bueno el haber cancelado la excomunión, pero los fieles se esperan un pedido público de perdón. China no pidió la ruptura con Taiwán como condición previa. Los mártires lituanos elogiados, mientras que sigue el silencio sobre los mártires chinos…”

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Diez respuestas del cardenal Caffarra

“Para dar una idea de ello, hemos imaginado diez preguntas que podríamos hacerle al cardenal Caffarra, y cuya respuesta, extraída de aquí y de allá en sus páginas, muestra una asombrosa capacidad para transmitir ideas fuertes, sólidas y contra la corriente dominante con gran sencillez y al alcance de cualquier oyente o lector…”

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Anatomía del Combate Espiritual

¿Cómo no ver la garra del demonio, cómo no sentir su hedor, allí donde el orden de las cosas se pervierte hasta convertirse en caricatura que hace la guerra al propósito orginal de Dios? Suframos juntos la siguiente lista y entendamos la clase de combate en que estamos:

1. Que el vientre femenino, manantial de vida, se convierta, a través del aborto, en una cámara de tortura y luego ejecución de seres humanos inocentes: algo peor que cualquier basurero o cementerio.

2. Que el CRIMEN del aborto se vuelva LEY, y que luego otra ley castigue a quienes quieren impedir o incluso solo disminuir ese crimen.

3. Que algunos de los primeros encargados en predicar la conversión y la santidad, esto es, los sacerdotes, sean primeros en corromper a menores de edad indefensos.

4. Que las comunidades religiosas traicionen sus propios carismas, de modo que quienes debieran brillar en una determinada virtud se destaquen exactamente por el vicio opuesto.

5. Que la liturgia, cumbre del honor que el hombre puede tributar a Dios, se convierta en lugar de exhibición y egolatría para el ser humano, de espaldas a Dios.

6. Que se pongan barreras físicas o químicas a la unión íntima entre el hombre y la mujer, y luego ellos digan que están haciendo el amor, cuyo fruto es unión, mientras marcan su mutua distancia.

7. Que las mujeres digan, como si nada, que se están “cuidando” cuando tienen sexo deliberadamente estéril. “Cuidarse” solo puede significar ahí: cuidarse de un enemigo/problema/intruso llamado “hijo.” ¡Madres que ya rechazan a los hijos que no han tenido!

8. Que haya quienes para evangelizar al mundo se acercan tanto a él que al final el mundo los “evangeliza” a ellos, y así algunos clérigos muy destacados se convierten en acérrimos enemigos de la Iglesia a la que supuestamente servían.

9. Que haya seminarios en donde algunos pierden su fe, en medio de escándalos; mientras que algunas casas de formación de religiosos o religiosas sean lugar de deformación moral.

10. Que en tantas ocasiones el mal cuente con profesionales dedicados y el bien solo tenga aficionados inconstantes.

Tiempo este nuestro para orar, y para meditar Efesios 6,10-20.

Así estamos. Oculta soberbia, lujuria manifiesta.

“Pero todas esas medidas, ciertamente buenas y necesarias, serían aplicables al saneamiento de cualquier sociedad o institución que hubiera sufrido una corrupción en alguna parte de su ser. Son medios de mayor o menor eficacia para reducir el desastre, o incluso eliminarlo. Pero como en su mayoría se dan en el orden administrativo-funcional-laboral-policíaco-judicial, no llegan a operar lo suficiente en la mente, voluntad y sensibilidad de las personas. Son buenas y necesarias, pero no bastan, especialmente en el caso de la Iglesia. Disminuirán los robos, quizá, pero no el número de ladrones…”

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Un texto de extraordinaria actualidad

En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: Predica la Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio. (2 Timoteo 4,1-5)

Meditación sobre la fidelidad sacerdotal

La ordenación sacerdotal no es un asunto “privado” que se limite al interior de una persona. La Iglesia entera se empeña, se entrega, ora y hace sacrificios por aquellos varones en quienes espera ver algo del rostro de su Amado. ¿No cuenta eso?

Por eso, dar la espalda al ministerio no es un asunto individual que se resuelva o discierna simplemente en “cómo me estoy sintiendo YO…” ¿No importan acaso los gemidos de los que se ven confundidos y abandonados? ¿No importa la Iglesia y su larga fila de menesterosos?

San Pablo resume así la vida y obra de Cristo: “Él amó a la Iglesia, y se entregó por Ella…” (Efesios 5,25). Los fieles esperan eso de nosotros, los sacerdotes: que nuestra pasión, nuestra compañía, nuestra tarea cotidiana y descanso bendito estén en Ella.

El amor de Cristo por su Amada se hace visible en cada eucaristía, cuando el rostro de un humano se transfigura y deja ver un destello del “más hermoso de los hombres, en cuyos labios se derrama la gracia” (Salmo 45,2) ¡Los fieles TIENEN DERECHO de ver eso!

Yo sé muy bien que estos misterios, los propios del sacramento del Orden, rebasan nuestra naturaleza, pero no como exigencia exterior y opresiva, sino como llamarada de amor agradecido, como torrente encajonado que solo descansa dándose por Cristo y en Cristo.

Y por eso, porque el misterio de nuestra ordenación nos supera, entonces es verdad que a nosotros sacerdotes, más que a nadie, nos competen la fe, la humildad, la oración continua, la prudencia sobrenatural, y el recurso frecuente al sacramento de la confesión.

No se equivoca la gente cuando espera tanto de nosotros. Hermano sacerdote: cuidado con aquel o aquella que quiere disminuir el don. Ese o esa no te ama bien, aunque sea amable y dulce contigo. Bien te ama quien te ayuda a ser lo que fuiste el día de tu ordenación.

Petición especial

Por misericordia nunca ha sucedido pero si un día yo dijera que deseo dejar el sacerdocio, POR FAVOR no me feliciten; no me digan que soy “valiente” ni que “comprenden” mi honestidad: al contrario, oren, ayunen, exhórtenme con fuerza, recuérdenme el precio de las almas! Gracias

Mantener la esperanza

Fray Nelson Medina: ¿cómo mantener la esperanza? Todos los días hay noticias decepcionantes sobre pugnas de poder, encubrimientos, violaciones, corrupción dentro de la misma Iglesia. ¿De dónde surge así la esperanza? –E.B.

* * *

Tu pregunta está muy bien enunciada porque hablas de la virtud de la ESPERANZA que solo brilla cuando hay penumbras y tinieblas. El día soleado y bello no requiere de grandes esperanzas; el día nublado y de tormenta, sí que lo reclama. De modo que estos tiempos difíciles son precisamente los tiempos en que la verdadera virtud teologal de la esperanza puede y debe brillar.

1. Empecemos aclarando que los medios de comunicación destacarán siempre lo más escandaloso y callarán la dedicación, muchas veces heroica, de millones de cristianos y de miles de sacerdotes. Por eso aquel refrán: “los sacerdotes son como los aviones: sólo son noticia cuando caen.”

2. Cada uno debe mirar su propia responsabilidad en la santidad de la Iglesia. En el Credo afirmamos nuestra fe en la comunión de los santos. Ello implica muchísima más oración, testimonio, evangelización, penitencia y fraternidad que lo que vivimos hoy los católicos. Debemos ver estos tiempos como llamado a la conversión y a la santidad.

3. Una mirada a la Historia de la Iglesia nos muestra dos cosas: que las crisis han sido más la norma que la excepción, y que de las crisis sólo se sale siguiendo el ejemplo de los santos. Y el empeño por la santidad es lo más bello en lo que se puede empeñarse el corazón humano.

4. Hay muchas cosas buenas que están sucediendo. Movimientos eclesiales, parroquias renovadas, vocaciones generosas. Apoyar con nuestro cariño y alegría esos brotes de vida nueva trae esperanza al corazón.

5. “Dios está a cargo”: este pensamiento no pierde actualidad. Él es Señor, de este tiempo y de todos los tiempos. no solamente debemos estar ya esperanzados sino gozosos desde la certeza de que algo muy bueno está preparando Dios cuando así quiere purificar a su Iglesia.

Ante la crisis en la Iglesia

Mucho se está hablando estos días de la crisis dentro de la #IglesiaCatólica y la división que se ha creado en ella. Sean o no sean verdad las acusaciones hechas contra el Papa, muchos católicos empiezan a cansarse y a preguntarse qué pueden hacer. Aquí mi propuesta:

La historia de nuestra Iglesia ha estado siempre plagada de crisis. Sus mismos inicios estuvieron manchados con la traición de Judas, la negación de Pedro y tantos otros pecados que llevaron a Cristo a la Cruz. En el siglo X se vivió el así llamado “Siglo oscuro”, en el que los Papas estaban al servicio de las familias romanas, que los usaban a su antojo para sus intereses políticos y familiares. El Cisma de Occidente vio a tres papas luchando entre sí por ser el legítimo Vicario de Cristo. El Renacimiento tuvo a papas como Alejandro VI o Julio II, que dejaron mucho que desear de su misión como Sucesores de Pedro. En el siglo XVIII, algunos Papas jugaban a ser emperadores e incluso uno de ellos (Clemente XIV) cayó en los juegos políticos de reyes masones y suprimió la Compañía de Jesús. Y la Iglesia siguió adelante…

Y en todos estos períodos han existido Cardenales, Obispos, sacerdotes y laicos que de católicos no tuvieron nada, sino que mancharon la Iglesia de Cristo y ofendieron terriblemente a Dios con sus tremendos pecados. Así pues, nuestra época no es ajena o especial. Toda la historia de la Iglesia ha estado manchada por el mal y la miseria de muchos de sus miembros.

Y aquí viene la pregunta: ¿cómo es que ha seguido? ¿Qué es lo que la ha sostenido en estos dos milenios de historia?

Primeramente, porque es Dios quien está detrás. No se entendería nada si no fuera por Él. Pero, también, esa historia de pecado siempre fue acompañada por historia de santidad: hombres y mujeres, papas, cardenales, obispos, sacerdotes y laicos santos que, con su vida y ejemplo, elevaron el nombre de la Iglesia y de Cristo.

La historia, sin los santos, sólo son guerras, cambios de poder de un país a otro, corrupción y pecado. Pero, cada cierto tiempo, Dios señala el camino que Él quiere que sigan las cosas que han de ocurrir, y el letrero que Él usa una y otra vez es un santo.

Por eso, quiero proponer como respuesta muy inmediata y clara a lo que estamos atravesando como Iglesia, una llamada a todos a buscar con nuestra vida, ejemplo, oración, apostolado, etc., a mostrar el verdadero rostro de Cristo. Llamo a una #RevoluciónSantidad

Tú que lees estos pensamientos, puedes y debes ser santo. Tú y yo podemos sostener con nuestros pequeños o grandes actos de amor a nuestra Iglesia sufriente, a Cristo que llora aquí en la tierra por nosotros. ¡Sé santo ahí en donde estás y en donde Dios te llama! Médico, arquitecto, sacerdote, ama de casa, estudiante, político, ingeniero… ¡lo que sea! ¡Ser santo es como vamos a cambiar nuestro mundo y como mejoraremos nuestra Iglesia!

Y esto no se trata de tomar partido por nadie, sino que es una invitación a buscar ser lo que tenemos que ser. Y si de verdad somos eso que tenemos que ser, ¡prenderemos fuego al mundo!

Pbro. Juan Ruiz Jorge LC

Carta abierta a / Open letter to / James Martin, SJ

[Original English version below]

James Martin, SJ:

Usted puede decir lo que dice porque está donde está. Y Usted está donde está porque hay poderosos prelados que le brindan ilimitado apoyo y le han promocionado una y otra vez. Sin embargo, ellos no estarán para siempre ni su apoyo durará para siempre.

En el momento apropiado, según la providencia de Dios, la verdad brillará fuerte y la genuina misericordia se ofrecerá de nuevo. Misericordia no es aprender a vivir al lado del pecado sino vencer al pecado mediante el arrepentimiento y la conversión, como San Ignacio enseñó muy bien.

Porque un pecado es un pecado, con toda el azúcar que se le eche encima, o bajo capas y capas de retórica bien elaborada. Y cada pecador merece ser guiado a la plena luz del Evangelio, sin importar cuán fuera de su alcance pueda parecerle al principio.

James: muchos de nosotros estamos rezando por Usted.


James Martin, SJ, es uno de los más visibles promotres del lobby LGBTI dentro de la Iglesia Católica. Ver aquí por ejemplo.


[English version:]

@JamesMartinSJ, You can say what you say because you are where you are. And you are where you are because powerful prelates give you limitless support and keep promoting you. Yet they will not be forever nor will their support last forever.

At the proper time, in accordance with God’s providence, truth will shine strong and true mercy will be offered anew: It’s not about learning to live side by side with sin but overcoming sin through repentance and conversion, as St. Ignatius taught so well.

For a sin is a sin, even under many coats of sugar and layers upon layers of well-crafted rethoric. And every sinner deserves to be guided to the full light of the Gospel no matter how out of reach it may look like at the beginning. James, many of us are praying for you.


James Martin, SJ is a most vocal promotor of the LGBTI lobby within the Roman Catholic Church.