El Concilio Vaticano II, cuarenta años después (1)

Desde el descontento hasta la gratitud

El 8 de diciembre de 1965 tuvo lugar la clausura del Concilio Vaticano II, sin duda el acontecimiento eclesial de mayor impacto en el siglo XX. Cuarenta años después la discusión sobre sus intenciones, logros y deficiencias es amplia y algunas veces agria. No es difícil encontrar posturas divergentes, que van desde el descontento hasta la gratitud. Hay quienes piensan que apenas se avanzó un poco, aunque en la dirección correcta, y hay quienes piensan que sólo un milagro puede salvar a la Iglesia de los desmanes de aquella época. Algunos hablan como si la Iglesia hubiera empezado a existir hace 40 años y otros creen que la Iglesia, la verdadera, existió sólo hasta el comienzo del Concilio.

La discusión no es menos intensa si se piensa en las realidades actuales. Para algunos, el Papa Juan Pablo II es el adalid y verdadero intérprete del Concilio; otros dirán que él consumó la “traición” a la tradición, y otros que traicionó el “espíritu” del Concilio. Especialmente esta última expresión es bastante socorrida por esta época aquí en Europa: para muchos el Papa Benedicto viene a ser el sepulturero de ese “espíritu,” pues las consignas esenciales de colegialidad, subsidiaredad, comunión y participación están siendo relegadas bajo montañas de leyes, rúbricas, disciplina y manuales.

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Jesús en tu Casa

Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta.

Al abrir la puerta como sorpresa encontró al diablo quien lo agarró del pelo, lo pateó, lo golpeó y se luego se fue.

¿Y dijo el muchacho que debo hacer?

De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó…

¡Si Él esta en mi casa el diablo no va a entrar!

!Entonces lo invitó a pasar y le mostró la casa y le dijo, puedes venir mañana cuando el diablo pase por aquí…

Y Jesús le dijo que sí.

Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa.

El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una golpiza.

Entonces el muchacho muy molesto le reclamó a Jesús que porqué no hizo nada por defenderlo y dijo: No hice nada porque no estoy en mi casa, sólo estoy de visita.

El muchacho pensó un poco y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y dijo:

Vas a seguir viviendo aquí, éste será tu cuarto y Jesús aceptó.

Como era ya costumbre al día siguiente tocaron nuevamente la puerta, y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta pues ya Jesús vivía en su casa, y el diablo nuevamente le dió la golpiza.

El joven, molesto fue donde Jesús y dijo: Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme?

Y Jesús contestó: Yo sólo vivo en tu casa, en mi cuarto. Mientras no estés en mi cuarto no te puedo defender.

Entonces el joven reflexionó un poco y dijo:

De hoy en adelante ésta es tu casa, yo estaré aquí como un invitado si me lo permites.. Y así fue.

Al otro día tocan nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta pues ya no era él dueño de la casa, al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa.

Queridos amigos, como consejo quiero decir que no es suficiente el decir dentro de nosotros que Jesús vive en nuestro corazón, tenemos que entregar de corazón nuestra vida para que Él pueda actuar por nosotros.

El Documento reciente del Vaticano

Algunos amigos me han preguntado por qué no he escrito nada sobre el reciente documento del Vaticano sobre la homosexualidad, o para ser más precisos, la Instrucción sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las Órdenes sagradas, del 4 de noviembre de 2005, emitida por la Congregación para la Educación Católica y suscrita por el Papa Benedicto XVI.

La razón para mi silencio es muy sencilla: estoy de acuerdo con cada una de las palabras de la citada Instrucción, a la cual considero muy respetuosa con todos y muy clara sobre la mente de la Iglesia en esta materia tan importante.

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Gratitud al invisible

Se cuenta una leyenda de dos jóvenes vagabundos que comentaban irónicamente el hecho de que la gente acudiese a la iglesia a adorar a un Dios que no se ve.

Un rico caballero, compadecido de aquellos miserables de cuerpo y alma, hízoles llevar, cuando se hallaban dormidos, a un palacio situado en una isla. Allí las comidas aparecían por encanto y si se empeñaban en vigilar su aparición las encontraban dispuestas en otro aposento. Un coche del mejor modelo estaba a su disposición a la puerta del jardín. Las luces y la calefacción se encendían a su hora por mano invisible.

Notaron que la parte del edificio que a ellos era dable recorrer no era más que una mitad y nunca se abrían ante sus ojos las puertas azules que daban acceso a la otra. Intrigados empezaron a dirigirse en voz alta a su benefactor invisible, y muchas veces, aunque no siempre, veían cumplidas sus demandas. También daban gracias, a grandes voces, expresando su deseo de conocer a su generoso protector.

En una de tales ocasiones abríase una de las azules puertas y apareció éste sonriendo, rodeado de una multitud de criados.

Podéis comprender ahora, les dijo, por qué muchos hombres inteligentes rinden culto a un Dios que no ven. Tienen motivo para ello pues, ¿no encuentran preparada todos los años su comida por las fuerzas de la providencia? ¿No las ilumina y calienta su sol todos los días? ¿No pasean su ser mortal en un maravilloso vehículo de carne y huesos cuyo motor no para nunca? Justo es que sean como vosotros agradecidos a Quien, no dejándose ver corporalmente, se hace visible por sus obras.

Religiosas, ¿qué futuro? (1)

¿Habrá religiosas en el panorama de la Iglesia dentro de diez años, cuarenta años, cien años? ¿Qué tan relevantes serán para ellas cosas como el uso del hábito o la oración en común? ¿Qué tipo de obediencia o de relaciones de autoridad, en general, existirán entre aquellas mujeres? ¿Será muy diferente la situación en los distintos países y culturas, o habrá fuertes estándares globales? ¿Es cierto lo que algunos dicen, que el Estado terminará de asumir lo que hoy llamamos obras asistenciales, y también la educación, de modo que quedará sólo espacio para la vida contemplativa? Las nuevas formas de consagración seglar y el impulso atrayento del compromiso laical ¿dejan espacio para una vida religiosa con todas sus exigencias de comunidad?

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Algo sobre el poder, 3

Pero, ¿quién hace la agenda?

Una de las características de la palabra profética es que se adelanta a su tiempo. Esto ha caracterizado tan hondamente a los profetas que la mayor parte de la gente asocia profetizar con “anunciar por anticipado.” Historias como la de Jonás muestran los límites de esta perspectiva. Jonás predijo la catástrofe de Nínive, y esto a la postré no sucedió, para disgusto dle mismo profeta. Dios le explicó que no habría tal catástrofe porque él es compasivo y porque los ninivitas cambiaron su vida; se convirtieron precisamente al escuchar la palabra de Jonás. Así queda a la vista que el profeta no es alguien que ha visto una película del futuro y nos da adelantos, sino alguien que va en la avanzada y que, recibiendo luz de Dios, entra en los caminos de la Historia por senderos mucho más hondos y certeros.

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Algo sobre el poder, 2

El Papa quiere obispos que asuman más su rol profético

El 5 de noviembre pasado, con motivo de la visita ad limina de los obispos de Austria, el Papa Benedicto XVI exhortó al episcopado de ese país con palabras que son una invitación en línea con el ministerio de los profetas, los apóstoles y los mártires:

Por lo que se refiere al testimonio de fe, recordad que es el primer deber del obispo. ‘No me acobardé de anunciaros todo el designio de Dios’, dijo el apóstol San Pablo en Efeso. Es verdad que debemos actuar con delicadeza, pero esa actitud no debe impedirnos presentar con claridad el mensaje divino, incluso en aquellas materias que no gozan de la simpatía general, o que provocan reacciones de protesta o incluso de burla, sobre todo en el ámbito de la verdad de la fe o de las enseñanzas morales.

Señales en la misma dirección parecen dar algunos obispos españoles que se han unidos a manifestaciones públicas y marchas, o que en sus declaraciones han salido en defensa de valores como la familia tradicional. En otra línea, se recuerda bien todavía la huelga de hambre del obispo franciscano Luiz Flavio Cappio, para impedir que el trasvase del Río San Francisco, segundo más importante de Brasil, dejara sin agua o encareciera excesivamente el agua de miles de campesinos. Al final, el gobierno de ese país aceptó reabrir la discusión sobre el proyecto en su conjunto.

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Algo sobre el poder, 1

No siempre el poder es poderoso

Mi experiencia en asuntos de gobierno es en realidad pequeña, y se limita lo que sigue: Fui miembro del Consejo de Provincia de los Dominicos en Colombia cuatro años, y algo más de ese tiempo estuve en el Consejo de Fundadores de la Universidad Santo Tomás. Antes de venir a Irlanda fui superior durante algo más de dos años en la naciente casa de los Dominicos en Villavicencio, Colombia.

Para todos los que queremos un mundo mejor y una Iglesia más viva y fiel a su Mensaje el tema del poder es recurrente. En efecto, ningún cambio tendrá larga vida si no es avalado por quien tiene la autoridad legítima.

Pero una cosa es hablar del poder y otra gobernar. Mi propia experiencia me inclina a pensar que no siempre tiene más poder el que está en el poder. Las lecturas de la Misa de ayer iban en ese sentido: el rey Darío envía a Daniel al foso de los leones a pesar de estar convencido de su inocencia (la historia ocupa todo el capítulo sexto del libro de Daniel). La cosa es irónica, evidentemente, porque juega con lo ridículo que resulta un rey superpoderoso que sin embargo tiene que obedecer y termina haciendo lo que no quiere. Sólo una intervención milagrosa salva a Daniel de los leones (y a Darío de sus consejeros…).

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Un Contestador en el Cielo

¿Qué sucedería si Dios instalara un contestador telefónico automático en el cielo? Imagínate orando y escuchando el siguiente mensaje:

Gracias por llamar a la Casa de mi Padre. Por favor selecciona una de estas opciones:

* Presiona 1 para peticiones.

* Presiona 2 para acciones de gracias.

* Presiona 3 para quejas.

* Presiona 4 para cualquier otro asunto”

Imagínate que Dios usara esta conocida excusa:

“De momento todos nuestros ángeles están ocupados, atendiendo a otros clientes. Por favor manténgase orando en la línea, su llamada será atendida en el orden que fue recibida.”…

¿Te imaginas obteniendo este tipo de respuestas cuando llames a Dios en tu oración?:

* Si deseas hablar con Gabriel, presiona 5.

*Con Miguel, presiona 6.

*Con cualquier otro ángel, presiona 7.

* Si deseas que el Rey David te cante un Salmo, presiona 8.

* Si deseas obtener respuestas a preguntas necias sobre los dinosaurios, la edad de la Tierra, donde esta el Arca de Noe, por favor espérate a llegar al Cielo.

¿Te imaginas lo siguiente en tu oración?:

Nuestra computadora señala que ya llamaste hoy. Por favor despeja la línea para otros que también quieren orar…

O bien: Nuestras oficinas están cerradas por Semana Santa. Por favor, vuelve a llamar el Lunes.

Gracias a Dios que esto no sucede!

Gracias a Dios que le puedes llamar en oración cuantas veces necesites!

Gracias a Dios que a la primera llamada, El siempre te contesta!

Gracias a Dios porque la línea de Jesús nunca esta ocupada!

Gracias a Dios que El nos responde y nos conoce por nuestro nombre!

Gracias a Dios que El conoce nuestras necesidades antes de que se las manifestemos!

Gracias a DIOS porque de nosotros depende llamarle en oración!!

Confesándose con Dios… por medio del sacerdote

Cierto día, en Misa un amigo dirigiendose a otro le comentaba:

– Me alegra que por fin te hayas decidido a confesarte… y a comulgar.

– ¿Confesar yo?, decía el interpelado. No, no soy tan tonto. Los curas no son necesarios; son hombres como tú y como yo y lo que hago es confesarme con Dios: le cuento lo que me pasa, le pido perdón y listo.

– Es asombroso, respondió su amigo, lo inteligente que eres. La verdad es posible que tengas razón, y que todos los demás seamos unos imbéciles, pero lo que no me cabe en la cabeza es como un hombre de tu inteligencia se queda en la mitad.

– ¿La mitad?. No te entiendo, preguntó a la vez el otro.

– Sí hombre, contestó. Tú has comulgado y te has arrodillado ante el Sagrario. Pues bien dada tu mente inteligente y abierta lo más logico sería que fueses al mercado comprases un poco de pan, lo consagrases tú, comulgases, y te guardases el resto en una urna, ¿no? Pero a quedarte a medias….

– Yo no puedo consagrar; ese poder Dios se lo dió solo a los sacerdotes, y -gracias amigo, me has hecho ver claro. Tengo suerte, aún hay un confesionario.

Bendiciones y Desgracias

En un pequeño pueblo vivía un anciano con su hijo de 17 años. Un día, el único caballo blanco con que trabajaba saltó la reja y se fue con varios caballos salvajes.

La gente del pueblo murmuraba: ¡que desgracia la suya, don Cipriano! Y el tranquilo, contestaba: “quizás una desgracia o quizás una bendición”.

Días después, el caballo blanco volvió junto a un hermoso caballo salvaje,y la gente saludaba al anciano diciéndole: “¡que bendición!”, a lo que don Cipriano replicaba: “quizás una desgracia o quizás una bendición”.

A los pocos días, el hijo adolescente, mientras montaba el caballo salvaje para domarlo, fue derribado y se fracturÓ una pierna, a raíz de lo cual empezó a cojear, y la gente le decía al anciano: ¡que desgracia la suya, buen hombre, a lo que replicaba: “quizás una desgracia o quizás una bendición”.

Días después inicio la guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llevados al frente de batalla, pero a su hijo no lo llevaron por su cojera, y toda la gente del pueblo saludaba al anciano y le comentaba: ¡Que bendición la suya, don Cipriano!. Y él, con su fe inquebrantable, contestó una vez mas diciendo: Solo Dios lo sabe, quizás sea una bendición o quizás sea una desgracia.

Efectivamente, sólo Dios sabe, El nunca se equivoca. Por eso debemos agradecerle a Dios todo lo bueno y lo malo que nos sucede a lo largo de nuestra vida, porque todo tiene una razón de ser….. Y él jamas nos mandaría algo que no pudiésemos soportar o superar a traves de la fe y el amor a Dios.

Asuntos de Huellas

Un hombre que acababa de encontrarse con Jesús Resucitado, iba a toda prisa por el Camino de la Vida, mirando por todas partes y buscando.

Se acercó a un anciano que estaba sentado al borde del camino y le preguntó: “Por favor, señor, ¿ha visto pasar por aquí a algún cristiano?”

El anciano, encogiéndose de hombros, le contestó: “Depende del tipo de cristiano que ande buscando”.

“Perdone”, dijo contrariado el hombre, “Soy nuevo en esto y no conozco los tipos que hay. Sólo conozco a Jesús”.

Y el anciano añadió: “Pues sí, amigo; hay de muchos tipos y maneras. Los hay para todos los gustos:

“Hay cristianos por cumplimiento,

cristianos por tradición,

cristianos por costumbres,

cristianos por superstición,

cristianos por obligación,

cristianos por conveniencia,

cristianos auténticos…”

“¡Los auténticos! ¡Esos son los que yo busco! ¡Los de verdad!”, exclamó el hombre emocionado.

“¡Vaya!”, dijo el anciano con voz grave. “Esos son los más difíciles de ver. Hace ya mucho tiempo que pasó uno de esos por aquí, y precisamente me preguntó lo mismo que usted”.

“¿Como podré reconocerle?”

Y el anciano contestó tranquilamente: “No se preocupe amigo. No tendrá dificultad en reconocerle. Un cristiano de verdad no pasa desapercibido en este mundo de sabios y engreídos. Lo reconocerá por sus obras. Allí donde van, siempre dejan huellas”.

Actitud Alegre

Un señor de la ciudad fue a pasar unas vacaciones a las sierras, a unas altas montañas.

Tenía un trabajo que lo agobiaba, muchos problemas y quería renunciar a todo.

Un amigo lo convenció que antes se tomase un descanso en la montaña y así lo hizo.

Todas las tardes salía a dar un paseo y de regreso solía encontrarse una viejecita que regresaba a su casa.

Se podía observar que la anciana había estado trabajando todo el día y que le costaba trabajo subir una cuesta muy empinada con una pesada carga de leña sobre sus espaldas.

Sin embargo, la humilde anciana nunca mostraba en su rostro el más leve signo de malhumor o impaciencia. Iba siempre risueña y alegre.

La saludaba todos las tardes, preguntándose cómo le haría para no quejarse. Pensaba el señor que él, con menos problemas y muchos más bienes materiales que la viejecita, era un impaciente y siempre andaba de mal humor.

Por fin un día se decidió a preguntárselo. Al verla se le acercó y le pidió le explicara cómo le hacía para estar siempre alegre a pesar de lo cansada que debía estar.

La viejecita le contestó: “Tengo un secreto que me hace estar menos cansada y saber llevar el cansancio con alegría”.

El señor tuvo gran curiosidad por saber de qué se trataba, y le preguntó si acaso era un brebaje o una medicina.

“No señor, nada de eso”, respondió la viejecita. Y continuó diciéndole: “Tengo una oración que me hace olvidar mis penas y cansancios”. El señor le preguntó con interés de que oración se trataba.

“Durante el día pienso a ratos en Jesús cuando llevaba cargando la cruz hacia el Calvario, y medito las palabras de Dios a Adán en el principio de la humanidad: “Comerás tu pan con el sudor de tu frente”. Y entonces me repito constantemente: “¡Que se haga como Dios quiere! ¡Que se haga como Dios quiere!”. Y esa oración me da un gran aliento para continuar adelante. Es la fe y el amor a Dios lo que me da fuerzas en mi debilidad”.

El señor después de meditar las palabras de la viejecita, regresó a su vida cotidiana con una razón suficientemente fuerte para ya no desesperarse y continuar luchando.

Las otras formas de lenguaje (4)

4. El Sueño de la Razón

Creo que las anteriores consideraciones sobre el lugar del concepto tienen un impacto considerable particularmente en lo que atañe a la enseñanza moral de la Iglesia Católica.

El presupuesto con el que los católicos, o por lo menos nuestro Magisterio, parece sentir que toda discusión debe comenzar es con una definición de términos. Esto es útil si uno ya cree y admite lo que cree y admite la Iglesia pero conduce a callejones estériles en los demás casos.

Ejemplo típico: a Septiembre de 2005 circulan rumores sobre un documento del Vaticano que, para lo sucesivo, prohibirá que homosexuales sean ordenados sacerdotes. Como planteamiento teórico es algo que la mayoría de los católicos entiende, por no decir aprueba: las cifras de pederastia homosexual indican claramente una tendencia frente a la cual hay que hacer algo–además de pagar multas multimillonarias para suspender procesos judiciales escabrosos. Es un hecho también que la mayoría de los papás católicos no quieren que sus hijos sean educados por religiosos o sacerdotes que son homosexuales. De acuerdo con eso, y con la ley de las mayorías en los ambientes democráticos, debería ser sencillo que la supuesta nueva ley del Vaticano (no promulgada a mediados de Octubre de 2005, cuando escribo esto) encontrara un ambiente receptivo y fuera vista como un paso hacia delante.

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Las otras formas de lenguaje (3)

Continuamos el hilo que habíamos dejado.

3. No toda luz es “claridad”

El concepto de claridad tiene en Occidente un claro tinte cartesiano. Ahora bien, en Descartes la claridad es un requisito para la certeza, y en ese sentido emerge como una exigencia del Yo, que queda desde el principio situado al centro.

Ver las cosas “claras,” en esta perspectiva, termina sobreestimando el poder del concepto. Todo se juega en el concepto. El ideal del conocimiento es: definir nociones, establecer axiomas autoevidentes, y establecer un procedimiento que conduzca a conclusiones necesarias. En un contexto de ciencia moderna, se especifican dos cosas: diseñar hipótesis y explicar, a partir de un marco teórico consecuente, cómo podrían ser falseadas esas hipótesis (Popper). Sin embargo, nótese que lo esencial no proviene de la instrumentación a través de hipótesis, ni mucho menos de la ulterior implementación matemática o cibernética, sino de la marcha que va del concepto hacia la conclusión.

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