Towards Contemplation through Admiration

A friend of mine, who also taught me Christology, when I entered the Order, used to say: “We have teachers, we lack Spiritual Guides.” There is a lot of discussion about Spiritual Direction in the context of the Dominican Order and I will not tackle that problem. My approach tonight is a simpler one: Is there anything practical we can do to improve our spiritual life? Can we get any closer to the great joys and magnificent riches we have been told regarding a contemplative life? My personal conviction is that we can give a decisive “yes” to these two questions.
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Homilía para el Día de Aprobación de los Estatutos

Bogotá, 12 de octubre de 2002

Querido Padre Provincial, amados hermanos en el sacerdocio y en la vocación dominicana:

Se ha dicho que en Dios no existen casualidades ni coincidencias. Esta noche podríamos hacer nuestra esa sentencia, pues es la Virgen, Nuestra Señora, en su advocación del Pilar, quien hoy saluda desde el cielo a este grupo de Vírgenes Seglares Dominicas. Es Ella quien, como Maestra, Madre y Amiga, alienta con su oración y orienta con su ejemplo este bendito camino que, por la misericordia de Dios, ya parece dar un primer paso en firme para su consolidación futura.

En efecto, hace apenas dos semanas, el 28 de septiembre pasado, mientras todos nos uníamos en la gozosa espera del Día de los Arcángeles, el Consejo de la Provincia de San Luis Bertrán tuvo a bien darnos su apoyo y su guía aprobando los Estatutos de esta Asociación. Es la palabra de Santo Domingo, es su espíritu y su amor de padre quienes se han dejado escuchar en el mensaje que nos ha dado el Consejo de Provincia. En su carta de aprobación nos han dicho que esta es una “iniciativa eclesial que abre sus puertas a tantas personas para que, de modo particular, puedan vivir y testimoniar su fe en el Señor”.

Quiero compartir con ustedes una reflexión sobre esas palabras, en las que siento el abrazo firme y afectuoso de Nuestro Padre Domingo.
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Cor ad Cor Loquitur

El buen amigo, Luis F. Pérez, tiene ya su blog católico, que pertenece a mi selecto grupo de recomendados (ver en la columna de la derecha). Y la historia es que el hombre me ha pedido que escriba algo para su blog. El link es este, y puede ser puerta de entrada para que muchos amigos lean las reflexiones y comentarios de este español creyente como pocos.

Y buen título tiene el blog del hombre: “El corazón habla al corazón.” Así es Luis Fernando, y así es su blog.

De nuevo, el ateísmo

Hay una especie de revivir del ateísmo activo en los medios científicos. Páginas web de extraordinaria penetración como Digg o Reddit publican de manera rutinaria y frecuente artículos en que la fe es tratada como algo ridículo, dañino o inútil.

La verdad es que en ese tipo de sitios web, que cuentan por cientos de miles sus suscriptores diarios, la libertad de pensamiento tiene curiosos requisitos bajo la forma de acuerdos tácitos: por ejemplo, en términos de política, está mandado ser Demócratas, o por lo menos, criticar a Bush en todo.

En esas mismas páginas web uno puede recorrer diez o incluso más de las páginas de búsqueda bajo el título “evolución” sin encontrar un sólo artículo o enlace que cuestione la teoría de la evolución. Cuestionar que las mutaciones al azar y los errores de copia en el ADN son suficientes como explicación de la variedad, adaptabilidad y sorprendente progreso de las especies vivas en este planeta es grave “herejía” y sólo merece castigo. Esto significa que para un número muy grande de personas muy inteligentes y muy preparadas en ciencia nada, sino la sola acción del puro azar, puede decirse sobre el “mecanismo” de la evolución, pues cualquier cosa que se añada, como por ejemplo decir que hay una “dirección” en el proceso evolutivo, sería tachado de “creacionismo” redivivo.

El panorama se complica un poco más por los ingredientes ajenos a la ciencia que entran en juego. La teoría es que la ciencia, como ocupación humana, debería ser un modelo de desinterés, en el sentido de permanecer imparcial frente a los resultados y guiarse sólo por la búsqueda de la verdad. La realidad es muy otra por supuesto. Para mencionar un primer factor de bulto, la investigación científica requiere cuantiosas y continuas inversiones, y por lo mismo requiere un canal suficientemente abierto de comunicación bidireccional con el gobierno, con la empresa privada y con los medios de comunicación. Fallar en esto es quedarse sin recursos y por lo tanto sin ciencia.

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Homiliy for September 21st, 2006

On September 21st, 1991, I was ordained a deacon. My life since has been especially attached to St. Matthew’s feast day, which occurs exactly on this date every year.

During the ordination ceremony there is a point in which the candidates are called publicly: “Those to be ordained deacons please come forward!” At that voice, after hearing my own name, I stepped forward, and said, as it was in the ritual: “Present!”

The gospel for St. Matthew’s feast also contains a voice. It is Jesus calling a tax collector and in the process transforming him from a publican to an apostle and a saint. “Follow me!” said the Lord, to the astonishment of people around; and to their amazement, Matthew got up, and went with the Prophet of Nazareth. The whole scene remains clear in your eyes, once you have heard the passage, but you can understand how strongly it sticks to your heart when it is the very day you are being called to be ordained.

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Dios prueba, ¿sí o no?

¡Pregunta difícil! ¿Dios prueba o no prueba? Parece haber respuestas contradictorias. La Carta de Santiago dice que Dios no prueba a nadie (St 1,13); por otro lado, la versión del Padrenuestro en san Mateo no dice simplemente: “No nos dejes caer en tentación” sino algo como: “No nos metas en tentación” (Mt 6,13). En el Deuteronomio Moisés dice al pueblo que Dios “te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien” (Dt 8,16).

Creo que la confusión surge de los distintos sentidos de la palabra “prueba.” Dios no “aprende” nada de nuestros sufrimientos ni de los tiempos malos que a veces pasamos. Dios nos nos “prueba” en sentido de averiguar algo que no supiera; más bien somos nosotros los que llegamos a conocer nuestras fortalezas o nuestras infidelidades cuando atravesamos tiempos difíciles.
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¿Por qué lo hizo?

El Papa Benedicto ha traído más sorpresas de las anunciadas. Al comienzo de su papado se habló solamente de continuismo, y los medios querían vendernos la idea de “más de lo mismo.” Se suponía que Benedicto iba a ser sólo una versión pálida del gran Papa, del Papa por excelencia, Juan Pablo II. El hecho de que el entonces Cardenal Ratzinger fuera la mano derecha de Juan Pablo II en asuntos de doctrina y disciplina sólo podía apuntar en esa dirección.

Pero entonces empezaron las sorpresas: discretas pero claras y a buen paso. Este hombre no habló de un programa de gobierno, no se apresuró a cambiar gente en la Curia, no empezó a repetir como bandera los temas morales que la gente detesta en Europa Occidental (lo consabido: aborto, eutanasia, homosexualismo); su predicación, de alta erudición y suave prosa, se aproxima de tal manera al lenguaje de los Padres de la Iglesia que apenas puedo imaginar el sinsabor de las agencias de noticias cuando buscan en ellos el pasaje escabroso, la declaración revolucionaria, el ataque frentero.

Este es el Papa que pronto se entrevista con el archicrítico de los Papas, Hans Küng. Este es, en fin, el Papa, que cuando anuncia su primer documento, deja a todos en desconcierto: el “Panzer” usa su cátedra para gritar a todos que DIOS ES AMOR.
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Al empezar el camino…

Carta a una aspirante al Grupo de Vírgenes Seglares Dominicas

¡Hola!

Que el Dios bendito de la gloria y del poder acompañe con todos sus ángeles este camino que emprendes.

Acoge ese corazón en el que Dios ha empezado a hacer su obra, en las manos de María Santísima; ella más que nadie sabe lo que es ser Virgen, y con la ayuda de su poderosa interseción, creceremos en el don virginal para un día encontrarnos en el banquete de bodas.

Este camino es un regalo maravilloso de Dios, que no le ha sido dado a todo el mundo, por lo tanto nuestro corazón debe estar rebosante de agradecimiento y de gozo de sentirse especial para el creador y de haber sido escogidas sólo porque nos aman.

En este camino no nos encontramos solos, tenemos la presencia y el acompañamiento de nuestros hermanos vírgenes; en los momentos de crisis y de tribulación siempre la mano amiga que nos ayuda es la de los consagrados, que nos entienden y conocen lo que estamos viviendo, ya que también lo han vivido; además tenemos a los Santos Angeles que aunque no los veamos, siempre estan velando y orando por nosotros.

Llegarán momentos de prueba y de dificultad, en que sentiremos que ya no podemos más, que esto es muy duro, pero el Señor siempre nos cuida y no nos pone cargas que no seamos capaces de soportar; también habrá momentos de desierto en que no sentiremos la presencia de Dios, sin embargo está ahí más fuerte que nunca; sencillamente hay que perseverar solo por Fe, porque fuera de la vocación que el Señor ha escogido para nosotros nada más nos llenará, ni nos hará felices.

La oración es lo único que nos mantendrá en el camino, es el momento de diálogo y encuentro con el Amado. Son esos momentos en los que El actúa, haciendo crecer este don, llenándonos de su amor, convirtiendo nuestros corazones en fieles esposas suyas. Si no tenemos esos momentos, nuestro amor se enfriará y el camino se perderá en los afanes del mundo.

Espero que a través del Espíritu Santo estas palabras toquen el corazón, para Gloria de Dios Santo y Bendito.

Fraternalmente

Maremi
Martha E. Olarte

El Patriarca Católico de Jerusalén Acusa a Israel de ser Responsable del Conflicto de Oriente Próximo

Por su ocupaciòn de los teriitorios

BELÉN.- El patriarca católico latino de Jerusalén, el monseñor Michel Sabbah, se ha pronunciado sobre el conflicto en Oriente Próximo después del final del asedio a la basílica de la Natividad. El religioso ha afirmado durante una misa en la iglesia de Santa Caterina de Belén que “la raíz del mal es la ocupación israelí” de los territorios palestinos.

“Mientras la raíz del mal siga ahí, la violencia persistirá. La raíz del mal es la ocupación israelí”, declaró Sabbah frente a cerca de 1.000 personas reunidas en la iglesia franciscana de Santa Catalina de Belén.

Sabbah condenó la falta de “coraje” de la comunidad, y señaló que “más que condenas, lo que se necesita es una acción”. “Necesitamos que tanto israelíes y palestinos demuestren su coraje para extirpar las raíces del mal y poner fin a la ocupación”, añadió.

Sabbah realizó estas declaraciones durante una misa de “expiación y reconciliación” tras el final del asedio a la basílica de la Natividad por el Ejército israelí.

Primer oficio en la basílica

Esta mañana se celebró el primer oficio religioso público en la basílica de la Natividad después de que terminara el pasado viernes, el cerco impuesto al templo por el Ejército israelí.

El oficio, del rito griego ortodoxo, comenzó a primera hora en la iglesia, que ya había sido limpiada después de 39 días de ocupación por casi dos centenares de palestinos, civiles y activistas armados, que se habían refugiado en el lugar.

La misa fue celebrada por el patriarca griego ortodoxo Ereneos I y se ha dedicado a la reconsagración del templo, debido a la profanación de que fue objeto en las últimas semanas, declaró el padre Speridon, que dirige la parroquia griega ortodoxa de Belén.

Fuente: AFP

El Camino de una Palabra

Hace algo más de cuarenta años, el Papa Juan XXIII echó a rodar una palabra que cobró inmensa importancia y que se convirtió en punto de referencia para la mayor parte de la vida de la Iglesia durante el Concilio Vaticano II y después de él. Estoy hablando, desde luego, del “aggiornamento”.

El aggiornamento es la “puesta al día” de la Iglesia. Mas será bueno dejar que hable quien convocó este Concilio, porque es interesante ver la distancia entre la mente de Juan XXIII y los hechos que se sucedieron después.

¿Qué era lo que quería Juan XXIII?

Decía el Papa en la sesión inaugural del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962 (Gaudet Mater Ecclesia, n.5):

“El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz. Doctrina, que comprende al hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; y que, a nosotros, peregrinos sobre esta tierra, nos manda dirigirnos hacia la patria celestial. Esto demuestra cómo ha de ordenarse nuestra vida mortal de suerte que cumplamos nuestros deberes de ciudadanos de la tierra y del cielo, y así consigamos el fin establecido por Dios.”

Y más adelante:

Para que tal doctrina alcance a las múltiples estructuras de la actividad humana, que atañen a los individuos, a las familias y a la vida social, ante todo es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la verdad, recibido de los padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico.

Por esta razón la Iglesia no ha asistido indiferente al admirable progreso de los descubrimientos del ingenio humano, y nunca ha dejado de significar su justa estimación: más aun, siguiendo estos desarrollos, no deja de amonestar a los hombres para que por encima de las cosas sensibles vuelvan sus ojos a Dios, fuente de toda sabiduría y de toda belleza; y les recuerda que, así como se les dijo “poblad la tierra y dominadla” (Gén 1,28), nunca olviden que a ellos mismos les fue dado el gravísimo precepto: “Adorarás al Señor tu Dios y a El sólo servirás” (Mt 4,10), no sea que suceda que la fascinadora atracción de las cosas visibles impida el verdadero progreso”.

Notemos que el Papa parte de un supuesto, que no es difícil confirmar en otros escritos suyos: la Iglesia tiene una verdad que ofrecer al mundo. La razón por la que habla de un Concilio que no tendrá que discernir cuestiones de doctrina es porque el Papa siente que la doctrina está clara, y que lo que hace falta es un corazón compasivo y avisado, a la vez, que sepa aprovechar los adelantos en el orden de las comunicaciones para brindar al mundo de modo nuevo la noticia siempre nueva de la fe que nos salva.

Por eso decía ya en la Constitución Apostólica Humanae Salutis, n. 6, cuando promulgaba la realización del Concilio:

“Ante este doble espectáculo, la humanidad, sometida a un estado de grave indigencia espiritual, y la Iglesia de Cristo, pletórica de vitalidad, ya desde el comienzo de nuestro pontificado – al que subimos, a pesar de nuestra indignidad, por designio de la divina Providencia – juzgamos que formaba parte de nuestro deber apostólico el llamar la atención de todos nuestros hijos para que, con su colaboración a la Iglesia, se capacite ésta cada vez más para solucionar los problemas del hombre contemporáneo.”

Tenemos aquí, no la mirada angustiada de un hombre que ve que el mundo se fue delante y “el tren de la historia dejó a la Iglesia”, sino un pastor compasivo que sabe que la esencia del mensaje de salvación está a buen recaudo en la Iglesia pero que esta Iglesia necesita aprender, por así decirlo, el “lenguaje” del mundo, como acto de compasión hacia el mundo.

Esto queda claro también en las palabras de apertura del Vaticano II, en la misma Gaudet Mater Ecclesia, n.7:

“La Iglesia Católica, al elevar por medio de este Concilio Ecuménico la antorcha de la verdad religiosa, quiere mostrarse madre amable de todos, benigna, paciente, llena de misericordia y de bondad para con los hijos separados de ella. Así como Pedro un día, al pobre que le pedía limosna, dice ahora ella al género humano oprimido por tantas dificultades: ‘No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo. En nombre de Jesús de Nazareth, levántate y anda’ (Hch 3,6). La Iglesia, pues, no ofrece riquezas caducas a los hombres de hoy, ni les promete una felicidad sólo terrenal; los hace participantes de la gracia divina que, elevando a los hombres a la dignidad de hijos de Dios, se convierte en poderosísima tutela y ayuda para una vida más humana; abre la fuente de su doctrina vivificadora que permite a los hombres, iluminados por la luz de Cristo, comprender bien lo que son realmente, su excelsa dignidad, su fin”.

El tren de la historia

Todo esto es bien interesante, porque luego ha habido muchos que, nombrándose voceros del espíritu renovador de Juan XXIII, sí han presentado a la Iglesia en jadeante y fatigosa carrera por alcanzar al mundo, como si fuera ella la necesitada y el mundo su salvador.

Cosa que sucede no sólo a laicos o sacerdotes con aire de intelectuales: hace tres años, los Señores Obispos de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social de España escribían que “nos queda, sin embargo, todavía un largo camino por recorrer, si queremos estar a la altura del momento y no perder el tren de la historia.”

Los más enfáticos, sin embargo, suelen ser los teólogos. Para la muestra, Juan J. Tamayo, en un Encuentro Internacional para la Renovación de la Iglesia Católica, en Madrid, septiembre de 2002:

“Un Concilio sería una gran oportunidad para retomar el tren de la historia e invertir la actual tendencia hacia la restauración eclesiástica por la de la renovación. Para ello lo primero que hay que cambiar es el escenario de celebración. Los dos últimos Concilios tuvieron lugar en Roma en correspondencia con la centralidad del catolicismo romano en el mundo. Hoy, sin embargo, el catolicismo tiene un rostro multicultural, multiétnico, multirracial y multirreligioso. De ahí que el Vaticano no me parezca el lugar más adecuado para el nuevo Concilio. Me inclino, más bien, por un lugar del Tercer Mundo; América Latina, por ejemplo, que cuenta con un vigoroso cristianismo profético expresado a través del compromiso de los cristianos y cristianas comprometidos con las mayorías populares, el dinamismo de las comunidades de base y la pujanza de la teología de la liberación”.

¿Qué entendía Juan XXIII por aggiornamento?

¿Compartiría Juan XXIII el punto de vista de Tamayo? El 13 de Noviembre de 1960, es decir, ya varios meses después del primer anuncio, pero aun faltando mucho en el proceso de preparación, el Papa Juan XXIII explicaba cuál era el sentido de la novedad del Concilio:

“Todo lo que habrá de hacer el nuevo Concilio Ecuménico se endereza a restaurar en todo su esplendor las líneas simples y puras que el rostro de la Iglesia de Cristo tuvo en su comienzo, y a presentar este rostro como su Divino Fundador lo plasmó: sine macula et sine ruga. El camino de la Iglesia a través de los siglos aun está lejos de aquel punto en que será llevada a la triunfo eterno. Por ello, el objetivo más alto y noble del Concilio Ecuménico (cuya preparación apenas empieza y por cuyo éxito el mundo entero está orando) es hacer una pausa para estudiar con amor la historia de la Iglesia y para tratar de redescubrir las trazas de su juventud llena de vida, y reconstruirlas de modo que muestren su poder sobre las mentes modernas, que son tentadas y engañadas por las falsas teorías del príncipe de este mundo, el adversario, abierto o escondido del Hijo de Dios, el Redentor y Salvador”.

Y en el mismo año de la inauguración, en su Carta Apostólica Oecumenicum Concilium, del 28 de abril de 1962, vuelve sobre el mismo tema, aludiendo expresamente a la actualización o “aggiornamento”:

“El esfuerzo de aggiornamento en la vida de la Iglesia, el conjunto de las distintas leyes y disposiciones que serán adoptadas o reexaminadas en las solemnes asambleas [del Concilio Vaticano II], sólo pretenden esto: que Cristo sea conocido, amado, imitado, con generosidad siempre creciente. “Es preciso que Él reine”’ (1 Cor 15,25): sólo Él ha de ser la aspiración constante de nuestra vida, hasta en las cosas más pequeñas; sólo como Él hemos de vivir, porque sólo Él tiene “palabras de vida eterna”(Jn 6,69). La celebración del Concilio no tiene otro objetivo, ni tampoco la renovación espiritual que, por la gracia divina, habrá de seguirle”.

– Está claro, pues, que no se trata de perseguir al mundo, ni tampoco de mendigar del mundo lo que sólo Cristo, el Cristo de la Pascua, puede dar a la Iglesia, según aquello de 2 Pe 1,3: “Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”.

– Ahora bien, este mundo tiene también sus bienes, y no puede en justicia ser condenado en bloque, ni presentado sólo bajo aspecto de su indigencia o su maldad. La Iglesia ha de aprender, más que de Él, de Dios Creador que ha dejado semillas de bondad por doquier, según el criterio de San Pablo: “todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad. Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros”(Flp 4,8-9).

– Por último, queda claro también que la Iglesia, en la mente de Juan XXIII, se siente abundar en una vida que no merece pero que realmente posee, la vida de la gracia, y que es su derecho y su deber, en razón de misericordia, ofrecer esa vida al mundo que la necesita, según escribió Pablo: “puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos; sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios” (2 Cor 4,1-2).

Fr. Nelson Medina, OP

¿Qué es el paraíso?

La palabra paraíso tiene varios significados: dentro de la narración del libro del Génesis, el paraíso se refiere a esa condición original que tenía el ser humano en el plan de Dios.

El paraíso, que en ese caso es el paraíso terrenal, denota esa situación de armonía con Dios, armonía con la naturaleza, armonía con los demás seres humanos y armonía dentro de sí mismo. Creo que esta palabra armonía, describe muy bien lo que querría decir paraíso terrenal. Pero entra el pecado en la historia de la humanidad y todas esas armonías se rompen: la relación con Dios, con los hermanos, con la naturaleza, todo eso se rompe y ese paraíso terrenal queda perdido. Ese es el primer sentido.

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Para Orar Delante del Santísimo Sacramento

1. Es difícil callarse? ¿Por qué?
2. ¿Te parece necesario hacerlo? ¿Por qué?
3. ¿Te cuesta o te es cómodo callar? (Explica).
4. ¿Cuándo te parece que es prudente callar?
5. ¿Te parece lo mismo callar que hacer silencio?
6. ¿Existe en tu vida “algo” para callar? ¿Por qué?
7. ¿Ante quién te callas?
8. ¿Normalmente qué atrae tu mirada?
9. ¿Cambiarías algo de ti para mirarlo “mejor”?
10. ¿Qué no quisieras que miraran?
11. ¿Cómo miras a Dios?
12. ¿Te gusta o te disgusta ser mirado?
13. ¿Qué te agrada escuchar?
14. ¿Sabes escuchar? ¿Por qué lo crees?
15. ¿A quién escuchas?
16. ¿Quién te escucha?
17. ¿Quién quisieras que te escuchara?
18. ¿A quién te gustaría escuchar?
19. ¿Qué deseas que escuchen de ti?
20. ¿Hay algo que cambie en ti cuando escuchas? (Comenta).
21. ¿Qué cambia cuando eres escuchado? (Explica).
22. ¿Qué crees que ha escuchado Dios de ti?
23. ¿Has escuchado a Dios? (Describe).
24. Describe lo que significa para ti meditar.
25. ¿En qué meditas?
26. ¿Necesitas lugares y momentos para hacerlo? (Comenta)
27. ¿Qué buscas al meditar?
28. ¿Compartes tus meditaciones con alguien?
29. ¿Confrontas lo meditado con algo o alguien? ¿de qué te sirve?
30. ¿Cada cuanto y por qué circunstancias tienes que meditar?
31. ¿Sobre qué es lo que con mayor frecuencia meditas?
32. ¿A quién le crees? (Máximo 3) ¿Por qué te parece que son creíbles?
33. ¿A quién le creíste en un momento dado, y ya hoy no?
34. Y a ti, ¿quién te cree?
35. ¿Cómo llegas a saber o comprobar que lo que crees es verdad?
36. ¿Por qué perderías la credibilidad en algo o en alguien?
37. ¿Crees en ti? ¿Cómo puedes demostrártelo?
38. ¿Qué le has creído y qué le crees a El?
39. ¿Qué entiendes por orar?
40. ¿Te gusta o disgusta orar? (Explica las razones)
41. ¿Consideras que para vivir es necesario orar? ¿por qué?
42. ¿De qué elementos requieres para poder orar?
43. ¿Oras con otras personas? (¿quiénes, por qué, y cuándo?)
44. ¿Oras mental o vocalmente? ¿de qué depende?
45. ¿En qué situaciones oras? ¿En qué momentos y lugares lo haces?
46. ¿Oras durante el día y/o cada cuánto?
47. ¿Consideras que para orar se deben tener cualidades? (Menciona).
48. ¿Has aprendido de alguien a orar?
49. ¿Cuáles te parecen que sean las causas que hacen que no amemos o que amemos menos a las personas?
50. Amar ¿te nace? ¿o lo optas, decides, procuras?

Los Jóvenes Entrevistan a Catalina de Siena

Jóvenes: Catalina, ¿tus papás, cómo escogieron tu nombre?

Catalina: Mis papás eran personas muy devotas, y en casa se leían vidas de santos, por ejemplo, a la hora de la comida. Pues bien, hay una santa fa­mosa de la antigüedad que se llamaba Catalina, una santa mártir; pienso que fue por ella que me llamaron así.

Jóvenes: Pero tú no naciste el día de esa santa már­tir…

Catalina: No, yo nací un 25 de marzo: el 25 de marzo de 1347.

Jóvenes: ¿Y qué santo se celebra el 25 de marzo? ¿Por qué no te pusieron más bien el nombre de ese santo o de esa santa?

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Ideas Claras

Cada día se ve más la necesidad para un verdadero católico de clarificar sus ideas en materia religiosa. Sobre todo en lo referente a su fe.

El ambiente actual en que se vive, es de un confusionismo tremendo y dificulta en gran manera esta indispensable tarea de clarificación.

Me ha parecido oportuno prestar este servicio y resumir algunas verdades básicas, sin entrar en explicaciones, sino a modo de enunciado para orientarse bien en católico.

Aquí las tienes sucintamente expuestas:
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Comisión Precapitular de Vida Consagrada

1. Proemio

1.1. Caminar en la esperanza

Empecemos escuchando la voz de la Iglesia.
Las personas consagradas, para bien de la Iglesia, han recibido la llamada a una “nueva y especial consagración”, que compromete a vivir con amor apasionado la forma de vida de Cristo, de la Virgen María y de los Apóstoles. En el mundo actual es urgente un testimonio profético que se base “en la afirmación de la primacía de Dios y de los bienes futuros, como se desprende del seguimiento y de la imitación de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado a la gloria del Padre y al amor de los hermanos y hermanas”.
La llamada a seguir a Cristo con una especial consagración es un don de la Trinidad para todo un Pueblo de elegidos. Viendo en el bautismo el común origen sacramental, consagrados y consagradas comparten con los fieles la vocación a la santidad y al apostolado. En el ser signos de esta vocación universal manifiestan la misión específica de la vida consagrada.
Una mirada realista a la situación de la Iglesia y del mundo nos obliga también a ocuparnos de las dificultades en que vive la vida consagrada. Todos somos conscientes de las pruebas y de las purificaciones a que hoy día está sometida. El gran tesoro del don de Dios está encerrado en frágiles vasijas de barro (cf. 2Co 4, 7) y el misterio del mal acecha también a quienes dedican a Dios toda su vida. Si se presta ahora una cierta atención a los sufrimientos y a los retos que hoy afligen a la vida consagrada no es para dar un juicio crítico o de condena, sino para mostrar, una vez más, toda la solidaridad y la cercanía amorosa de quien quiere compartir no sólo las alegrías sino también los dolores. Atendiendo a algunas dificultades particulares, no se debe olvidar que la historia de la Iglesia está guiada por Dios y que todo sirve para el bien de los que lo aman (cf. Rm 8, 28). En esta visión de fe, aun lo negativo puede ser ocasión para un nuevo comienzo, si en él se reconoce el rostro de Cristo, crucificado y abandonado, que se hizo solidario con nuestras limitaciones y, cargado con nuestros pecados, subió al leño de la cruz (cf. 1P 2, 24). La gracia de Dios se realiza plenamente en la debilidad (cf. 2 Co 12, 9).

1.2. Prudencia y Urgencia

En el lenguaje común se asocia “prudencia” con “inacción”. Ser prudente significa, en ese argot informal, abstenerse de actuar, frenarse, medirse.
Tomás de Aquino ofrece una visión más equilibrada: la recta ratio agibilium implica conciencia de lo que significa actuar o no actuar. Así como es imprudente actuar mal, lo es dejar de actuar cuando es preciso hacerlo. Y ese parece ser el caso en las situaciones que hemos mencionado, no tanto por lo que hubiera sucedido sino por lo que de hecho puede suceder.
En cierto sentido riñen la prudencia y la urgencia. Corresponde al Capítulo Provincial dirimir el asunto en nuestras circunstancias particulares, sobre todo brindando una carta de navegación que indique al Prior Provincial y a su Consejo qué asignaciones u otras determinaciones serían deseables y cuáles habría que evitar con mayor vigor.

En sintonía con el Capítulo General de Providence (2001), algunas líneas que pueden guiar son:
1. Necesitamos fortalecer los elementos constitutivos de nuestra vida religiosa, especialmente en lo que atañe a la oración personal y comunitaria, y a los coloquios de formación y de examen de vida de la comunidad.
2. Esta consolidación de nuestra vida consagrada “ad intra” no puede ser obra de simples disposiciones o “decretos”; toda genuina renovación requiere de un ejercicio de predicación y sobre todo de testimonio. A este respecto, nuestras constituciones piden a los priores y superiores que “expongan con frecuencia a los frailes la Palabra de Dios” (LCO 300, 1º); un deber que parece más urgente hoy, y que debería tener como punto de partida unos retiros espirituales bien hechos.
3. No hay que excluir la posibilidad, dolorosa pero real, de tomar acciones incluso drásticas en situaciones puntuales, sobre todo cuando se dan las siguientes condiciones: proceso de diálogo prolongado pero sin enmienda real; escándalo grave y/o contínuo; propagación del mal por vía de persuasión o de mal ejemplo

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1.3. Causas y preguntas más profundas

Son esclarecedoras las palabras del Maestro de la Orden, cuando, en reciente entrevista habla de las “herejías de nuestro tiempo” : “Ciertamente el egoísmo, el bastarse a uno mismo, típico de una sociedad de consumo. Y además el narcisismo: un hombre que se repliega sobre sí mismo descubre sólo su amor propio, pero olvida al Otro”.
Guardadas las proporciones, hemos de admitir que también a nosotros nos tientan esas “herejías”. Desde la justificación que nos da una gestión eficaz, o desde la fascinación por los propios métodos o visiones de las cosas, es tentador construir islas en las que los resultados y el prestigio nos hagan sentirnos cómodos y “buenos” frailes predicadores, aunque al margen de los procesos o necesidades de la Comunidad como tal. A largo plazo, ello genera atomización de fuerzas y desconfianza mutua, a la vez que termina por hacer impracticable la obediencia.

Todo esto plantea un formidable reto para el inmediato futuro. Necesitamos un liderazgo que convoque, y necesitamos, como Provincia, dejarnos convocar. Necesitamos hacernos creíbles, y necesitamos aprender a creer en los proyectos de otros, aunque no sean lo que a nosotros se nos hubiera ocurrido o lo que estaríamos dispuestos a arriesgar. Necesitamos, en fin, recoger nuestras preguntas más hondas, y necesitamos ejercitarnos en buscar respuestas de comunión en comunidad.

1.4. Apremiados por la Esperanza

Es fácil pero demasiado costoso el desaliento. Es fácil pero demasiado gravosa la indiferencia. Es fácil pero demasiado irresponsable la inercia.
Aquel “¡rema mar adentro!” de Jesús a Pedro, y del Papa Juan Pablo a la Iglesia del tercer milenio, nos apremia con su carga de esperanza. Dios nos eligió sabiéndonos débiles pero también sabiendo que su gracia y su Palabra no han de faltarnos.
¿Podemos soñar algo juntos? ¿Qué signos de nuestro tiempo nos llaman hacia la unidad en la tarea común del anuncio del Evangelio? Es llegado el momento de mostrar que “en estas circunstancias, la Orden tiene la fortaleza de ánimo de renovarse a sí misma” (cf. LCO 1, § VIII).

2. Legislación

2.1. Disposiciones generales

EXHORTAMOS a los frailes a examinarse ante Dios y a evaluar personal y comunitariamente frente a nuestras Constituciones su fidelidad a la profesión que hicieron libre y generosamente. El espacio propio para esta evaluación son los retiros espirituales mensuales o anuales.
EXHORTAMOS a los frailes a que renueven el espíritu de oración y la participación en la vida litúrgica, porque nada reemplaza el alimento de la Palabra, la oración y los sacramentos.
RECOMENDAMOS a los frailes que, levantando su corazón hacia el ideal del Evangelio, cultiven la fraternidad como fruto de una experiencia cristiana y dominicana, más allá de la simple camaradería o la simpatía personal.
EXHORTAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos a ser más exigentes en materia de pobreza, de modo que desaparezcan de entre nosotros la ostentación y la vida burguesa, que afrentan el entorno social y económico de nuestro país.
RECOMENDAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos que, a través de una metodología como la del “proyecto común” o por otro medio idóneo, busquen y pongan en práctica estrategias que eviten el individualismo en los planes o en el manejo de recursos, y que favorezcan efectivamente la participación en los actos comunitarios.
RECOMENDAMOS a los frailes, especialmente a quienes se encuentran en tiempo de formación, a que conozcan y hagan conocer mejor las grandezas humanas y cristianas de los santos y bienaventurados de nuestra Orden, no sea que los modelos que ofrece el mundo en materia de triunfo económico, fama o sensualidad vengan a ocupar el sitio que corresponde a Cristo y a sus genuinos seguidores.
RECOMENDAMOS a los Capítulos de las Casas y Conventos a que examinen el aprecio que otorgan y la práctica de nuestras observancias regulares, puesto que hay en ellas valores permanentes que favorecen el espíritu de oración, estudio y compartir comunitario.

2.2 Situaciones particulares

ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que en el término de un año defina la situación de los frailes extra domum.
Es anómalo que un fraile estudiante adelante sus estudios en lugares distintos del Convento de Formación, y los frutos en este sentido han dejado qué desear. Por ello ORDENAMOS al Prior Provincial que, conforme a LCO 225, II, se mantenga como criterio que un fraile estudiante sólo es asignado fuera de su convento de formación por razón de ejercitaciones apostólicas, durante un tiempo claramente determinado, y dejando en claro que su ciclo de estudios institucionales queda interrumpido, de modo que los priores o superiores que lo reciben cuenten con la suficiente disponibilidad del fraile asignado.
RECOMENDAMOS a los Priores y Superiores que, en diálogo con sus respectivos Capítulos, fomenten en nuevos espacios y modos la recreación comunitaria, de manera que venzamos las tentaciones de aislamiento que nos acechan por un uso acrítico de los medios de comunicación, especialmente Internet.
ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que durante este cuatrienio regule la proporción del presupuesto de los Conventos y Casas que se dedica a las salidas comunitarias, de tal manera que se eviten los derroches y los escándalos.
RECOMENDAMOS al Prior Provincial con su Consejo que examine con mayor diligencia las condiciones de vida religiosa y apostólica de los frailes asignados a las Casas de Formación, no sea que lo que se les propone a los formandos en la predicación y la enseñanza quede desmentido por el testimonio que les rodea.

2.3. Disposiciones singulares

ORDENAMOS al Prior Provincial con su Consejo que asigne el patrimonio de bienes raíces para la Casa José de Calazans Vela de Villavicencio.
COMISIONAMOS al Consejo de Formación que examine la Ratio Formationis Particularis, de modo que en una versión revisada queden establecidos criterios claros para abordar las situaciones o acusaciones de homosexualidad que eventualmente se presenten. Pueden orientarlos las disposiciones de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos sobre este aspecto, en documento de junio de 2002.
RECOMENDAMOS al Prior Provincial que distribuya de modo más equitativo a nuestros frailes mayores de modo que se evite el concepto de que hay conventos-ancianato.
EXHORTAMOS a los frailes a que, motivados por la Carta Apostólica “Rosarium Virginis Maria” de Juan Pablo II, renueven su amor a la Santísima Virgen, que es modelo de contemplación de la Palabra, y de servicio humilde, generoso y eficaz a la obra de la evangelización. Así pues, habida cuenta de la enseñanza de Pablo VI: “sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas”, esfuércense todos en practicar y hacer amar esta escuela de Evangelio que nos pertenece por título propio.

Para los Queridos Amigos en la Fe

Quisiera que estas frases llegaran hasta ti
llevando el deseo de darte un abrazo agradecido
por lo que escribes, cantas y predicas.

Quisiera que cada día te levantaras
más entusiasmado, con el corazón lleno de DIOS,
yo lo hago así gracias a Dios
desde mi vida oculta.

Quisiera hacer lo que haces por los demás
viajar contigo, hablar a los niños, a los jóvenes, a las familias, DIOS me pide un camino diferente y aunque es bastante exigente, es el que debo recorrer ya que es SU VOLUNTAD la que siempre debo buscar.

No obstante me considero a tu lado,
predicando lo que predicas, leyendo lo que escribes,
cantando lo que cantas SIRVIENDO CON INMENSO AMOR COMO TU SIRVES.