¿Un cismático conserva algo de la potestad que recibió en la Iglesia?

La potestad espiritual es doble: la sacramental y la de jurisdicción. La potestad sacramental es la conferida por la consagración. Pues bien, todas las consagraciones de la Iglesia son permanentes en tanto dure la consagración, como es evidente en las cosas inanimadas; así, el altar consagrado no se consagra de nuevo si no se destruye. Por tanto, dicha potestad permanece esencialmente en el hombre, que la recibió por consagración, mientras viva, aunque incurra en cisma o en herejía. Esto es evidente, dado que no es consagrado de nuevo al regresar a la Iglesia. Mas dado que la potestad inferior no debe actualizarse más que por la moción de un poder superior, como es también evidente en las cosas naturales, resulta de ello que ese hombre pierde el uso de su potestad, de suerte que no le sea permitido servirse de ella. Mas en el caso de que se sirvan de ella, surte efecto en el plano de los sacramentos, ya que en ellos el hombre no actúa sino como instrumento de Dios, y por eso los efectos sacramentales no quedan impedidos por cualquier culpa que tenga quien lo administre. La potestad, en cambio, de jurisdicción es la conferida por simple intimación humana. Esta potestad no se adquiere de manera inamovible, y por eso no permanece ni en el cismático ni en el hereje. De aquí que no pueden ni absolver, ni excomulgar, ni conceder indulgencias o cosas por el estilo, y, si lo hacen, carecen de valor. En consecuencia, cuando se dice que estos hombres no tienen potestad espiritual, se ha de entender del segundo tipo de potestad espiritual; y si se trata del primero, no se entiende en cuanto a la esencia de la misma, sino en cuanto a su legítimo uso. (S. Th., II-II, q.39, a.3, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Los más de 3000 casos de acusación contra sacerdotes conducen a 0 procesos, en Alemania

“En 2018 el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cardenal Reinhard Marx, habló de horror, repulsión y vergüenza después de que se publicara el estudio MHG que documentaba los supuestos abusos de 1.670 clérigos. Año y medio después no hay siquiera procesos penales abiertos, ya sea por prescripción, falta de pruebas o simplemente porque no hay sospecha suficiente…”

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¿Es más grave oponerse a la fe o cometer cisma?

La gravedad del pecado puede precisarse de dos maneras: en su especie y en sus circunstancias. Y dado que las circunstancias son particulares y pueden variar al infinito, cuando se pregunta, en general, cuál de los pecados sea más grave, la cuestión debe entenderse sobre la gravedad que atañe al género de pecado. Ahora bien, el género o especie de pecado se toma del objeto, como se ha demostrado en otro lugar (1-2 q.72 a.2; q.73 a.3). Por eso, el pecado que se opone a mayor bien es más grave en su género, como el pecado contra Dios es mayor que el cometido contra el prójimo. Pues bien, es evidente que la infidelidad es pecado contra Dios mismo, en cuanto que es en sí mismo la verdad primera en que se apoya la fe. El cisma, en cambio, se opone a la unidad de la Iglesia, que es un bien participado, menor que Dios mismo. Resulta, pues, evidente que el pecado de infidelidad, por su naturaleza, es más grave que el de cisma. Esto no obsta para que algún cismático peque más gravemente que el infiel, sea por el desprecio mayor, sea por el peligro mayor que supone, sea por otras razones por el estilo. (S. Th., II-II, q.39, a.2, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

¿Por qué es tan valioso el celibato?

“El P. Leandro Bonnin, sacerdote argentino conocido por su defensa férrea de la vida del niño por nacer y de la familia, explicó tres razones fundamentales por las que el celibato es valioso para la vida de la Iglesia latina; pero además, por qué es poco comprendido en el ambiente secular y de qué manera puede cumplirse cabalmente para que sea valorado…”

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¿Qué tan grave es que haya un cisma?

Según expone San Isidoro en el libro Etymol., la palabra cisma se ha tomado de la escisión de pareceres. Pues bien, la escisión se opone a la unidad, y por eso se llama pecado de cisma el que directa y esencialmente se opone a la unidad. En efecto, así como en el orden natural no constituye especie lo que es accidental, así tampoco en el orden moral, en el que lo intencional es esencial, mientras que lo que cae fuera de la intención es, por así decirlo, accidental. Por eso el pecado de herejía es propiamente pecado especial, por el hecho de que intenta separar de la unidad realizada por la caridad. Esta no solamente une a las personas entre sí por el vínculo especial del amor espiritual, sino que une a toda la Iglesia en la unidad del Espíritu. Por tanto, se considerará como cismáticos en sentido estricto a quienes espontánea e intencionadamente se apartan de la unidad de la Iglesia, que es la unidad principal. En efecto, la unión particular de unos con otros está ordenada a la unidad de la Iglesia, del mismo modo que la organización de los miembros en el cuerpo natural está ordenada a la unidad de todo el cuerpo.

Por otra parte, la unidad de la Iglesia radica en dos cosas, es decir, en la conexión o comunicación de los miembros de la Iglesia entre sí y en la ordenación de todos ellos a una misma cabeza, a tenor de lo que escribe el Apóstol: Vanamente hinchado por su mente carnal, sin mantenerse unido a la Cabeza, de la cual todo el Cuerpo, por medio de junturas y ligamentos, recibe nutrición y cohesión para realizar su crecimiento en Dios (Col 2,18-19). Pues bien, esa Cabeza es Cristo mismo, cuyas veces desempeña en la Iglesia el Sumo Pontífice. Por eso se llama cismáticos a quienes rehusan someterse al Romano Pontífice y a los que se niegan a comunicar con los miembros de la Iglesia a él sometidos. (S. Th., II-II, q.39, a.1, resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Cardenal Müller alerta del “veneno mortal” que paraliza a la Iglesia

““El veneno que paraliza a la Iglesia es la opinión según la cual debemos adaptarnos al Zeitgeist, el espíritu de la época, para relativizar los mandamientos de Dios y reinterpretar la doctrina de la fe”, dijo el Cardenal en la Misa que presidió este 1 de enero, Solemnidad de María Madre de Dios, en un encuentro de jóvenes líderes católicos de la Fraternidad de Estudiantes Católicos Universitarios (FOCUS), que se realiza en la ciudad de Phoenix, estado de Arizona…”

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7 importantes sacerdotes científicos de distintas épocas que todo católico debería conocer

“La historia de la ciencia está desde hace siglos repleta de aportaciones realizadas por católicos muy devotos, muchos de ellos sacerdotes, lo que mostraría una vez más que la Iglesia lejos de ser un estorbo para los avances científicos ha sido una parte activa y fundamental en ellos. Sobre estas aportaciones ha dejado constancia Ignacio Del Villar Fernández, doctor ingeniero de telecomunicación por la Universidad Pública de Navarra, divulgador de temas científicos y su relación con la fe así como autor del libro Sacerdotes y científicos (Digital Reasons)…”

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Papa Francisco envía este mensaje por su 50 aniversario de sacerdocio

“Este viernes 13 de diciembre el Papa Francisco cumplió 50 años de ordenación sacerdotal, recibiendo las muestras de aprecio y cercanía de obispos y fieles de todo el mundo, a quienes agradeció con un breve mensaje en su cuenta de Twitter. “Gracias por haberme acompañado en este aniversario. Sigo pidiendo el apoyo de vuestra oración”, expresó el Papa Francisco en la cuenta @Pontifex_es…”

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Chantaje emocional y niños activistas

“Cada vez es más frecuente el caso de niños activistas que hablan ante cumbres y parlamentos, donde son escuchados respetuosamente. Ahora tenemos en Madrid a Greta Thunberg, a la que la prensa concede más atención que a los políticos y científicos que asisten a la Cumbre del Clima. Como no podía ser menos, Greta aprovechó la ocasión para advertir que nuestro mundo está al borde del colapso y para regañar a los políticos por no tomar medidas más drásticas para evitarlo…”

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Madurez cristiana y amor a la Iglesia

Hace poco estuve predicando una serie de conferencias a un grupo carismático católico en Madrid, España, bajo el título, para mí tan querido: Madurez cristiana y amor a la Iglesia. La serie completa de videos está aquí, y lo que sigue son las notas principales o resúmenes de las siete conferencias. Sea de provecho para todos!

1. No te contentes con ser multitud

* El itinerario de nuestra vida cristiana suele empezar en serio cuando algo en nuestra vida parece que “no marcha.” A menudo buscamos a Cristo como una especie de “mecánico”: vamos a que él solucione un problema para luego nosotros seguir con nuestra vida según nuestros propios criterios.

* De ese humilde comienzo se vale Dios para ponernos en ruta. Al principio somos “multitud” que quiere algunos favores o beneficios de Cristo, y nada más.

* Pero su palabra es profunda y trae claridad y sentido, y si le escuchamos, entonces empezamos a ser “discípulos.” Su mensaje nos ilumina y poco a poco queremos integrar su Evangelio en nuestras decisiones. Ya Cristo no es solo un “mecánico.”

* La Escritura nos muestra que hay un momento en que Cristo se presenta como “pan de vida” (Juan 6). Cuando Él se declara “vida” nuestra, su lugar ya no es de mecánico de nuestra vida sino su “piloto.” Es un paso que no todos dan. Muchos se fueron- Pedro y los apóstoles, sin embargo, sí se quedaron porque habían degustado algo de lo que es “vida eterna,” esto es, vida plena, sin límite, superior al fluir de las épocas (eones).

* Tales experiencias de plenitud hacen que la persona genuinamente ya no quiera dar paso atrás. “¿Adónde vamos a ir?,” pregunta Pedro. Cuando se llega a ese nivel, ya somos como “expertos” en el sentido original del latín: “gente que ha tenido experiencia” de esto que solo Cristo puede dar.

* Al mismo tiempo, la relación con el prójimo va cambiando: cuando somos multitud, el prójimo es como un “bulto;” luego es un “compañero,” y después llegamos a vernos como “sarmientos” de una misma vid, que es Cristo.

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Cercan iglesias de Ciudad de México para evitar ataques y profanaciones de feministas

“Diversas iglesias, entre ellas la de San Francisco y el vecino Templo Expiatorio Nacional de San Felipe de Jesús, fueron cercados, ante el peligro de que una marcha feminista anunciada para este 25 de noviembre pueda causar daños. La Arquidiócesis de México publicó imágenes de los templos cercanos en Twitter, añadiendo en un mensaje que “ante la manifestación de este lunes #25DeNoviembre, las autoridades civiles y eclesiásticas dialogan y actúan para tomar las precauciones pertinentes y resguardar los templos, además del patrimonio histórico y cultural del Centro Histórico de la Ciudad de México”…”

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Sobre las cosas raras o falsas que dicen algunos sacerdotes

Estimado Fray Nelson: ¿Qué puede hacer un laico cuando vé que en misa existen sacerdotes que se declaran en clara desobediencia a su obispo, al dar o motivar durante la eucaristía que personas sin la debida preparación, confesión, sacramento del matrimonio, o en pecado mortal, puedan comulgar, con el argumento de que Jesús es o vino por todos nosotros los pecadores? ¿Es conveniente actuar y denunciar siendo feligres o es mejor guardar la prudencia y tener paciencia, esperando que los obispos y la iglesia en general se mantenga firme en la doctrina y actue en consonancia con sus enseñanzas, corrigiendo o destituyendo a los innovadores sacerdotes? ¿Cómo combatir la confusión que crean? Estoy en oración por toda la iglesia y sus sacerdotes. Que Dios nos ayude. — O.O.

* * *

Intento darle orden a mi respuesta con los siguiente puntos:

1. Ante todo, GRACIAS por tus oraciones, y las de tantos hermanos, muchas veces anónimos, que aman a la Iglesia y que sifren cuando ella se aparta de su servicio al Señor.

2. Hay un problema de fondo: eso de tener, por una parte, sacerdotes de los que cuales lo único que sabemos es la misa que dicen, bien o mal; y por otra parte, laicos más o menos anónimos, cada uno con quién sabe qué formación; ese modo de ver la Iglesia o de ser Iglesia realmente no ayuda, y solo crea posiciones distantes y mucha desconfianza.

3. Precisamente lo que quiero decir es que debemos poner todo de nuestra parte para no ser extraños “asistentes” a la misa. Cada sacerdote, cada laico, cada persona es un ser humano con su historia, su formación, sus preguntas, sus errores. Sin un trato mínimo entre sacerdotes y feligreses corremos el peligro de querer solucionarlo todo con denuncias, documentos y disciplina. Esa manera de obrar omite el primer paso fundamental: la comunicación directa y la corrección fraterna.

4. Alguien dirá: “Es que precisamente busqué la comunicación directa y el padre no me escuchó, o no tuvo tiempo para mí, o me dijo que no iba a cambiar su manera de hacer las cosas.” Entiendo lo frustrantes que pueden ser todas esas situaciones pero es que empezar el conocimiento mutuo por una corrección o amenaza de denuncia no es exatcamente lo que más ayuda a crear un verdadero clima de entendimiento.

5. Por supuesto que las denuncias, por ejemplo ante el obispo, pueden tener lugar, sobre todo si hay arrogancia, pertinacia o materia grave en la falta, pero entendamos que son un último recurso, al que de modo ordinario deben preceder la oración, el diálogo, el ser comunidad.

6. Al mismo tiempo, y esto vale para cada uno, con el nivel de formación cristiana que tenga: mientras tratamos de acercarnos a los sacerdotes que nos decepcionan por su vida, ministerio o doctrina, hay que ayudar a que otros fieles no se confundan. Por ejemplo, si algún sacerdote comete el error brutal de decir que se puede comulgar siempre, nosotros, seamos laicos o sacerdotes, tenemos el derecho y deber de usar todos nuestros recursos de comunicación para sostener la enseñanza real de la Iglesia de siempre.

7. Y una vez más: orar. La muy deficiente formación en tantos seminarios y facultades de teología anuncia que esta clase de prolemas y decepciones se repetirán muchas veces. Nuestra propia conversión, nuestras plegarias y sacrificios, nuestro esfuerzo por ser y construir comunidades donde sea normal la corrección fraterna entre todos… todo ello dará fruto a su tiempo.

Sobre el lenguaje agresivo contra el Papa Francisco

Fray Nelson: Me ha llegado este video (o artículo, o blog, o correo electrónico…) en que aseguran que el Papa Francisco no es el verdadero Papa, sino que el Papa verdadero es Benedicto XVI, que está como encarcelado en el Vaticano. ¿Dónde puedo investigar mejor, o usted qué cree al respecto? –Muchas personas, en redes sociales, y por correo.

* * *

Mi respuesta es sencilla: No quiero ser grosero pero sugiero que NO PIERDAN EL TIEMPO en esa clase de videos, escritos o correos. El mismo Papa Emérito, Benedicto XVI, ha declarado varias veces sobre cómo su renuncia ha sido y es plenamente válida, y ha mostrado, de palabra y de obra, su actitud de reconocimiento a Francisco como único y verdadero Papa.

El hecho de que haya palabras, actitudes o decisiones de este Papa que puedan ser cuestionadas no cambia nada la legitimidad de su elección ni su jurisdicción como Sucesor de Pedro. Nuestro lugar como católicos no es cerrar los ojos a los errores o defectos de nuestros pastores pero tampoco es propio de nosotros tener los oídos listos y dóciles para cualquier teoría de conspiración.

Lo peor de quienes participan de círculos de murmuración en contra del Papa es que se les va llenando la cabeza de insultos y descalificaciones, hasta el punto de no reconocer nada bueno en lo que él hace o dice, y entonces, además de otros comportamientos bajos, empiezan a llamarlo por su apellido en el mundo (Bergoglio) desconociendo de facto quién es él para nosotros los católicos. Este tipo de actos solo pueden ser considerados una ofensa a Dios y a la Iglesia. Y aunque él estuviera ofendiendo a Dios, ni siquiera eso nos autoriza a también ofender nosotros al mismo Dios. Eso simplemente no es cristiano.

Lo propio y lo correcto, entonces, estimo que es permanecer informados, mejorar nuestra conocimiento de la fe y la doctrina cristianas, y sobre todo: orar; orar mucho por la Iglesia, por el Papa, y por tantas otras intenciones. Por favor, no lo olvidemos: no hay que perder tiempo en lo que no lo merece.