Cánticos Cristológicos, 1 de 4, Filipenses

[Retiro de Semana Santa en el Convento de Santo Domingo, en Bogotá, versión 2014.]

Tema 1: Cristo en Filipenses 2,6-11

* El apóstol san Pablo tuvo una relación particularmente cercana con la comunidad de Filipos.

* Cristo “no retuvo ávidamente” ser igual a Dios: no está aferrado a lo que es. Cristo es libre hasta de sí mismo.

* Cristo, haciéndose “esclavo” se hace “como uno de tantos”: la condición humana es de esclavitud, pero servir al Señor Dios es servir al que más y mejor nos ama.

De nuevo, la humildad

La humildad es otro buen camino para llegar a la paz interior. -“El” lo ha dicho: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón… y encontraréis paz para vuestras almas”.

No es falta de humildad que conozcas el adelanto de tu alma. -Así lo puedes agradecer a Dios. -Pero no olvides que eres un pobrecito, que viste un buen traje… prestado.

El propio conocimiento nos lleva como de la mano a la humildad.

Ya puedes desechar esos pensamientos de orgullo: eres lo que el pincel en manos del artista. -Y nada más. -Dime para qué sirve un pincel, si no deja hacer al pintor.

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No lo olvides

Aunque el soplo del Espíritu Santo te levante sobre las cosas todas de la tierra y haga que brille como oro, al reflejar en las alturas con tu miseria los rayos soberanos del Sol de Justicia, no olvides la pobreza de tu condición. Un instante de soberbia te volvería al suelo, y dejarías de ser luz para ser lodo.

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Tres lecciones de humildad

Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen también en tus oídos las risas que provocaste con tus fracasos.

No quieras ser como aquella veleta dorada del gran edificio: por mucho que brille y por alta que esté, no importa para la solidez de la obra. -Ojalá seas como un viejo sillar oculto en los cimientos, bajo tierra, donde nadie te vea: por ti no se derrumbará la casa.

Cuanto más me exalten, Jesús mío, humíllame más en mi corazón, haciéndome saber lo que he sido y lo que seré, si tú me dejas.

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