LA GRACIA 2020/06/26 No soy una estadística para Cristo, soy su amado

La genuina humildad es la que deja todo en las manos de Cristo, la que no trata de imponer su voluntad sino que se abandona a la misericordia infinita de Jesús.

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Poema a la Humildad, de Francisco Sosa Escalante

Al ver cuál vive en tormentosa lidia
Quien la cumbre tocó de la grandeza,
Bendigo mi humildad y mi pobreza,
Libre del dardo de la negra envidia.

La horrible ingratitud y la perfidia
No habré de lamentar; mi fortaleza
La torpe adulación con su vileza
No expone á sucumbir; jamás la insidia.

Amigos fieles á estrechar mi mano
Vendrán; no en pos del esplendor del oro
Sino de afecto fraternal y sano.

Que en mi modesto hogar no hay más tesoro
Que aquel que guarda corazón cristiano
Que goza con el bien y enjuga el lloro.

Humildad y confianza

Si tus errores te hacen más humilde, si te llevan a buscar con más fuerza el asidero de la mano divina, son camino de santidad.

La humildad lleva, a cada alma, a no desanimarse ante los propios yerros. -La verdadera humildad lleva… ¡a pedir perdón!

Si yo fuera leproso, mi madre me abrazaría. Sin miedo ni reparo alguno, me besaría las llagas. -Pues, ¿y la Virgen Santísima? Al sentir que tenemos lepra, que estamos llagados, hemos de gritar: ¡Madre! Y la protección de nuestra Madre es como un beso en las heridas, que nos alcanza la curación.

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Reglas básicas de santidad

La humildad nace como fruto de conocer a Dios y de conocerse a sí mismo.

Señor, te pido un regalo: Amor…, un Amor que me deje limpio. -Y otro regalo aún: conocimiento propio, para llenarme de humildad.

Son santos los que luchan hasta el final de su vida: los que siempre se saben levantar después de cada tropiezo, de cada caída, para proseguir valientemente el camino con humildad, con amor, con esperanza.

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Alegría, caridad, mortificación, humildad

En cuanto tengas a alguno a tu lado -sea quien sea-, busca el modo, sin hacer cosas raras, de contagiarle tu alegría de ser y de vivir como hijo de Dios.

Fomenta tu espíritu de mortificación en los detalles de caridad, con afán de hacer amable a todos el camino de santidad en medio del mundo: una sonrisa puede ser, a veces, la mejor muestra del espíritu de penitencia.

Que sepas, a diario y con generosidad, fastidiarte alegre y discretamente para servir y para hacer agradable la vida a los demás. -Este modo de proceder es verdadera caridad de Jesucristo.

Has de procurar que, donde estés, haya ese “buen humor” -esa alegría-, que es fruto de la vida interior.

Cuídame el ejercicio de una mortificación muy interesante: que tus conversaciones no giren en torno a ti mismo.

Más pensamientos de San Josemaría.

La vía de la sencillez

¡Vive la vida cristiana con naturalidad! Insisto: da a conocer a Cristo en tu conducta, como reproduce la imagen un espejo normal, que no deforma, que no hace caricatura. -Si eres normal, como ese espejo, reflejarás la vida de Cristo, y la mostrarás a los demás.

Si eres fatuo, si te preocupas sólo de tu personal comodidad, si centras la existencia de los demás y aun la del mundo en ti mismo, no tienes derecho a llamarte cristiano, ni a considerarte discípulo de Cristo: porque El marcó el límite de la exigencia en ofrecer por cada uno «et animam suam», el alma misma, la vida entera.

Más pensamientos de San Josemaría.

¿Podemos hablar de humildad en Dios?

“El Verbo Encarnado ¿no refleja, de alguna manera, en los gestos y en el lenguaje humanos, el ser invisible y el actuar inalcanzable de Dios? La misma Encarnación del Verbo ¿no es ya un acto de synkatábasis, de condescensión, de abajamiento, de «humildad» de la Trinidad Beatísima? Muchos textos evangélicos me venían a la cabeza…”

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Las letanías de la humildad, compuestas por el Cardenal Merry Del Val

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame: del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ….
del deseo de ser alabado, …
del deseo de ser preferido, …..
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, …
del temor de ser despreciado, …
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado.

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Amén.

LA GRACIA del Viernes 26 de Octubre de 2018

La comunidad se fortalece primero por la humildad, en entender la fragilidad de la historia de mi hermano para luego tratar de construir un bien en él y en todos mis hermanos.

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LA GRACIA del Domingo 17 de Junio de 2018

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B

El Reino de Dios llega a nuestras vidas en la cadena de pequeños y valientes “sí” a sus llamados. Dile al Señor: “Hoy Tú eres el rey de mi vida, hoy pongo mi confianza en ti”.

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LA GRACIA del Martes 6 de Febrero de 2018

Pidamos humildad para comprender que nuestra salvación está en la gracia que Dios nos da, siendo fieles al depósito de la fe católica que hemos recibido.

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