Qué es ser cristiano, 08 de 16, Conversión

[Serie de catequesis para las Monjas Dominicas del Monasterio de la Madre de Dios, en Baeron, Jenchen, Corea del Sur. Cada predicación fue traducida del español al coreano frase por frase, lo cual da un ritmo diferente a esta serie.]

Tema 8 de 16: Conversión

* Cristo dijo en primer lugar a aquel paralítico: “Tus pecados son perdonados;” esto lo dijo antes de sanar su cuerpo. Ese orden en el actuar de Cristo nos enseña algo importante sobre el lugar central de la conversión en la predicación del Evangelio.

* La propuesta de Cristo en su Evangelio no puede reducirse a la serenidad, la armonía o la tranquilidad que pueden hallarse incluso en otras religiones y filosofías. Muchos misioneros en Oriente, como Anthony De Mello, se han confundido en este tema.

* El Evangelio no es un simple mejoramiento del tejido social ni tampoco un recurso terapéutico para lograr vencer algunos vicios o para alcanzar una cierta paz interior.

* Evangelizar no es simplemente dar una perspectiva nueva y positiva sobre la vida humana, es decir, no se reduce a una “iluminación.” Muchas cosas brillantes puede uno conocer sin que eso implique que uno ha acogido el Evangelio de Jesús.

* Cristo describe bien su misión en Lucas 4,16ss. Su obra es liberación y anuncio de gracia. Pero no debemos olvidar que esa misión se apoya y ratifica la misión del Precursor, Juan Bautista.

* La gran sanación del tejido social es la capacidad de volverse a Dios y reconocerle como Señor de todo cuanto somos: esto, por supuesto, implica abandonar el pecado y sobre todo: mirar hacia la necesidad del hermano.

Cien voces

¿Te acuerdas? -Hacíamos tú y yo nuestra oración, cuando caía la tarde. Cerca se escuchaba el rumor del agua. -Y, en la quietud de la ciudad castellana, oíamos también voces distintas que hablaban en cien lenguas, gritándonos angustiosamente que aún no conocen a Cristo. Besaste el Crucifijo, sin recatarte, y le pediste ser apóstol de apóstoles.

Más pensamientos de San Josemaría.

Propagar la Buena Nueva

Sabes que tu camino no es claro. -Y que no lo es porque al no seguir de cerca a Jesús te quedas en tinieblas. -¿A qué esperas para decidirte?

Aún resuena en el mundo aquel grito divino: “Fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué quiero sino que se encienda?” -Y ya ves: casi todo está apagado… ¿No te animas a propagar el incendio?

¿Crees que no había contemporáneos de Pedro, sabios, y poderosos, y prudentes, y virtuosos, fuera del apostolado de los primeros doce?

Más pensamientos de San Josemaría.

ESCUCHA, La Cuaresma, la Evangelización y el Desafío de Asia

[Reflexión ofrecida a un grupo de laicos en la Parroquia de Shibuya, Tokio, en Marzo de 2014.]

* La cuaresma nos pone en la ruta del misterio pascual. Hay que tener presente, sin embargo, que el encuentro con la pasión, muerte y resurrección de Cristo no es algo “automático.” Al contrario, quien siente ajena la muerte de Cristo también sentirá ajena e irrelevante su victoria.

* La resurrección no es una noticia que afecta lo que va a ser de mí después de que muera. Las convicciones sobre qué implica morir cambian la manera como uno vive. Para aquel que mira la muerte como un final, la entrega de sí mismo es imposible por absurda.

* Para un cristiano, el sentido de la vida no puede deducirse sólo del breve tiempo en que uno vive. La resurrección nos traslada a un espacio de significado que trasciende el tiempo, y que también trasciende al individuo como tal: mi vida, mi esfuerzo, mi esperanza adquieren sentido en cuanto soy parte de un “arco” que comienza en la Pascua de Cristo, y que abarca los siglos hasta completarse en su retorno glorioso.

* Surge una objeción: ¿Y qué pasa con otras “propuestas,” es decir, con otros “arcos” que también son milenarios, algunos de los cuales han antecedido al cristianismo, como es el caso con algunas culturas asiáticas: Indica, China, Japón? El examen de esas culturas, aunque asombroso desde el punto de vista humano, nos lleva a una conclusión: cada una lucha por su propia gloria, en términos de liderazgo, honor o incluso beneficio. En el esquema global de los siglos no pueden garantizar otra cosa sino contiendas por el primer lugar. El cristianismo es diferente.

* La propuesta cristiana, en efecto, no apunta a la gloria de un pueblo sino al bien de todos los pueblos. Y hay otra diferencia: la Cruz de Cristo mira a la “patria común” de la humanidad, es decir a las realidades profundas y más universales del dolor, las carencias, las contradicciones internas, la muerte misma. En este sentido, el “arco cristiano” abarca toda propuesta cultural, sea breve o extensa en el tiempo.

* Una consecuencia de esa realidad de la predicación cristiana es que evangelizar en Asia no es simplemente anunciar un cambio moral de un individuo: sólo la presentación del “arco” cristiano puede invitar a dejar, por insuficientes, los milenarios “arcos” culturales que son orgullo de cada pueblo. Esto implica necesariamente un cambio, en términos de humildad, caridad, alegría y esperanza, para quienes anuncian el nombre de Cristo en esta parte del mundo, y en el fondo, un replanteamiento que debe llevar a la Iglesia a verse de modo diverso a sí misma y su misión.

Conversión Pastoral, 06 de 12, Sencillez de vida y fidelidad doctrinal

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 6 de 12: Sencillez de vida y fidelidad doctrinal

* La sencillez, la austeridad y la sobriedad apuntan hacia un cristianismo que se concentra en el anuncio fundamental del amor transformante de Dios. Ese modo de ver la fe parece dejar en segundo plano la contextura moral tanto de quien predica como de quien escucha. Unas cuantas reglas sencillas, propuestas por el Papa Benedicto, ayudan a evitar malos entendidos y posiciones extremas:

(1) No a la pasividad: “estoy tranquilo y seguro en la verdad que conozco bien”

(2) No al relativismo: “estoy tranquilo y seguro en mi verdad, que yo mismo defino y conozco bien”

(3) Sí a la acogida, venciendo el asco.

(4) Sí a la misión, venciendo la pereza, la comodidad y el pesimismo.

(5) Sí al camino, a la resolución de hacer camino con el hermano, venciendo el conformismo.

Que no te asusten las contradicciones

No sé por qué te asustas. -Siempre fueron poco razonables los enemigos de Cristo. Resucitado Lázaro, debieron rendirse y confesar la divinidad de Jesús. -Pues, no: ¡matemos al que da la vida!, dijeron. Y hoy, como ayer.

En las horas de lucha y contradicción, cuando quizá “los buenos” llenen de obstáculos tu camino, alza tu corazón de apóstol: oye a Jesús que habla del grano de mostaza y de la levadura. -Y dile: “edissere nobis parabolam” -explícame la parábola. Y sentirás el gozo de contemplar la victoria futura: aves del cielo, en el cobijo de tu apostolado, ahora incipiente; y toda la masa fermentada.

Si recibes la tribulación con ánimo encogido pierdes la alegría y la paz, y te expones a no sacar provecho espiritual de aquel trance.

Más pensamientos de San Josemaría.

El ‘cuento’ de ser cristianos católicos

[Predicación en el evento “Para tu Gloria” organizado por la Banda Blanco y Negro de los Frailes Estudiantes Dominicos de Colombia.]

* Se puede decir que nuestra fe brota de un “cuento,” no en el sentido de una fábula, sino de un relato. A ese relato lo llamamos EVANGELIO, y es la narración de lo que Jesucristo hizo y padeció.

* La EVANGELIZACIÓN es, básicamente, compartir ese relato. El acto de entregar esa historia y por consiguiente, el acto correspondiente de recibirla, es la “parádosis” en griego, la “traditio” en latín: es la TRADICIÓN. La Iglesia sostiene que la fe proclamada en la Biblia no nos llega íntegra sino a través de la TRADICIÓN.

* ¿Qué hace único el “cuento” de Jesucristo? Dos cosas: en un primer momento, la EVANGELIZACIÓN y nos hace ver que no tenemos vida sino que nos hemos limitado a SOBREVIVIR.

* SOBREVIVIR es limitarse a aplazar la muerte mientras uno se dedica a producir, consumir y entretenerse. Para SOBREVIVIR uno se confina a una especie de prisión voluntaria en la que el horizonte se hace mínimo y sólo se ven los propios ídolos, miedos, resentimientos, transacciones de afecto y dinero.

* En un segundo momento, cuando Jesucristo llega a través de la EVANGELIZACIÓN nos muestra qué sucede cuando Dios reina, es decir, nos predica el REINO DE DIOS. pronto uno se da cuenta que el horizonte se amplía hasta el infinito. se siente la ALEGRÍA de ver colmado un inmenso vacío que uno llevaba por dentro, y que en realidad Dios mismo había dejado al crearnos.

* La alegría de ser evangelizado es algo que no se puede falsificar y que tampoco deja margen de dar marcha atrás. La mente ha sido llevada más allá de sí misma. Por eso hablamos de una METÁNOIA, una CONVERSIÓN. Su fruto es llevarnos a ser parte de la comunidad de los convocados, la EKKLESÍA, la IGLESIA. No hay verdadera conversión sin pertenencia a la Iglesia.

* Para que la convicción interior se produzca y para que la pertenencia externa y visible se llegue a dar, uno necesita la persuasión que va más allá de las palabras humanas. Es una GRACIA que sólo podemos pedir al ADVOCATUS, al PARÁCLITO, es decir, el ESPÍRITU SANTO.

Banda Blanco y Negro

Evento "Para Tu Gloria"