LA GRACIA del Domingo 18 de Noviembre de 2018

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO B

Proclamemos la perfecta victoria de Cristo porque su reinado no es algo que ocurra solamente en nuestro corazón sino que toca toda la realidad del universo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA en redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]

¿Puede un católico creer en el rapto de los creyentes por Cristo al final de los tiempos?

Padre nelson: vemos que se están presentando muchas señales del final de los tiempos. Varios amigos míos cristianos dicen que debe estar cerca lo que ellos llaman el “rapto,” que yo entiendo que consiste en que Cristo se llevará a su pueblo, o algo así. ¿Los católicos creemos en el rapto? Gracias por su tiempo. –J.H.

* * *

Catholic.net tiene un muy buen artículo al respecto. Es un poco extenso pero vale la pena transcribirlo.

Se ha estado hablando desde bastante tiempo ya de la posibilidad de una acción divina sobre la humanidad específicamente sobre la Iglesia que acontecería al final de los tiempos como un preámbulo al mismo, este acontecimiento se conoce como El Rapto sujeto a la Gran Tribulación.

Es un término que utiliza en demasía la iglesia protestante y dado a que es en esa vertiente del cristianismo que se difunde con más fuerza tal acontecimiento para dar un análisis completo sobre el asunto tendríamos que entrar en materia teologal relacionado al milenarismo y sus implicaciones, no obstante trataré de dar un toque menos técnico y de mayor comprensión para que podamos entender la realidad de esta mal interpretación bíblica. Para ello estaré utilizando un artículo del P. Jordi Rivero y el Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema.

Continuar leyendo “¿Puede un católico creer en el rapto de los creyentes por Cristo al final de los tiempos?”

Nuevo cielo y nueva tierra

Padre Nelson: San Pablo hable de una nueva tierra y un nuevo cielo, asi como San Agustin. ¿Es esto, como lo dicen los Testigos De Jehová que viviremos aquí, o se refiere a una transformación de la raza humano y hace referencia como nueva tierra?

* * *

Creo que los números 1046 al 1050 del Catecismo tienen una respuesta completa y clara. Lo esencial es que la Iglesia no pretende describir qué tipo de transformación tendrá el universo, aunque estamos seguros de que incluye la renovación de aquello que llamamos materia. Estos son los textos pertinentes:

1046 En cuanto al cosmos, la Revelación afirma la profunda comunidad de destino del mundo material y del hombre: «Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios […] en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción […] Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior […] anhelando el rescate de nuestro cuerpo» (Rm 8, 19-23).

1047 Así pues, el universo visible también está destinado a ser transformado, “a fin de que el mundo mismo restaurado a su primitivo estado, ya sin ningún obstáculo esté al servicio de los justos”, participando en su glorificación en Jesucristo resucitado (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses 5, 32, 1).

1048 “Ignoramos el momento de la consumación de la tierra y de la humanidad, y no sabemos cómo se transformará el universo. Ciertamente, la figura de este mundo, deformada por el pecado, pasa, pero se nos enseña que Dios ha preparado una nueva morada y una nueva tierra en la que habita la justicia y cuya bienaventuranza llenará y superará todos los deseos de paz que se levantan en los corazones de los hombres”(GS 39).

1049 “No obstante, la espera de una tierra nueva no debe debilitar, sino más bien avivar la preocupación de cultivar esta tierra, donde crece aquel cuerpo de la nueva familia humana, que puede ofrecer ya un cierto esbozo del siglo nuevo. Por ello, aunque hay que distinguir cuidadosamente el progreso terreno del crecimiento del Reino de Cristo, sin embargo, el primero, en la medida en que puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa mucho al Reino de Dios” (GS 39).

1050 “Todos estos frutos buenos de nuestra naturaleza y de nuestra diligencia, tras haberlos propagado por la tierra en el Espíritu del Señor y según su mandato, los encontraremos después de nuevo, limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal” (GS 39; cf. LG 2).

Cielo, Infierno y Purgatorio, explicados a los niños

CORDIAL SALUDO FRAY NELSON Y A LA VEZ MI GRATITUD POR LA GENEROCIDAD DE SU CONOCIMIENTO A LA LUZ DE LA FE. ¿COMO HAGO PARA DARLE A “ENTENDER” A LOS NIÑ@S SOBRE LA EXISTENCIA DEL PURGATORIO, EL CIELO EL INFIERNO…PROFESADO EN EL CREDO?

SABEMOS QUE PODEMOS CONSTRUIR UN PEDACITO DE CIELO O INFIERNO EN ESTA VIDA TERRENAL ATERRIZADAS EN NUESTRA PROPIA EXPERIENCIA DE VIDA; SABEMOS TAMBIEN QUE EL CIELO NO SE HA VISTO POR OJO HUMANO, SINEMBARGO, EXISTIERON SANTOS Y SANTAS QUE TUVIERON UNA VISION PROVIDENCIAL SOBRE EL INFIERNO ( SOR FAUSTINA, SANTA TERESA, SAN JUAN BOSCO…ENTRE OTROS.) DICHA EXPERIENCIA SOBRE NATURAL DE MANERA ENTENDIDA COMO ELLOS LA VIERON NO ES PARA NADA AGRADABLE, DE HECHO EL INFIERNO ES EL “LUGAR PARA EL DIABLO Y SUS ANGELES”, COMO EXPLICAR ESTO A LOS NIÑOS SIN ANIMO DE PERTURBARLOS MENTAL Y ESPIRITUALMENTE… ?

¿COMO EXPLICARLES EL SANTO TEMOR A DIOS Y JUSTICIA DIVINA. DIOS LE BENDIGA. PAZ Y BIEN. — M.B.

* * *

[Respuesta preparada por José Santiago B.] Creo que en primer lugar debes hablarles a los niños con la verdad, aunque debemos buscar imágenes que sean comprensibles en función a su edad. Te anexo la mejor catequesis para niños que encontré en La Verdad Católica, es un texto muy adaptado a lo que ellos pueden entender. Te copio unos fragmentos:

Continuar leyendo “Cielo, Infierno y Purgatorio, explicados a los niños”

Cielos nuevos y tierra nueva

56 La promesa de Dios y la resurrección de Jesucristo suscitan en los cristianos la esperanza fundada que para todas las personas humanas está preparada una morada nueva y eterna, una tierra en la que habita la justicia (cf. 2 Co 5,1-2; 2 P 3,13). « Entonces, vencida la muerte, los hijos de Dios resucitarán en Cristo, y lo que fue sembrado bajo el signo de la debilidad y de la corrupción, se revestirá de incorruptibilidad, y, permaneciendo la caridad y sus obras, se verán libres de la servidumbre de la vanidad todas las criaturas que Dios creó pensando en el hombre ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 39: AAS 58 (1966) 1057] Esta esperanza, en vez de debilitar, debe más bien estimular la solicitud en el trabajo relativo a la realidad presente.

57 Los bienes, como la dignidad del hombre, la fraternidad y la libertad, todos los frutos buenos de la naturaleza y de nuestra laboriosidad, difundidos por la tierra en el Espíritu del Señor y según su precepto, purificados de toda mancha, iluminados y transfigurados, pertenecen al Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz que Cristo entregará al Padre y donde nosotros los volveremos a encontrar. Entonces resonarán para todos, con toda su solemne verdad, las palabras de Cristo: « Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme … en verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis » (Mt 25,34-36.40).

58 La realización plena de la persona humana, actuada en Cristo gracias al don del Espíritu, madura ya en la historia y está mediada por las relaciones de la persona con las otras personas, relaciones que, a su vez, alcanzan su perfección gracias al esfuerzo encaminado a mejorar el mundo, en la justicia y en la paz. El actuar humano en la historia es de por sí significativo y eficaz para la instauración definitiva del Reino, aunque éste no deja de ser don de Dios, plenamente trascendente. Este actuar, cuando respeta el orden objetivo de la realidad temporal y está iluminado por la verdad y por la caridad, se convierte en instrumento para una realización cada vez más plena e íntegra de la justicia y de la paz y anticipa en el presente el Reino prometido.

Al conformarse con Cristo Redentor, el hombre se percibe como criatura querida por Dios y eternamente elegida por Él, llamada a la gracia y a la gloria, en toda la plenitud del misterio del que se ha vuelto partícipe en Jesucristo.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 13: AAS 71 (1979) 283-284] La configuración con Cristo y la contemplación de su rostro [Cf. Juan Pablo II, Carta ap. Novo millennio ineunte, 16-28: AAS 93 (2001) 276-285] infunden en el cristiano un insuprimible anhelo por anticipar en este mundo, en el ámbito de las relaciones humanas, lo que será realidad en el definitivo, ocupándose en dar de comer, de beber, de vestir, una casa, el cuidado, la acogida y la compañía al Señor que llama a la puerta
(cf. Mt 25, 35-37).

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Las ciudadelas del fin del mundo

“No hay siglo ni nación judeocristiana que no haya atestiguado una o varias encerronas milenaristas derivadas en compactas hecatombes de sangre y fuego. Difícil rescatar de esta nómina de reclusiones colectivas una que no haya terminado de la peor manera. El encierro de un grupo reducido en un castillo de pureza apocalíptica reta a las autoridades e incomoda inevitablemente al resto de la población…”

ciudadelas del fin del mundo

Click!