El bueno resulta perseguido no por los bienes que hace sino por no negociar que Dios es el Supremo Bien.
LA GRACIA del Sábado 12 de Abril de 2014
Es importante saber por qué llega Cristo a la Cruz; pero no es menos importante saber para qué, es decir, qué fruto trae.
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ESCUCHA, la Cuaresma tiene ya el perfil y forma de la Cruz
Homilía para el MIÉRCOLES DE CENIZA.- Exterior e interior, personal y comunitaria, y sobre todo, llena de verdad: así ha de ser la penitencia y conversión en Cuaresma.
LA GRACIA del Viernes 21 de Febrero de 2014
Si el discípulo de Cristo ofrecerá bondad en un mundo en que la maldad es buen negocio, no puede esperar sino cruz.
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ESCUCHA, Nada más peligroso que una vida sin problemas
Con la parábola del rico epulón Cristo está cuestionando la recurrente utopía del paraíso.
Tal vez el mundo es Corinto, 10 de 10, Cruz y Resurrección
[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]
Tema 10 de 10: Cruz y Resurrección
* Como ya quedó patente cuando Pablo predicó en Atenas (Hechos 17), el pensamiento griego veía la resurrección como algo imposible, e incluso, ridículo. No es extraño entonces que incluso ya siendo cristianos, algunos corintios llevaran ese peso de incredulidad pagana, hasta el punto de negar que se pudiera resucitar. Quizás veían su nueva fe cristiana como un modo suficientemente racional y suficientemente grato de llevar esta vida y preferían no acariciar esperanzas más allá del sepulcro.
* ¿Por qué Pablo insistió tanto en la cruz y ahora insiste en la resurrección? La causa profunda está en el amor, en la calidad de amor que nos ha redimido y que es el sello de nuestro vivir como cristianos. En efecto, a la cruz llegó Cristo como expresión máxima de un amor que supera el amor puramente natural.
* Entendemos por amor “puramente natural” aquel que se basa en la transacción: yo trato bien a los que me tratan bien, y trato mal a los que así son conmigo. El amor de transacción parece razonable mientras uno tiene qué aportar, o sea: algo deseable o necesario para otros. Pero eso implica que en los momentos de mayor necesidad uno no tendrá nada ni a nadie porque en la mayor necesidad es cuando uno no tiene qué dar para poder recibir.
* Por eso el amor de Cristo, el del Evangelio, el que brilló con esplendor de cielo en la noche de la Cruz, es el amor de gracia, el amor de gratuidad. Este amor de gracia es el que puede salir al encuentro del ser humano en su indigencia ontológica y sobre todo, el único amor que puede hacer algo por el pecador. Sólo quien ha experimentado ese amor de gracia puede también amar así, y ese amor, que no es indiferencia estoica sino caridad que todo lo rebasa, es ya manifestación de la resurrección.
ESCUCHA la actualidad permanente de la Cruz gloriosa
La Cruz no fue simplemente un momento malo que hubiera quedado en el pasado de Cristo: es manifestación perpetua de amor y verdad extremos.
LA GRACIA del Domingo 23 de Junio de 2013
DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C
Al final descubrimos las consecuencias que traen nuestros pecados; es decir, al final llegamos a contemplar la Cruz.
La fe de Benedicto y la pobreza de Francisco, 11 de 12
[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa Francisco – Retiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]
Tema 11 de 12: El anonadamiento de Cristo en la Cruz
* El gran himno al anonadamiento de Cristo está en Filipenses 2,5-11.
* Esta vez queremos reflexionar brevemente sobre la expresión que usa San Pablo en el versículo 6: Cristo “no hizo alarde de su categoría de Dios,” dice una traducción; “no retuvo ávidamente el ser igual a Dios,” dice otra. La expresión griega es: “ux harpagmón hegésato” que literalmente significa: “no consideró botín de robo” el ser igual a Dios.
* Dos ideas hay en esa expresión: el que se aferra a lo que tiene y el que exhibe lo que ha conseguido. Es la presunción unida al egoísmo. Es la ostentación unida al cinismo. Es la dureza para con el prójimo unida a la soberbia y el disfrute ilícito. Y todo eso es lo que caracteriza al hombre pecador.
* El “rico,” es decir, el que no entiende ni quiere entender la espiritualidad de los pobres y del Pequeño Resto, es aquel que se apoya en lo que tiene con un corazón repleto de ostentación y egoísmo.
* Pero el que se apoya sobre sí mismo, el que golpea su pecho, como un gorila, para hacer valer su ser, se pierde en realidad de descubrir cuánto vale su ser ante Dios. El que pasa la vida justificándose se pierde de la justificación que Dios le concede.
* El anonadamiento de Cristo es entonces el sello de su unión perpetua con la causa de los Pobres de Yahveh. Él es su expresión más pura, su súplica más perfecta; y a la vez es la respuesta de amor de Dios a su clamor.
El Camino del Discipulado, 3 de 3
[Retiro Espiritual con un Grupo de Servidores de la Comunidad Hispana en Lafayete, Louisiana, EEUU, en Mayo de 2013.]
* Continuamos sobre el CRECIMIENTO como una de las etapas básicas del discipulado.
* Además de la mistagogía y la catequesis, la vida cristiana crece a través del ejercicio de la virtud. La palabra griega “askesis” significa ejercicio, y de ahí viene nuestro término “ascesis.”
* Es importante notar el papel que la vida en comunidad tiene dentro de este proceso de crecimiento. Cristo eligió discípulos muy distintos entre sí; de muy diversa procedencia geográfica y cultural; también con ideas incluso divergentes sobre lo que podría ser el Reino de Dios. Desde zelotas (extrema izquierda) como Simón el Zelota y Judas Iscariote, hasta colaboracionistas, (extrema derecha) como Mateo, Jesús llamó gente que no podía tener en común otra cosa sino al mismo Cristo y su Evangelio. El ejercicio de encaminarse hacia la unidad, soportándose, y además venciendo esa tendencia a querer ser el primero, tuvo que ser altamente formativa para todos.
* La MADUREZ viene con la Cruz. No es que uno busque el dolor para encontrar a Cristo sino que el dolor que llega por seguir con fidelidad y generosidad a Cristo es la indicación principal sobre cuál es la cruz que va a ser fecunda en la vida de uno.
* La Cruz es indispensable para llegar a la verdad de lo que uno es, de lo que uno ama y de lo que uno cree. por algo Cristo dijo: Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga (Mateo 16,24).
* Finalmente, madurados por la Cruz, que equivale a: habiendo sido molidos nuestros deseos y sueños en el altar del dolor que ama hasta el fondo, estamos listos para recibir el rocío y a la vez fuego del Espíritu. Así es como se llega a la DONACIÓN total.
ESCUCHA, Pedagogia sobre la Cruz para el cristiano
[Predicación en el Grupo de Oración “Pedacito de Cielo,” para la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz en 2013.]
* Las tres fases más importantes en el descubrimiento del misterio de la Cruz llevan estos títulos: Dolor, Verdad, Victoria. Al principio sólo se percibe el dolor, y ante el dolor la reacción más común y natural es la rebeldía estéril. Pero mientras unos e quede en la sola rebeldía patina sin beneficio alguno, y aún retrocede. Si se supera esa fase se empieza a avanzar.
* La fase en que uno sólo ve en la Cruz el DOLOR tiene tres etapas:
(01) Llegar a aceptar como un hecho lo que uno antes rechazaba. Puede parecer puro estoicismo, y hay gente que se queda simplemente en eso: asumir la vida como viene, pero también es posible que a partir de la aceptación serena y profunda se abra un camino, que es el que conduce hacia los bienes de la Santa Cruz.
(02) Dice el refrán popular: “Del ahogado, el sombrero.” Suena cínico, pero puede ser un momento de gracia, en que uno empiece a descubrir que hay bienes exteriores que se han vuelto posibles a través de las mismas cosas que uno rechazaba. Por ejemplo: ser mestizo puede parecer un factor que disminuye la belleza de una raza más pura, pero a menudo las razas mestizas son más resistentes, emprendedoras y creativas.
(03) Dice la Sagrada Escritura: “Me estuvo bien el sufrir porque así aprendí tus justos mandamientos” (Salmo 119,71). Quien habla de esa manera no ha descubierto sólo ventajas o bienes exteriores sino que se da cuenta que él mismo ha pasado a ser un mejor ser humano: ha encontrado bienes interiores.
* La fase de la VERDAD tiene también tres etapas:
(04) Uno se da cuenta que a través de las pruebas, duros esfuerzos y contradicciones uno llega a conocerse. Es fácil creerse paciente, humilde y muy listo cuando no hay que responder a ningún desafío; pero cuando llegan las burlas o adversidades uno se da cuenta de que no es lo que creía: uno descubre la verdad de uno mismo. Esto no se logra sin muchos combate y unas cuantas derrotas.
(05) La vida nos conduce a veces a una DGU: Decepción generalizada del Universo. Hay tiempos en que sentimos que todo nos desilusiona o deja insatisfechos, incluyendo la familia, los amigos y las instituciones más representativas, sin excluir la Iglesia. Esa DGU puede volvernos amargados pero también puede colmarnos de admiración si miramos a Cristo: a este mundo, con todas sus incoherencias y miserias ha querido venir el Hijo del Dios vivo. “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5,8) Así el dolor nos lleva de la mano a descubrir la verdad de Dios y de su amor.
(06) A partir de este punto nuestro modelo son los grandes santos, los que han descubierto mejor el tesoro de la Cruz. Enseña por ejemplo Santa Catalina de Siena que cuando las cosas van según nuestro gusto y placer, no podemos estar seguros de que esa sea voluntad del Señor, o si tal vez es la sutil presión que nuestro capricho y la fuerza de nuestro intelecto ha impreso en lo que nos rodea. La contradicción, en cambio, la verdadera contradicción, precisamente porque no es querida, nos da la certeza de no venir de nuestra voluntad. Es entonces un agente externo que no puede escapar al poder de Dios y que a la vez sabemos que no está en nuestras manos. Por lo tanto, es expresión muy clara del querer divino que así nos modela y guía. Se da entonces una paradoja: conocemos mejor la voluntad de Dios, y su plan para con nosotros, cuando las persecuciones, burlas y ataques se multiplican.
* La fase de la VICTORIA tiene cuatro etapas:
(07) Victoria sobre el demonio. Es sabido que el demonio pretende atraparnos con una estrategia que es su mentira fundamental. El enemigo malo pretende llevarnos a un falso dilema: “O eres obediente a Dios, pero infeliz; o eres feliz, pero para eso debes desechar a Dios.” La Cruz trae victoria sobre el demonio porque le permite a uno responder de este talante: “Abrazo con fe y amor la Cruz, y seguiré el camino que Dios me muestra, y sobre mis bienes o lo que yo reciba, es él quien decidirá en su sabiduría.”
(08) Victoria sobre el propio yo. Muy a menudo nuestros miedos o cobardías magnifican el tamaño de los obstáculos y peligros, encerrándonos en una cárcel de mediocridad y pusilanimidad. La Cruz nos empuja a no definir el tamaño de nuestra obras por el tamaño de nuestros miedos, logrando efectivamente que vayamos más allá de nosotros mismos. Es la fortaleza que brilla en los santos, y sobre todo en los mártires.
(09) Victoria sobre el mundo. Dice Jesús: “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Juan 16,33). El que mira el amor grande y victorioso de la Cruz no siente ya obligación de seguir los dictados de la opinión pública o la mayoría, porque Cristo fue crucificado “por mayoría.” Tampoco siente la presión vanidosa de “ser original.” No pretende ni agradar ni desagradar al mundo sino sólo agradar a Dios.
(10) Victoria del amor. Y cuando se han descubierto los bienes perdurables que el Crucificado dejó como tesoro de la Cruz, entonces se puede sentir el deseo de unirse al acto de bendito amor que llevó a Cristo a la Cruz, pues no fue obligado por otra cosa sino sólo por su propio e infinito amor. Esa obra ha de extenderse por el mundo para gloria del Padre, y por eso decimos con San Pablo: “Ahora me alegro de mis sufrimientos por ustedes, y en mi carne, completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por Su cuerpo, que es la iglesia.” (Colosenses 1,24).
LA GRACIA del Viernes 3 de Mayo de 2013
FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ
Pasar por lo peor sin maldecir, sin enloquecer, sin desesperarse, sin vengarse, sin odiar: eso revela a Dios.
SANCTUS, Los diversos modos del padecer
[Predicación a la Comunidad SANCTUS – Santo Domingo Guzmán, de México, DF.]
* No todo padecer es fructífero. hay un padecer que es estéril, o perdido.
* Consideramos cinco formas de padecer estéril:
- Acomplejado: el que cree que sólo se merece que las cosas le salgan mal, por sus culpas, o porque es “de malas” o porque pesa sobre él fatalismo o un maleficio.
- Masoquismo: buscar y a veces obtener placer del sufrir físico, para estímulo fortísimo de los nervios, o emocional, para generar caricias de autocompasión.
- Estoicismo: simple soportar, desde la convicción de que hay cosas que no se pueden cambiar.
- Cobardía: por evitar problemas futuros, prefiero aguantar males y dolores presentes en los que debería actuar.
- Vicioso: consecuencia del abuso del placer; por ejempo, la resaca después de emborracharse. Es un padecer cíclico.
* Y luego consideramos dos formas fecundas de padecer:
- Inversión o esfuerzo para lograr un bien.
- Ofrecimiento para detener el poder del daño que pasa de una generación a otra, y de una persona a otra.
LA GRACIA del Viernes 1 de marzo de 2013
Cada viernes de cuaresma nos va preparando para el Gran Viernes, el del dolor y el de la Gran Misericordia.
Lectura creyente de la Biblia, 09 de 10, Claves de lectura de la Cruz
[Curso ofrecido a las Dominicas de la Inmaculada Concepción, en el Perú, febrero de 2013.]
Tema 9 de 10: Claves de lectura de la Cruz.
* La pregunta que queremos abordar es la relación entre el ministerio (público) de Jesús y su muerte humillante y dolorosa.
* Para quienes quieren definir a Cristo por su impacto en las estructuras sociales, la muerte del Señor es la consecuencia de haber denunciado a los ricos y poderosos su maldad. Para quienes buscan una lectura existencial del proyecto de vida de Jesús, la Cruz sería una especie de sorpresa inesperada para él. Para los gnósticos, de ante so de ahora, el modo particular de la muerte del Señor en realidad no importa porque importarían sólo sus enseñanzas, comparables a las de otros “maestros.”
* Una lectura atenta a los evangelios permite descartar estas posturas. Hay pasajes específicos que muestran la decepción de Cristo frente al “método” de los milagros, o frente a la capacidad real de impacto de la predicación. Lo que Cristo buscaba con predicaciones o milagros es lo mismo que, de un modo extremo, busca y también asume en la Cruz: de lo que se trata es de la conversión del corazón, que ha de dejar atrás el poder del demonio y del pecado, para abrirse a la novedad del Reino de Dios, y de la acción del Espíritu Santo.
El Espiritu y la Cruz
9. Respecto a la C que representa a la Cruz de Cristo, queridos hermanos nacidos de la oración sempiterna de Cristo, la cual da origen a la Iglesia y la conserva, y la lleva cada vez a más perfección, recordemos la condición que nos muestra el Magisterio, para introducirse en el ABC de la oración.
Para que llegue y se establezca el Espíritu Santo a nuestra alma es necesario aceptar y unirnos a la Cruz del Redentor: “No se da el envío del Espíritu Santo (después del pecado original) sin la Cruz y la Resurrección” (DEV 24).
Esto implica que nuestra oración crece en dones, gracias y carismas en la medida que nos unimos al Misterio Pascual, es decir, a la Pasión, Cruz, Muerte y Resurrección de nuestro Señor. Es más, podemos decir que la medida del avance en la ciencia y arte de la oración, la da la medida en que nos unamos al Misterio Pascual; lo cual es un proceso que desemboca en la unión plena con Cristo; y trae consigo la gracia de hacer oración por Él, con Él y en Él.
La elevación en la oración, conlleva la conformación cada vez más plena con Jesús. Lo seguimos, conformándonos y uniéndonos con Él, hasta el Matrimonio Místico con Él y en Él. De tal manera que el orante (discípulo) avanzado llega a ser Alter Christus, o sea, Otro Cristo, con el Espíritu Santo en el seno del Padre.
El avance en la Escuela de Oración trae consigo también vida y muerte, o sea, el fiel vive de Cristo, con Cristo y en Cristo; y muriendo con Cristo, muere para surgir una nueva creación, nacida de germen inmortal: una nueva persona, un nuevo yo y un nuevo ser hecho uno con Cristo.
[Autor: Juan de Jesús y María.]