Costa Rica, la ley del Cannabis y la posición de la Iglesia católica en el país

“Un cultivo descontrolado de cannabis psicoactiva, muy factible en nuestro país, ocasionaría un grave daño a la salud pública, sobre todo a la población adolescente. El IAFA ha realizado mediciones que demuestran que la edad media de inicio en el consumo de marihuana ha ido descendiendo consistentemente desde el año 2012, llegando a 13,4 años en el último año de la medición (2018)…”

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Costa Rica: Los obispos apoyan la campaña “40 días por la Vida”

“En su nota, los prelados remiten a las palabras del Papa Francisco con respecto a esta cuestión: ”¿Cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su inicio?… ¿Es justo “deshacerse” de una vida humana para resolver un problema?… No se puede, no es justo “deshacerse” de un ser humano, aunque sea pequeño para resolver un problema… Vale la pena acoger cada vida porque cada hombre vale la sangre de Cristo mismo”…”

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La Mies es Mucha, 2 de 2

* En el camino de la evangelización al que está llamado el laico por su bautismo hay tentaciones que son fáciles de reconocer; otras en cambio son menos obvias. En esta predicación nos referimos en particular al caso de las personas casadas.

* Las tentaciones “obvias” son la infidelidad, la rutina y la pereza. Esta última es incluso sutil, porque puede presentarse como un “jubilarse” para dar paso a nuevas generaciones.

* Las tentaciones no-obvias pueden agruparse con el acróstico MEDID: Murmuración, Egoísmo, Doble lenguaje, Ser Iluso, y Disimular la verdad por evitarse problemas.

La Mies es Mucha, 1 de 2

* Mies indica “cosecha,” y con ella, dos cosas: tarea y fiesta. A ambas cosas somos convocados por Cristo.

* Ser obreros es: no limitarse a analizar, pensar o lamentarse. Es OBRAR; es estar disponibles para que Dios haga su obra en y a través de nosotros. Si somos concretos en tantas cosas de nuestra vida, ¿por qué queremos tranquilizar nuestra conciencia, en lo que atañe a la evangelización, quedándonos en vaguedades?

* Ser obrero, en lo peculiar y particular de la evangelización, es ser como Cristo, que es el verdadero y primer “Siervo de Dios.”

* Y ser como Cristo es no quedarnos en la lógica de la transacción, que consiste en: doy para que me den; trato bien sólo al que me trata bien.

* Hay que llegar a la “lógica del don”, que es la única que hace depósitos en el banco de la eternidad. Aprender a dar, con lo que eso implica.

Crear un lenguaje y permanecer en Cristo

CREAR UN LENGUAJE

* En el espacio que crea la confianza, y en el deseo de reconocer el valor de quien aman, la pareja va creando modos particulares de comunicación que re-significan las palabras.

* La fecundidad del amor no se limita a lo biológico (engendrar unos hijos), sino que cubre cada espacio de convivencia de la pareja, teniendo su fuente en la intimidad.

* La intimidad ha de verse como un espacio y momento sacros. Así como Cristo en la Eucaristía, cada cónyuge está “expuesto” en la intimidad. La única actitud cristiana es reconocer, valorar y tratar con exquisita ternura el don del otro.

* El mutuo reconocimiento genera una “casa” emocional que sirve de albergue para el corazón de cada uno, y que es también el nido en el que son recibidos como regalo los hijos.

* De ese modo, la enseñanza constante de la Iglesia sobre una donación sin barreras, y las recomendaciones de la sexología, en cuanto a la importancia de querer hacer feliz a la pareja, coinciden. Se puede bien decir que la manera de alcanzar plenitud en la intimidad no está lejos de la apreciación viva del misterio sacramental que celebra nuestra fe.

PERMANECER EN CRISTO

* Pero el amor humano es deficiente, y se fatiga. Por eso necesita sostenerse en un amor mayor, como es el de Cristo.

* Y la pareja necesita también de Cristo por la asimétrica donación de gracia que él nos trae, porque sólo desde esa bondad inmerecida pueden darse los “nuevos comienzos” que la pareja necesita para perdonarse, acogerse o aceptarse cuando llega el dolor de una ruina o de una enfermedad terminal.

* Por último, la pareja necesita de Cristo para no idolatrar un amor que, aunque es alto, no lo es todo. Cristo con la santidad de su amor, nos recuerda que la verdadera y última casa es el Cielo.