No te contentes con poco porque Dios te dio un corazón grande, insaciable que ni el dinero, ni ningún afecto humano, ni ninguna realidad parcial te llene porque el Señor quiere ser el Único que colme tu alma.
“Hay que preparar al sujeto, hablándole al corazón. El corazón de Cristo llama, habla a nuestro corazón. Sin llamar a esa puerta, la apologética, con todo su valor, vale muy poco. Hay que allanar el camino a la Pascua…”
La religión no consiste simplemente en hacer cosas es ante todo un cambio del corazón y esta transformación no la logramos con nuestras propias fuerzas, debemos pedirla a Dios y al recibirla agradecer por ella y hacer que de fruto en otros.
[REPRODUCCIÓN PERMITIDAen redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios. Tu donación hace fuerte la evangelización católica. ¡Dona ahora!]
“Es muy necesario mirar con más devoción al misterio del amor de Dios que se nos presenta en el Sagrado Corazón de Jesús, para que limpie y restaure nuestros corazones y los purifique…”
La guarda del corazón. -Así rezaba aquel sacerdote: “Jesús, que mi pobre corazón sea huerto sellado; que mi pobre corazón sea un paraíso, donde vivas Tú; que el Angel de mi Guarda lo custodie, con espada de fuego, con la que purifique todos los afectos antes de que entren en mí; Jesús, con el divino sello de tu Cruz, sella mi pobre corazón”.
El corazón es el lugar de tus pensamientos, de tu verdad, de tus decisiones y anhelos, es el altar de los sacrificios y Dios al crearte dejó dentro de ti este santuario donde Él quiere habitar.
Según hermosa expresión de los Padres de la Iglesia María Santísima es como la Zarza ardiente que vio Moisés en el desierto.
Y así como Moisés se acercó a la Zarza con humildad admiración y respeto así también nosotros queremos acercarnos al Corazón Inmaculado de la Virgen.
Ese corazón es una flor preciosa que tiene su tallo en la historia del pueblo de Israel. Los rasgos de esa flor provienen de lo que vivió el pueblo de Dios en su largo peregrinar con dificultades y consuelos.
Son principalmente cuatro los pilares que encontramos en el corazón de la virgen y que hicieron posible que ella llevará una vida sana, santa e inmaculada.
1. Actitud de desconfianza, distancia y discernimiento frente a los poderes y modas de este mundo.
2. Fascinación, en cambio, y adoración por Dios y sus misterios.
3. Misericordia que nos preserva de encerrarnos en nuestros propios problemas y dolores.
4. Alegría, que florece de la gratitud, la alabanza y el servicio.
Acostúmbrate a poner tu pobre corazón en el Dulce e Inmaculado Corazón de María, para que te lo purifique de tanta escoria, y te lleve al Corazón Sacratísimo y Misericordioso de Jesús.
¡Gracias, Jesús mío!, porque has querido hacerte perfecto Hombre, con un Corazón amante y amabilísimo, que ama hasta la muerte y sufre; que se llena de gozo y de dolor; que se entusiasma con los caminos de los hombres, y nos muestra el que lleva al Cielo; que se sujeta heroicamente al deber, y se conduce por la misericordia; que vela por los pobres y por los ricos; que cuida de los pecadores y de los justos… -¡Gracias, Jesús mío, y danos un corazón a la medida del Tuyo!
Pide a Jesús que te conceda un Amor como hoguera de purificación, donde tu pobre carne -tu pobre corazón- se consuma, limpiándose de todas las miserias terrenas… Y, vacío de ti mismo, se colme de El. Pídele que te conceda una radical aversión a lo mundano: que sólo te sostenga el Amor.
Has de conducirte cada día, al tratar a quienes te rodean, con mucha comprensión, con mucho cariño, junto -claro está- con toda la energía necesaria: si no, la comprensión y el cariño se convierten en complicidad y en egoísmo.
Evita con delicadeza todo lo que pueda herir el corazón de los demás.
¿Por qué, entre diez maneras de decir que “no”, has de escoger siempre la más antipática? -La virtud no desea herir.
¡Grítaselo fuerte, que ese grito es chifladura de enamorado!: Señor, aunque te amo…, ¡no te fíes de mí! ¡Atame a Ti, cada día más!
No lo dudes: el corazón ha sido creado para amar. Metamos, pues, a Nuestro Señor Jesucristo en todos los amores nuestros. Si no, el corazón vacío toma venganza, y se llena de las bajezas más despreciables.
No existe corazón más humano que el de una criatura que rebosa sentido sobrenatural. Piensa en Santa María, la llena de gracia, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo: en su Corazón cabe la humanidad entera sin diferencias ni discriminaciones. -Cada uno es su hijo, su hija.
La impureza de las cosas proviene de la mezcla con otras más viles. Así, no se dice de la plata que es impura por la mezcla con el oro, que incrementa su valor, sino de la mezcla con el estaño o el plomo. Ahora bien, es evidente que la criatura racional es más digna que el resto de las criaturas temporales y corporales, y por eso se hace impura al someterse a las cosas temporales amándolas. De esa impureza queda purificada por el movimiento contrario, o sea, cuando se encamina hacia Dios, que es superior a ella. Pues bien, el primer principio de ese movimiento es la fe, según las palabras de Heb 11,6: El que se acerca a Dios ha de creer que existe. Por consiguiente, el primer principio de la purificación del corazón es la fe. Y si ésta está perfeccionada por la caridad formada, causa la purificación perfecta. (S. Th., II-II, q.7, a.2, resp.)
[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]