Un portal protestante (téngase esto en cuenta si quieren consultarse algo más en el mismo portal) presenta un argumento interesante que cuestiona el dogma evolucionista.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
“Habían trabajado afanosamente –comenta López Quintás– con la profunda convicción de que el aumento del saber teórico y el incremento de la felicidad humana estaban inequívocamente vinculados. Confiaban en que fomentar el saber científico tomaría siempre un valor positivo, que significaría automáticamente cotas más elevadas de felicidad y de dignidad. Pensaron que se trataba de un bien incuestionable y que, por tanto, se traduciría ineludiblemente en bienestar y plenitud para el hombre…”
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“Hay quienes piensan que experimentar con embriones humanos permitirá importantes progresos en la medicina. Por lo mismo, consideran que es oportuno, incluso necesario, dejar abierta esta vía de investigación para así dar esperanzas a millones de enfermos. Al mismo tiempo, hay quienes rechazan la experimentación con animales. Consideran que los animales tienen ciertos “derechos” y no pueden ser tratados simplemente como material biológico, ni siquiera cuando los experimentos sobre animales sirvan para descubrir importantes terapias para los seres humanos enfermos…”
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Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908, contaba la siguiente anécdota:
Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo.
Escuela de Vida Interior, Tema 21: El lenguaje de la fe
* Deseamos ahondar en nuestra fe siguiendo el credo. No es una exposición completa sobre el credo sino más bien un modo de descubrir el acontecer de la fe en el creyente.
* Partimos de esta base: No conocemos la fe como se conoce un microbio. La fe la descubrimos aconteciendo adentro de nosotros pero no como pura subjetividad o fantasía. ¿Cómo sucede esto?
* La clave está en descubrir la diferencia entre el preguntar de la ciencia y otras formas de preguntar. El científico controla circunstancias que hagan su observación independiente de sí mismo. Pero la vida trae sorpresas, positivas o negativas. El inesperado apoyo de un amigo, que llega justo a tiempo, o la decepción por la distancia egoísta que una hija ha creado, son dos ejemplos de esa clase de sorpresas.
* Las “sopresas” son, en el lenguaje de Edward Schillebeeckx, experiencias que nos llevan al límite de lo que comprendemos sobre nosotros mismos y sobre el sentido de nuestros esfuerzos. Una experiencia límite me dice algo no sólo sobre lo que está “afuera” sino también sobre mí mismo. Tal es el tipo de conocimiento y de lenguaje de la fe.
* * *
Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:
La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:
[Una entrevista con Christian Huerta, de SemperFiat.com]
– ¿Venimos de la no existencia y vamos a la no existencia?
– ¿Lo único que da sentido a la vida es vivir el momento presente de una forma inmanentista?
– ¿El dogma frena el desarrollo del intelecto?
– ¿Por qué preguntar no siempre es igual a la búsqueda honesta de la verdad?
http://www.youtube.com/watch?v=DkOXbO-JeeU
[Conferencia ofrecida al cuerpo docente del Colegio Reina de los Ángeles en Lima, Perú.]
* Primer cuestionamiento inicial: Vemos avanzar la corrupción en tantos lugares de nuestro mundo, en países ricos y pobres. ¿No deberíamos hablar de un fracaso de la educación ante ese hecho? ¿No fueron a algún colegio esas personas?
* Segundo cuestionamiento inicial: Vemos avanzar la legislación contraria a la familia, la vida y la dignidad de la persona humana. ¿No hay ningún católico entre los que apoyan con su voto el llamado “matrimonio” gay, o el aborto, o la eutanasia?
* Esos cuestionamientos nos llevan a preguntarnos sobre la capacidad comunicativa de la educación, como la conocemos. Dos nociones parecen necesarias para superar la situación: más sentido de comunidad educativa, de modo que incluya y articule mejor la relación con padres de familia, personal administrativo, alumnos y directivos; y mayor coherencia y convicción en los docentes, que son quienes están mucho más del 90% del tiempo con los estudiantes.
* En la línea de esa convicción y coherencia, hay que pensar la comunidad educativa como un ambiente “en sintonía,” de modo que los varios mensajes que reciben los estudiantes no se cancelen unos a otros. Y esa sintonía es propia del enlace entre la fe, como opción vital profunda, y los valores que se quieren inculcar en los jóvenes.
* Pero hay tres grandes opositores a la idea de que se puede articular la fe (cristiana y católica) con los valores propios de la sociedad en el siglo XXI:
(1) El cientificismo considera que todo el lenguaje de la fe es pura subjetividad, al mismo nivel de la fábula. La verdad, para el cientificista, la da solamente la ciencia, y por consiguiente, una ética que quiera ser común debe prescindir de todo constructo de fe.
(2) El laicismo considera que la fe es una opción privada que afecta únicamente a un segmento de la población, de manera que todo lo que tenga que ver con la fe debe regir sólo en ámbitos privados, mientras que la esfera pública debe orientar sus discusiones sobre bases distintas, ajenas a todo credo.
(3) El individualismo considera que hay un área amplia de la vida humana en que la autodeterminación y la autonomía rigen, de modo que sería invasivo admitir la entrada de la fe, la religión o el clero.
* La respuesta a estas objeciones implica:
(1) Hacer visibles los límites del preguntar y el hablar de la ciencia distinguiéndola cuidadosamente del cientificismo.
(2) Mostrar cómo la fe cristiana, y concretamente católica, lejos de temer la discusión racional de sus presupuestos, la promueve, incluso como preparación a una fe más profunda.
(3) Cuestionar que una persona pueda ser, en lo privado, de modo distinto de lo que es en lo público, como si se pudiera tener “dos corazones.”