Sobre la incoherencia de los que acusan a todos de andar juzgando

“De vez en cuando, desde antiguo y con cierta frecuencia últimamente, se oye decir a algunos contra el juicio que acabas de formular respecto a ciertas personas: “Nadie puede aseverar de fulano que es malo, ni que se porta mal, puesto que dijo el Señor: No juzguéis y no seréis juzgados”. El interlocutor reprendido se queda paralizado, boquiabierto, confundido, no sabe cómo salir del atolladero. Resulta que quién moralizaba contra los perversos se encuentra inmovilizado por el citante del Evangelio. La verdad es que lo han desmoralizado con un sofisma. Veamos…”

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Los duros castigos de la Ley de Moisés

Padre, que la paz del Señor esté siempre contigo. Padre, en el presente quiero que me ayudes con algo que preguntó un amigo, es acerca de la cita bíblica Números 15, 32-36, la inquietud es por el versículo que habla de que Yahveh mandó a apedrear a un hombre. Muchas gracias en lo que me puedas ayudar Padre, que Dios te bendiga. – VRMC

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Los castigos durísimos, incluso letales, prescritos en la Ley de Moisés, de los cuales hay muchos ejemplos en la Biblia, chocan frontalmente con nuestra sensibilidad actual, educada desde la infancia en los derechos humanos. Dos consideraciones es preciso hacer:

1. El mundo bíblico es culturalmente muy distante de nosotros, fundamentalmente por la falta de reconocimiento permanente de autoridades centrales estables y de códigos éticos vinculantes. podemos imaginar los tiempos bíblicos al estilo del ambiente que se vive hoy en una pandilla o “mara.” La autoridad, en esos casos, no proviene de muchas razones sino de la aplicación directa de la fuerza. No se puede tomar a un grupo de pandilleros, que vienen de un mundo de pandilleros y sin violentar sus voluntades masivamente transformarlos en un instante en gente capaz de deliberar y decidir. Así que tienes dos posibilidades : o haces demostraciones claras de fuerza para imponer el orden, o renuncias a entrar a ese medio, y dejas que se destruyan mutuamente. Dios prefirió entrar a ese medio por medio de una legislación durísima que pudiera empezar a educar a esas mentes endurecidas por la crueldad en las coordenadas básicas sobre qué es lo bueno y qué es lo malo. Cualquier persona que haya tenido cerca un barrio realmente peligroso o que haya visto cómo actúan las pandillas de mafiosos sabe de qué estoy hablando. Con la diferencia de que en ese tiempo esa manera de obrar no era la excepción, por el borde de la periferia social, sino la norma práctica de casi todo el mundo.

2. Téngase presente que en la Biblia entera hay un proceso, hay una evolución o pedagogía, de modo que, aunque es el mismo Dios el que va guiando todo ese camino, su lenguaje mismo va cambiando y se va clarificando a medida que su rebaño le va entendiendo mejor. El querer definitivo de Dios no está en el Libro de los Números o ninguno de los profetas del Antiguo Testamento, sino en la persona de Jesucristo. Todo lo demás lo debemos ver como camino que llevaba hacia Cristo partiendo, como ya se dijo, de las espantosas condiciones de vida y grandes limitaciones de la humanidad de aquel tiempo.

Curso de Mariología 2015, Tema 2: Sobre el método histórico-crítico

[Curso ofrecido en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, en el segundo semestre de 2015.]

2015-08-20 09.28.55

Tema 2: Sobre el método histórico-crítico

Para algunos, pero en número creciente, la única teología válida es la que se genera a partir de los datos considerados “firmes,” que son los del método científico. En términos de biblia y de teología, ello impone severas restricciones y grande pérdidas pero la solución tampoco es hacer caso omiso de un enfoque que quiere dar tanta relevancia a la razón. Por eso es preciso este análisis, no sólo para la Mariología sino para muchos otros estudios teológicos.
Surge una cuestión de orden metodológico: ¿Qué se puede sacar de un texto?

1. El sentido literal (sentido primero en el que quedó plasmado originalmente y para ello se usa el método histórico-crítico) y el sentido espiritual (relaciona los diferentes pasajes con otros más antiguos o anteriores), este último no es un añadido sino que es parte del original pero tomando otra dirección.

2. El exegeta literalista histórico-crítico certifica lo que se dice en una perícopa bíblica, pero no hay que considerar equivalentes “lo que se dice” y “lo que significa” un texto de la Escritura.

* Hay tres líneas del Sentido Espiritual:

1. Alegórico: es sensible a conexiones por analogía que nos llevan a significaciones, no obvias a primera vista, y que enriquecen el contenido literal del texto.

2. Moral: aplicación del texto a nuestra vida. En efecto, en la vida cristiana lo importante no es controlar el texto, sino más bien permitir que sea Dios, en primer lugar mediante la oración, el que controle la propia vida.

3. Escatológico: el texto nos sitúa ante una realidad futura.

* Desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días se ha exacerbado el sentido histórico crítico. Veamos las peligros del Sentido Literal:

1. Nos cierra a la Tradición y nos privamos de la sabiduría de los Padres de la Iglesia.

2. Caemos en el prejuicio racionalista que descuida y anula las excepciones.

3. Caemos en el prejuicio cientificista que desacredita todo aquello que es milagroso y que no pasa por el filtro de la ciencia.

4. Resulta opuesto a la praxis de Jesús porque convierte el texto en la posesión de una élite intelectual.

* ¿Hay que olvidarse de este método? No, dice el Cardenal Joseph Ratzinger. El método histórico crítico ayuda a encontrar la letra en toda su plenitud. Este método sirve para establecer con la mayor certeza posible qué fue lo que dijo el autor. Los tres principales recursos del método histórico-crítico son: Crítica Textual, Historia de las formas e Historia de las redacción.

Claridad sobre los evangelios apócrifos

“Varios jerarcas nazis, por ejemplo, estaban convencidos de la existencia de un quinto Evangelio, ocultado por la Iglesia, que contendría verdades coherentes con la ideología nacionalsocialista y en conflicto, en cambio, con la doctrina católica…”

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Sobre la datación de los evangelios

“En ámbitos académicos, se da por sentado que los evangelios canónicos se escribieron entre 40 y 60 años después de la muerte de Jesús. Establecer esta datación tan tardía resulta particularmente útil para las teorías que predomina en los estudios bíblicos, pues permite decir que los evangelios no dan cuenta de relatos de testigos oculares o contemporáneos a los hechos…”

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