No me pierdas jamás el sentido de lo sobrenatural. Aunque veas con toda su crudeza tus propias miserias, tus malas inclinaciones -el barro de que estás hecho-, Dios cuenta contigo.
Se requiere un corazón limpio, celo por las cosas de Dios y amor a las almas, sin prejuicios, para poder juzgar con rectitud de intención. -¡Piénsalo!
Oí hablar a unos conocidos de sus aparatos de radio. Casi sin darme cuenta, llevé el asunto al terreno espiritual: tenemos mucha toma de tierra, demasiada, y hemos olvidado la antena de la vida interior… -Esta es la causa de que sean tan pocas las almas que mantienen trato con Dios: ojalá nunca nos falte la antena de lo sobrenatural.
¿Minucias y nimiedades a las que nada debo, de las que nada espero, ocupan mi atención más que mi Dios? ¿Con quién estoy, cuando no estoy con Dios?