Perfectae Caritatis, 11 de 12, Superiores y formadores

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 11 de 12: Superiores y formadores

* Es imposible la renovación de la vida religiosa sin la presencia y acción de superiores que miren con ojos nuevos a las comunidades que se les han encomendado. La novedad de esa mirada está en reconocer, junto a las necesidades corporales y materiales, aquellas otras necesidades que pertenecen al orden de la gracia y la vocación.

* Si preguntamos a los religiosos qué superiores que quieren, cuatro cualidades suelen subrayarse: fraternos, comprensivos, atentos y muy humanos.

(1) Lo importante es que esa fraternidad nazca de Aquel que es “primogénito de muchos hermanos” (Romanos 8,29).

(2) Y si la comprensión y la compasión implican tomar sobre sí los dolores o preocupaciones que otros sufren, entonces el superior verdaderamente comprensivo no se limita a los sufrimientos visibles y materiales sino que entiende que es una tragedia traicionar a Dios o poner en riesgo la suerte eterna.

(3) Estar atento entonces es llamar la atención sobre aquello que hace falta o se ha debilitado y amenaza ruina. No descuidar lo físico o psicológico pero tampoco quedarse en ello. San Pablo escribe: “Está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién es débil sin que yo sea débil? ¿A quién se le hace pecar sin que yo no me preocupe intensamente?” (2 Corintios 11,29).

(4) Y sí, ser muy humanos, sabiendo que Cristo “revela el hombre la hombre mismo” (véase Gaudium et Spes, 22). Un pragmatismo y un materialismo práctico nos han llevado a limitar los diálogos entre superiores y sus religiosos sólo al ámbito de la salud, las vacaciones y los edificios. Pero, ¿es justo cuidar los pisos y descuidar los cimientos de la vocación?

Perfectae Caritatis, 10 de 12, Juventud renovada

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 10 de 12: Juventud renovada

* El pasaje del joven rico, en la recensión de Marcos (10,17-27), nos presenta un dato que hay que destacar: Jesús mira con amor a ese joven. En esa mirada, el Señor le ofrece el tesoro de su compañía, gracia y amistad, que tenían que haber pesado más que los tesoros que aquel joven ya conocía. Al rechazar la mirada de Cristo, el joven hace un pésimo “negocio,” y la certeza de la terrible pérdida de inmediato lo envuelve en tristeza.

* Cristo sigue regalando su mirada que invita, muy especialmente a los jóvenes. Es preciso entonces tener ojos que no se dejen engañar y que luego deban lamentar lo perdido. Los engaños son tres fundamentalmente:

(1) El engaño por acumulación, que pretende mostrar como imposible que logremos cosas grandes porque al hacer la suma de las renuncias a lo largo del tiempo nos sentimos incapaces. Pero esa suma es un engaño; Cristo dice: “a cada día le basta su afán” (Mateo 6,34) Lo que él pide hoy es la respuesta de hoy; mañana será mañana, y eso de acumular sobre el presente las angustias y cargas futuras no sólo es ilógico sino que nos paraliza ante la propuesta divina.

(2) El engaño por impaciencia, que se ve exacerbada por la mentalidad tecnológica que todo lo logra con un “click.” Es tentador desalentarse ante una primera dificultad o ante la propia tardanza en superar malas costumbres. Pero nadie dijo que el camino era corto o los frutos inmediatos.

(3) El engaño por egoísmo, que agranda todo lo propio y descuida o minimiza los dolores, necesidades o problemas de los demás.

Perfectae Caritatis, 09 de 12, Pilares de la renovación

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 9 de 12: Pilares de la renovación

* Tres elementos van íntimamente unidos: la llegada de nuevas vocaciones, la renovación espiritual de la Congregación, y la fecundidad apostólica.

* En el proceso de renovación tienen un lugar destacado las Hermanas mayores porque de manera natural, y en cierto modo inevitable, sus opciones y actitudes son una expresión del futuro que aguarda a las nuevas generaciones.

Perfectae Caritatis, 08 de 12, Camino de Consagración

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 8 de 12: Camino de Consagración

* Santo Tomás de Aquino destaca que la vida religiosa apunta a una perfección “en camino.” Esto indica que el primer deber del religioso es NO DETENERSE.

* Es importante, en este sentido, no contentarse con una definición “negativa” de los votos, como si la perfección del voto estuviera únicamente en aquella de lo que nos priva. Los votos quieren encauzarnos por la ruta de un amor que no puede dejar de crecer y perfeccionarse, hacia una plenitud cada vez mayor de paz, de alegría y de fecundidad apostólica.

* ¿Qué clase de eventos o situaciones tienden a detenernos en el camino? Examinamos tres:

(1) El escándalo, que produce un “shock” de desconcierto y desmotivación. La respuesta es recordar que no vinimos a seguir a tal o cual persona sino a Cristo mismo.

(2) La desesperación, en el sentido de “pérdida de la esperanza.” Se produce a veces por desilusión progresiva que viene como de afuera hacia adentro, o por incoherencia o acedia propia, que va como de dentro hacia afuera. La respuesta es triple: (a) Perseverar en la oración, sobre todo vocal, apoyándose en un texto y no sólo en la propia mente o espontaneidad; (b) Profundizar en el examen de conciencia, pidiendo sincero dolor por nuestros pecados, que incluyen las ingratitudes y las faltas por omisión; (c) Alimentarse del ejemplo de los que han vencido, sobre todo a través de las vidas de los santos.

(3) El cinismo, que tiene siempre como expresión rebajar el ideal en vez de tratar uno de crecer para alcanzarlo. El cinismo suele ser hijo de la desesperación: la persona frustrada por no poder crecer espiritualmente o no poder superar tal o cual vicio, decide declarar que su mediocridad es la norma, y que así están bien las cosas. Pasa entonces a llamar bien al mal, y mal al bien, en contra de la advertencia del profeta Isaías.

Las justificaciones típicas del cínico provienen de tres fuentes: (a) Llamar “normal” a lo que se ha vuelto común; (b) Razonar como si lo reciente o nuevo fuera necesariamente mejor, por ejemplo para justificar un comportamiento vicioso diciendo que “ya estamos en el siglo XXI;” (c) Proclamar que hay que “ampliar la mente” sin tener en cuenta que ampliarla para llenarla de falsedad o de ignominia no es ninguna ganancia.

La respuesta principal al cinismo es recobrar sincero apetito por la verdad; no contentarse con el engaño seductor de la mentira sino dar un paso que restablezca la capacidad de discernir lo verdadero y lo bueno.

Perfectae Caritatis, 07 de 12, frenos y barreras

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 7 de 12: frenos y barreras

* Deben quedar claras dos cosas: (1) No todo lo sucedido después del Concilio se puede atribuir al Concilio: “post Concilium” no es lo mismo que “propter Concilium.” (2) Las dificultades de religiosos o con los religiosos no son fenómeno privativo de los siglos XX y XXI. Ya se trate de los “fratricelli” en el siglo XIV o de las consagradas que difundieron con eficacia la doctrina arriana a partir del siglo III, uno ve que el intento de ser sólo para Dios no siempre termina bien, y con alguna frecuencia la Iglesia ha recibido heridas muy profundas de quienes deberían serle más fieles.

* Dejando eso claro, hay que señalar por lo menos unos cinco frenos y barreras en el camino de la genuina renovación de la vida religiosa:

(1) El desquite. No es poco el peso de un pasado ancestral de explotación o abuso. La presión acumulada genera una rebeldía sorda. O también la necesidad de colmarse de las cosas o placeres de los que uno fue privado en la infancia.

(2) Los vacíos. Aludimos a la parte afectiva. No sólo genera situaciones de incoherencia en la castidad sino también satisfacciones vicarias, como por ejemplo, a través del ansia de poder, o la pretensión de controlar a otros. Otra consecuencia de estos vacíos es el buscar atención, a veces a través de tendencias hipocondríacas o de adolescente.

(3) El mundo. Sus propuestas van en directa contravía a nuestros votos. No puede uno saturarse la cabeza de mundo y pretender que el corazón permanezca colmado de Cristo.

(4) El gremio. Es la tendencia a protegerse uno protegiendo a los que viven como uno, o piensan como uno, o son de la generación de uno, o tienen el mismo oficio de uno, como por ejemplo: teólogos que a toda costa defienden a sus colegas, aún en asuntos de clara heterodoxia.

(5) El “yo.” La tendencia permanente a refugiarse uno en una agenda y unas metas propias, egoístas, a corto plazo, mirando sólo por la propia conveniencia, ganancia o prestigio.

Perfectae Caritatis, 06 de 12, Las causas y los efectos

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 6 de 12: Las causas y los efectos

* ¿De verdad tenemos que ser los religiosos, como lo estamos siendo tan a menudo en esta época, el rostro de la desobediencia y el capricho? Hay ejemplos públicos, dolorosos, bien visibles, como sucede, y se la ha dicho, con Teresa Forcades, Alfonso Llano o Anselm Grün. La teología de muchos otros es confusa o francamente contraria la enseñanza de la Iglesia.

* ¿De donde proviene todo esto? Ciertamente, no del Concilio porque, como se ha mostrado, la doctrina conciliar es sumamente escueta y además muy ceñida a lo que siempre se ha dicho sobre la vida religiosa.

* Parece que la raíz está en un deseo intenso de lograr lo que las comunidades religiosas lograron en otro tiempo pero sin la espiritualidad, la formación y la obediencia que caracterizaron a los que obtuvieron tales frutos. Queremos los efectos pero no las causas.

* Los religiosos santos, entre los cuales hay un buen número de fundadores, llevaron claramente tres sellos: ardiente amor a Cristo; gozosa obediencia a la Iglesia; predilección por los necesitados. Esa es la fuente, o causa, de la que ha surgido su modo de estar en vanguardia, hacer misiones, ser audaces en el pensamiento o abrir formas nuevas de vida cristiana. Sin esa raíz lo que podemos conseguir es repetir un cierto impacto en la gente, pero sólo de manera forzada, puramente externa, por breve tiempo, y con grave mezcla de daños y escándalos.

* El llamado que claramente nos hace el Señor es a una verdadera renovación, como quería y como dispuso el Concilio Vaticano II. Desde un amor renovado se renueva la vida. La consigna que nos queda es: renovemos lo que somos y renovaremos lo que significamos.

Perfectae Caritatis, 05 de 12, Atentos a la raíz

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 5 de 12: Atentos a la raíz

* El número 7 de Perfectae Caritatis destaca el lugar único que la vida dedicada a la contemplación y la penitencia tiene en la Iglesia. La expresión central es “vacar para sólo Dios,” (vacare Deo), es decir: liberarse de todo y estar sólo para Dios.

* Esa expresión va en plena consonancia con lo dicho en el capítulo VI de Lumen Gentium: el religioso ha entregado su “todo” a Dios; se ha convertido en sacrificio pleno, en holocausto.

* El planteamiento conciliar no es un elogio a las vidas de personas específicas sino una clarificación teológica sobre el valor de un signo. La vida monástica, como signo, expresa de modo pleno lo que significa el absoluto de Dios. Si hay elementos monásticos en las demás formas de vida consagrada—por ejemplo: los tiempos de oración y meditación, o el hacer retiros espirituales—es porque la Iglesia quiere que de un modo vital y experiencial todos los consagrados estén atentos a la raíz que histórica y orgánicamente les sostiene.

* Esto no disminuye el valor de la vida apostólica, por supuesto. Según indica el número 8 del mismo Decreto Perfectae Caritatis, el quehacer evangelizador y de caridad pertenece a la naturaleza de esta forma de consagración. Lo que hay que cuidar es que la raíz esté en el amor que nos ha fascinado por completo, y que el signo de nuestro amor sea claro para todos, de modo que nos fiemos de la tecnología, o de la capacidad administrativa, o de los recursos que tengamos en el momento de dar testimonio del Señor. Nada reemplaza el encuentro con un corazón de verdad enamorado de Dios. Es algo que no se puede fingir y que, cuando sucede, cambia vidas.

Perfectae Caritatis, 04 de 12, Palabras del Concilio a los religiosos

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 4 de 12: Palabras del Concilio a los religiosos

* En dos lugares principales se dirigen los padres conciliares a los religiosos: en el Capítulo VI de la Constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentium) y en el Decreto sobre la Renovación de la Vida Religiosa (Perfectae Caritatis). De esos textos surge un claro perfil de la vida religiosa:

(1) Es un don del Espíritu Santo para la Iglesia; don que la embellece pero también le ayuda de muchas maneras a cumplir su misión.

(2) Tiene una referencia directa a Cristo, en la donación concreta y específica de sí mismo; este aspecto lo hace visible la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

(3) La vida consagrada no es intermedia entre la forma de vida de los clérigos y la de los laicos; no pertenece de suyo a la jerarquía de la Iglesia sino que vale ante todo por su carácter de signo.

(4) La vida consagrada re-presenta y manifiesta a la vez el carácter de la existencia que Cristo llevó en esta tierra, y el carácter definitivo de los bienes celestiales, término al que todos los bautizados tienden.

(5) La vida religiosa no constituye una “iglesia dentro de la Iglesia” sino que, desde su nacimiento depende del mismo alimento y está bajo el cuidado de los mismos pastores que todos tienen.

(6) La consagración religiosa tiene carácter de holocausto o inmolación, y en ese sentido resulta incomprensible sin la abundancia de un amor que quiere darse por completo.

(7) Es sello característico de la consagración religiosa la alegría. Cuando esta falta, la causa inmediata hay que buscarla en la falta de la donación, pues es ésta la que lleva a percibir el sabor del Evangelio.

* Si es necesaria una “renovación” de la vida religiosa, es ante todo porque el carácter de “signo” de la primacía del Reinado de Dios se ha opacado u oscurecido.

* Este diagnóstico no habría de mejorar en el postconcilio. El mundo de la postguerra, esilusionado de las grandes verdades y de los “grandes relatos” (Vattimo) se vuelca y derrama en una pluralidad de pequeñas y transitorias certezas por lo menos en lo que respecta a definir el sentido de la ida y los criterios sobre el bien y el mal.

* Toda una generación está convencida de la tecnología y es obediente a la voz de la ciencia, por ejemplo, en la medicina, pero no serían capaces de confiar hasta el fondo en temas tan urgentes y profundos como el detestar el pecado o el amar con generosidad y sin límites el proyecto y la persona de Jesús.

* Por supuesto, quitado el alimento de la generosidad, la vida religiosa se enreda en muchos proyectos sobre realidades más o menos atrayentes o populares, pero carentes de la fascinación y hondura que sólo tiene el darlo todo por Cristo.

* Y de ello mismo entendemos dónde está el antídoto: es el que señala Perfectae Caritatis cuando nos invita a ir a la fuente.

Perfectae Caritatis, 02 de 12, Contexto histórico del Concilio Vaticano II

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 2 de 12: Contexto histórico del Concilio Vaticano II

* En la sesión inaugural del Concilio Vaticano II, el papa Juan XXIII subrayó el carácter “pastoral” de aquel evento. Para comprender qué implican esas palabras hay que acercarse a los tres últimos siglos de la historia de la Iglesia.

* A la base está una ruptura que se hizo visible en el siglo XVIII con la Ilustración y con la Revolución Francesa. La nueva clase de “intelectuales,” formados en el enciclopedismo y la masonería, sentía particular repulsión hacia la Iglesia, a la que consideraban una institución corrupta y egoísta que se alimenta de la ignorancia y la superstición.

* Aquellos intelectuales del XVIIII no eran todavía ateos, sino “deístas,” es decir, aceptaban que un “dios” era necesario para completar una explicación racional del mundo pero negaban que ese dios tuviera una injerencia en las vidas de los seres humanos particulares. Les repugnaba la idea de una “revelación” y por tanto, de un “clero” que en algún sentido pudiera representar a ese dios.

* Del deísmo no es difícil el paso al ateísmo: un dios tan lejano e inocuo como el que enseñaban aquellos arrogantes intelectuales en realidad no hacía falta ni en la vida personal ni menos en la vida social. La consecuencia práctica de esta postura fue el desprecio sistemático a la fe revelada y el ataque frontal a la Iglesia.

* La primera reacción de la Iglesia fue también contundente. El Syllabus del Papa Pío IX es una colección de condenaciones y anatemas. Décadas después, la encíclica Pascendi de San Pío X resumiría la situación de la Iglesia ante el mundo en términos de pura confrontación. El enemigo central, según señala esa encíclica, es el Modernismo.

* ¿En qué consiste el Modernismo, como herejía? En la presentación de la verdad como completamente dependiente del contexto. Según el modernismo, nada sería realmente estable y ninguna afirmación sería realmente definitiva pues, si no los enunciados mismos, las interpretaciones de los enunciados estaría siempre sujetas a las condiciones culturales, filosóficas y científicas, al punto de que algo que se dijo y creyó en un cierto contexto ya no sería posible enseñarlo en otro contexto.

* Es comprensible la actitud firme y beligerante de la Iglesia frente a tantos ataques frontales pero hay que tomar nota que poco a poco se fue gestando otro modo de respuesta, especialmente a través de tres corrientes vitales:

(1) El Movimiento Litúrgico, que tuvo su epicentro en la Abadía de Solesmes, destaca la necesidad de una liturgia más participativa y fructuosa, con mayor presencia de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, y con un centro más claro en la Pascua y por consiguiente en torno al Año Litúrgico.

(2) El Movimiento Bíblico quiere evitar dos extremos: el racionalismo de la Ilustración niega la posibilidad de la revelación y por tanto propone “pensar y no creer;” por otro lado, algunas formas de piedad miran con desconfianza la tarea del intelecto y en la práctica proponen “creer y no pensar.” Fr. José Ma. Lagrange, O.P., fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, quiere afirmar ambos, el creer y el pensar, que ciertamente incluye investigar. Un primer fruto, pequeño pero enormemente significativo, fue la entrada franca de la enseñanza sobre los géneros literarios de la Biblia en el magisterio de la Iglesia.

(3) Movimiento Teológico. Desde la neoescolástica hasta la teología narrativa, el final del siglo XIX y la primera mitad del XX vieron una floración de tendencias de muy diversos estilos, no todos ortodoxos. Una convicción sí quedó clara: que la teología no puede verse como un saber de piedra, establecido para siempre e inalterable, pero tampoco como un bulto amorfo al estilo del pensamiento modernista. La imagen apropiada es la de la evolución homogénea del dogma, es decir, como un árbol de hondas raíces, y con un tronco y ramas principales bien firmes, pero que no cesa de crecer, como organismo vivo que es.

Perfectae Caritatis, 01 de 12, Introducción

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 1 de 12: Introducción

* Al convocar el Año de la Fe, el papa Benedicto XVI subrayó el hecho de que hemos alcanzado 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II: es tiempo que invita a un balance sobre la recepción de los documentos conciliares, y en este caso, sobre todo el decreto sobre la Vida Religiosa, que lleva por título, en latín, Perfectae Caritatis.

* Hay que acercarse entonces a la historia del Concilio Vaticano II, y eso implica dar una mirada a la vida del Papa Juan XXIII, que lo convocó. Fuente invaluable para ese conocimiento es el “Diario de un Alma,” obra autobiográfica única, en la que Angelo Giuseppe Roncalli nos permite recorrer su camino vocacional desde la época de seminarista hasta su servicio en la Sede de Pedro.

* Tres rasgos se destacan en esa semblanza autobiográfica.

(1) Roncalli, ya de joven, comprende que la búsqueda de la voluntad de Dios es esencial para su vocación. Pero este “buscar,” a medida que avanza su vida, se convierte sobre todo en un “confiar.” La certeza de que la Providencia guía su vida, y la certeza de que el amor de Dios lo espera detrás de cada incertidumbre se convierten en fuente de fortaleza e incluso de optimismo.

(2) De una familia numerosa, sencilla, devota y alegre, Roncalli tiene un perfil de personalidad notablemente sano. Esa sanidad interior se refleja en una personalidad equilibrada que se aparta instintivamente de los extremos, y que sabe salir de sí misma para preocuparse con sinceridad por los demás. Tal armonía interior y exterior le hace particularmente amable.

(3) Roncalli recibió diversos encargos y comisiones en contextos muy diversos, desde la Bulgaria comunista hasta la secularizada Francia. Encontró un idioma común para la humanidad en el hecho simplísimo de ser bueno y de buscar hacer el bien. Una de sus frases favoritas: “La bondad ha hecho serena mi vida.”

* Confianza, armonía y bondad describen en alguna medida el perfil interior de este hombre llamado por la providencia divina para suceder a Pío XIII.

ESCUCHA, Fundamentar la educación en el amor es posible

[Conferencia para la comunidad educativa en el Liceo Boston, en Bogotá.]

¿Cuál es la educación que puede responder a los desafíos actuales? Estudiamos la pregunta, en el contexto del Año de la Fe, desde tres parejas de términos.

1. Enseñar – Inspirar. Un buen docente enseña; un gran docente inspira. ¿Cuál es la diferencia? Del caminar del pueblo de Israel aprendemos que no basta con saber; es necesario sentir el impulso interior de buscar el bien. Eso es lo que da el Espíritu Santo. Inspirar viene de “espíritu” y es entonces una especie de irradiación que convence, motiva y abre camino a la iniciativa del alumno.

2. Memoria – Esperanza. El culto idolátrico a la tecnología sobrevalora el instante y pierde perspectiva sobre el trayecto. Exaltamos el valor de lo nuevo y llegamos a creer que la única manera de conseguir algo bueno es desechar lo antiguo. El problema es que ese tipo de lógica pone en el resbaladero de la destrucción las relaciones interpersonales. Por eso necesitamos de maestros sabios que ayuden a que cada uno pueda tejer su historia personal y se descubra miembro responsable de una historia colectiva.

3. Indiferencia – Amor. Lo contrario del amo no es el odio. Hay algo peor, que es la indiferencia. Pero el amor, cuando se apoya sólo en razones humanas, se agota frente a la actitud desafiante, ingrata y despectiva de tantos que se supone que son destinatarios de nuestros bienes. Sólo quien recibe amor de una fuente inagotable puede perseverar amando. Esa fuente se nos ha revelado en cristo, Supremo Maestro y Divino Salvador.

ESCUCHA, Todo fue por nosotros y por nuestra salvación

Escuela de Vida Interior, Tema 25: Todo fue por nosotros y por nuestra salvación

* En la versión larga del Credo afirmamos que Cristo “por nosotros y por nuestra salvación” bajó del Cielo, y se hizo hombre, y padeció… Todo ha sucedido por nosotros y por nuestra salvación. Es el mismo lenguaje que usa san Pablo, al decir resueltamente: Cristo “me amó, y se entregó por mí” (Gálatas 2,20).

* Sin la conciencia clara de una experiencia real de salvación, el creyente está en riesgo de reducir la fe a un código de conducta, un conjunto de normas que en ciertos momentos pueden ser útiles pero que tarde o temprano se estrellarán contra los caprichos y seducciones de la voluntad. Y cuando ese conflicto sucede, el cristiano que sólo conoce normas se siente constreñido y asfixiado. Su reacción usual es desechar la norma o interpretarla a su acomodo.

* Pero, ¿qué es saberse y sentirse salvado? Un examen a siete experiencias distintas puede ayudarnos a conectar con lo que seguramente ya Dios ha venido haciendo en nuestras vidas:

(1) Ser sanado. El triunfo sobre la enfermedad física o emocional tiene un valor único para hacernos sentir tocados por el amor de Dios.

(2) Ser perdonado. El pecado no es un simple inconveniente o un error del cual uno pudiera librarse simplemente no prestando atención. Cometer pecado es meterse en un callejón del que uno mismo no puede salir porque no puede detener las consecuencias permanentes del mal causado. Ser perdonado es recibir la posibilidad de un nuevo comienzo. A menudo, los perdonados encuentran de hecho un orientación radicalmente nueva para su vida.

(3) Ser liberado de la ley, es decir, no actuar por una costumbre, normativa, conveniencia social, sino desde la alegría de saberse amado y de encontrar en lo que Dios propone el mayor bien para uno.

(4) Encontrar sentido en la vida, que no es otra cosa sino abrirse a la vocación primera del ser humano, esa que Dios puso en nosotros y que sólo se alcanza amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

(5) Salir de la soledad que causa estrago hoy, porque hace de cada quien un náufrago listo para agarrarse a cualquier tabla, y eso significa, a menudo, a cualquier vicio o relación dañina.

(6) Abrir paso a la verdadera justicia social, no como fruto del odio entre clases sino de una conciencia cada vez mayor de la dignidad de cada persona humana, amada primero por Dios.

(7) Victoria sobre la muerte, con lo cual hallan su valor y significado hasta los elementos más pequeños y los sacrificios más ocultos de cada historia.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

is.gd/vida_interior_03

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

La Vocación, 16 de 16, Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 16 de 16: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

* Toda vocación cristiana apunta a una realidad que supera o trasciende al mundo presente. Lo más puro y vigoroso de nuestro impulso hacia Dios no puede ser frenado por la muerte. Ser cristiano no es simplemente una manera entre muchas de mejorar este mundo.

* Partícipes de la trascendencia misma de Dios, los cristianos hacen bien en atender la monición de san Pablo: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo (véase Colosenses 3). No es desinterés por las cosas del mundo. Tampoco es, como denunciaba Marx, que la predicación cristiana justifique las injusticias actuales con el magro consuelo de que el cielo será un banquete magnífico de alegría interminable.

* De lo que se trata es de obrar en las cosas de la tierra con motivaciones que van más allá de lo terreno. Hacemos un bien terrenal con una motivación celestial.

* ¿Y qué es buscar los bienes de arriba? Siguiendo el esquema antropológico de San Agustín y también de Santa Catalina, buscamos respuesta para las tres potencias del alma:

(1) La inteligencia ha de buscar la verdad y no limitarse a opiniones. Ayuda el ejercicio dialéctico de preguntarse en qué tienen razón nuestros adversarios.

(2) La voluntad ha de preferir el bien al simple gusto. Ayuda el ejercicio del dominio de sí, y una medida suficiente de austeridad y ascetismo.

(3) La memoria ha de orientarse de una manera pascual, es decir, no detenerse en los momentos oscuros o bajos sino ver qué bien surgió de allí.

La Vocación, 15 de 16, Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.

* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.

* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:

(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.

(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.

(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.

* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.

(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.

(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.

(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.

La Vocación, 14 de 16, Escucha profunda

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 14 de 16: Escucha profunda

* La profundidad de la escucha es directamente proporcional a la fidelidad en lo escuchado. Percibir la voz de Dios no es el final del camino porque siempre es necesaria una mayor sintonía. De hecho, pocas cosas tan peligrosas como una escucha a medias.

* Escuchamos “a medias” cuando nuestra formación es mediocre pero sobre todo cuando oímos sólo lo que queremos oír. Cada uno tiene sus pasajes bíblicos favoritos, y también su modo preferido de contemplar el misterio de Cristo.

* Es muy natural y muy común, pero muy pernicioso también, que uno empiece a concentrarse en algunos autores y algunas citas, a saber, las que confirman las ideas que uno ya tiene y de las que ya gusta. Si ese proceso no recibe un correctivo, uno termina afirmando no lo que Dios dice sino lo que uno ha aprendido a usar para defender lo que uno piensa y quiere. Si tal cosa sucede ya no estamos más escuchando a Dios sino sólo oyéndonos a nosotros mismos: es lo que suele suceder en las herejías y movimientos radicalizados o fanáticos.

* La escucha profunda requiere, entonces, que uno abra la mente y el corazón a toda la Escritura, a todo el Magisterio de la Iglesia, a todas las necesidades del Pueblo de Dios, con un deseo sincero de acoger y amar todo lo que Dios ha querido ofrecernos.