Perfectae Caritatis, 05 de 12, Atentos a la raíz

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 5 de 12: Atentos a la raíz

* El número 7 de Perfectae Caritatis destaca el lugar único que la vida dedicada a la contemplación y la penitencia tiene en la Iglesia. La expresión central es “vacar para sólo Dios,” (vacare Deo), es decir: liberarse de todo y estar sólo para Dios.

* Esa expresión va en plena consonancia con lo dicho en el capítulo VI de Lumen Gentium: el religioso ha entregado su “todo” a Dios; se ha convertido en sacrificio pleno, en holocausto.

* El planteamiento conciliar no es un elogio a las vidas de personas específicas sino una clarificación teológica sobre el valor de un signo. La vida monástica, como signo, expresa de modo pleno lo que significa el absoluto de Dios. Si hay elementos monásticos en las demás formas de vida consagrada—por ejemplo: los tiempos de oración y meditación, o el hacer retiros espirituales—es porque la Iglesia quiere que de un modo vital y experiencial todos los consagrados estén atentos a la raíz que histórica y orgánicamente les sostiene.

* Esto no disminuye el valor de la vida apostólica, por supuesto. Según indica el número 8 del mismo Decreto Perfectae Caritatis, el quehacer evangelizador y de caridad pertenece a la naturaleza de esta forma de consagración. Lo que hay que cuidar es que la raíz esté en el amor que nos ha fascinado por completo, y que el signo de nuestro amor sea claro para todos, de modo que nos fiemos de la tecnología, o de la capacidad administrativa, o de los recursos que tengamos en el momento de dar testimonio del Señor. Nada reemplaza el encuentro con un corazón de verdad enamorado de Dios. Es algo que no se puede fingir y que, cuando sucede, cambia vidas.

Perfectae Caritatis, 04 de 12, Palabras del Concilio a los religiosos

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 4 de 12: Palabras del Concilio a los religiosos

* En dos lugares principales se dirigen los padres conciliares a los religiosos: en el Capítulo VI de la Constitución sobre la Iglesia (Lumen Gentium) y en el Decreto sobre la Renovación de la Vida Religiosa (Perfectae Caritatis). De esos textos surge un claro perfil de la vida religiosa:

(1) Es un don del Espíritu Santo para la Iglesia; don que la embellece pero también le ayuda de muchas maneras a cumplir su misión.

(2) Tiene una referencia directa a Cristo, en la donación concreta y específica de sí mismo; este aspecto lo hace visible la profesión de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.

(3) La vida consagrada no es intermedia entre la forma de vida de los clérigos y la de los laicos; no pertenece de suyo a la jerarquía de la Iglesia sino que vale ante todo por su carácter de signo.

(4) La vida consagrada re-presenta y manifiesta a la vez el carácter de la existencia que Cristo llevó en esta tierra, y el carácter definitivo de los bienes celestiales, término al que todos los bautizados tienden.

(5) La vida religiosa no constituye una “iglesia dentro de la Iglesia” sino que, desde su nacimiento depende del mismo alimento y está bajo el cuidado de los mismos pastores que todos tienen.

(6) La consagración religiosa tiene carácter de holocausto o inmolación, y en ese sentido resulta incomprensible sin la abundancia de un amor que quiere darse por completo.

(7) Es sello característico de la consagración religiosa la alegría. Cuando esta falta, la causa inmediata hay que buscarla en la falta de la donación, pues es ésta la que lleva a percibir el sabor del Evangelio.

* Si es necesaria una “renovación” de la vida religiosa, es ante todo porque el carácter de “signo” de la primacía del Reinado de Dios se ha opacado u oscurecido.

* Este diagnóstico no habría de mejorar en el postconcilio. El mundo de la postguerra, esilusionado de las grandes verdades y de los “grandes relatos” (Vattimo) se vuelca y derrama en una pluralidad de pequeñas y transitorias certezas por lo menos en lo que respecta a definir el sentido de la ida y los criterios sobre el bien y el mal.

* Toda una generación está convencida de la tecnología y es obediente a la voz de la ciencia, por ejemplo, en la medicina, pero no serían capaces de confiar hasta el fondo en temas tan urgentes y profundos como el detestar el pecado o el amar con generosidad y sin límites el proyecto y la persona de Jesús.

* Por supuesto, quitado el alimento de la generosidad, la vida religiosa se enreda en muchos proyectos sobre realidades más o menos atrayentes o populares, pero carentes de la fascinación y hondura que sólo tiene el darlo todo por Cristo.

* Y de ello mismo entendemos dónde está el antídoto: es el que señala Perfectae Caritatis cuando nos invita a ir a la fuente.

Perfectae Caritatis, 02 de 12, Contexto histórico del Concilio Vaticano II

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 2 de 12: Contexto histórico del Concilio Vaticano II

* En la sesión inaugural del Concilio Vaticano II, el papa Juan XXIII subrayó el carácter “pastoral” de aquel evento. Para comprender qué implican esas palabras hay que acercarse a los tres últimos siglos de la historia de la Iglesia.

* A la base está una ruptura que se hizo visible en el siglo XVIII con la Ilustración y con la Revolución Francesa. La nueva clase de “intelectuales,” formados en el enciclopedismo y la masonería, sentía particular repulsión hacia la Iglesia, a la que consideraban una institución corrupta y egoísta que se alimenta de la ignorancia y la superstición.

* Aquellos intelectuales del XVIIII no eran todavía ateos, sino “deístas,” es decir, aceptaban que un “dios” era necesario para completar una explicación racional del mundo pero negaban que ese dios tuviera una injerencia en las vidas de los seres humanos particulares. Les repugnaba la idea de una “revelación” y por tanto, de un “clero” que en algún sentido pudiera representar a ese dios.

* Del deísmo no es difícil el paso al ateísmo: un dios tan lejano e inocuo como el que enseñaban aquellos arrogantes intelectuales en realidad no hacía falta ni en la vida personal ni menos en la vida social. La consecuencia práctica de esta postura fue el desprecio sistemático a la fe revelada y el ataque frontal a la Iglesia.

* La primera reacción de la Iglesia fue también contundente. El Syllabus del Papa Pío IX es una colección de condenaciones y anatemas. Décadas después, la encíclica Pascendi de San Pío X resumiría la situación de la Iglesia ante el mundo en términos de pura confrontación. El enemigo central, según señala esa encíclica, es el Modernismo.

* ¿En qué consiste el Modernismo, como herejía? En la presentación de la verdad como completamente dependiente del contexto. Según el modernismo, nada sería realmente estable y ninguna afirmación sería realmente definitiva pues, si no los enunciados mismos, las interpretaciones de los enunciados estaría siempre sujetas a las condiciones culturales, filosóficas y científicas, al punto de que algo que se dijo y creyó en un cierto contexto ya no sería posible enseñarlo en otro contexto.

* Es comprensible la actitud firme y beligerante de la Iglesia frente a tantos ataques frontales pero hay que tomar nota que poco a poco se fue gestando otro modo de respuesta, especialmente a través de tres corrientes vitales:

(1) El Movimiento Litúrgico, que tuvo su epicentro en la Abadía de Solesmes, destaca la necesidad de una liturgia más participativa y fructuosa, con mayor presencia de la Sagrada Escritura y de los Padres de la Iglesia, y con un centro más claro en la Pascua y por consiguiente en torno al Año Litúrgico.

(2) El Movimiento Bíblico quiere evitar dos extremos: el racionalismo de la Ilustración niega la posibilidad de la revelación y por tanto propone “pensar y no creer;” por otro lado, algunas formas de piedad miran con desconfianza la tarea del intelecto y en la práctica proponen “creer y no pensar.” Fr. José Ma. Lagrange, O.P., fundador de la Escuela Bíblica de Jerusalén, quiere afirmar ambos, el creer y el pensar, que ciertamente incluye investigar. Un primer fruto, pequeño pero enormemente significativo, fue la entrada franca de la enseñanza sobre los géneros literarios de la Biblia en el magisterio de la Iglesia.

(3) Movimiento Teológico. Desde la neoescolástica hasta la teología narrativa, el final del siglo XIX y la primera mitad del XX vieron una floración de tendencias de muy diversos estilos, no todos ortodoxos. Una convicción sí quedó clara: que la teología no puede verse como un saber de piedra, establecido para siempre e inalterable, pero tampoco como un bulto amorfo al estilo del pensamiento modernista. La imagen apropiada es la de la evolución homogénea del dogma, es decir, como un árbol de hondas raíces, y con un tronco y ramas principales bien firmes, pero que no cesa de crecer, como organismo vivo que es.

Perfectae Caritatis, 01 de 12, Introducción

[Meditaciones para el Retiro Espiritual anual de un grupo de Hermanas Dominicas de la Inmaculada, en Quito, Ecuador.]

Tema 1 de 12: Introducción

* Al convocar el Año de la Fe, el papa Benedicto XVI subrayó el hecho de que hemos alcanzado 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II: es tiempo que invita a un balance sobre la recepción de los documentos conciliares, y en este caso, sobre todo el decreto sobre la Vida Religiosa, que lleva por título, en latín, Perfectae Caritatis.

* Hay que acercarse entonces a la historia del Concilio Vaticano II, y eso implica dar una mirada a la vida del Papa Juan XXIII, que lo convocó. Fuente invaluable para ese conocimiento es el “Diario de un Alma,” obra autobiográfica única, en la que Angelo Giuseppe Roncalli nos permite recorrer su camino vocacional desde la época de seminarista hasta su servicio en la Sede de Pedro.

* Tres rasgos se destacan en esa semblanza autobiográfica.

(1) Roncalli, ya de joven, comprende que la búsqueda de la voluntad de Dios es esencial para su vocación. Pero este “buscar,” a medida que avanza su vida, se convierte sobre todo en un “confiar.” La certeza de que la Providencia guía su vida, y la certeza de que el amor de Dios lo espera detrás de cada incertidumbre se convierten en fuente de fortaleza e incluso de optimismo.

(2) De una familia numerosa, sencilla, devota y alegre, Roncalli tiene un perfil de personalidad notablemente sano. Esa sanidad interior se refleja en una personalidad equilibrada que se aparta instintivamente de los extremos, y que sabe salir de sí misma para preocuparse con sinceridad por los demás. Tal armonía interior y exterior le hace particularmente amable.

(3) Roncalli recibió diversos encargos y comisiones en contextos muy diversos, desde la Bulgaria comunista hasta la secularizada Francia. Encontró un idioma común para la humanidad en el hecho simplísimo de ser bueno y de buscar hacer el bien. Una de sus frases favoritas: “La bondad ha hecho serena mi vida.”

* Confianza, armonía y bondad describen en alguna medida el perfil interior de este hombre llamado por la providencia divina para suceder a Pío XIII.

ESCUCHA, Fundamentar la educación en el amor es posible

[Conferencia para la comunidad educativa en el Liceo Boston, en Bogotá.]

¿Cuál es la educación que puede responder a los desafíos actuales? Estudiamos la pregunta, en el contexto del Año de la Fe, desde tres parejas de términos.

1. Enseñar – Inspirar. Un buen docente enseña; un gran docente inspira. ¿Cuál es la diferencia? Del caminar del pueblo de Israel aprendemos que no basta con saber; es necesario sentir el impulso interior de buscar el bien. Eso es lo que da el Espíritu Santo. Inspirar viene de “espíritu” y es entonces una especie de irradiación que convence, motiva y abre camino a la iniciativa del alumno.

2. Memoria – Esperanza. El culto idolátrico a la tecnología sobrevalora el instante y pierde perspectiva sobre el trayecto. Exaltamos el valor de lo nuevo y llegamos a creer que la única manera de conseguir algo bueno es desechar lo antiguo. El problema es que ese tipo de lógica pone en el resbaladero de la destrucción las relaciones interpersonales. Por eso necesitamos de maestros sabios que ayuden a que cada uno pueda tejer su historia personal y se descubra miembro responsable de una historia colectiva.

3. Indiferencia – Amor. Lo contrario del amo no es el odio. Hay algo peor, que es la indiferencia. Pero el amor, cuando se apoya sólo en razones humanas, se agota frente a la actitud desafiante, ingrata y despectiva de tantos que se supone que son destinatarios de nuestros bienes. Sólo quien recibe amor de una fuente inagotable puede perseverar amando. Esa fuente se nos ha revelado en cristo, Supremo Maestro y Divino Salvador.

ESCUCHA, Todo fue por nosotros y por nuestra salvación

Escuela de Vida Interior, Tema 25: Todo fue por nosotros y por nuestra salvación

* En la versión larga del Credo afirmamos que Cristo “por nosotros y por nuestra salvación” bajó del Cielo, y se hizo hombre, y padeció… Todo ha sucedido por nosotros y por nuestra salvación. Es el mismo lenguaje que usa san Pablo, al decir resueltamente: Cristo “me amó, y se entregó por mí” (Gálatas 2,20).

* Sin la conciencia clara de una experiencia real de salvación, el creyente está en riesgo de reducir la fe a un código de conducta, un conjunto de normas que en ciertos momentos pueden ser útiles pero que tarde o temprano se estrellarán contra los caprichos y seducciones de la voluntad. Y cuando ese conflicto sucede, el cristiano que sólo conoce normas se siente constreñido y asfixiado. Su reacción usual es desechar la norma o interpretarla a su acomodo.

* Pero, ¿qué es saberse y sentirse salvado? Un examen a siete experiencias distintas puede ayudarnos a conectar con lo que seguramente ya Dios ha venido haciendo en nuestras vidas:

(1) Ser sanado. El triunfo sobre la enfermedad física o emocional tiene un valor único para hacernos sentir tocados por el amor de Dios.

(2) Ser perdonado. El pecado no es un simple inconveniente o un error del cual uno pudiera librarse simplemente no prestando atención. Cometer pecado es meterse en un callejón del que uno mismo no puede salir porque no puede detener las consecuencias permanentes del mal causado. Ser perdonado es recibir la posibilidad de un nuevo comienzo. A menudo, los perdonados encuentran de hecho un orientación radicalmente nueva para su vida.

(3) Ser liberado de la ley, es decir, no actuar por una costumbre, normativa, conveniencia social, sino desde la alegría de saberse amado y de encontrar en lo que Dios propone el mayor bien para uno.

(4) Encontrar sentido en la vida, que no es otra cosa sino abrirse a la vocación primera del ser humano, esa que Dios puso en nosotros y que sólo se alcanza amando a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

(5) Salir de la soledad que causa estrago hoy, porque hace de cada quien un náufrago listo para agarrarse a cualquier tabla, y eso significa, a menudo, a cualquier vicio o relación dañina.

(6) Abrir paso a la verdadera justicia social, no como fruto del odio entre clases sino de una conciencia cada vez mayor de la dignidad de cada persona humana, amada primero por Dios.

(7) Victoria sobre la muerte, con lo cual hallan su valor y significado hasta los elementos más pequeños y los sacrificios más ocultos de cada historia.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 03 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 03 está aquí:

is.gd/vida_interior_03

La serie de TODOS los temas de esta Escuela de Vida Interior está aquí:

is.gd/vidainterior

La Vocación, 16 de 16, Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 16 de 16: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo

* Toda vocación cristiana apunta a una realidad que supera o trasciende al mundo presente. Lo más puro y vigoroso de nuestro impulso hacia Dios no puede ser frenado por la muerte. Ser cristiano no es simplemente una manera entre muchas de mejorar este mundo.

* Partícipes de la trascendencia misma de Dios, los cristianos hacen bien en atender la monición de san Pablo: Buscar las cosas de arriba, donde está Cristo (véase Colosenses 3). No es desinterés por las cosas del mundo. Tampoco es, como denunciaba Marx, que la predicación cristiana justifique las injusticias actuales con el magro consuelo de que el cielo será un banquete magnífico de alegría interminable.

* De lo que se trata es de obrar en las cosas de la tierra con motivaciones que van más allá de lo terreno. Hacemos un bien terrenal con una motivación celestial.

* ¿Y qué es buscar los bienes de arriba? Siguiendo el esquema antropológico de San Agustín y también de Santa Catalina, buscamos respuesta para las tres potencias del alma:

(1) La inteligencia ha de buscar la verdad y no limitarse a opiniones. Ayuda el ejercicio dialéctico de preguntarse en qué tienen razón nuestros adversarios.

(2) La voluntad ha de preferir el bien al simple gusto. Ayuda el ejercicio del dominio de sí, y una medida suficiente de austeridad y ascetismo.

(3) La memoria ha de orientarse de una manera pascual, es decir, no detenerse en los momentos oscuros o bajos sino ver qué bien surgió de allí.

La Vocación, 15 de 16, Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.

* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.

* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:

(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.

(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.

(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.

* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.

(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.

(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.

(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.

La Vocación, 14 de 16, Escucha profunda

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 14 de 16: Escucha profunda

* La profundidad de la escucha es directamente proporcional a la fidelidad en lo escuchado. Percibir la voz de Dios no es el final del camino porque siempre es necesaria una mayor sintonía. De hecho, pocas cosas tan peligrosas como una escucha a medias.

* Escuchamos “a medias” cuando nuestra formación es mediocre pero sobre todo cuando oímos sólo lo que queremos oír. Cada uno tiene sus pasajes bíblicos favoritos, y también su modo preferido de contemplar el misterio de Cristo.

* Es muy natural y muy común, pero muy pernicioso también, que uno empiece a concentrarse en algunos autores y algunas citas, a saber, las que confirman las ideas que uno ya tiene y de las que ya gusta. Si ese proceso no recibe un correctivo, uno termina afirmando no lo que Dios dice sino lo que uno ha aprendido a usar para defender lo que uno piensa y quiere. Si tal cosa sucede ya no estamos más escuchando a Dios sino sólo oyéndonos a nosotros mismos: es lo que suele suceder en las herejías y movimientos radicalizados o fanáticos.

* La escucha profunda requiere, entonces, que uno abra la mente y el corazón a toda la Escritura, a todo el Magisterio de la Iglesia, a todas las necesidades del Pueblo de Dios, con un deseo sincero de acoger y amar todo lo que Dios ha querido ofrecernos.

La Vocación, 13 de 16, Conocimiento de sí mismo

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 13 de 16: Conocimiento de sí mismo

* Iniciamos la cuarta y última sección de nuestro retiro espiritualEs fácil asociar el llamado vocacional al primer momento consciente en que uno considera un cierto estilo de vida. Según ese modo de pensar, la vocación “empieza” en esa primera propuesta recibida, o deliberación realizada.

* La verdad es que la vocación no sucede por pura fascinación de una invitación exterior. Es más bien la coincidencia, aunque sea sólo parcial, entre la propuesta exterior y las disposiciones interiores, lo que hace saltar una chispa de alegría y un motivo de esperanza.

* Esto significa que una clave fundamental del camino vocacional es aquello que uno es. Dios empezó a llamarnos no cuando nos dimos cuenta sino cuando él pensó en nosotros, es decir, en cierto modo, desde siempre.

* Como lógica consecuencia, es preciso examinar la propia historia, y buscar el recto conocimiento de sí mismo en Dios, si uno desea definir su camino vocacional, y después avanzar en él con gratitud, alegría y provecho.

La Vocación, 12 de 16, Amor de caridad

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 12 de 16: Amor de caridad

* El Concilio Vaticano II apunta al corazón de la vida consagrada con el título que ha querido dar al Decreto sobre los institutos religiosos: Perfectae Caritatis. De lo que se trata es siempre, y en primer lugar, de amar.

* Toda forma de consagración dentro de la Iglesia es un llamado del amor y un servicio de amor. Puede decirse que, faltando el amor, se puede todavía empujar una vida de consagración, por lo menos por un trayecto, pero sólo como quien remolca un carro sin motor.

* Ahora bien, no todo amor corresponde al ejemplo y camino propuesto por Cristo. Para su funcionamiento, la sociedad requiere de “amor de transacción” en el cual es natural esperar una contraprestación. Pero Cristo anuncia e instaura el Reino desde el “amor de caridad,” aquel que apunta de modo directo al bien que se quiere propiciar, y no a los merecimientos previos ni a las utilidades futuras.

* Este amor de caridad, o amor de gracia, o amor de misericordia, es el que hace posible la vida de los pequeños, los débiles y los excluidos. Es el tipo de amor que puede verdaderamente volverse al prójimo porque no busca el agrado, ni tampoco juega con la imaginación, sino que se fundamenta en el dato teológico firme y fundamental de la imagen de Dios en el hermano; imagen quizás deformada, oscurecida o sepultada pero siempre presente.

* Lo que amamos en el hermano no es entonces lo que resulte amable de lo que ahora es, sino aquello que llegará a ser precisamente por la acción transformante del amor que Dios le ofrece, por ejemplo, a través nuestro.

La Vocación, 11 de 16, Los verbos de Jesús

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 11 de 16: Los verbos de Jesús

* Hechos 10,38 condensa la misión de Cristo en estas palabras: “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal.” Ese dato es punto de referencia y mandato para todo cristiano.

* Los religiosos, sin embargo, deseamos acercarnos más a lo específico de la vida que él llevó. Sobresalen así siete verbos que podemos considerar descriptivos del ser y la misión de Cristo:

(1) Enseñar: lo vemos en su predicación y sus consejos.

(2) Sanar: desde su corazón compasivo, cada curación es expresión de la llegada del Dios que se abaja y se compadece.

(3) Liberar: lo dice expresamente Pedro en su discurso de Hechos 10; las heridas más hondas provienen de la maldad del enemigo del género humano, y sólo liberados de su nefasto poder podemos aspirar el aroma de libertad de los Hijos de Dios.

(4) Orar: Su descanso y la fuerza viva de su ministerio están en la unión con el Padre.

(5) Padecer: No es simplemente aguantar; es detener la cadena de irresponsabilidades y complicidades que transfieren a otros, más inocentes que nosotros, los males que nosotros sufrimos.

(6) Ocultarse: Ser “paisaje” es dar ocasión a otros para que sobresalgan, pero sobre todo para que se sientan acogidos.

(7) Acampar: Acompañar y dejarse acompañar es santificar con el hecho mismo de su existencia–su ser Encarnado–a quienes así pudieron “contemplar su gloria” (Juan 1,14).

La Vocación, 10 de 16, Jesucristo pasó haciendo el bien

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 10 de 16: Jesucristo pasó haciendo el bien

* Si la vida consagrada es “cercano seguimiento de Cristo,” es preciso acercarse a su misterio para descubrir cuál es su vida, para que sea nuestra.

* En su profunda simplicidad, el deseo de hacer el bien compendia lo mejor del corazón humano. Sirve de criterio para evaluar nuestra presencia en las comunidades o lugares donde estamos: al pasar por este mundo dejamos un rastro o aroma, y hemos de preguntarnos si es el buen olor de Cristo.

* Hemos sido ungidos con el crisma, aceite consagrado y perfumando, en el bautismo y en la confirmación. La vida religiosa es una plenitud de vida bautismal que, en unión con Cristo, hace presente el Reino.

* Pedro, muy cerca de Cristo, no habla de un Cristo “de visita” sino de la verdad de una bondad que brota del ser más íntimo del Señor.

* El Mesías no sólo es auténtico, en el sentido de mostrar exteriormente lo que es interiormente, sino que es verdadero, en el sentido de que su ser interior es conforme con el verdadero querer de Dios, en el cual está siempre nuestra plenitud. Tal ha de ser nuestro ideal.

La Vocación, 09 de 16, Seglares y religiosos

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 9 de 16: Seglares y religiosos

* La definición más común sobre la esencia de la vida religiosa es “seguimiento de Cristo.” Pero esa expresión requiere de algunas aclaraciones porque se supone que todo discípulo debe ser seguidor del Señor.

* El punto de partida es que el Evangelio es anuncio de gracia que nos llama a sabernos amados por el Padre del Cielo, y que al integrarnos en la comunidad de creyentes, nos da también la fuerza del Espíritu para anunciar e impulsar el Reino de Dios en todo y en todos.

* Al aceptar el Evangelio puede decirse que acogemos el fruto que Cristo ganó para nosotros con su abundante amor particularmente manifiesto y eficaz en la Cruz. Ese fruto recibido es motivo de gratitud y fuente de vida para todos los creyentes, sin distinción alguna.

* Ha querido el Espíritu, sin embargo, que el servicio al Reinado de Dios suceda de modos diversos, pues en efecto ninguna creatura expresa en su perfecta totalidad al Dios infinitamente sabio, compasivo y poderoso. Dos modos principales de vivir la vocación cristiana son:

(1) Hay algunos que se sienten fascinados por el camino o manera que siguió Cristo, en su existencia concreta, hasta darnos ese fruto de salvación. Quienes esto sienten se inclinan hacia la que llamamos “vida consagrada” (aunque el bautismo es la consagración primera y fundante). Los consagrados se convierten así en memoria del misterio de la Encarnación y profecía de lo que un día todos seremos, pues en el Cielo no habrá necesidad de nada distinto al amor y alabanza a Dios.

(2) Otros, en cambio, agradeciendo siempre el fruto de salvación, no fijan su corazón en primer lugar en unirse al modo de vida del Verbo Encarnado sino que anhelan ver la extensión de su reino en las realidades de este mundo, que precisamente ha sido renovado por Él. Tal es la vocación laical.

La Vocación, 08 de 16, Pobreza y comunidad

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 8 de 16: Pobreza y comunidad

* Pertenece al plan de Dios que seamos incompletos, y a la vez, que recibamos dones, gracias y cosas que no son para que se queden con nosotros. En un sentido somos escasos, y por eso necesitamos de los demás; en otro sentido, abundamos en bienes y dones que otros necesitan de nosotros.

* El plan de Dios es lo opuesto del individualismo que gusta tanto al dios Mercado. El mundo del comercio nos quiere egoístas de modo que nadie comparta y todos tengan que comprar. El Dios verdadero, en cambio, quiere que la vida sea un fluir de bienes, a partir de Él mismo, como fuente que no se niega a nadie sino que es gustoso de darse.

* Ese continuo recibir y compartir es la ley de gracia que hace correr el agua de la vida; en su recorrido se dibuja la obra que el Espíritu, y sólo Él, conoce y de la cual cada uno de nosotros es pequeña parte. Quien pretende ser el primero, el protagonista, es como una “aspiradora” que retiene lo que era para otros, y empobrece el cuadro general que quería Dios.

* Por eso un santo como Francisco habla de desposarse con la “Dama Pobreza,” porque la unión con ese continuo despojo y gratuidad es la clave misma de la fidelidad al Espíritu en cercana y fecunda imitación de Cristo.