Una guía de perplejos, 3 de 8, Dificultades

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 3 de 8: Dificultades

* La transmisión de la fe, según hemos visto, implica mucho más que fijar unos contenidos en la memoria. La verdadera tradición es entrega de vida; es un proceso orgánico que no anula lo que había pero que tampoco se fosiliza en lo que había. La Biblia da testimonio de lo difícil que es este proceso y muestra que es normal que el ser humano se sienta rebasado ante una tarea semejante.

* Transmitir la fe en Dios conlleva ser testimonio y expresión de su amor, que no tiene límites. Pero nosotros mismos sí tenemos límites y por eso experimentamos agotamiento y exasperación cuando debemos cargar con las fragilidades, incoherencias, cobardías, mezquindades, codicias y demás miserias del prójimo.

* Algunos testimonios de la Escritura: Moisés llega a un límite: “¿Acaso concebí yo a todo este pueblo? ¿Fui yo quien lo dio a luz para que me dijeras: “Llévalo en tu seno, como la nodriza lleva al niño de pecho, a la tierra que yo juré a sus padres”?” (Números 11,12). Elías lucha por permanecer fiel y volver al pueblo a la fidelidad pero también llega a su máximo y al final: “El anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un enebro; pidió morirse y dijo: Basta ya, Señor, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres.” (1 Reyes 19,4). Jeremías no entiende lo que le toca vivir, en razón de su ministerio profético: “¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz como hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! No he prestado ni me han prestado, pero todos me maldicen.” (Jeremías 15,10). El apóstol Pablo compara su tarea a la de una mujer en trance de dar a luz: “Hijos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros, quisiera estar presente con vosotros ahora y cambiar mi tono, pues perplejo estoy en cuanto a vosotros.” (Gálatas 19,20).

* El peso de la tarea es enorme; la persecución, frecuente; la ingratitud, pan de cada día, de modo que muchos evangelizadores, formadores y superiores tienen que hacer suyas, con dolor, las palabras del salmo: “Aun mi mejor amigo, en quien yo confiaba,
el que comía conmigo, se ha vuelto contra mí…” (Salmo 41,10) Las ofensas recibidas, los desconciertos soportados colman la paciencia y entonces preguntamos como Pedro: “Señor, ¿cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si me hace algo malo? ¿Hasta siete?” (Mateo 18,21).

* Frente a tantas durezas que tiene servir al prójimo en su propio camino, no es extraño que nos tiente la opción egoísta y cómoda de Caín: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4,9). A veces, como superiores o pastores, disfrazamos esa postura con otras frases como: “Aquí cada quien es adulto y sabe lo que tiene que hacer;” “Yo no soy policía de nadie;” etc. Con esas expresiones a menudo buscamos preservar nuestras planes y proyectos personales, y entonces la labor pastoral, de formación o de evangelización pasa a ser un asunto lateral que tratamos de mantener bajo control, de modo que no interfiera en nuestra vida privada, la que de veras nos interesa.

* La propuesta bíblica y evangélica es distinta: somos llamados a “engendrar para Dios” como dijo San Pablo. Somos llamados a dar la vida por los hermanos. Somos llamados a dar fruto, y fruto que permanezca.

Una guía de perplejos, 2 de 8, Tradición

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 2 de 8: Tradición

* Podemos descubrir el núcleo de nuestra perplejidad en términos de viabilidad: ¿son viables, tienen futuro, los valores, costumbres, modos de vida y de respuesta a Dios que conocemos? Lo que está en juego es el problema, siempre inédito, de la transmisión de un legado, o paso de un relevo. Cuando vemos tantas familias en las que los hijos ya no participan de la fe de los padres, o escogen formas de vida en abierto contraste con la moral de sus mayores, podemos y debemos preguntarnos qué está sucediendo en el proceso de entrega y recepción de aquellas cosas que son tan preciosas para nosotros.

* En términos bíblicos, el nombre que esto tiene es “parádosis” (en griego) o “traditio” (en latín). En ambos casos, estas palabras son sustantivos que aluden a una acción, a un verbo. La palabra correspondiente en español es “tradición.” La pregunta de fondo de nuestra retiro es entonces: ¿qué cómo es posible la “entrega” la tradición hoy? Obsérvese que esta palabra la miramos como un proceso, una dinámica, y no simplemente como una especie de repetición rutinaria, ni como un equipo de bodega que pasa de mano en mano, según inventario.

* ¿Qué hemos de entregar? Puesto que sólo Uno es Señor y Salvador, queremos dar a Cristo. Queremos que todos se encuentren con cristo y que lo reciban como nosotros o mejor que nosotros.

* Pero también es válido aplicarnos lo que dijo el apóstol: “Queríamos entregaros no sólo el Evangelio sino nuestra propia vida” (1 Tesalonicenses 2, 8). por eso, en la “entrega” propia de la verdadera tradición no podemos contentarnos con asegurar unos contenidos doctrinales, o la adquisición de unas rutinas que permitan seguir unos ritos. La “parádosis” es entrega de sí mismo: cada uno, en la medida en que se da hace posible y real el Evangelio para quienes lo escuchan o rodean.

* En otro sentido, hemos de entregar lenguajes vivos, es decir, no simples léxicos, sino conjuntos articulados de experiencias significativas que sirven de referencia para toda una vida. Por eso, la tradición es también la inserción en ambientes, por ejemplo litúrgicos, y conlleva finalmente una transformación o mudanza interior que apunta a la adquisición de criterios de discernimiento y maneras de sentir.

Una guía de perplejos, 1 de 8, Introducción

[Retiro para formadores, misioneros y superiores, ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, en Sasaima, Colombia, Diciembre de 2013.]

Tema 1 de 8: Introducción

* Nuestra época se caracteriza por cambios profundos y acelerados que a menudo desafían nuestra misma capacidad de dar razón de lo que está sucediendo, o de elegir un curso de acción apropiado. Se puede hablar de un tiempo de perplejidad. Parece claro que no hay recetas mágicas, y que las fórmulas acostumbradas no son suficientes esta vez.

* Parte de la perplejidad surge de un fenómeno muy antiguo, sin embargo: el conflicto generacional. Algunos de los mayores ven a los más jóvenes como gente que pone en riesgo o francamente dilapida lo conseguido con tanto esfuerzo; algunos de los jóvenes ven a sus mayores como gente estancada que está en riesgo de no responder a los nuevos desafíos.

* La crisis no se queda en el nivel de diagnóstico: arrasa con vidas humanas; lleva al naufragio historias de fe; deja en naufragio comienzos que en su momento se vieron promisorios.

* Esta crisis se nota particularmente en tres palabras severamente amenazadas: la obediencia, la fidelidad y la comunicación. Para entender por qué estas palabras retratan el corazón de tantos desastres existenciales actuales hay que percibir con toda su fuerza el giro subjetivista de nuestro tiempo.

* Cuando el sujeto toma su autonomía y su realización personal como meta única y criterio único, la comunicación se rompe. Se vuelve imposible además plegarse ante una voluntad distinta: la obediencia sería una traición al propio rumbo.

* De igual forma, la fidelidad resulta inalcanzable o incluso indeseable: ser fiel significaría amarrarse a un proyecto que ahora se juzga fallido porque ya no reporta satisfacción o felicidad.

* Además, el sujeto que se enorgullece de su autonomía se considera facultado de redefinir a placer lo que pertenezca a su mundo. La frase típica que introduce estos cambios semánticos es: “Hoy eso se entiende de tal o cual forma…”

* No es extraño entonces que, incluso con mayor fuerza que en otras ocasiones, se haga sentir la perplejidad en nuestros ambientes y conversaciones.

ESCUCHA, Construir Esperanza, 3 de 3, La conversión

[Retiro de Adviento en la Parroquia de la Asunción, de Hackettstown, NJ.]

Tema 3 de 3: La conversión

* Después del cimiento se avanza en al construcción del edificio. Hay que ser cuidadosos: una grieta, que parece pequeña en la base, puede ser decisiva y trágica a medida que asciende por los muros.

* Lo mismo sucede en nuestra vida cristiana: no puede prosperar la semilla del bien si al mismo tiempo la ahogamos con la cizaña voluntaria de nuestros vicios consentidos. No se puede abrir espacio a la esperanza si se entrega el espacio al pecado.

* Al referirnos a las múltiples crisis de los jóvenes hablamos del daño que acusa la mentira, en la medida en que convierte al mundo en un lugar que no es de fiar, y por tanto: del que muy poco se puede esperar. Eso significa que la siembra de la esperanza es también siempre de la verdad.

* La verdad es la luz única que hace abrirse la flor de la esperanza. No es que tengamos respuesta inmediata y completa sobre qué haremos en cada escenario que pueda surgir en el futuro, sino que al acoger el señorío de Dios y al disponernos a amar y servir a los hermanos, estamos en realidad preparando lo mejor de cualquier futuro posible.

* La verdad indica también qué clase de cosas deben salir de nuestra vida. Es el sentido de la “poda” de la que habla Juan 15. Al podar se evita que recursos precioso (savia, en el caso de la planta) se vaya a ramas estériles. Podar es entonces “redistribuir recursos.” Podar la vida es preguntarse si el tiempo, las energías, los talentos que gastamos los estamos gastando bien.

* Guiados y animados por el Espíritu, los cristianos saben cómo lograr el máximo fruto aun en circunstancias difíciles. Los tiempos de prueba se convierten así en tiempos de verdadera esperanza.

ESCUCHA, Construir Esperanza, 2 de 3, El cimiento

[Retiro de Adviento en la Parroquia de la Asunción, de Hackettstown, NJ.]

Tema 2 de 3: El cimiento

* Nuestra fe afirma ante todo que creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

* Cuando afirmamos que hay un solo Creador, afirmamos a la naturaleza como la casa que Dios nos ha dado. No adoramos la casa ni ignoramos al Dador. Cuidamos lo que nos ha dado sin confundirlo con el único que merece adoración y todo nuestro amor.

* Al reconocernos obra suya, encontramos la fuente primera y más firme de paz pues en la profunda aceptación de uno mismo, que finalmente es homenaje al Dios Creador, está el comienzo de toda aceptación de su plan en nuestras vidas.

* Este es el Dios que ha salido a nuestro encuentro en la Persona adorable de Jesucristo, su único Hijo, de modo que el amor del Hijo nos restaura, educa, sostiene e impulsa. nuestro futuro no es simplemente azar o resultado de fuerzas y planes humanos. Hay uno que es Señor.

* Así la fe se constituye en cimiento de la esperanza: quien reconoce a Dios como Señor suyo y Señor de la Historia sabe que, más allá de las crisis individualmente consideradas, y más allá incluso de la certeza de estar o no vivos en esta tierra, el futuro es suyo.

* Además, el amor de gratuidad que Cristo ha traído a la tierra, y que nosotros recibimos en el Don por excelencia, que es el Espíritu Santo, ese es el amor que SIEMPRE será necesario en esta tierra, más allá de los sistemas políticos, los avances tecnológicos o los planteamientos económicos. Radicados en ese amor, los cristianos nos constituimos en parte de la solución, en cualquier futuro que llegue a suceder.

ESCUCHA, Construir Esperanza, 1 de 3, El diagnóstico

[Retiro de Adviento en la Parroquia de la Asunción, de Hackettstown, NJ.]

Tema 1 de 3: El diagnóstico

* En comparación con la fe o con la caridad, la esperanza cristiana resulta más difícil de ubicar en el contexto de la vida concreta de los cristianos. No resulta, en cambio, demasiado difícil identificar los motivos de desesperación o desesperanza que muchos experimentan al mirar hacia el futuro. Hay serios interrogantes abiertos sobre qué puede sucedernos, no sólo como personas sino incluso como civilización. Conviene revisar algunas de estas fuentes principales de inquietud y desasosiego.

* Incertidumbres económicas. Incluso en países del Primer Mundo, el techo de la deuda externa crece fuera de control. Además, el sistema pensional parece estar descompuesto, hasta el punto de que mucha gente jamás logrará que se le cumpla lo que el sistema le prometió, y para lo que estuvo ahorrando. Otra campo incierto es el de la hipertrofia del sistema de crédito, llevado hasta extremos ridículos que hacen impagables muchas deudas, y convierten la noción misma de poseer algo comprado a crédito como una especie de ficción consentida por todos.

* Las crisis de la familia. Los pasos dados para presentar como “legales” las uniones homosexuales son apenas el primer paso o el síntoma más visible de un conjunto complejo de hechos que en la práctica implican la desaparición de la familia. Hasta cierto punto estamos ahora mismo haciendo experimentos con seres humanos frágiles, llamados los niños. Hay además una ruptura fuerte en la transmisión de la fe y los valores. Muchos papás no podrán adivinar qué fe tendrán sus hijos, o qué idea de sociedad apoyarán.

* Las cosas se agravan debido a la tendencia a cambiar el diálogo por el diagnóstico médico de todo tipo de síndromes, “condiciones” y patologías para los cuales sólo se ofrece un camino: medicación permanente, y en la práctica, vitalicia. Parece cierto que muchos en la industria farmacéutica nos ven a los demás mortales ante todo como clientes potenciales de servicios pagados a término indefinido. No sabemos qué consecuencias a largo plazo tendrá esto a media que la sociedad entera se convierte en rehén de un sistema de control a través de sustancias que no arreglan las dificultades pero sí aíslan a los dificultosos.

* Son abundantes también las incertidumbres ecológicas y tecnológicas: calentamiento global; agotamiento de metales escasos pero indispensables para la sostenibilidad del crecimiento número de aparatos de los que dependemos cada vez más; la llegada del final del combustible fósil (petróleo y gas); el avance de los desiertos y la crisis planetaria de acceso al agua potable. no sabemos si estamos a las puertas de una peste de proporciones apocalípticas porque la resistencia a los antibióticos es un hecho verificado y creciente. Las bacterias con tales características han sido limitadas físicamente en su rango de influencia pero parece cosa de tiempo que un contagio masivo suceda, alguna vez, a partir de algún sitio.

* Son varias las crisis de los jóvenes que resultan de difícil comprensión para los adultos. Muchas de estas crisis parecen derivar de una sensación inicial de haber sido engañados por la omnipresente publicidad del “dios” mercado. Aún más: el enorme volumen de mentira que circula, por ejemplo, por Internet, como información válida termina por hacer casi irrelevante la verdad. Lo que interesa es ser interesante y ante todo: lograr ser aceptado. Además, muchos jóvenes sienten una dura crisis de motivación: ¿De verdad vale la pena estudiar, lograr un título, endeudarse para muchos años con créditos muy pesados, propios de un sistema que mira a los estudiantes como simples clientes? La dura perspectiva que aguarda, amenazante, a la mayor parte de la juventud que tiene oportunidad de estudiar es la de vivir siempre endeudados, sobre todo si alguno pretende adquirir algo de finca raíz.

* Las amenazas no son sólo externas. Hay un límite nuevo que proviene de la comunicación tecnológica: las comunicaciones instantáneas son también comunicaciones “desechables,” que pueden activarse o desactivarse a placer, y que por eso llevan fácilmente a la idea de que el ser humano mismo puede ser “desechado” cuando ya no es interesante, atractivo o útil. Como los jóvenes usan con mayor frecuencia e intensidad estas nuevas tecnologías, son ellos también los que primero y con mayor fuerza pueden padecer las consecuencias de esforzarse continuamente en no ser desechado.

* Todas estas presiones muestran que hay razón en quienes ven el futuro como un peligro o una amenaza. Pero si nuestra vida no depende sólo de los poderes de turno ni de las mentiras de modo, entonces cabe pensar en esperanza. De hecho, la esperanza solamente empieza con la verdad: cuando descubrimos quiénes somos ante Dios, y quién es de verdad el Señor.

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 5 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 5 de 5: Parejas renovadas en el amor

* Por la inmensa importancia que tiene la pareja como raíz de toda forma de comunidad humana, conviene sacar algunas conclusiones y aplicaciones prácticas dirigidas a la familia, a partir de “la Fuente que no se cansa.”

* Tres son las trampas principales que se ciernen sobre la pareja y la familia: (1) Ver el amor sólo en clave de deleite, sea sensual, emocional o de otro género; (2) Ver la fidelidad sólo como una restricción de la libertad, es decir, poco más que una prisión; (3) Ver la vida humana como una transacción, según lo dicho de la “lógica de la transacción” en una predicación anterior.

* Si caemos en esas trampas, como sociedad, lo que nos aguarda es amargura, soledad, y el vano intento de llenar con cosas de consumo y tiempos de entretenimiento los vacíos de un corazón que fue hecho apara amar a Dios y al prójimo.

* Para vencer esas trampas hay que seguir la ruta de la letra “L,” primera en la palabra LOVE, amor, en inglés. La L desciende y después mira al frente. El que se sabe colosalmente amado, sabe que amar no es deleitarse sino traer un bien inmenso, verdadero y gozoso a aquel a quien uno ama. Y la fidelidad no es entonces un compromiso externo, ni por tanto es una coacción: es la expresión de un amor maduro que quiere entregar no sólo el presente sino también el pasado y el futuro.

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 4 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 4 de 5: Movidos por el Espíritu

* Para comprender la novedad de la “fuente” del amor de Cristo, conviene recordar la diferencia entre su propuesta y la manera que el mundo considera usual y normal en el trato entre la gente. El modo mundano lo llamamos la “lógica de la transacción” porque corresponde a la idea de que todo tiene que ser recíproco: “yo sonrío al que me sonríe; ignoro al que me ignora; pago con la misma moneda; quiero a los que me quieren, y tengo detalles con la gente que los tiene conmigo…”

* Lo grave de esa manera de pensar es que hace imposible el perdón y no deja espacio a la misericordia: ¿por qué hacer un bien al que falló o al que de hecho busca mi mal? ¿Por qué tender una mano al discapacitado, al inútil para la sociedad, al que no podrá retornar la inversión que hagamos en él?

* Frente a esa lógica implacable y dura, Cristo trae una abundancia de amor que “no se cansa;” que “no lleva cuentas” (1 Corintios 13); que retrata el infinito mismo de Dios. por eso el primer Nombre del Espíritu Santo en esta reflexión es: DON. El amor de Dios, que unge a Jesús de Nazareth y que, desde él se derrama en los cristianos, es abundancia de gracia, de regalo, de DON.

* Ese DON inmenso es activo y transformante. Lo que no puede nuestro corazón se parece a lo que el hierro no puede alcanzar jamás en su frialdad. El FUEGO del herrero logra, sin embargo, maravillas; y así logra Dios hacer de nosotros amigos suyos, y santos.

* Transformados por su gracia, capaces de lo que parecía imposible, somos enviados por ese mismo Espíritu, no como un simple trabajo sino como un gozo que se comparte, según lo que nos dice el Papa Francisco: “es la gratitud que brota de un corazón verdaderamente atento a los demás. De esa forma, cuando un evangelizador sale de la oración, el corazón se le ha vuelto más generoso, se ha liberado de la conciencia aislada y está deseoso de hacer el bien y de compartir la vida con los demás” (Evangelii Gaudium, 282).

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 3 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 3 de 5: La fuente que no se cansa

* Vamos al Capítulo 4 del Evangelio de San Juan. Encontramos a un sediento que promete agua: es Cristo Jesús ante una mujer samaritana. El lenguaje del Señor quiere despertar la sed que corre más profunda que la simple necesidad de un poco de agua. Esa es la sed que Él quiere saciar; la sed que apunta a un amor, a una fuente, a un motor que no se cansa.

* Y el mismo Cristo es el espejo más perfecto de ese modo de amor. Frente a la traición de los amigos, el odio de los enemigos, la crueldad de la tortura y la perspectiva de una muerte deshonrosa, su amor no se cansa, no disminuye, sino que al contrario brilla con más fuerza.

* Es evidente que las fuerzas humanas, por sí mismas, no llegan a tanto. Incluso el heroísmo y la coherencia, cuando llegan al extremo de dar la vida por una causa, llevan el sello del desprecio, la venganza o el odio a los verdugos. Nada de eso hay Cristo ni en sus mártires. Su amor brota de una fuente más alta y tiene poder para llevar hasta la altura misma de la eternidad gozosa.

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 2 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 2 de 5: Cuando el motor se funde

* Las fábricas ofrecen sus productos, por ejemplo: un automóvil, con “Instrucciones de Uso.” podemos decir que esas “instrucciones” en el caso de la vida cristiana, corresponden a los mandamientos que Dios nos ha dado. Si el fabricante dice al comprador que el motor del carro no debe sobrepasar las 3000 revoluciones, y el comprador argumenta: “Es mi carro, y yo lo manejo como quiera;” ¿qué diremos? ¿No es eso pura insensatez y ponerse en camino de auto-destrucción?

* ¿Cómo calificamos al que desobedece lo que le dice el médico, o qué pensamos del que transgrede las señales del tráfico porque “el carro es suyo” y “yo sé lo que hago con mis cosas”?

* Estos ejemplos nos muestran cómo se suelen fundir los “motores,” metafóricamente hablando. La pregunta obligada es: ¿en qué consiste ser libre? La verdadera libertad tiene un cauce. El río sin cauce es devastación; el río con cauce es fuente de vida, progreso y descanso.

* La libertad no es pretender que mi capricho o mis ganas me guían porque una vida caprichosa es una vida que ignora las “instrucciones” y obrar así destruye. La libertad es escoger con sabiduría al que de verdad me ama: servir a Dios es reinar.

Apremiados por el Amor – Retiro de Conversión, 1 de 5

[Predicación ofrecida primero en Adviento de 2013 para la comunidad hispana en Bernardsville, NJ.]

Tema 1 de 5: motores y motivaciones

* ¿Qué te hace levantar de la cama por la mañana? ¿Qué tiene poder para darte una sonrisa anticipada o para acelerar el pulso? ¿Qué palabras te dices cuando las cosas salen muy mal y los obstáculos parecen insalvables? ¿Cómo hablas a los que se sienten sin fuerzas, si quieres convencerlos de que el resultado valdrá la pena?

* ¿Qué sostiene a aquellos que han luchado por años enteros, a veces en circunstancias extremadamente adversas? Nelson Mandela, por ejemplo, fue condenado a prisión perpetua, y alcanzó a estar 27 años en prisión. Durante ese tiempo, su lucha contra la injusticia racial fue continua, más allá de las amenazas y castigos. Al salir de prisión y luego llegar a la presidencia, durante años debe resistir otra presión: la de aquellos de su raza que quieren convertir el uso del poder en una oportunidad para el desquite y la venganza. Y al término de su mandato debe librar una tercera lucha, esta vez interior: la seducción de quedarse en el poder, como tantos otros han hecho. ¿Qué hay en una persona, si tiene esa capacidad para librar tan largos combates externos e internos?

* Es comprensible que la lucha por la injusticia, o el deseo de progresos, o incluso el gusto por el dinero muevan a mucha gente, pero hay otros esfuerzos más difíciles de explicar. Aquellos que, sin testigos ni aplausos, gastan su vida en servicio de los discapacitados, los no-nacidos, o los más pobres, ¿por qué lo hacen?

* En fin, ¿qué motor te empuja y qué motor te frena?

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 04, Biografía desde los 30 hasta su muerte

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

La muerte de Santa Catalina de Siena

Tema 4: Escenas de su biografía, de los 30 años hasta su muerte

* El final de la vida de Catalina debe leerse en paralelo con el drama que vive la Iglesia de su tiempo. Entre 1309 y 1378 los Papas de la Iglesia Católica no residieron en el lugar de su sede, sino en la ciudad francesa de Aviñón. La inestabilidad política de Italia, a la cual faltaban seis siglos para llegar a constituirse como un país unificado, y las tensiones en torno a los Estados Pontificios hacían muy riesgosa la estancia en Roma. Esto creó una situación que, aunque daba alguna seguridad física a los pontífices, corrompía las costumbres de la curia romana haciéndola cada vez más semejante a las cortes de la época. Además, los reyes franceses no dejaban de ejercer presión sobre decisiones de los Papas, y entre ellas, el hecho mismo de auentar el porcentaje de cardenales franceses.

* Lograda la paz con Florencia, Catalina se retira a un tiempo de más oración. A instancia suya, sin embargo, el Papa Gregorio XI cumple un voto privado que había hecho, y regresa a Roma. Su prematura muerte precipita a la Iglesia a una situación compleja porque el pueblo italiano prácticamente exige que el Papa que se elija sea romano. Ese deseo no se cumple pero sí se elige a un Papa italiano, el hasta entonces arzobispo de Bari, que adopta el nombre de Urbano VI.

* Pero entonces sucede lo impensable: un buen grupo de los mismos cardenales que han elegido a Urbano VI se reúnen en Fondi y eligen a otro Papa, que adoptó el nombre de Clemente VII, aduciendo como argumento que las presiones de la plebe romana habían impedido que el voto fuera libre, y por consiguiente, válido. Se dio así que hubo dos Papas: Urbano VI, en Roma, y Clemente VII, que se estableció en Aviñón. Como podía temerse, esta división de la cabeza de la Iglesia llevó a numerosas divisiones en comunidades religiosas y en el mapa político de Europa. La confusión y el descrédito de la Iglesia cundieron por todas partes y de hecho dejaron profundas heridas para los siglos subsiguientes.

* En ese contexto, Catalina definió su camino espiritual con estas palabras: “Si muero, muero de amor por la Iglesia.” Deteriorada su salud por las penalidades y la mala alimentación; entregada a menudo a duras penitencias o jornadas extenuantes, Catalina se apaga rápidamente como un cirio que se consume en intercesión. Su dolor más intenso fue ver así profanada y malherida a la Iglesia; pero no fue su único tormento: traiciones y decepciones cayeron sobre su corazón acercando más su camino al de su amado Esposo, Cristo, el Señor. A finales de Abril de 1380 sufre un síncope, y el día 29 del mismo mes entrega su alma al Creador. Su última invocación, para sí misma, sin duda, y para la Iglesia, es la Sangre de Cristo, expresión e instrumento máximo de la misericordia transformante de Dios.

Para ser libres, 4 de 4, Liberados del poder del pecado

[Predicación en un Encuentro organizado por la Asociación Católica “Jesús, en Ti confío” de Bucaramanga, Colombia.]

Tema 4 de 4: Liberados del poder del pecado

* Partimos de la antigua definición de pecado, según San Agustín: “Dar la espalda a Dios, el Creador, por volvernos hacia las creaturas.” Pero, ¿qué hace que uno deje el bien mayor y más estable por volverse hacia bienes menores e inseguros?

* Antes de responder, conviene subrayar un hecho que Santo Tomás destaca: nuestra voluntad siempre busca algún modo de bien, así lo busque mal. Ese es el fundamento ontológico que permite hacer siempre la distinción entre el pecador y su pecado.

* Dejamos a Dios, que es el bien mayor, porque somos engañados. Hay tres engaños principales:

(1) El primer engaño es este: “Lo que tú quieres, lo puedes tener más rápidamente, más fácilmente o más intensamente a través de este atajo… (que al final es el pecado)” Así nos tienta el enemigo malo para inducirnos a explorar las tierras del pecado y de la rebeldía contra Dios.

(2) Cuando ese engaño queda patente, por las consecuencias que trae pecar, viene el segundo engaño: “En esta otra forma de pecado encontrarás la satisfacción que te hará olvidar la insatisfacción que antes tuviste con el pecado anterior.” Así nos lleva el enemigo malo hacia la repetición de pecados, para engendrar vicios arraigados.

(3) Y cuando la persona se siente frustrada y derrotada en sí misma, viene el tercer engaño: “En realidad, tú eres así. Acepta que siempre vas a repetir lo mismo. Aún más: ¿por qué no declaras como bueno lo que de todos modos vas a seguir haciendo?” Así nos encamina el enemigo malo hacia el cinismo y la desesperación.

* Por supuesto, esos engaños tienen su base en el macro-engaño, la gran mentira, que es esta: “Debes escoger, si quieres ser obediente o quieres sr feliz.”

* Cristo vence esos engaños: la abundancia de su amor hace que los atajos se revelen como puros engaños; su invitación a que permanezcamos en Él nos lleva a perseverar en la virtud; el poder transformante de su gracia deja patente que el pecado no tiene la última palabra.

Para ser libres, 3 de 4, Liberados del poder de la muerte

[Predicación en un Encuentro organizado por la Asociación Católica “Jesús, en Ti confío” de Bucaramanga, Colombia.]

Tema 3 de 4: Liberados del poder de la muerte

* Cristo resucitó y vive: tal es la afirmación central de nuestra fe.

* “Creemos en la resurrección de la carne,” decimos en el Credo. Afirmamos que la victoria de Cristo es también victoria en nuestra historia personal y en nuestro cuerpo.

* Pero vencer a la muerte no es solamente preocuparse de lo que sucede cuando acaba la vida. Durante la vida, uno retiene la vida misma, y no la entrega, precisamente por la certeza de perderla. Es así como la muerte arruina la vida: nos hace cobardes para amar, para servir, para darnos.

* Los mártires nos enseñan qué sucede cuando uno sabe que la muerte está vencida.

Para ser libres, 2 de 4, Liberados del poder del demonio

[Predicación en un Encuentro organizado por la Asociación Católica “Jesús, en Ti confío” de Bucaramanga, Colombia.]

Tema 2 de 4: ¿Que es libertad?

* Indicaciones preliminares:

1. No se reducen los ataques del enemigo a la posesión.
2. El demonio prefiere esconderse. Su ser es repugnante y cuando se muestra, su fealdad y repugnancia más bien empuja hacia Dios.
3. Sin embargo, la vanidad de Satanás busca a toda costa el espectáculo, y a menudo tienta a quienes combaten contra él con ese mismo veneno de ostentación.

* Enseñanzas claves de los Evangelios:

1. El demonio va en serio y quiere destruirnos. No es cosa de fantasía ni de juego.
2. Cuanta más luz menos escondites para la mentira. No es que se haga más presente el mal cuando tratamos de ser buenos sino que le queda menos lugar dónde esconderse.
3. Jesús no hace el juego a las pretensiones de vanidad y de darse importancia del demonio.
4. La victoria de Cristo es perfecta en la Cruz; quien se acoge al misterio de la Cruz, y sobre todo, quien configura su vida

* Puntos importantes para nuestro discernimiento:

1. La lucha contra el enemigo no se limita a las oraciones de liberación. Es preciso cultivar la virtud y vivir los sacramentos.
2. Alejarse del esoterismo, la adivinación, la superstición
3. La puerta preferida de Satanás es la soberbia porque su lema es “No serviré.”

El mejor antídoto es reconocernos pecadores y a la vez reconocer a Dios misericordioso como capaz, por amor, de salvarnos.

Para ser libres, 1 de 4, Qué es libertad

[Predicación en un Encuentro organizado por la Asociación Católica “Jesús, en Ti confío” de Bucaramanga, Colombia.]

Tema 1 de 4: ¿Que es libertad?

* Obrar con libertad es no estar sometido a coacción o imposición. Eso hace suponer que “libre” es la persona que puede hacer lo que se le da la gana. Pero hay un engaño en esa idea: el que hace lo que se le da la gana, depende de quién le maneja las ganas. Y ciertamente hay personas expertas en manejarnos a través de la manipulación de nuestras “ganas,” es decir, a través del conocimiento y uso inteligente de lo que nos apasiona, o lo que tememos, o lo que nos fascina, etc.

* Por eso, la verdadera libertad no es una ilusoria independencia sino que implica la dependencia consciente y voluntaria de la Verdad y del Bien. Llega a ser libre el que busca con ardor el bien y con claridad el amor.

* Cristo es nuestra libertad porque en él se revela un amor pleno y una verdad sin doblez. Quien experimenta así su amor y su verdad, si persevera en ellas, no será engañado fácilmente por las trampas del enemigo. Pata ser libres nos liberó Jesucristo.