Madurez en el servicio a Dios

Tiempo de reflexión con el grupo de servidores de La Mansión, en Santa Cruz.

* Las fantasías de la infancia o las rebeldías de la juventud dan paso a la madurez propia de la edad adulta. Es un esquema que ayuda a entender muchas cosas: uno tiende primero a idealizar, luego a criticar y sólo al final va adquiriendo una perspectiva más completa y equilibrada.

* En nuestros grupos y comunidades sucede lo mismo: podemos pasar del entusiasmo al total desánimo. sería grave error quedarse en ese punto bajo; o tomar de él ocasión para hacerse a un lado. Lo cierto es que adonde quiera que vayamos encontraremos humanidad, y con ella, los mismos o semejantes pecados a los que ya conocemos y probablemente llevamos dentro.

* La opción verdaderamente sana es entrar en el camino que se ve en alguien como el apóstol Pedro: arrepentimiento, conocimiento de sí mismo, nueva profesión de fe, nuevo testimonio de amor.

* En esto conviene saber de qué áreas suelen venir los conflictos en los grupos. Son precisamente las áreas que los religiosos han querido cuidar, sanar y santificar a través de sus votos de pobreza, castidad y obediencia.

* Así pues, el uso de los recursos, el mundo de los afectos y los procesos de toma de decisiones son las áreas en las que han de poner especial cuidado nuestras comunidades para avanzar en su proceso de conversión.

Renueva tu fe, 5 de 5, Creer en Jesus y seguir a Jesus

Renueva tu Fe. Serie de Enseñanzas sobre el don de creer, para el “Año de la Fe” promulgado por el Papa Benedicto XVI.

Tema 5 de 5: Creer en Jesús y seguir a Jesús

* Los publicanos tenían el oficio de recoger el dinero de los impuestos para el Imperio Romano. Eran gente detestada, por traidores y codiciosos. Mateo pertenecía a ese grupo, y por eso impactó muchísimo que Jesús lo llamara al grupo de sus discípulos.

* Mateo estaba amarrado a su oficio porque tenía el corazón atado por la idolatría al dinero. Debemos considerar “ídolo” todo aquello que tiene poder sobre nuestro corazón hasta hacernos dependientes. Los ídolos, por consiguiente, se reconocen con los ayunos: tomando cierta distancia de personas, eventos o cosas, descubrimos qué tanto dependemos de ella.

* El “sígueme” de Cristo tiene tres virtualidades: (1) Desata del pasado; (2) Anuncia un nuevo camino; (3) Nos presenta su PROPUESTA de amor de Dios, que espera de nosotros una RESPUESTA, que es precisamente la fe.

Renueva tu fe, 4 de 5, La fe como camino hacia la Verdad

Renueva tu Fe. Serie de Enseñanzas sobre el don de creer, para el “Año de la Fe” promulgado por el Papa Benedicto XVI.

Tema 4 de 5: La fe como camino hacia la Verdad

* Meditamos en la Primera Lectura. Amasías, en tiempos de Jeroboam II, representa al sacerdote-funcionario, que se limita a su oficio ante el poder. Es una ficha (del rey, en este caso) y su papel es “satisfacer necesidades religiosas” de modo que la gente sea dócil y la religión no entre en conflicto con el gobierno.

* La historia de Amasías es típica, y se repite de varios modos a lo largo de la historia. El galicanismo o las “iglesias patrióticas” son ejemplos un poco más cercanos a nuestro tiempos. En todos los casos, el esquema es el mismo: un clero sostenido por el poder y dependiente del poder, para prolongar sin resistencia la voluntad de quien maneja el poder.

* En su diálogo con Amós, Amasías muestra dos cosas: que Dios en realidad no le importa, y que él piensa que Amós es otro funcionario, que se quedará tranquilo si se le asegura un sueldo y cierta estabilidad. La respuesta inmediata de Amós es que ser profeta no es, para él, un oficio que se compra o se vende.

* Este episodio nos lleva a valorar la dimensión doctrinal de la fe. En la fe no interesa únicamente que las cosas “funcionen” sino cuál es la verdad del Dios en el que creemos y de la Iglesia en la que estamos.

Palabras de fe para el sacerdote, 2 de 2

Dos reflexiones sobre el ser y el ministerio sacerdotal, para los Frailes Predicadores de La Mansión, casa de evangelización en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Tema 2 de 2: Sugerencias prácticas para la predicación.

* Hay distintos “géneros” de discurso, y conviene cierta variedad. Cinco de los más importantes son: (1) narración, que incluye el uso de testimonios; (2) anotaciones y breves explicaciones catequéticas, litúrgicas o dogmáticas; (3) renovación del kerigma, para proclamar con gozo tu propio amor jubiloso por cristo; (4) denuncia, aunque con tres cuidados: a) Recuerda incluirte de modo honesto en el número de los pecadores; b) Tu denuncia ha de surgir de celo por la causa de Dios, no de tus gustos o disgustos personales; c) Toda denuncia ha de incluir un camino de esperanza a partir de la misericordia divina; (5) Oración con el pueblo y por el pueblo.

* Sugerencias concretas para el acto mismo de la predicación oral. Cuatro relevantes son: (1) el quedarse en un solo tono de voz hace pesado cualquier discurso; (2) la homilía es una conversación; la gente hace su parte en el modo de reaccionar ante tus palabras: no dejes de mirar su reacción y de tomarla en serio; (3) mejora tu dicción; no des por hecho que sí te escuchan y que físicamente están llegando tus palabras a sus oídos; (4) en cuanto al tiempo, no partas de lemas preconcebidos sino guíate por lo que sea costumbre en cada lugar; luego, por la circunstancia que motiva la celebración específica; y luego, por la asamblea que tienes ante tus ojos.

Palabras de fe para el sacerdote, 1 de 2

Dos reflexiones sobre el ser y el ministerio sacerdotal, para los Frailes Predicadores de La Mansión, casa de evangelización en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Tema 1 de 2: Una meditación a partir de 1 Timoteo 4,12–5,2: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza. En tanto que llego, dedícate a la lectura pública de las Escrituras, y a enseñar y animar a los hermanos. Ejercita el don que recibiste mediante profecía, cuando los *ancianos te impusieron las manos. Sé diligente en estos asuntos; entrégate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que estás progresando. Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. No reprendas con dureza al anciano, sino aconséjalo como si fuera tu padre. Trata a los jóvenes como a hermanos; a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.”

Renueva tu fe, 3 de 5, La fe como victoria frente al enemigo

Renueva tu Fe. Serie de Enseñanzas sobre el don de creer, para el “Año de la Fe” promulgado por el Papa Benedicto XVI.

Tema 3 de 5: La fe como victoria frente al enemigo

* La fe no es un adorno. Es sencillamente indispensable para el cristiano, y eso llega uno a entenderlo cuando conoce la magnitud, astucia y número de ataques que sufre el que está firme en Cristo.

* Muchos pecados que consideramos como asunto de carnalidad, rebeldía o codicia, son en su raíz faltas contra la fe: no terminamos de creer que hay un Dios suficientemente amoroso, sabio y providente como para entregarnos por entero a él, aunque no podamos evaluar ni controlar todas las consecuencias. Perdemos la fidelidad porque hemos perdido antes la integridad de la fe.

* El demonio intenta crear miedo para debilitar nuestra fe; pero en la verdad de las cosas, es él quien tiene miedo, porque es soberbio, y presiente humillante derrota cuando tiene que enfrentarse a un humilde y creyente que esté pegado a Dios.

* No bastan las oraciones de liberación si no buscamos una vida coherente, un verdadero itinerario de formación en la virtud y hacia la santidad.

Vivir, peregrinar y revivir

Primero el amor del cielo; luego los de la tierra.

* A partir de lo mandado en el libro del Deuteronomio, el pueblo judío consolidó la práctica de acudir a Jerusalén como lugar único para ofrecer los sacrificios. Esta costumbre establecida es la fuente de la principal peregrinación de la que habla el Antiguo Testamento.

* Peregrinar es oportunidad preciosa para aprender mucho sobre la vida humana porque vivir es estar en camino. La peregrinación nos invita a desprendernos de lo innecesario, a no dar demasiada importancia a lo transitorio, y a mantener los ojos en la meta.

* Las peregrinaciones de los antiguos hebreos nos ayudan también a entender mejor pasajes específicos de la vida de Cristo, como las condiciones mismas de su nacimiento, o el hecho de haberse quedado en Jerusalén, a la edad de unos doce años, “sin que lo notasen sus padres” (Lucas 2).

* Como nuestra meta verdadera no es ningún punto de la vida, el amor de Dios tiene a veces que agrietar nuestros castillos y secar nuestros jardines, de modo que no se nos olvide seguir avanzando.

* Evidentemente, quien sufre ese tipo de contradicción se siente agredido por Dios y corre el riesgo de interpretar como falta de presencia o de amor lo que no es sino providencia que busca el mayor bien para nosotros. por eso la madurez cristiana empieza solamente cuando le damos “permiso” a Dios para que cambie nuestros planes y contradiga nuestras expectativas.

* Aunque no todo es desierto, desasimiento y desconcierto: nuestro Dios es Padre amoroso que sabe darnos refrigerios, consuelos y nuevas fuerzas en el camino. Parte de la madurez es también saber recibir esos regalos, tan necesarios como inmerecidos. “Cuando es ayuno, es ayuno; cuando es perdiz, es perdiz,” decía Santa Teresa de Jesús.

* Y que no olvidemos de dónde viene nuestra verdadera “justicia,” según el salmo 122: de Jerusalén. Sólo quien conserva en primer lugar el amor al Dios del Cielo recibe de ese amor orden para todos sus demás afectos, proyectos y tareas.