Raíces de la Cultura Occidental

Quizás el horizonte más amplio de nuestra cultura se llama “Occidente” y proviene de la compleja interacción entre la civilización romana, el pensamiento griego y la fe judeo-cristiana. Hay muchas otras fuentes, lejanas y cercanas que afectan de alguna nuestro horizonte pero si uno escruta sus propias convicciones pronto llega a esas gres grandes fuentes.

De los romanos cabe destacar tres grandes aportes: (1) La noción de ciudadanía con derechos simétricos y continuidad hereditaria dentro de un cuerpo social esencialmente horizontal; (2) La noción de “contrato” como ley social objetiva que permite a la misma sociedad verse y modificar su propio curso; (3) La visión de la religión como contrato con los dioses, que conlleva una certeza más allá de lo racional en la capacidad de vencer y formar un imperio.

De los griegos destacamos tres aportes (1) El paso de la teogonía a la cosmología; (2) El paso de la dóxa a la episteme; (3) El vínculo entre lo bueno (agathós) y lo bello (kalós).

De la fe judeo-cristiana destacamos diez aportes: (1) El Dios distante y a la vez cercanísimo; (2) La noción de creación: autonomía y dependencia reales del mundo; (3) Unión de la fidelidad y la misericordia en Dios; (4) El sábado: descanso como elemento que humaniza y dignifica; (5) Conciencia de la unidad de la especie humana: la humanidad como familia; (6) La sexualidad: deleitable y ordenada a la vez; no es un entretenimiento ni acto cultual; (7) El sentido de la elección y del tiempo como promesa – cumplimiento; (8) Una historia nacional que no ensalza a la nación; (9) Mirada crítica a los héroes, precursores y epónimos; (10) Conciencia del pecado ajeno y también del pecado propio.

La Cruz de Cristo presentada a los jovenes

[Predicación para un Encuentro de la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Bogotá, en Agosto de 2012.]

* El aspecto y la realidad espantosa de la Cruz causan entendibles sentimientos de rechazo y distancia.

* Y sin embargo, muchos de los que rechazan la Cruz llevan una vida que abunda en dolor y miseria moral, es decir, están “crucificados.” Este solo dato nos invita a mirar a la Cruz y ahondar en su misterio.

* La cruz es evidentemente un instrumento de tortura pero, si se examina mejor, es ante todo un método de control a través del miedo. De lo que se trata, con la cruz, es de intimidar a grandes e la población para alejarlos de toda posibilidad de rebeldía frente a un sistema; en el caso de los romanos, frente al sistema esclavista.

* Y es aquí donde aparece la originalidad de lo sucedido con Cristo. El Nazareno “se sale del libreto.” No amenaza; no jura venganza; no blasfema. Ora, bendice y perdona. Cristo es el verdadero rebelde: aquel que vence el mal de los demás sin volverse malo él mismo.

* Y en ese sentido Cristo es el gran modelo, el auténtico modelo para los jóvenes: aquella edad en que la independencia es elemento esencial de la construcción de la propia personalidad es el mejor tiempo para encontrar a uno que es libre de los condicionamientos perversos con que el mundo quiere incluirnos en sus rebaños de idolatría y vicio.