SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Dios, al coronar los Santos, corona su propia obra: nunca mejor dicho que cuando se contempla a María Inmaculada, la llena de Gracia.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Dios, al coronar los Santos, corona su propia obra: nunca mejor dicho que cuando se contempla a María Inmaculada, la llena de Gracia.
Allí donde las grietas de la vida personal o de la estructura social asoman, hay una oportunidad para predicar la gracia.
Dios cura de la sordera ante todo para que podamos escuchar su Palabra; y cura de la ceguera ante todo para que podamos contemplar sus maravillas.
Así como es cierto que Dios anuncia grandes bienes, es necesario que nos preparemos nosotros para tener hambre de lo que nos anuncia y concede.
Dios es el único capaz de consolar, es decir, arrancar los males, y alimentar, es decir, traer sus bienes.
[Predicación en el Segundo Encuentro de los Siervos de María, Diciembre de 2012.]
(1) La fe es un don, existencial y doctrinal, que llega a tu vida cuando tu “castillo” se agrieta por el asedio de amor de Dios, que te envío múltiples testigos y testimonios, y a la vez despierta la voz de tu conciencia.
(2) La fe de María le permite reconocer que sólo Dios es Dios, y le permite ofrecerse con absoluta confianza a los designios tantas veces inescrutables de su amor.
(3) Vivir en la fe de María es darle a Dios su puesto; es “autorizarlo” para que disponga con soberana sabiduría y amor de cuanto queremos, tenemos y somos.
En la Biblia, sólo a Dios corresponde el verbo crear, y sólo Él trae lo verdaderamente NUEVO.
El adviento es una preciosa y extensa catequesis en la esperanza. Para recuperar la navidad hay que recuperar el adviento.
El monte del Señor nos enseña en dónde radica la verdadera altura.
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO, EN EL AÑO LITÚRGICO 2013
San Lucas será nuestro guía en el nuevo año litúrgico.
Sin forzar los textos puede hacerse una hermosa comparación entre la vocación de San Andrés y el camino que lleva a un laico comprometido a buscar una consagración.
* Otra manera de responder a la pregunta “¿qué contiene la vida?” es tomar un enfoque existencial, en el sentido de mirar a la existencia. Lo que descubrimos es que la vida es una sucesión de “aconteceres;” es una secuencia en la que aparecen, aveces de modo vertiginoso, hechos, percepciones, esbozos, cuestiones que despiertan en nosotros alegría, tristeza, esperanza, duda, y mil cosas más.
* Ese torrente de sensaciones puede dejarnos completamente exhaustos y vacíos. O podemos preguntar como hacía San Agustín: “¿Esto qué tiene que ver con la eternidad?” (Quid hoc ad aeternitatem?). La práctica de hacerse esa pregunta nos ayuda a relativizar y apreciar en su justa medida cada cosa.
* También esa pregunta sirve para devolverle a Dios sus derechos sobre nuestra vida. En tiempos del profeta Isaías hubo un rey, llamado Ezequías, que cayó inesperada y gravemente enfermo, de modo que su final parecía cercano. Su lamento va en esta línea: “Como un tejedor devanaba yo mi vida, ¡y me cortan la trama!” (Isaías 38,12). Es claro que Ezequías se creía dueño de su hilo y que entonces ve a Dios como un intruso que le daña su plan. por el contrario, quien vive en la presencia divina le da por anticipado permiso a Dios para quite o ponga, para que plante o arranque.
* Vivir así es descubrir la armonía que lleva de unos aconteceres a otros. es hacer de la vida una sinfonía. Lo cual nos invita a pensar cómo debemos aprender a recibir inspiración y a ofrecer inspiración a nuestros hermanos, para que la melodía divina, que no se agota en cada uno, aparezca en todo su esplendor en todos.
La consigna es simple, para los tiempos últimos y también para los penúltimos: vigilancia y calma.
El final y el comienzo se funden en el Año Litúrgico: proclamamos a Cristo como rey y anhelamos su reinado.
La vocación empieza cuando uno vislumbra el lugar de Cristo desde el lugar de uno.
[Predicación en la Fundación MOCE en Palmira, Valle – Colombia, Noviembre de 2012.]
Tema 3 de 3: ¿Cómo conseguir discípulos para Jesús?
* Ser evangelizador es el fruto natural y propio de ser evangelizado. La renovación que Cristo hace EN nosotros prepara el camino para lo que Él quiere, sabe y puede hacer CON nosotros. Y eso que hace CON nosotros es propagar la Buena Nueva a muchos hermanos.
* Pero evangelizar no es un pasatiempo. Es quitarle su presa al demonio: una bestia enloquecida por el odio. Debemos esperar combate–y victoria!
* La clave de la victoria empieza cuando descubre que la primera víctima de la explotación es el explotador y no el explotado. La primera víctima de la mentira es el mentiroso y no el engañado. Por eso Jesús ora por los que le crucifican: le hacen daño a Él pero a precio de dañarse mucho más ellos mismos.
* Y por eso vamos a evangelizar cargados de paciencia, sabiendo cuánto nos ha esperado el Señor, y de misericordia, entendiendo que el pecado daña sobre todo al pecador.