Una fe renovada, 01, Dime cómo está tu fe

[Predicación en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de San Luis Potosí, México]

Tema 1: Dime cómo está tu fe

* La fe no es una cosa ni una realidad estática que uno simplemente posee, como quien sostiene en su puño un diamante inerte que ha heredado. La es una realidad viva. Así como la luz sólo existe iluminando, así la fe sólo existe transformando nuestra vida y nuestro pensamiento en la dirección de Dios.

* Esto ciertamente indica que si no estamos llevando el mundo hacia Dios, el mundo nos está arrastrando lejos de Dios. Y por eso hemos de preguntarnos por los frutos de la fe. El acrónimo DIME, que forma parte del título de esta conferencia, nos ayuda a recordar cuáles son las obras propias de una fe viva.

* La fe DEFIENDE contra la gran mentira, es decir, la falsa alternativa con que el demonio pretende llevarnos al odio contra Dios. Esta alternativa es: “Escoge ser obediente o ser feliz.”

* La fe ILUMINA mostrando el verdadero rostro de Dios y las verdaderas consecuencias del pecado.

* La fe MUEVE, porque nos pone en movimiento hacia la misión, y porque remueve y quita lo que no es de Dios en nuestra vida.

* Y la fe ELEVA nuestro corazón y nuestra vida, volviéndola ofrenda sacerdotal que ofrecemos en virtud de nuestro bautismo.

Santa Catalina de Siena, vida y obra, 03, Biografia de los 23 a los 30

[Serie de reflexiones para la Asociación de Vírgenes Seglares Dominicas, en Colombia.]

Florencia

Tema 3: Escenas de su biografía, de los 23 a los 30 años

* Hacia los 23 años de edad, Catalina recibe una serie de visiones sobre el infiero, el purgatorio y el cielo, y tiene también varias experiencias de muy alta espiritualidad, incluyendo el matrimonio místico con Cristo. Sin embargo, el desenlace de estas gracias tan singulares vino a ser una sorpresa incluso para la misma santa. Dios la llama a salir de su dura vida de ermitaña penitente para ejercer de un modo cada vez más frecuente e intenso el amor al prójimo.

* Es cierto que ya la caridad estaba presente de varios modos en la vida de Catalina: a través del servicio en muchas tareas de casa en su propio hogar; con mendigos y menesterosos que se acercaban a la puerta de los Benincasa; con sus Hermanas de Comunidad (las Dominicas de la Tercera Orden, o “mantellate”); con alguno parientes y amigos de familia que sabían de su existencia y que tenían algunas conversaciones con ella; en fin, con algunos sacerdotes y religiosos, especialmente de los Predicadores.

* Pero a partir de 1370 las cosas cambian. El llamado del amor se extiende a personas que Catalina sólo lejanamente conocía o había tratado. Veamos dos ejemplos concretos.

* En 1374 se presenta una nueva erupción de la peste. Se trata de una de varias modalidades de enfermedad infecciosa y contagiosa, fatal en su desenlace y extremadamente ágil en su propagación. Catalina despliega una labor intensa de atención a contagiados y agonizantes. Hay que subrayar el carácter integral de su modo de amar: cuidados para el enfermo pero también: oportuna preparación para la muerte, no como desgracia inevitable sino como llamado a una eternidad de bienaventuranza. Después de cuidar por días o semanas a un pariente agónico, al verle morir exclama: “A este ya no lo pierdo.” Lo siente seguro porque sabe cómo ha muerto y a dónde se dirige pasado el umbral que a todos nos aguarda. Ese es verdadero amor, que sabe amar desde la tierra y para el Cielo.

* A fines de 1377 se agudiza la tensión entre Florencia, una de las más prósperas ciudades-estado de aquella época, y el Papa. Hay mucho de mundanidad, egoísmo y oportunismo en este tipo de conflicto, y las armas están a la vista cuando el Papa, a la sazón Gregorio XI, envía a Catalina como legada de paz. Su acción diplomática fue efectiva pero sobre todo de enorme enseñanza para nosotros, porque no corresponde a la imagen que uno suele tener de ese tipo de negociaciones. En efecto:

(1) Catalina trata en primer lugar con personas, no con oficios, instituciones o representantes de grupos de presión.

(2) Avanza en su lenguaje hasta el corazón y la verdad de las personas implicadas: la intensidad de esta verdad es la que finalmente tendrá fuerza en los interlocutores.

(3) Se implica ella misma con todas sus consecuencias, hasta admitir e incluso desear la posibilidad del martirio.