PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO, EN EL AÑO LITÚRGICO 2013
San Lucas será nuestro guía en el nuevo año litúrgico.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO, EN EL AÑO LITÚRGICO 2013
San Lucas será nuestro guía en el nuevo año litúrgico.
El final y el comienzo se funden en el Año Litúrgico: proclamamos a Cristo como rey y anhelamos su reinado.
El Cántico de Zacarías expresa bien el amanecer de la gracia y la certeza de la victoria en Dios.
La mudez de Zacarías, padre de Juan Bautista, es como una profecía que nos enseña a acoger, con humildad, y en toda su riqueza los dones de Dios, para poder proclamarlos.
El cántico de María es expresión de amor, de fe y de entrada en la batalla.
El ser interior de María ha sido tomado y transformado por Dios, que ha querido servirnos la salvación; por eso Ella se vuelve servidora amantísima, y mensajera del amor que ha recibido.
El secreto del adviento consiste en tener hambre y certeza de Cristo a la vez.
No importa qué tan lejos te ha extraviado el pecado; de allí puede sacarte la mano de tu Dios.
Capacidad de escucha; sentido de obediencia y de lo hay que hacer; luz para reconocer las necesidades y aportar a su solución; una boca abierta para contar las maravillas de Dios, y cerrada para agrandar el reino del mal; un corazón dispuesto a leer la vida y ver el paso de Dios en ella: cinco lecciones preciosas de un adviento y de una vida cerca de la Virgen Madre de Jesús.
Nuestro Dios es capaz de ofrecer bienes que son tan grandes que cuesta trabajo creer que son verdad.
El origen de Cristo se remonta a tiempos antiguos. Mucho antes de María, el pueblo entero estaba “embarazado” del Mesías, en virtud de la promesa que Dios hizo al rey David, por boca de Natán.
Hoy empieza la segunda parte del adviento. La primera estaba centrada en el retorno de Cristo. A partir del 17 de diciembre el adviento mira más a celebrar la memoria del Nacimiento del Señor.
Juan es la voz; Cristo, la Palabra; Juan es el anuncio, Cristo la presencia; Juan es lo que alcanza la naturaleza; Cristo, lo que sólo puede dar la gracia.
Dios es amor y es salvación. Pero nada aprovecha un antídoto al que no reconoce que ha sido infectado.
La pregunta de Juan probablemente era una invitación a que sus últimos y más leales discípulos se fueran de su lado para quedarse para siempre con Jesús.
Dios previó y proveyó oportunamente para su pueblo, llevándolo a reconocer su verdad y a confiar sólo en el Señor.