Un plus de fe

Nos falta fe. El día en que vivamos esta virtud -confiando en Dios y en su Madre-, seremos valientes y leales. Dios, que es el Dios de siempre, obrará milagros por nuestras manos. -¡Dame, oh Jesús, esa fe, que de verdad deseo! Madre mía y Señora mía, María Santísima, ¡haz que yo crea!

Una firme resolución: abandonarme en Jesucristo, con todas mis miserias. Y lo que El quiera, en cada instante, «fiat!» -¡sea!

Más pensamientos de San Josemaría.

LA BIBLIA – Día 054 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura. – Día 054 de 365

Levítico 1–3
Salmo 56
Mateo 27,51-66

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

LA BIBLIA – Día 053 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura. – Día 053 de 365

Éxodo 39–40
Salmo 55
Mateo 27,27-50

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

Breve ordo para la semana
del 23 al 29 de Febrero de 2020

Homilías breves para esta semana:


Lectura Espiritual para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

Domingo, 23 de Febrero de 2020: Domingo VII del Tiempo Ordinario, ciclo A

Lunes 24:

Martes 25:

Miércoles 26: Miércoles de Ceniza

Jueves 27:

Viernes 28:

Sábado 29:



Cuarentena y Cuaresma

Bajo la sombra del COVID-19, el coronavirus que inició su expansión desde el corazón de China continental, miles y miles de personas ven con preocupación su futuro próximo, y el de sus países. Una palabra se ha repetido con mucha frecuencia en estos días: cuarentena. Ya se trate de ciudades enteras, como Wuhan, o de los pasajeros de un crucero, como el Diamond Princess, el COVID-19 ha levantado muros de protección–y a veces de rotundo miedo, como en Ucrania–entre unos seres humanos y otros.

Al momento de escribir estas líneas es grande la incertidumbre con respecto a numerosos centros de manufactura, dinámicas comerciales, industria del turismo, y muchos más aspectos de la vida cotidiana de millones de personas. Lo único que parece seguro, a falta de un tratamiento probado o una vacuna eficaz, es la palabra cuarentena: separación, precaución, incluso aislamiento.

Este es el contexto global en que los católicos iniciaremos nuestra cuaresma, de aquí a pocos días. Por supuesto, la cuarentena y la cuaresma tienen una misma raíz etimológica, y es inevitable buscar algún punto de contacto entre estas dos realidades sociales.

De algún modo la cuaresma quiere hacernos conscientes de realidades espirituales que repiten, en el plano espiritual, lo que las epidemias hacen en el plano de la salud física. Nuestros vicios son nuestros “virus,” que claramente quieren llevarnos a la muerte eterna. El “contagio” espiritual es constante, en la medida en que nuestros pecados siempre afectan y en ocasiones arrastran a nuestros prójimos. La “pandemia” que la humanidad padece está bien declarada en la herencia universal de las consecuencias del pecado original.

La diferencia está en que la cuaresma nos ofrece mucho más que una cuarentena. Los remedios están a la mano, y ese “hospital de campaña” que es la Iglesia, los ofrece con particular abundancia durante este tiempo santo: oración, ayuno y limosna. El recurso frecuente a la confesión puede sacarnos de “cuidados intensivos” y una dieta saludable de pan eucarístico restablecerá nuestras fuerzas. Así sea.

Y mientras estas reflexiones hacemos, seguimos orando por las víctimas y los afectados del COVID-19, así como por tantos hermanos nuestros que sufren en su cuerpo o en su alma.