Cómo se consolidaron las Reducciones Misioneras en Suramérica

Nuevo impulso a las reducciones

Como ya sabemos, el impulso de civilización y evangelización llega a la zona del Río de la Plata más tarde que a otras regiones de América. Y así en la segunda mitad del siglo XVI, cuando en el conjunto de la América hispana las encomiendas van a menos, en el Río de la Plata van a más. A partir sobre todo de 1555, con el gobernador Martínez de Irala, se desarrolla en la zona el régimen de la encomienda, de modo que a principios del XVII casi todas las 1.200 familias españolas de pobladores son encomenderas.

Esta situación no era ciertamente la más favorable para la evangelización, pues aunque algunos encomenderos cumplían con su responsabilidad, moral y legal, de procurar el adoctrinamiento de los indios, otros descuidaban este deber.

Por otra parte, todavía a fines del XVI, tanto en Río de la Plata como en otras zonas periféricas entonces integradas en el virreinato del Perú, muchos indios vivían dispersos, haciendo prácticamente imposible entre ellos toda tarea de civilización y evangelización. En esas circunstancias el empeño por la reducción de los indios recibió un impulso decisivo tanto de don Francisco de Toledo, virrey del Perú desde 1569, como de Santo Toribio de Mogrovejo, que asumió el arzobispado de Lima en 1581.

Se lee en una Crónica Anónima de 1609: «Viendo el virrey don Francisco de Toledo la universal perdición de todo el reino por vivir los indios sin pueblos formados, de suerte que en el doctrinarlos se les faltaba nueve partes de las diez necesarias, puso grande eficacia en reducirlos todos a pueblos ordenados, de manera que de quince o veinte de aquellas parcialidades o pueblezuelos se hizo uno, lo cual, aunque tuvo grandes dificultades y repugnancia de los indios, con todo eso salió el virrey con ello, que fue la obra más heroica y de mayor servicio de Dios que se ha hecho en aquellos indios» (+MH 12,1955, 1111).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA BIBLIA – Día 155 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 155 de 365

1 Reyes 6–7
Salmo 147
1 Corintios 4

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

LA BIBLIA – Día 154 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 154 de 365

1 Reyes 4–5
Salmo 146
1 Corintios 3

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

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Teología de la Liberación y Teología del Pueblo

Fray Nelson, ¿Cuál es postura actual de la Iglesia con respecto a la teología de la liberación, o la teología del pueblo? –P.G.

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Hace ya bastantes años la Santa Sede publicó un par de documentos que no han sido negados posteriormente, y que en ese sentido siguen siendo la directriz fundamental de la Iglesia actual. Se trata de “Libertatis Nuntius” (LN), del 6 de Agosto de 1984, y luego, “Libertatis Conscientia” (LC), del 22 de Marzo de 1986.

En esencia, esos documentos afirman tres principios, que siguen siendo válidos:

1. Hay un modo correcto de entender la opción preferencial por los pobres. Está bien expresado en el número 68 de LC: “La miseria humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí e identificarse con los «más pequeños de sus hermanos» (cf. Mt 25, 40. 45). También por ello, los oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia que, desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia que siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables. Además, mediante su doctrina social, cuya aplicación urge, la Iglesia ha tratado de promover cambios estructurales en la sociedad con el fin de lograr condiciones de vida dignas de la persona humana.”

2. Cualquier presentación de la realidad social que se centre única o unilateralmente en lo económico (o en lo puramente humano) desfigura el servicio propio de la Iglesia. En esa línea leemos en LN, VII-13: “La primera condición de un análisis es la total docilidad respecto a la realidad que se describe. Por esto una conciencia crítica debe acompañar el uso de las hipótesis de trabajo que se adoptan. Es necesario saber que éstas corresponden a un punto de vista particular, lo cual tiene como consecuencia inevitable subrayar unilateralmente algunos aspectos de la realidad, dejando los otros en la sombra. Esta limitación, que fluye de la naturaleza de las ciencias sociales, es ignorada por quienes, a manera de hipótesis reconocidas como tales, recurren a una concepción totalizante como es el pensamiento de Marx.”

3. Existe, y es nuestro deber, la tarea de buscar una “auténtica liberación.” Dice LC, n. 99: “El cristiano está llamado a actuar según la verdad y a trabajar así en la instauración de esta «civilización del amor», de la que habló Pablo VI. El presente documento, sin pretender ser completo, ha indicado algunas de las direcciones en las que es urgente llevar a cabo reformas en profundidad. La tarea prioritaria, que condiciona el logro de todas las demás, es de orden educativo. El amor que guía el compromiso debe, ya desde ahora, generar nuevas solidaridades. Todos los hombres de buena voluntad están convocados a estas tareas, que se imponen de una manera apremiante a la conciencia cristiana. La verdad del misterio de salvación actúa en el hoy de la historia para conducirla a la humanidad rescatada hacia la perfección del Reino, que da su verdadero sentido a los necesarios esfuerzos de liberación de orden económico, social y político, impidiéndoles caer en nuevas servidumbres.”

Aunque la llamada “Teología del Pueblo” tiene un énfasis menor en los aspectos unilateralmente económicos, estas observaciones valen también para quienes han escrito al respecto, sobre todo por la necesidad de pensar en lo que San Pablo VI llamaba la salvación de todo el hombre y de todos los hombres.

LA BIBLIA – Día 153 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 153 de 365

1 Reyes 2–3
Salmo 145
1 Corintios 2

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

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