En honor de la Virgen de Lourdes

“Pido al Espíritu Santo escribir unas líneas que alegren el corazón de la Virgen en su fiesta del 11 de febrero. Que hagan mínimo honor a la belleza, juventud e inmenso amor por sus hijos enfermos de la Virgen de Lourdes. Unas líneas que describan cómo esa gruta es una ventana abierta al Cielo…”

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Canto de peregrinos

Canto de peregrinos

1. Nos hallamos aquí en este mundo,
este mundo que tu amor nos dio;
mas la meta no está en esta tierra:
es un cielo que está más allá.

SOMOS LOS PEREGRINOS,
QUE VAMOS HACIA EL CIELO,
LA FE NOS ILUMINA:
NUESTRO DESTINO NO SE HALLA AQUÍ.

LA META ESTÁ EN LO ETERNO,
NUESTRA PATRIA ES EL CIELO,
LA ESPERANZA NOS GUÍA,
Y EL SEÑOR NOS LO ENSEÑA YA.

2. Caravana que va por el mundo,
como el pueblo de Dios en destierro;
pero en busca, a través del desierto,
de otra tierra que Dios prometió.

3. Tú le diste una ley en el monte,
ley que todos debían observar,
y a nosotros también nos ha dado,
tu Evangelio, ley nueva de amor.

4. Con maná descendido del cielo
a Israel el Señor confortó,
y a nosotros ha dado su cuerpo,
verdadero manjar celestial.

5. Confortados con el pan del cielo,
y cumpliendo la ley del amor,
aun en medio de este gran destierro,
preguntamos la gloria final.

6. No tenemos aquí una morada,
que sea estable y nos haga parar,
sino andamos cantando y buscando
nuestra patria futura, eternal.

6 Derechos fundamentales que viola la nueva Ley de Educación en España

“La Comisión Jurídica Nacional por la Libertad de Educación es un grupo de profesionales españoles del Derecho en el que participan también diversas instituciones educativas. Este equipo ha presentado ante la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo, una Petición en la que se solicita el amparo de las instituciones comunitarias frente a la violación de derechos fundamentales y los ataques a la Libertad de Educación (y contra la educación católica y concertada) que significa en España la recientemente aprobada Ley Celaá…”

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P. José de Anchieta: testimonio de oración y pobreza

Oración y pobreza

En 1736 Clemente XII proclamó heroicas las virtudes del padre José de Anchieta. En efecto, Anchieta fue hombre penitente, de ásperos cilicios, que apenas dormía, pues prefería emplear la noche en la oración, y que cuando dormía lo hacía sobre una tabla, con un zapato por almohada, o si estaba solo, sobre la tierra, con un manojo de varas como cabezal. Siempre descalzo, hizo a pie muchos viajes apostólicos, y cuando iba con otros, se quedaba a veces rezagado para entregarse a solas a la oración, y luego les alcanzaba con asombrosa facilidad.

Nos cuenta Nieremberg que «su oración era continua, porque eran muchas las horas que daba a este santo ejercicio. La noche casi toda pasaba orando, no dando reposo al cuerpo, sino al alma. En las muchas peregrinaciones que tuvo solía llegar hecho pedazos de cansancio, pero no por eso tomaba más descanso que en casa, pasando la noche en oración, como solía. Fuera de esto, la presencia que tenía de Dios era continua, teniéndole presente en todas las cosas y negocios… Ningún lugar, tiempo, ocupación, le apartaba el pensamiento de Dios, y a veces era con tanta intensión, que estando comiendo se olvidaba de la comida» (Nieremberg 544-545).

Más de una vez sus compañeros le vieron orar levantado de tierra, o en la noche, pudieron ver el lugar donde oraba inundado de luz. Era muy devoto de la Pasión de Cristo, y solían oirle, sobre todo de noche, repitiendo los nombres de los tormentos padecidos por Jesús, al tiempo que al pronunciarlos, hería la tierra con los pies, «señal del vivo sentimiento que tenía en el alma».

Su pobreza era extremada, y no tenía más vestidos que los que llevaba puestos, y ésos gastados y raídos, siempre los peores de la casa. En su celda nada tenía guardado, tan nada que ni plumas tenía para escribir, y había de pedirlas prestadas cuando iba a escribir algo, volviéndolas luego a su dueño. Ni siquiera quería guardar consigo las cosas que escribía, a veces de gran mérito, y las daba a guardar al Superior, porque él no quería tener nada en posesión. No admitía ningún regalo, ningún don, por pequeño que fuera, y menos aceptaba honores o distinciones, que veía con sincero horror (546).


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

¿Cómo leer los signos de los tiempos?

Estimado P. Fray Nelson Medina: ¿Qué significa exactamente “leer los signos de los tiempos”? ¿Cuál es la aplicación de este don dentro de la espiritualidad cristiana? ¿Cómo esta forma de examinar la Historia puede ayudar a encaminar, de manera adecuada, el destino no sólo de individuos particulares sino también de toda la sociedad en su conjunto? — D.R.

* * *

Creo que está claro que no hay recetas específicas, al modo de: “Haga esto, luego esto, y luego esto otro, y ya podrá leer cualquier situación…” Pero sí podemos dar algunos principios y también algunas sugerencias:

ALGUNOS PRINCIPIOS

1. El punto de partida es darnos cuenta de que la historia humana es el lugar donde se realiza el “diálogo” entre Dios y el hombre, fundamentalmente a través del ejercicio de nuestra voluntad, que en ocasiones responde y en ocasiones se opone al querer de Dios, que Él ha manifestado a través de las Escrituras, la enseñanza de la Iglesia y sobre todo la voz de nuestra conciencia.

2. Esto significa que podemos captar mejor “qué está sucediendo en el mundo” a partir de una mayor unión con Dios: cuanto más unidos estemos, por fe y amor, a su voluntad, mejor entenderemos qué decisiones del mundo nos llevan a Él o nos apartan de Él. Esta unión con Dios supone una actitud especial de disponibilidad: renuncia de corazón al pecado y también: estar dispuestos a que las ideas y planes de Dios nos superan, nos sorprenden y siempre nos enseñan. Esa es la actitud humilde y de escucha que más nos puede servir.

3. ¿Qué se opone al señorío de Dios? La idolatría, en todas sus formas. El que quiera buscar los signos de los tiempos debe desarrollar una gran sensibilidad para detectar qué se está oponiendo a la gloria de Dios en cada circunstancia. ¿Se trata de una idea, una moda, un placer, un lucro, el ego de alguien? Los ejemplos pueden multiplicarse. Lo importante es que quien quiera “leer” una situación busque de corazón qué puede estarse oponiendo al reinado pleno de Dios: “¿Qué está en guerra contra la gloria de mi Señor aquí?”

ALGUNAS SUGERENCIAS

1. Practicar a menudo el examen de conciencia y procurar la pureza de intención, de cuerpo, de palabra y sobre todo, pureza de corazón.

2. Renovar la oración ferviente, siguiendo el modelo que nos dejó Cristo en el Padrenuestro: “santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad…”

3. Formar nuestra conciencia, particularmente en aquellos temas que vemos que tienen mayor incidencia en el ambiente que queremos leer: ¿Qué ideas, modas, tendencias, costumbres, líderes… tienen mayor impacto en el conjunto de la gente, y hacia dónde quieren llevarlos?

4. Cultivar la espiritualidad que San Ignacio de Loyola llamaba de la “santa indiferencia” es decir, la disponibilidad a que Dios haga las cosas a su modo, que puede o no coincidir con lo que a mí me gusta, lo que yo entiendo, lo que yo haría, lo que yo acostumbro.

5. Alimentarse con el ejemplo de los mártires y de tantos santos que mostraron con valentía que eran discípulos de Aquel que dijo y realizó: “Yo he vencido al mundo.”

Razones objetivas para no admitir la intercomunión con los luteranos

“En una carta abierta dirigida al presidente protestante del Grupo de Trabajo Ecuménico (ÖAK), el historiador eclesiástico de Tubinga Volker Leppin, el cardenal Kurt Koch, responsable del ecumenismo en la curia romana, explica por qué no es posible que católicos y luteranos comulguen juntos. Entre otras razones, recuerda que los luteranos no creen imprescindible los ministros ordenados para poder consagrar y admiten dar la comunión a no bautizados…”

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