Breve ordo para la semana
del 28 de Febrero al 6 de Marzo de 2021

LA GRACIA: Homilías breves para esta semana:


LECTURA ESPIRITUAL para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

Domingo, 28 de Febrero de 2021: Domingo II de Cuaresma

Lunes 1 de Marzo : Fiesta de la Cátedra de San Pedro

Martes 2:

Miércoles 3:

Jueves 4:

Viernes 5:

Sábado 6:



Transfigurados

La segunda semana de Cuaresma está marcada por el Evangelio de la Transfiguración, que se lee el Domingo. Es hermoso pensar que el propósito de toda la Cuaresma es precisamente nuestra transfiguración, de modo que la luz de la Pascua resplandezca en nosotros, al modo de un reflejo de la luz del Señor Resucitado.

Este modo de ver las cosas nos invita a revisar cuáles son las “oscuridades” y las “opacidades” en nuestra vida. Es oscuridad lo que guerrea contra Dios, o sea, el pecado aceptado; es “opacidad” lo que permanece ambiguo y confuso en nosotros. La tarea entonces es despejar el corazón y el alma de lo opaco y lo oscuro.

No estamos solos en esa tarea: nos acompañan la Palabra de Dios escuchada con atención; la fuerza del Espíritu santo, invocado con fervor; la eficacia de lo sacramentos, especialmente la confesión, recibida con fe.

Tu vida; transfigurada. ¡Proyecto de Cuaresma 2021!

¿Qué es la justicia?

La definición de la justicia como “constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho” es correcta si se la entiende bien. Pues, al ser toda virtud hábito, que es el principio del acto bueno, es necesario que la virtud sea definida mediante el acto bueno sobre la misma materia de la virtud. Pues bien: la justicia tiene como materia propia aquellas cosas que se refieren a otro, según se verá luego (a.2.8).

Por lo tanto, el acto de la justicia, referido a la propia materia y al sujeto, se expresa cuando se dice que da su derecho a cada uno; porque, como dice Isidoro en el libro Etymol., llámase justo porque guarda el derecho. Pero, para esto, es decir, para que cualquier acto sobre alguna cosa sea virtuoso, se requiere que sea voluntario, que sea estable y que sea firme, porque el Filósofo dice, en II Ethic., que para el acto de la virtud se requiere: primero, que se obre sabiendo; segundo, eligiendo y por un fin debido; y tercero, que se obre indefectiblemente. Mas el primero de estos requisitos se incluye en el segundo, porque lo que se hace por ignorancia es involuntario, como se dice en III Ethic. Por eso se pone en primer lugar, en la definición de la justicia, la voluntad, para mostrar que el acto de la justicia debe ser voluntario; y se añade lo de la constancia y perpetuidad para designar la firmeza del acto. Por consiguiente, la definición predicha es una definición completa de la justicia, excepto que se pone el acto en lugar del hábito, el cual es especificado por aquél, pues el hábito se dice para el acto. Y si alguien quisiera reducir la definición a su debida forma, podría decir que la justicia es el hábito según el cual uno, con constante y perpetua voluntad, da a cada uno su derecho. Y esta definición es casi igual a aquella que pone el Filósofo en V Ethic., diciendo que la justicia es el hábito según el cual se dice que uno es operativo en la elección de lo justo. (S. Th., II-II, q.58, a.1 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Las tres grutas místicas de Tierra Santa

“En la época de Constantino existían en la zona de Jerusalén y al sur de la ciudad tres grutas místicas muy importantes para los cristianos: la de la Natividad, la del Calvario y la del monte de los Olivos. Eran tan importantes para los cristianos, que el emperador Constantino creyó conveniente honorarlas oficialmente con la construcción de espléndidos edificios religiosos que son un gran tesoro hasta en la actualidad por lo importante que conmemora, tres eventos trascendentales en la vida de Jesús…”

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Especial para Cuaresma

Oración EXTREMA del desierto
(Basada en texto de Catholic Relief services)

Vengo ante ti como un pecador pero plenamente consciente de tu divina misericordia.

Aún así, necesito este ayuno. Porque solo al alejarme un poco de las cosas de este mundo, soy capaz de comprender el don inconmensurable que es mi redención.

Aleja mi nariz de los aromas que me rodean para que pueda conocer nuevamente la dulce fragancia de Cristo.

Adormece mi lengua de todo lo que la atrae para que pueda probar de nuevo el pan de mi salvación.

Atenúa todas mis sensaciones de modo que solo sienta el latido de mi corazón anhelando reconciliarme con mis hermanos y hermanas, y contigo, mi creador.

Detén mis oídos de todo lo que los atrae para que pueda escuchar tu canto de misericordia, llamándome nuevamente al abrazo de mi Padre.

Ciega mis ojos de todo lo que los distrae para que pueda contemplar plenamente la luz de Cristo.

Y una vez que nos hayamos encontrado ahí en el desierto, entonces regrésame al mundo. Envíame de regreso a tu pueblo. Que pueda llenar sus sentidos con todo lo que he encontrado en ti: todo lo que es bueno, todo lo que es amor, todo lo que es misericordioso.

Amén.