Breve ordo para la semana
del 25 de Abril al 1 de Mayo de 2021

Homilías breves para esta semana:


Lectura Espiritual para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

25 de Abril de 2020: Domingo IV de Pascua, ciclo B

Lunes 26:

Martes 27:

Miércoles 28:

Jueves 29:

Viernes 30:

Sábado 1 de Mayo:



¿Puede alguien sufrir voluntariamente lo injusto?

La acción, por su naturaleza, procede del agente; en cambio, la pasión, según su propia razón, proviene de otro. De ahí que una misma cosa no pueda ser, al mismo tiempo y bajo el mismo concepto, agente y paciente, como se expone en III y VIII Physic. Mas el principio propio de la acción en los hombres es la voluntad, y, por ello, el hombre hace propiamente y por sí mismo lo que hace queriendo; y, por el contrario, sufre propiamente lo que contra su voluntad soporta, porque, en la medida en que está queriendo algo, es de suyo principio de su acto y, por ello, en cuanto es de esta clase, es más bien agente que paciente.

Pues debe decirse que nadie puede hacer lo injusto, esencial y formalmente hablando, sino queriéndolo, ni sufrirlo, sino no queriéndolo. Mas, accidental y casi materialmente hablando, puede alguno hacer, no queriéndolo, lo que es de suyo injusto, como cuando uno obra sin intención, o perjudicarse queriendo, como cuando alguien da a otro voluntariamente más de lo que le debe. (S. Th., II-II, q.59, a.3 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

Hans Küng, ¿un gran teólogo?

«Para ser un gran teólogo no basta con haber escrito mucho y formalmente bien sobre Dios. Los grandes teólogos son aquellos que recogen creativamente la fe de la Iglesia y la hacen cultural y vitalmente fructífera en su tiempo. Quienes, en cambio, como Arrio, escriben mucho y exitosamente, pero son más deudores de la cultura dominante que del testimonio eclesial no pueden entrar en esa categoría»

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Un Himno al Buen Pastor

El Señor es mi pastor,
la vida ha dado por mí;
yo su voz he de escuchar
y suyo siempre seré
.

Yo soy el buen pastor,
doy la vida a mis ovejas,
por su nombre yo las llamo
y con gran amor me siguen.

Yo no soy el mercenario;
doy la vida a mis ovejas;
por su nombre yo las llamo
y con gran amor me siguen.

Yo conozco a mis ovejas
y ellas también me conocen,
como el Padre me conoce
y también conozco al Padre.

Tengo otras ovejas lejos
y es preciso que las traiga.
Mi llamado escucharán
y se hará un solo rebaño.

Mis ovejas mi voz oyen
y me siguen por doquiera.
Yo les doy la vida eterna
y ellas no verán la muerte.