Breve ordo para la semana
del 19 al 25 de Septiembre de 2021

Homilías breves para esta semana:


Lectura Espiritual para esta semana:


Liturgia de las Horas para esta semana:

19 de Septiembre de 2021: Domingo XXV del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Lunes 20: Memoria de San Andrés Kim, presbítero, y compañeros, mártires

Martes 21: Fiesta de San Mateo, apóstol y evangelista

Miércoles 22:

Jueves 23: Memoria de San Pío de Pietrelcina, presbítero

Viernes 24:

Sábado 25:



Prueba de fuego para nuestras comunidades

Una frase famosa, y muy sabia, que se atribuye a diversos autores es esta: “En lo esencial unidad, en lo dudoso libertad, en todo caridad.”

Esa frase es importante por dos razones: (1) Nos muestra que hay cosas ESENCIALES, que no son negociables. Nuestra fe en Dios, como lo enseña la Biblia y como lo ha predicado siempre la Iglesia entra en ese campo. (2) Pero también nos muestra que NO TODO es “esencial” y que pretender que haya unanimidad hasta el último detalle termina siendo opresivo y contrario al Evangelio.

En temas de política, de interpretación de hechos históricos, o actualmente en temas de vacunación, muchos quieren volver todo “esencial” y obligar a todos a que piensen de una sola manera. No es buen camino y termina dejando divisiones y heridas. Parece más sabio reconocer que estamos ante hechos muy complejos en los que caben distintas posturas en nosotros como simples ciudadanos. Podemos exponer nuestros puntos de vista, y argumentarlos serenamente, pero pretender imponernos cosas unos a otros no ayuda ni a la sociedad ni a la Iglesia.

Se requiere, pues, serenidad, sensatez, prudencia y caridad. nuestras comunidades y grupos no tiene por qué pagar el precio de posturas inflexibles. estamos llamados a mejores cosas.

¿Es lícito robar en estado de necesidad?

Las cosas que son de derecho humano no pueden derogar el derecho natural o el derecho divino. Ahora bien: según el orden natural instituido por la divina providencia, las cosas inferiores están ordenadas a la satisfacción de las necesidades de los hombres. Por consiguiente, por la distribución y apropiación, que procede del derecho humano, no se ha de impedir que con esas mismas cosas se atienda a la necesidad del hombre. Por esta razón, los bienes superfluos, que algunas personas poseen, son debidos por derecho natural al sostenimiento de los pobres, por lo cual Ambrosio, y en el Decreto se consigna también, dice: De los hambrientos es el pan que tú tienes; de los desnudos, las ropas que tú almacenas; y es rescate y liberación de los desgraciados el dinero que tú escondes en la tierra. Mas, puesto que son muchos los que padecen necesidad y no se puede socorrer a todos con la misma cosa, se deja al arbitrio de cada uno la distribución de las cosas propias para socorrer a los que padecen necesidad. Sin embargo, si la necesidad es tan evidente y tan urgente que resulte manifiesta la premura de socorrer la inminente necesidad con aquello que se tenga, como cuando amenaza peligro a la persona y no puede ser socorrida de otro modo, entonces puede cualquiera lícitamente satisfacer su necesidad con las cosas ajenas, sustrayéndolas, ya manifiesta, ya ocultamente. Y esto no tiene propiamente razón de hurto ni de rapiña. (S. Th., II-II, q.66, a.7 resp.)


[Estos fragmentos han sido tomados de la Suma Teológica de Santo Tomás, en la segunda sección de la segunda parte. Pueden leerse en orden los fragmentos publicados haciendo clic aquí.]

La resurrección del cuerpo y la Eucaristía

“¿La composición de los cuerpos resucitados en la vida eterna será la misma que en la vida temporal? –Después de los anteriores capítulos de la Suma contra los gentiles, dedicados a los cuerpos resucitados, Santo Tomás se ocupa en otro de la naturaleza del cuerpo en esta nueva condición, porque explica que: «Como vemos que todo cuerpo compuesto de contrarios se ha de corromper necesariamente, hubo quienes dijeron que los hombres resucitados no tendrían tales cuerpos compuestos de contrarios»…”

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Los argumentos de los protestantes para descartar los libros deuterocanónicos

“Recientemente navegando en Internet me encontré con un estudio anónimo que comentaba entre otras cosas, algunas razones por las cuales los libros deuterocanónicos no podían ser inspirados basadas en su contenido. Luego de investigar la fuente del estudio pude averiguar gracias a un buen amigo que estaba basado en el libro «La Biblia como se convirtió en Libro» de Terry Hall, donde hay un apéndice escrito por Roberto Lloyd que se llama «Porque no aceptamos los libros apócrifos«. Luego de leer con atención el estudio he querido hacer algunos comentarios al respecto…”

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