Consejo útil en la juventud

Un sabio viejo dijo a un jovencito: Arranca este árbol. Era muy pequeño y lo arrancó. Ahora arranca ese otro árbol. Era ya crecidito y le costó bastante arrancarlo. Arranca este otro. Lo arrancó; pero no solo, sino con la ayuda de otro compañero. Mandóle arrancar otro árbol; pero ya no pudo ni él solo, ni ayudado por los demás. Jovencitos, ¿sabéis qué significa esto? Ahora sois como arbolitos. Ahora podéis quitar vuestros defectos. Es cosa fácil. Cuanto más aguardéis, será peor, porque será más difícil. Quitad, quitad pronto los defectos del corazón.

Un asteroide impactó arrasando lo que se identifica como Sodoma

“El avance tecnológico permite que aparezcan nuevas técnicas de investigación y que las existentes mejoren, y se da la situación de que lo más nuevo contribuye a conocer lo más antiguo. Lo veíamos hace poco con los descubrimientos en Teotihuacán y lo vemos de nuevo en la posible resolución del misterio con la destrucción de lo que fuera en su momento Tall el-Hammam, la actual área arqueológica situada en Jordania y que fue descrita como la bíblica Sodoma…”

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Derechas, izquierdas, ética y Estado

“La distinción entre derechas e izquierdas tiene una larga historia y ha sido objeto de estudios y discusiones, sobre todo en las últimas décadas. Como acercamiento al tema, conserva una sorprendente actualidad el libro “Derecha e izquierda” del pensador italiano Norberto Bobbio (1909-2004)…”

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«Todo para todos» (1 Cor. 9,22)

«Todo para todos» (1 Cor. 9,22)

La caridad y el desinterés de Pablo alcanzan otra de sus expresiones más intensas en el texto de 1 Cor. 9,19-23, sumamente revelador de su espíritu y de sus deseos.

En efecto, es significativo que en estos breves versículos aparezca cinco veces la palabra «ganar», precedida de la conjunción final: el objetivo de Pablo es ganar, ganar a los judíos, ganar a los gentiles, ganar a los que están sin ley… «ganar a los más que pueda». Pero evidentemente no se trata de una ganancia interesada, pues no pretende ganar para sí, sino a favor de los que son ganados: «para salvar a toda costa a algunos».

Toda la vida y las energías de Pablo están canalizadas hacia un único objetivo, el de manifestar y comunicar a todos los hombres el amor salvador de Dios manifestado en Cristo Jesús. A este fin subordina todo lo demás.

Para eso, dice, «me he hecho esclavo de todos». Se ha puesto al servicio de Cristo y de su Evangelio para la salvación de los hombres. Ha hipotecado su libertad personal -ya hemos visto que el término «esclavo» tenía un significado muy fuerte en la época- para llevar el amor de Dios a todos. Pues tomar en serio su labor de evangelizador significaba, en la práctica, subordinar cualquier otro interés a la tarea de la evangelización y renunciar por completo y para siempre a todo lo que pudiera servir de obstáculo en la misión de ayudar a los hombres a acoger el Evangelio. Vió muy claro que para llevar a Cristo a todos él debía ser «todo para todos». Todo para el quedaba subordinado a la obra de salvar a todos los hombres: «todo lo hago por el Evangelio».

De hecho, se hizo «judío con los judíos, para ganar a los judíos». Estaba dispuesto a soportar cualquier padecimiento personal antes que permitir el más ligero obstáculo en la conversión de sus hermanos judíos a Cristo. Prefiere renunciar al ejercicio de la libertad respecto de la Ley en atención a los hermanos a quienes se podría escandalizar (1 Cor. 8,9-13; Rom. 14,13.15. 20s). Y en todas sus relaciones con los judíos le vemos usar el mayor respeto por la observancia de la Ley (cf. He. 16,3; 18,18; 20,16; 21,21-27), aunque es consciente de que en esto no hace más que seguir el ejemplo del propio Jesús (Rom. 15,2-3. 7-8). Y cuando se pronuncie contra la Ley no irá contra los judíos o los judeo-cristianos, sino contra la porfía en seguir esas observancias como si fuesen necesarias para sus conversos gentiles, a los cuales se estorbaba seriamente su entrada en la Iglesia.

Igualmente se hizo «gentil con los gentiles». Vió con claridad que sólo el Evangelio tenía fuerza para hacer volver los hombres a Dios y renovarlos, y que la Buena Nueva podía fermentar cualquier cultura o civilización. En consecuencia, no exigía a los gentiles ninguna conducta o práctica que no brotase del mensaje cristiano en sí (cf. el caso de las carnes sacrificadas a los ídolos: 1 Cor. 8,1-6). Tenía siempre presentes a los paganos, hasta el punto de usar la lengua griega y asumir conceptos y expresiones tomadas de la filosofía griega y de las religiones mistéricas…

Y llega a hacerse incluso «débil con los débiles». Para él lo único importante era salvar «al hermano débil por quien Cristo murió» (1 Cor. 8,11), y ninguna otra consideración debía estorbar esto jamás. Para él era evidente que cualquier interés personal debía quedar subordinado al supremo propósito de Dios al enviar a su Hijo: la salvación de los hombres. Es esta la temática que subyace en 1 Cor. 8-9, aduciendo como razón de peso su testimonio personal, pues esta actitud y este modo de actuar habían llegado a formar parte de su propia vida (1 Cor. 9,4-15).

Podemos decir que esto es lo que da a Pablo autoridad para ponerse a sí mismo como modelo y pedir que le imiten (cosa que hace repetidas veces en sus cartas). Sólo quien se ha hecho previamente «todo para todos» y «esclavo de todos» puede reclamar ser imitado. Pues en definitiva no es a Pablo a quien se imita, sino a Cristo, cuya vida y actitudes se han reproducido fielmente en su apóstol (1 Cor. 11,1).

«Desearía ser yo mismo anatema por mis hermanos» (Rom. 9,3)

La caridad pastoral de Pablo encuentra su expresión suprema en las palabras que encontramos al inicio del cap. 9 de la Carta a los Romanos. Con una fórmula particularmente solemne («digo la verdad en Cristo, no miento, testifica conmigo mi conciencia en el Espíritu Santo») nos hace una confidencia personal: el dolor inmenso y la tristeza continua que experimenta por el hecho de que sus hermanos judíos no hayan acogido al Mesías ni su Evangelio (vv. 1-2).

En el versículo 3 tiene esta afirmación impresionante: «desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne». De tal manera le importa -y le duele- la situación de sus hermanos que se manifiesta dispuesto a cualquier sacrificio por ellos, para alcanzarles la salvación.

La palabra «anatema» en la Biblia puede indicar algo entregado a Dios para serle consagrado como ofrenda agradable, o bien para ser destruido como cosa maldita (sentido del «jerem» en el A.T.). En San Pablo la palabra está tomada siempre en este último sentido (cf. Gal. 1, 8-9). Y es este el sentido que tiene aquí: Pablo se muestra dispuesto a atraer sobre sí la maldición divina, a ser convertido el mismo en objeto de maldición, y a experimentar definitivamente la separación de Cristo, si esto pudiese ayudar a la conversión de sus hermanos.

La expresión nos habla de un amor ardiente, y recuerda las palabras de Moisés tras el pecado del pueblo: «¡Ay! Este pueblo ha cometido un gran pecado al hacerse un dios de oro. Con todo, si te dignas perdonar su pecado…y si no, bórrame del libro que has escrito» (Ex. 32,31-32). Más aún, estas palabras recuerdan, reproducen y prolongan la actitud del mismo Cristo, que aceptó ser hecho «pecado» por nosotros para que nosotros llegásemos a ser «justicia de Dios» (2 Cor. 5,21), y se hizo a sí mismo «maldición por nosotros» para rescatarnos de la maldición (Gal. 3,13).


El autor de esta obra es el sacerdote español Julio Alonso Ampuero, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

¿Hay un texto oficial del griego del Nuevo Testamento?

Estimado padre: Sobre la Sagrada Escritura en griego, quiero preguntarle lo siguiente. ¿Existe una versión “oficial” o autorizada de la misma en griego a modo semejante como la Vulgata y Neo-Vulgata son versiones autorizadas de la Escritura en latín? Desde ya muchas gracias. — ECC

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El texto de la Biblia no nos ha llegado en originales sino en una abundante multitud de copias, que difieren en su estado físico, grado de conservación, cantidad de texto y dependencias mutuas. Hay toda una ciencia, la crítica textual, que trata de analizar y sopesar esos factores múltiples, y otros más, para hacer una especie de “ingeniería inversa” y reconstruir lo que se puede considerar, con mayor probabilidad, que es el texto “original.” Y la verdad es que para más del 99% del texto bíblico existe una certeza altísima en la que el consenso es prácticamente total. Hay textos muy oscuros, o faltantes en la mayoría de los manuscritos, o de gramática o semántica desconocida para nosotros, en los cuales subsisten conjeturas difíciles de resolver. Por bendición de Dios, no suelen ser pasajes centrales en materia de fe, y en ese sentido la Iglesia no ha hecho un pronunciamiento definitivo.

Lo cual nos lleva a una importante afirmación: si los textos originales no pueden ser establecidos en un 100%, es evidente que ninguna traducción puede considerarse como perfecta o definitiva en un 100%, y esto incluye la Vulgata o la Neovulgata. En esa misma línea es preciso afirmar: nuestra fe no proviene de una certeza perfecta en un texto sino en un mensaje, que reconocemos como suficientemente claro en el texto, y que ha sido vivido y proclamado por la Iglesia desde tiempo de los apóstoles. o dicho de otro modo: no somos una “religión del libro” sino una “religión de la comunidad creyente que se alimenta de un mensaje del que no es dueña y del que recibe su testimonio fundamental.” Con un lenguaje más sencillo lo dijo la Constitución Dei Verbum del Vaticano II: es inseparable la tríada Escritura-Tradición-Magisterio. La Iglesia estaría incompleta, y se enferma gravemente, si descuida alguno de esos tres elementos.

Queda por comentar la cuestión práctica: ¿Quién hace esa “crítica textual”? Es un esfuerzo ecuménico que involucra muchos académicos tanto católicos como protestantes. En lo concreto, hablamos sobre todo del Institut für neutestamentliche Textforschung, que ha publicado ya 28 ediciones, desde la primera en 1898, por Eberhard Nestle. La edición número 21 estuvo bajo cuidado de Kurt Aland, y las ediciones posteriores (la última es la 28a, año 2012) se conocen como Nestle-Aland: NA28, por ejemplo.

Mensis Eucharisticus: una joya devocional eucarística convertida en app

Informa ZENIT: “Mensis Eucharisticus es el nombre de una antigua joya literaria de la espiritualidad eucarística que se distingue por pequeñas y profundas reflexiones de preparación para antes de la misa y también pequeñas acciones de gracias para después de misa. Una para cada día del mes. A la belleza estética de las composiciones se suma el hecho de que son profundamente bíblicas…Este valioso libro migró al mundo de las app gracias a la creatividad del P. Fernando Morales, del clero de los legionarios de Cristo”

Mensis Eucharisticus para dispositivos Apple: https://apps.apple.com/us/app/mensis-eucharisticus/id1584531397

Mensis Eucharisticus para dispositivos Android: https://play.google.com/store/apps/details?id=com.mensis.app