Necesidad de amar y defender el matrimonio cristiano

Frutos del matrimonio cristiano

Si se considera a qué fin tiende la divina institución del matrimonio, se verá con toda claridad que Dios quiso poner en él las fuentes ubérrimas de la utilidad y de la salud públicas. Y no cabe la menor duda de que, aparte de lo relativo a la propagación del género humano, tiende también a hacer mejor y más feliz la vida de los cónyuges; y esto por muchas razones, a saber: por la ayuda mutua en el remedio de las necesidades, por el amor fiel y constante, por la comunidad de todos los bienes y por la gracia celestial que brota del sacramento. Es también un medio eficacísimo en orden al bienestar familiar, ya que los matrimonios, siempre que sean conformes a la naturaleza y estén de acuerdo con los consejos de Dios, podrán de seguro robustecer la concordia entre los padres, asegurar la buena educación de los hijos, moderar la patria potestad con el ejemplo del poder divino, hacer obedientes a los hijos para con sus padres, a los sirvientes respecto de sus señores. De unos matrimonios así, las naciones podrán fundadamente esperar ciudadanos animados del mejor espíritu y que, acostumbrados a reverenciar y amar a Dios, estimen como deber suyo obedecer a los que justa y legítimamente mandan amar a todos y no hacer daño a nadie.

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174. Cuando yo me vaya

174.1. Cuando llegue el silencio y no escuches más mis palabras, tendrás aún tiempo suficiente para recordar lo que te he dicho, y habrá para ti la oportunidad de acoger con amor lo escuchado o para rechazar con desconfianza lo que tú mismo has y habrás escrito.

174.2. Esto significa que no voy a imponerme en tu vida, ni en la vida de nadie. Soy como una estrella que aparece la noche que le corresponde, y brilla con todo el amor que puede. Alguna vez hay ojos para acoger ese brillo y tal vez también una boca que con inspiración y acierto cuenta su belleza. Otras veces, en cambio, el destello se pierde o parece perderse en la noche, pues no es verdad que se pierda, sino que queda siempre regalada. Lo que sí puedo decirte, y espero que lo entiendas, es que cuando yo me vaya, sea que me hayas aceptado o no aceptado, ya no te haré falta.

174.3. Deja que te invite a la alegría. Dios te ama; su amor es eterno.

CARTA DE IDENTIDAD DEL PADRE

CARTA DE IDENTIDAD DEL PADRE

(Lc 15, 12-13; Ex 34,6; 1Jn 4, 8.16)

La parábola del “padre misericordioso”, es “la perla”, la reina de las parábolas de Jesús, indudablemente la más bella. Y es que Jesús entrega lo que ama con infinito amor y honda ternura. Charles Peguy dice de ella: “Esta es la palabra de Dios que ha llegado más lejos, la que ha tenido más éxito temporal y eterno. Es célebre, incluso, entre los impíos y ha encontrado en ellos un orificio de entrada y quizá es ella sola la que permanece clavada en el corazón del impío, como un clavo de ternura”.

Se lee y nunca se deja de admirar. Se la llama la parábola del hijo pródigo, pero esto no es exacto, pues el protagonista de la narración, el personaje central no es el hijo menor. La figura central de ese texto incomparable es la figura del padre. Con este cuadro quiso Jesús revelarnos la verdadera imagen de Dios. Por eso deberíamos llamar a esta parábola la “carta sobre la identidad de Dios” que el mismo Jesús, Hijo de Dios, nos entregó. Por eso hoy, ya no se habla de la parábola del hijo pródigo, sino de la parábola del Padre misericordioso. En efecto, en la lectura de la parábola “poco a poco va surgiendo el rostro misterioso de un Dios incomprensible para el puro razonamiento humano, pero verdaderamente fascinante”. La traducción ecuménica de la Biblia dice que el mensaje no se centra tanto en la conversión del hijo, cuanto en el amor y en la misericordia del Padre. De todos modos, la parábola, más que un resumen de la historia de cada uno de nosotros, es el retrato de nuestro Padre Celestial, hecho nada menos que por el mismo Jesús, el Hijo amado. Les invito a dejarse empapar de esta Palabra de Jesús y analizar la narración en todos sus pormenores. No nos puede eximir de hacerlo el que conozcamos la parábola desde nuestra niñez. Hay cosas que nunca acaban de comprenderse suficientemente. Necesitamos captar en profundidad las distintas posturas de los tres personajes y prestar una atención especial a sus sentimientos y a la relación que hay entre ellos.

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Juan Pablo II da luces sobre el caso Galileo

Séame permitido, señores, presentar a vuestra atención y reflexión algunos puntos que me parecen importantes para volver a enfocar en su luz verdadera el asunto Galileo, en el que las concordancias entre religión y ciencia son más numerosas y, sobre todo, más importantes que las incomprensiones de las que surgió el conflicto áspero y doloroso, que se. prolongó en los siglos siguientes.

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Propositos iniciales como prior

Por misterio de la Providencia de Dios he recibido un encargo que significa gran alegría pero también una responsabilidad bastante superior a mis fuerzas. No es falsa humildad: sencillamente considero que el Santuario Mariano Nacional es un canal inmenso de gracia, de predicación y de labor apostólica y social profundamente ligadas al presente y futuro de Chiquinquirá y de Colombia. Por ello, al escribir estas palabras de saludo como nuevo prior, deseo ante todo invocar el auxilio de Dios, pedir la guía y protección de la Santísima Virgen, contar con mis hermanos de Comunidad y con todos los que amamos el Santuario y su ciudad.

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MARIA Y LA TRINIDAD

MARIA Y LA TRINIDAD

(Hech 1,14; Gal 4, 4-5; Lc 1,42; Mt 1,16)

Les invito a iniciar una reflexión sobre María en relación con la Trinidad. María, maestra de espiritualidad, preside la escuela de los hombres y mujeres que se dejan cincelar por las manos del Espíritu Santo. Así como el nacimiento de la Iglesia estuvo precedido por la compañía, la intercesión y la enseñanza de María con la comunidad apostólica, de la misma manera Ella intercede hoy, nos acompaña y nos educa desde el cielo para que construyamos en unidad la Iglesia del nuevo milenio. María desde el cielo continúa su misión materna de crianza y educación de sus hijos, los miembros del Cuerpo de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de sus hijos redimidos. Ella, maestra de espiritualidad, es nuestra guía como mujer experta en la vida de comunión con Dios, pues fue tabernáculo espléndido de la Trinidad.

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Deporte y dignidad del cuerpo humano

Queridos muchachos y jóvenes deportistas:

Me siento feliz al recibiros y saludaros cordialmente junto con los dirigentes del Comité Olímpico Nacional Italiano, los cuales, al término de la manifestación nacional de los Juegos de la Juventud, os han acompañado para daros la posibilidad de expresar aquí, también en nombre de vuestros colegas pertenecientes a todas las regiones de Italia, los sentimientos de vuestra fe cristiana y de vuestra alegría juvenil. Doy las más sinceras gracias al doctor Franco Carraro, vuestro solícito presidente, por las amables palabras con las que ha querido abrir este encuentro familiar.

Educación moral

Vuestra presencia alegra mi espíritu, no sólo por el espectáculo de estupenda juventud que ofrecéis a mi mirada, sino también por los valores físicos y morales que representáis. Efectivamente, el deporte, incluso bajo el aspecto de educación física, encuentra en la Iglesia apoyo por todo lo que comporta bueno y sano. Sin duda, la Iglesia no puede menos de estimular todo lo que sirve para desarrollo armónico del cuerpo humano, considerado justamente la obra maestra de toda creación, no sólo por su proporción, vigor y belleza, sino también, y sobre todo, porque Dios ha hecho de él morada e instrumento de un alma inmortal, infundiéndole ese «soplo de vida» (cf. Gén 2,7), por el cual el hombre es hecho a su imagen y semejanza. Si luego se considera el aspecto sobrenatural, resultan iluminadoras las palabras de San Pablo: «¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? … ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios? … Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo» (1 Cor 6,15.19-20).

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EL ESPIRITU DE FILIACION

EL ESPIRITU DE FILIACION

(Hech 1, 4-14; 2, 1-47; Jn 1, 33; Lc 4, 14-19; Rm 5,5)

Les invito a descubrir lo que quiere decir la expresión “Bautismo en el Espíritu Santo” y cuáles son los efectos en las personas que lo reciben bien dispuestas. Jesús mismo, quien emplea esa expresión, alertó a sus discípulos sobre la importancia del Espíritu Santo y la necesidad de recibirlo. Por eso, les mandó no salir de Jerusalén a la evangelización del mundo sin recibir antes la “Promesa del Padre”. Les dijo: “Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días”recibirá la fuerza del Espíritu Santo cuando venga sobre ustedes, serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra” (Hech 1, 5-8).

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La Vision de San Pio X sobre la Musica Sagrada

Instrucción acerca de la música sagrada

I. Principios generales

l. Como parte integrante de la liturgia solemne, la música sagrada tiende a su mismo fin, el cual consiste en la gloria de Dios y la santificación y edificación de los fieles. La música contribuye a aumentar el decoro y esplendor de las solemnidades religiosas, y así como su oficio principal consiste en revestir de adecuadas melodías el texto litúrgico que se propone a la consideración de los fieles, de igual manera su propio fin consiste en añadir más eficacia al texto mismo, para que por tal medio se excite más la devoción de los fieles y se preparen mejor a recibir los frutos de la gracia, propios de la celebración de los sagrados misterios.

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172. Un Día Antes de la Encarnación

172.1. Un día antes de la Encarnación, ¿qué había en el mundo?

172.2. La Iglesia celebra desde hace mucho tiempo el día de la Encarnación el 25 de marzo. Como te dije en otra ocasión, no es mi oficio resolver tu curiosidad o la de cualquier otro, en el sentido de “revelarte” lo que no te ha dicho la Iglesia visible, que tiene autoridad sobre ti y lleva en su interior la gracia del Espíritu Santo. Para efectos, pues, de estas mis palabras, tomemos ese número y esa fecha, y planteemos de nuevo la pregunta así: ¿cómo estaba el mundo aquel 24 de marzo?

172.3. Corría el agua por los arroyos y brillaba igual el sol en el cielo. Eran tan tímidas las estrellas de aquella última noche antes de la Encarnación como siguen siéndolo en esta precisa noche. Los pájaros, que de nada se enteraron, cantaban antes de aquella fecha con un gozo digno de que ya hubiera pasado el gran acontecimiento, y en los valles umbríos las cadencias de la tarde tenían la misma tristeza de siempre.

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EL ESPIRITU DEL PADRE Y DEL HIJO

EL ESPÍRITU DEL PADRE Y DEL HIJO

(Jn 3,5; 14,16-17.26; Rm 8,14-28)

Jesús nos entregó directamente la revelación del Espíritu Santo. Lo prometió a sus discípulos, revelando así su existencia y manifestándoles su naturaleza y misión. Él es una Persona divina, igual al Padre y al Hijo. En ese maravilloso sermón de la Cena Jesús amorosamente va descorriendo velos sobre su identidad y la de las otras Personas divinas. Al prometernos el Espíritu Santo, nos revela su existencia: “Yo pediré al Padre, que os envíe otro Paráclito, el Espíritu de la Verdad (Jn 14,16), “que procede del Padre” (Jn 15,26). Por ser el Espíritu de la Verdad procede, también, del Hijo, de Jesús. Por eso, ha dicho: “El mundo no le ve ni le conoce.. ustedes le conocen porque vive con ustedes y está con ustedes” (Jn 14,17.26). Les dice que el Espíritu Santo está con ellos, pues Jesús y Él son UNO. Para darnos una idea precisa sobre su naturaleza, afirma que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. No es exclusivo del Padre ni del Hijo, sino de los dos. Es de naturaleza divina como el Padre y como el Hijo, y uno con Ellos. Es la tercera Persona de la Trinidad que, como tal, procede del Padre y del Hijo.

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