El Mensaje del Papa con ocasión de la Jornada Mundial por la Paz, el pasado 1° de Enero, alude a la relación del hombre con su entorno bajo el elocuente título: “Si quieres promover la paz, protege la creación.” Temas que suelen agruparse bajo el concepto de “ecología” desfilan en el denso documento papal que escrutina con profundidad las dimensiones nuevas de la responsabilidad humana frente a este planeta, y al cosmos mismo.
En fecha cercana una monumental producción cinematográfica, AVATAR, mira a la relación del hombre con la naturaleza desde una crítica aguda que tiene también un alto componente religioso. Los habitantes de Pandora son como el modelo de lo que los seres humanos no hemos sabido ni querido ser en esta tierra. La respuesta para ellos toma la forma de una armonía profunda con la energía de “Eyra” que se supone que es una deidad o también el aspecto divino y profundo de la naturaleza misma. AVATAR presenta así una versión, para consumo masivo, de los postulados más queridos a la Nueva Era, el gnosticismo y el panteísmo.





