[Homilía y súplica de sanación en el contexto de la pasada fiesta del Bautismo del Señor.]
Mirad a mi Siervo: mira a Jesús; recibe de su bien, de su unción, de su vida.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
[Homilía y súplica de sanación en el contexto de la pasada fiesta del Bautismo del Señor.]
Mirad a mi Siervo: mira a Jesús; recibe de su bien, de su unción, de su vida.
49. Muchas veces a los novios y a los casados les invita la palabra divina a que alimenten y fomenten el noviazgo con un casto afecto, y el matrimonio con un amor único. Muchos contemporáneos nuestros exaltan también el amor auténtico entre marido y mujer, manifestado de varias maneras según las costumbres honestas de los pueblos y las épocas. Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona con el afecto de la voluntad, abarca el bien de toda la persona, y , por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la amistad conyugal. El Señor se ha dignado sanar este amor, perfeccionarlo y elevarlo con el don especial de la gracia y la caridad. Un tal amor, asociando a la vez lo humano y lo divino, lleva a los esposos a un don libre y mutuo de sí mismos, comprobado por sentimientos y actos de ternura, e impregna toda su vida; más aún, por su misma generosa actividad crece y se perfecciona. Supera, por tanto, con mucho la inclinación puramente erótica, que, por ser cultivo del egoísmo, se desvanece rápida y lamentablemente.
Esta amor se expresa y perfecciona singularmente con la acción propia del matrimonio. Por ello los actos con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, ejecutados de manera verdaderamente humana, significan y favorecen el don recíproco, con el que se enriquecen mutuamente en un clima de gozosa gratitud. Este amor, ratificado por la mutua fidelidad y, sobre todo, por el sacramento de Cristo, es indisolublemente fiel, en cuerpo y mente, en la prosperidad y en la adversidad, y, por tanto, queda excluido de él todo adulterio y divorcio. El reconocimiento obligatorio de la igual dignidad personal del hombre y de la mujer en el mutuo y pleno amor evidencia también claramente la unidad del matrimonio confirmada por el Señor. Para hacer frente con constancia a las obligaciones de esta vocación cristiana se requiere una insigne virtud; por eso los esposos, vigorizados por la gracia para la vida de santidad, cultivarán la firmeza en el amor, la magnanimidad de corazón y el espíritu de sacrificio, pidiéndolos asiduamente en la oración.
Se apreciará más hondamente el genuino amor conyugal y se formará una opinión pública sana acerca de él si los esposos cristianos sobresalen con el testimonio de su fidelidad y armonía en el mutuo amor y en el cuidado por la educación de sus hijos y si participan en la necesaria renovación cultural, psicológica y social en favor del matrimonio y de la familia. Hay que formar a los jóvenes, a tiempo y convenientemente, sobre la dignidad, función y ejercicio del amor conyugal, y esto preferentemente en el seno de la misma familia. Así, educados en el culto de la castidad, podrán pasar, a la edad conveniente, de un honesto noviazgo al matrimonio.
[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 49]
ANAIN – Taller Mínimo de Evangelización en la Vida Diaria. Tema 3 de 3: Invitar.
* La señal de que ya se puede pasar de la narración y los testimonios a una invitación explícita es que la persona hace una pregunta de este tenor: “¿Qué debemos hacer, hermanos?” (véase el discurso de Pedro en Hechos 2).
* Una buena invitación tiene en cuenta estos cinco puntos: (1) Llega como agua para el sediento; (2) Ofrece pero no impone (de hecho, hemos de estar preparados para escuchar rechazos e indiferencia, sin por eso perder nuestro ánimo); (3) La verdadera invitación brota del amor a Cristo y al prójimo, y se aleja de toda vanidad, pretensión de ganar discusiones, etc. (4) Toda auténtica invitación llama a la conversión y se sella con el sacramento de la confesión. Para ello facilita ofrecer oportunidades en que evangelizado y evangelizador puedan compartir la experiencia de una buena confesión. (5) Las invitaciones eficaces van seguidas de una buena labor de pastoreo.
El falso confiar es el del supersticioso en su fetiche. La verdadera confianza implica entrega, transparencia, conversión.
ANAIN – Taller Mínimo de Evangelización en la Vida Diaria. Tema 2 de 3: Narrar.
* Los seres humanos usamos distintas clases de lenguaje. En términos de transmisión de la fe son especialmente importantes estos tres: (1) Catequético, que da gran importancia a la memoria; (2) Esquemático, que enfatiza en el entendimiento; (3) Imperativo o moralizante, que espera lograr que se tomen decisiones y se persevere en ellas. ¿Cómo se compara el lenguaje narrativo con estos tres?
* Las narraciones son una forma privilegiada de lenguaje porque sucede que la vida humana tiene elementos que son propios y típicos de la narración: personajes, eventos y una línea temporal.
* Además, las narraciones son la primera manera de lenguaje que aprendemos a disfrutar como por sí misma, cuando somos infantes, y son la última forma de lenguaje que compartimos con gusto en la edad madura.
* Una gran cualidad de las narraciones es que, si están bien hechas, los varios elementos se “llaman” los unos a los otros, de modo que la unidad del relato es fácil de ser recordada, transmitida, explicada y aplicada.
* Una vez que hemos acogido al prójimo y tenemos una idea razonablemente justa de haber calibrado su necesidad o dolor, y el impacto que ello ha causado en él, lo que sigue no es imponer, ni demostrar, sino testimoniar y ofrecer, y ello se logra mejor con las narraciones.
* Para que la narración ayude en la transmisión de la fe: (1) No debe ser un paquete prefabricado que lanzamos sobre el oyente; al contrario, debe enlazar con sus preguntas o necesidades. (2) Debe alimentarse de la inmensa riqueza de vida de la Iglesia, esto es: Biblia, liturgia, historia, legislación, vidas de santos, testimonios personales, etc. (3) No debe pretender sacar una moraleja o conclusión.
* Y al hablar de nosotros mismos, dando nuestro testimonio personal: (1) El testimonio se da, se regala con un solo propósito: invitar a creer y ayudar a crecer; (2) El protagonista sólo puede ser Cristo. (3) No es un ajuste de cuentas ni la imposición de nuestro punto de vista sobre una situación (por ejemplo, vida de pareja); (4) La conclusión hay que dejar que suceda en el encuentro entre la acción de Dios y la respuesta libre de esa persona.
* Puede verse al Antiguo testamento como un largo “noviciado” que conduce al conocimiento de sí mismo. Finalmente el pueblo elegido deja de echar culpas a otros y descubre su miseria. Pero no para cinismo o desesperación sino para conversión que lleva a la humildad y a la esperanza. Tal es el terreno en que puede comprenderse el lenguaje de una “Nueva Alianza” y de una “Nueva Ley” escrita, ya no afuera sino adentro, de modo que el corazón busca el bien con el ardor y las fuerzas de Dios.
* En la Iglesia todo es don (carisma), y esto incluye lo que a veces se llama el aspecto “institucional” o “eclesiástico.” Es pésima eclesiología imaginar que lo carismático se limita a lo extraordinario que viene desde fuera a caer sobre una organización esencialmente humana que tendría la tarea (y el derecho) de organizarse a sí misma distribuyendo el poder según las conveniencias o la ideología reinante en el momento. La sana eclesiología ver en la jerarquía un regalo constitutivo del ser de la Iglesia, y por tanto no reconoce una oposición entre institución y carisma.
* Cada carisma es como un manantial en el corazón. Pero los fundadores han recibido más que eso: su carisma les lleva a reconocer, convocar y despertar manantiales en otros. La meta en la persona consagrada es que se pueda decir de nosotros lo equivalente a lo que se dijo de Luis Bertrán: si desapareciera la Orden Dominicana, podría renacer, tal como la conocemos, a partir de este hombre.
Saúl es un “líder natural,” pero no basta tener cualidades si no se ponen al servicio de Dios.
“El Papa recordó como el beato Juan Pablo II decía que “el camino de la paz es el camino de los jóvenes” y por eso dijo al cuerpo diplomático que su mensaje para el día mundial de la paz había sido dirigido a la educación de las nuevas generaciones como vehículo de la paz. Dijo que la educación necesita de lugares. El primero es la familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer…”
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Con Samuel se cierra el tiempo de los jueces, y se abre el tiempo de los reyes.
ANAIN – Taller Mínimo de Evangelización en la Vida Diaria. Tema 1 de 3: Acoger.
* La Evangelización no empieza cuando empezamos a hablar, sino en la manera como acogemos con amor y atención las necesidades, dolores e incluso las contradicciones que padecen nuestros hermanos.
* Saber escuchar implica tres cosas: (1) Familiarizarse realmente con la voz de Cristo. (2) Recibir la historia o drama del prójimo; asegurarse de estar percibiendo el calibre de sus dolores y preguntas. (3) Escuchar el propio corazón, hasta saber que se ha recibido el impacto del dolor y el impacto del amor, y ya uno tiene la convicción interior de la victoria del amor divino en la historia humana.
Ayudando unos a otros
13. Quien sabe guardar lo donado por Dios y cultivarlo, alcanza la madurez espiritual, y de esta manera y con el auxilio del Espíritu, puede ayudar a Cristo para conducir a los hermanos que empiezan. Y sabe que él no es ni puede ser el maestro, sino que en nombre del Maestro divino, lleva a los hermanos el consejo del Espíritu, para que complementen lo que el Espíritu les hace llegar a sus almas. El discípulo avanzado puede ayudar al Maestro con los demás discípulos y postulantes.
La Jerarquía eclesial es la indicada para ejercer la ayuda espiritual a la feligresía; principalmente los Obispos, quienes están en nombre de los Apóstoles, que a su vez son los enviados fidedignos de Cristo. Y como en los feligreses o laicos también hay discípulos y también los hay avanzados, necesitan de la venia de la Jerarquía para enseñar; y de la aprobación de un Obispo para conducir espiritualmente. De otra manera, podrán tener un gran conocimiento intelectual y hasta vivencial; pero si no son enviados, el saber trasmitido no tiene raíz espiritual verdadera.
[Texto original de Juan de Jesús y María.]
La historia del Pueblo de Dios es la historia de la familia espiritual a la que pertenecemos.
Hola: Queria pedirle que me ayude con esta duda que tengo. ¿Que es Madurar? yo creo q si lo soy aunque no tanto, pero me dicen madura. y quiero saber qué es ser madura. gracias – D. Beltrán.
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Evidentemente la madurez es un concepto que va en proporción a la edad. No es igual la madurez de un chico de quince años, a quien se le llama así, que la madurez que esperamos encontrar en alguien de cincuenta, o en alguien de ochenta años. Puede hablarse entonces de una madurez “absoluta” y de una madurez “relativa.”
En términos más bien absolutos o generales, consideramos como maduras a aquellas personas que tienen la gran mayoría de las siguientes características:
Consideramos que se da una madurez relativa o proporcional cuando, dada la edad, se ve que la persona se encamina a ritmo suficiente hacia la madurez plena.
Gente de Espíritu: Retiro Espiritual para Coordinadores de la Renovación Carismática Católica en Lima, Perú. Tema 5: La victoria del Señor.
* Es importante descubrir que nuestra lucha contra las tinieblas: (1) Es antigua, muy antigua, así parezcan novedades cosas como la cultura gay; (2) Hunde sus raíces en el odio del demonio a la obra divina; odio que se alimenta del rechazo del diablo hacia Dios y todo lo que Dios haga.
* Sabiendo que la lucha es a ese nivel: (1) Hemos de tomarla en serio; (2) Pero con serenidad y sin escándalos ni aspavientos. Escandalizarnos es brindar al mal el homenaje de nuestra admiración.
* Los pasos que los santos, ya desde tiempo de los apóstoles, practicaron siguen siendo válidos: (1) Acoger al ser humano, roto y rebelde como está; (2) Presentar primero con obras y luego en palabras la narración de la obra del Señor en nosotros; (3) Propiciar o confirmar el SÍ al Señor en el ámbito de un hogar espiritual que se llama comunidad: hay que ser claros, sin arrogancia, sobre nuestra pertenencia a la Iglesia Católica; (4) Contar con un hecho fundamental: las conversiones las hace Dios por el poder de su Espíritu. No reemplazamos a Dios, sino que le preparamos, en cuanto podemos, los corazones, para que Él se glorifique.