¿Es contrario a la Biblia llamar padres a los sacerdotes?

“Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un nuevo diálogo ficticio tomada del libro “Conversaciones con mis amigos evangélicos” (capítulo 23) en donde se analiza la objeción frecuente que hacen nuestros hermanos evangélicos respecto a si es lícito llamar al sacerdote “padre”. En esta ocasión, los argumentos los he tomado de algunas Webs de apologética protestante. Los nombres de quien participan no son reales…”

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La purificación del corazón

Un artículo que leí me hizo reflexionar. Particularmente en mi caso: Que puedo/debo hacer para limpiar mi corazón?? Que gracias le debo pedir al Espiritu Santo para mi? Le agradezco mucho su tiempo para responderme, Padre. -G.L.

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La purificación del corazón no es algo instantáneo. Y es muy bueno que no lo sea porque a menudo pasa que lo que se recibe en un instante y sin esfuerzo, también lo perdemos, y sin preocupación, en cualquier otro instante.

El camino es claro: mejorar nuestras costumbres, vigilar nuestros sentidos, no dejar la oración para tiempos separados sino hacerla compañera de nuestro día a día, con humildad y con deseo de amar a Dios y servirlo. Esta clase de consejos no son para los que YA son piadosos sino para todos los que reconocemos nuestra necesidad.

Establece, hermano, un ritmo diario, y otro ritmo semanal, y otro ritmo anual de tu vida espiritual: es decir, cuáles son las prácticas de oración y de devoción que te van a acompañar con frecuencia diaria, o semanal o anual. Mira esos propósitos no como una cárcel sino como lo que te libera de repetir cadenas y recaer en cosas que te confunden y avergüenzan.

Sobre todo, una cosa: ten certeza de que Cristo ha estado aguardando con amor que des los pasos que vas a dar, y por lo tanto, Él mismo va a cumplir lo que anunció: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

Vida Religiosa Renovada, 02 de 12, ¿Qué amor daba Cristo?

[Retiro espiritual con las Hermanas Dominicas de la Inmaculada, de la Provincia de Santa Rosa, en el Perú. Octubre de 2014.]

Tema 2 de 12: ¿Qué amor daba Cristo?

* Puesto que el amor tiene tantas deformaciones, conviene mirar a Cristo y preguntarnos cómo es el amor que Él da.

* Distinguimos entre lo que son “señales” y lo que son propiamente “realidades.” En el primer grupo tenemos por ejemplo las curaciones. Son acciones que hablan con elocuencia de la llegada del Reino de Dios pero es evidente que la persona curada se enfermará eventualmente de alguna otra cosa, de modo que su realidad no ha sido cambiada de un modo profundo y definitivo. Algo parecido puede decirse de los exorcismos.

* En cambio, otras acciones suyas son transformantes: cambian de modo profundo y a veces definitivo la vida de quienes las reciben. Es el caso del perdón, de la vocación, y del envío misionero. podemos decir que el amor de Cristo logra su expresión más propia cuando perdona, cuando llama y cuando envía.

Vida Religiosa Renovada, 01 de 12, No es fácil hablar con verdad del amor

[Retiro espiritual con las Hermanas Dominicas de la Inmaculada, de la Provincia de Santa Rosa, en el Perú. Octubre de 2014.]

Tema 1 de 12: No es fácil hablar con verdad del amor

* La vida cristiana ha brotado de un exceso de amor. La sobreabundancia del amor divino trajo nuestra redención y nos puso en ruta cierta de santificación.

* Por ello toda renovación de la vida de la Iglesia tiene que ser una renovación en el amor.

* Pero no es fácil hablar de amor. Nuestra cultura ha hecho una triple reducción del amor, concentrándolo primero en la pareja, luego en la sensualidad de la pareja, y luego en el placer sexual. Esta triple reducción hace difícil, en particular, que un religioso o religiosa se siente incluido en el universo semántico del amor.

* Otra dificultad es el cambio de percepción sobre lo que es el amor. Hace décadas, el enfoque era que la religiosa DEBÍA ser una persona llena de amor. El enfoque actual es que uno tiene DERECHO a amar y a sentir amor. Por supuesto, la primacía del “derecho” hace que amar se convierta en una búsqueda subjetiva y a menudo subjetivista.

* Y sin embargo, necesitamos la experiencia de ser amados. Bien lo sabe Dios que “nos amó primero” como dice la Primera Carta de Juan.

Cristo, cimiento de la familia, 2 de 2, Maravillas del amor del Señor en la familia

[Predicación en la 3ra Conferencia de la Renovación Carismática Católica Hispana de la Diócesis de Austin Texas, en Octubre de 2014.]

Tema 2 de 2: Maravillas del amor del Señor en la familia

* La reconciliación y el perdón son obras visibles y preciosas del amor de Cristo.

* No es menor obra suya preparar y alentar a las parejas para que vivan en fidelidad a través de dificultades y tentaciones.

* Cristo no nos prepara para el fracaso ni para la mediocridad sino que, acompañando a quienes avanzan por el camino del martirio o del combate espiritual, los convierte en expresiones tangibles y públicas de la verdad del triunfo de su pascua.

* La familia no puede subsistir sin la gracia y el cimiento de Cristo. De esto ya tenemos señal y ya somos expertos, en cierto modo, por aquello que vivieron los primeros cristianos cuando se abrieron a anunciar el Evangelio en el mundo civilizado de entonces, en torno a la cuenca del Mar Mediterráneo.

* A través del martirio y la virginidad; a través de matrimonios fieles, fundados en la fidelidad de Cristo; a través del testimonio valiente de ilustres obispos y doctores, la fe cristiana se abrió paso en el Imperio hostil, y le sobrevivió. No menos hará Cristo por nosotros hoy.

Cristo, cimiento de la familia, 1 de 2, En Cristo-Palabra nuestras palabras adquieren su valor

[Predicación en la 3ra Conferencia de la Renovación Carismática Católica Hispana de la Diócesis de Austin Texas, en Octubre de 2014.]

Tema 1 de 2: En Cristo-Palabra nuestras palabras adquieren su valor

* Uno de los modos de describir la crisis de nuestra sociedad es describirla como “líquida,” es decir: amorfa, capaz de aceptar cualquier cosa, incapaz de fundamento, pronta a la fragmentación, imprevisible e inconsistente.

* Esta “liquidez” afecta también nuestro vocabulario, de modo que muchas palabras–incluyendo aquellas que definen las relaciones fundamentales de cada uno con Dios, consigo mismo y con la sociedad–se disuelven en significados cambiantes y contradictorios, que hacen inútil el lenguaje, como una herramienta que se vuelve inservible.

* Las repercusiones son graves cuando se piensa, por ejemplo, en que la “autoridad” como tal desaparece, ya desde la familia, de modo que en muchos hogares sencillamente no se sabe quién está a cargo, o de qué modo han de tomarse las decisiones. Muchos jóvenes, quizás la mayoría, crecen sin tener un mapa básico que les permita tomar caminos decentes y fructíferos, o evitar lo que les destruye.

* Ahora bien, Cristo-Palabra de Dios acampó entre nosotros. Lo podemos llamar “El Diccionario de Dios” porque en Él nuestras palabras recuperan su verdadero sentido. En Él aprendemos o recordamos que significa ser humano; qué es la pareja humana; qué es ser hombre y cuál es la realidad de la mujer en el plan de Dios.

* Frente a la idea de libertad como indecisión o inestabilidad, que sería señal de que uno lo ha probado o lo puede probar todo, en Cristo la libertad es capacidad de alcanzar sin coacción la plenitud en que habitan la verdad y la bondad.

* Cristo rescata la palabra “poder” mostrando que el verdadero sentido del poder se cumple en aquel que llega al corazón de los demás por vía de bondad y misericordia.

* Cristo rescata la palabra “amor” redefiniéndola como “dar la vida,” que a su vez significa dar tiempo, posponer muchas veces nuestros planes y agendas para acomodar a aquel que yace al borde del camino.

* Cristo rescata el verbo “tener” mostrando que sólo tenemos cosas si somos señores de ellas, y que dejamos de tenerlas cuando ellas se adueñan de nuestro corazón.

Libres de la idolatría

[Encuentro con la Comunidad Hispana en Austin, TX.]

* Tres diferencias fundamentales entre los ídolos y el Dios verdadero.

(1) El ídolo se alimenta de ti; el Dios verdadero te alimenta.

(2) El ídolo marca la religión con el signo de la transacción, al compra, el negocio; el Dios verdadero marca la religión con la señal indeleble de la misericordia.

(3) El ídolo promete una abundancia falsa, que se ofrece particularmente a través de la vista (de ahí la palabra “ídolo” que viene del verbo “eidon,” que significa ver; el Dios verdadero conduce por el camino de la obediencia pero también de la más preciosa y real providencia.