Formación en las Virtudes Humanas, 1 de 4: Lo propiamente humano

[Retiro espiritual con Vírgenes Seglares, en enero de 2015.]

Tema 1 de 4: Lo propiamente humano

* La formación humana es el material sobre el que va a trabajar la gracia divina.

* Santo Tomas de Aquino: “La gracia supone la naturaleza.” Solo se puede llegar a nuestra santificación y a nuestra plenitud con el auxilio de la gracia de Dios. Pero la gracia divina trabaja a partir de lo que es nuestra naturaleza.

(1) Dios respeta la naturaleza (lo que cada cosa es por sí misma) de cada cosa, porque Dios mismo es el autor de cada naturaleza.

(2) La naturaleza de los seres irracionales la llamamos cerrada (confinada al instinto y al ámbito de los estímulos). La llamada “inteligencia” de los animales es la capacidad de resolver problemas (algo que demanda una acción y exige una respuesta) que provienen de estímulos (realidad física sensorial que conecta con la satisfacción de una necesidad o con la obtención de un placer). El animal queda confinado en el “para sí”.

(3) La razón del ser humano va más allá: produce preguntas. La pregunta viene del deseo de saber “qué es en sí” cada cosa, es decir, más allá de la conveniencia, la necesidad o el placer. La razón, comparada con la “inteligencia” de los animales tiene entonces diferencias: el saber racional es un saber que podemos llamar “desinteresado” porque no está resolviendo ningún problema inmediato, aunque también es posible razonar para resolver problemas. La razón está buscando en primer lugar responder a preguntas y las preguntas tienen que ver con el ser. La razón no se limita al estímulo.

(4) Cuando el ser humano empieza a preguntarse que son las cosas en sí, convierte a su naturaleza en una realidad abierta, es decir adquiere soberanía sobre su condición; esta soberanía hace que podamos modelar nuestra naturaleza. Es así como podemos mejorar nuestra naturaleza humana porque cuando el ser humano tiene capacidad de conocer qué es algo, puede apropiarse de ese algo de una manera radical. Los seres humanos somos realidades que nos podemos apropiar de nuestra propia condición.

Catequesis sobre la confianza

[Predicación para la Asociación “Jesús en ti confío” de Bucaramanga, Colombia.]

* La espiritualidad del Sagrado Corazón, en la que ciertamente se inscribe la devoción al Jesús de la Misericordia, ha invitado siempre a la confianza. ¿Cómo podemos apropiarnos ese tesoro de nuestra fe cristiana?

* Un camino es empezar por descubrir la desconfianza. Observamos que la desconfianza va asociada con la sensación de daño inminente. Es una medida de auto-protección que prepara el cuerpo y el ánimo para luchar o huir (“fight or flight,” en inglés).

* La sobre-tensión que acompaña un momento de combate es importante porque aumenta las probabilidades de evitar daños y de lograr victorias. Pero una sobre-tensión continua enferma el cuerpo y a la larga produce también daños de orden psicológico y anímico: escepticismo, distancia, egoísmo, miopía que sólo ve las ventajas o peligros inmediatos.

* Por contraste, hay tres salmos, entre varios más, que nos abren a la confianza y la expresan: 23, 91 y 131. En ellos se destaca el aspecto de descanso, de refugio, de “bajar la guardia” y saberse protegido y rodeado de bondad y ternura.

* La experiencia del rey David es fundamental aquí: menospreciado por su familia y “desterrado” para el cuidado de las ovejas, David aprende tres cosas fundamentales, que son una escuela de confianza:

(1) Admirar las obras de Dios: contemplación.
(2) No concentrarse en lo que le falta sino apreciar lo que tiene: gratitud.
(3) Llevar buena cuenta de las bendiciones como escalones por los que asciende la fe: memoria.

Audacia del amor

¿Has visto? -¡Con El, has podido! ¿De qué te asombras? -Convéncete: no tienes de qué maravillarte. Confiando en Dios -¡confiando de veras!-, las cosas resultan fáciles. Y, además, se sobrepasa siempre el límite de lo imaginado.

¿Quieres vivir la audacia santa, para conseguir que Dios actúe a través de ti? -Recurre a María, y Ella te acompañará por el camino de la humildad, de modo que, ante los imposibles para la mente humana, sepas responder con un «fiat!» -¡hágase!, que una la tierra al Cielo.

Más pensamientos de San Josemaría.

El suicidio de un psiquiatra

“En definitiva, aunque el aborto y el suicidio pretendan reivindicarse como una conquista de la libertad, en realidad, no son sino la ‘pinza’ macabra de la desesperanza; un signo de la decadencia moral de occidente…”

Click!

#SomosLlamados!

  1. #SomosLlamados a ser misericordiosos pero nunca cómplices.
  2. #SomosLlamados a ser fieles a la Iglesia pero no a cerrar los ojos ante los errores de los hombres y mujeres de Iglesia.
  3. #SomosLlamados al heroísmo pero no al protagonismo.
  4. #SomosLlamados a ser profundamente humanos pero sin olvidar que por la fe y el bautismo somos partícipes de la naturaleza divina.
  5. #SomosLlamados a mejorar esta tierra pero no a darle un valor absoluto, permanente o divino.
  6. #SomosLlamados a predicar y llamar a la conversión pero no a obsesionarnos con el número de los que están de nuestro lado.
  7. #SomosLlamados a ser constantes pero no simplemente tercos.
  8. #SomosLlamados a vivir en el presente pero sin perder de vista las lecciones del pasado ni las oportunidades del futuro.
  9. #SomosLlamados al conocimiento de nuestra fe pero mucho más a la práctica y vivencia de lo que hemos aprendido y conocido.
  10. #SomosLlamados a tomar distancia de las corrientes y modas del mundo pero sin dejar de discernir qué hay de bueno o malo en cada caso.

[Primero publicado en mi cuenta de Twitter.]