¿Hablar de Dios hoy?

¿Qué sentido tiene hablar de Dios cuando parece que a nadie le importa?

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Esta pregunta que aparece con alguna frecuencia, por ejemplo, en mis clases en la Facultad de Teología, tiene un magnífico análisis y respuesta en este artículo publicado por InfoCatólica. Me permito transcribir sólo una parte:

Es muy importante depurar la idea de Dios. En efecto: ¿Cuándo los ateos niegan la existencia de Dios, a qué idea de Dios se están refiriendo? Esto es muy importante, porque según cual sea la caracterización que hagan de Dios, los teístas también podríamos coincidir en su rechazo y en su negación. Por ejemplo, Nietzsche y Sartre, niegan la existencia de Dios porque dicen que Dios no puede ser causa de sí mismo; pero éste es el Dios de Hegel, no el del cristianismo, ni el del teísmo propuesto por la metafísica del ser. Lo mismo pasa cuando se rechaza la existencia de Dios porque se le identifica con la nada; y, así, podrían multiplicarse los ejemplos; como es el caso del juez sancionador, que es una figura propia del teísmo moral kantiano, que nada tiene que ver con el Dios Amor del que nos habla San Juan; ni del Dios infinitamente bueno (puesto que es el mismo bien subsistente, ya que el bien y el ser se identifican por ser trascendentales del ente) de la teología natural tomista. Como decíamos, es muy importante depurar la imagen de Dios; y, para ello, resulta capital ver cuál es la idea que tienen de Dios los ateos cuando niegan su existencia real.