Perseguida por una nube de paparazzis, desde su título como Señorita Colombia (1993) y más tarde como Virreina Universal (1994), les huye a los espacios atiborrados de gente, prefiere el anonimato de su hogar -está estrenando apartamento en Bogotá-. Aunque habla pasito y se camufla en una pinta discreta, alborota. Nuestra reina de reinas está en su mejor momento, en todos los sentidos.
¿Y el amor? “Estoy muy enamorada, vivo una estabilidad muy rica. Me siento tranquila”. Su novio, Borja Aguirre, exasesor presidencial de Noemí Sanín, le tiene el corazón latiendo a mil. Se siente serena, aunque confiesa: “Quiero ser mamá, muero por un bebé, pero sin afanes, aun no he encontrado con quién… (Risas)”.
Esta es la historia de Carolina Gómez, y la de muchas mujeres hoy: en tensión entre disfrutar una relación estéril de pareja (sin consecuencias) o entregar su ser a la vocación materna (con todas las consecuencias). Al final la disyuntiva la resuelve el tiempo, y se llama esterilidad de una sociedad.