Yo quiero que me entienda una cosa, padre Nelson: yo NO estoy de acuerdo con la clonación de seres humanos pero me muevo en un ambiente médico, o mejor dicho, de enfermeras y enfermeros, y aquí llega también mucho joven universitario a hacer sus rotaciones al final de su carrera. Entonces el tema de la clonación ha surgido. ¿Me puede explicar qué es exactamente lo malo ahí? Gracias! — J.O.
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Es importante que el entusiasmo por la tecnología no nos haga olvidar o disminuir las graves implicaciones éticas que conlleva tocar o pretender alterar el misterio de la vida humana. Recordemos que existe la “hybris” esa especie de arrogancia que lleva a “jugar a ser Dios.”
1. Todo ser humano tiene el derecho de llegar a la vida sabiéndose valioso y digno por sí mismo, es decir, NO para cumplir las expectativas, necesidades o potencia tecnológica de otras personas.
2. El primer mapa emocional de una persona humana son las relaciones de consanguineidad. Estas quedan pervertidas por completo en la clonación. Por ejemplo, “Una mujer puede ser hermana gemela de su madre, carecer de padre biológico y ser hija de su abuelo…” (Documento de la Academia Pontifica por la Vida, 1997).
3. Sólo aquellos seres humanos que han recibido la vida como un DON pueden fundamentar su autoestima en apropiado balance con su responsabilidad social.
4. Los experimentos de modificación o replicación del ADN se inscriben en grandes proyectos eugenésicos de alcances imprevisibles pero en cualquier caso, opresores y excluyentes.
5. Hay una instrumentalziación de la mujer: uso de sus ovocitos o de su vientre, al modo de una incubadora que no debe involucrarse con el nuevo ser humano.
6. La clonación sin nacimiento equivale al modo más brutal de uso de una persona humana: crearla para desmembrarla.
7. Bienvenida la investigación científica y la genética, en particular, pero dentro del marco de servir a la humanidad, no de servirse de ella.