Las leyes que la ciencia descubre sobre el universo o sobre la historia no son una explicación última porque no dan razón de sí mismas. El porqué de las leyes nos remite al Lógos divino, que, estando en nuestra mente nos permite precisamente descubrir tales leyes. Vemos así que el Lógos está como meta-explicación de lo que existe, y también como inteligencia en nuestra alma, y luego como voz en nuestra conciencia; voz que se esclarece en la Ley y la predicación de los Profetas pero que sólo tiene su plenitud en Jesucristo, Palabra Encarnada.