Padre Nelson: la paz de Jesús. Nunca he podido entender porque Jacob se ganó la bendición de su padre Isaac con una mentira. ?Debe haber una explicación pero no la conozco y las veces que he preguntado la respuesta no ha sido clara para mi. Me lo podría aclarar por favor. — H.R.
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1. La Biblia no dice que lo hecho por Rebeca, y por su hijo menor, Jacob, estuviera bien hecho. No todo lo que se cuenta en la Biblia es para ser imitado. En muchos casos los relatos nos muestran cómo la gente comete pecados o cae en graves errores, y luego paga las consecuencias. Exactamente eso es lo que muestra el relato de Jacob. Si leemos los capítulos que siguen vemos que el comportamiento tramposo trajo divisiones, envida, dolor, amargura, odio y separación. Es verdad que al final hubo reconciliación entre los hermanos pero el precio fue alto y las dificultades inmensas. En cierto sentido el relato es una catequesis sobre lo que no debe uno hacer y sobre el precio que se paga por tramposo.
2. Probablemente lo que más nos disgusta es que Dios, que todo lo sabe, no negó la bendición a Jacob el tramposo. Pero si lo pensamos bien, la historia de ese amor extremo y obstinado de Dios se repite en cada una de nuestras historias. En efecto, en ese texto del Génesis vemos que Dios no niega su bendición a un tramposo, o sea, uno que no se la merece. Pero es que, desde la óptica de Dios ¿quién diremos que SÍ se merece ser bendecido? Por algo Jesús dice en el Evangelio que nuestro Padre “hace salir el sol sobre buenos y malos” (Mateo 5,45). Si tanto nos fastidia que Dios otorgue su bendición a uno que no la merece, ¿qué nos hace pensar que nosotros, o cualquier otra persona, sí merece ser bendecido? Parece que el criterio de Dios casi es lo contrario: dar la bendición no al que más la merece sino al que más la necesite, así no la merezca.
3. Un tercer elemento a considerar es cómo el plan de Dios no se detiene porque aparezcan nuestros intereses, conveniencias o incluso mentiras. Según dice el refrán, Dios escribe derecho en renglones torcidos. Y eso también es muy bueno saberlo y muy bueno predicarlo. Pareciera que Dios se acomoda a nuestro modo incoherente y pecaminoso de obrar pero en realidad está usando nuestra propia bajeza para levantarnos. El conjunto de la historia de Israel así lo demuestra.