[Predicación en el EPTC –Encuentro de Preparación para el Tiempo de Cuaresma– edición XVIII de la Diócesis de Penonomé, en Panamá]
El gigante Goliat representa bien la arrogancia con la que el mundo se presenta completamente seguro de su capacidad para imponernos lo que quieran. Un joven fiado de Dios, David, pudo dar la vuelta a la Historia. Si sucedió entonces, ¿por qué no ahora?